Sorprende que católicos practicantes consideren que personas como los periodistas abortistas promotores de la homosexualidad Jorge Lanata, Magadalena Ruiz Guiñazú, Marco Aguinis o la diputada nacional Elisa Carrió puedan de alguna manera representarnos.
De la misma manera que en mi provincia el senador nacional José Cano autodenominado católico, aprobó la eufemísticamente denominada ley de “Muerte Digna”, estos personajes van en contra de los principios no negociables en la “Exhortación apostólica Sacramentum Caritatis” a saber:
- el respeto y la defensa de la vida humana, desde su concepción hasta su fin natural,
-la familia fundada en el matrimonio entre hombre y mujer,
-la libertad de educación de los hijos y
-la promoción del bien común en todas sus formas.
Si bien la responsabilidad de quienes tienen que legislar es mayor que la de otro bautizado dado la trascendencia de sus importantísimas cuando en lo que respecta a la moral y tradiciones de la Patria son esenciales .
Sin obediencia no puede haber fe, y si confiamos en el sistema partidocrático para conseguir un paraíso terrenal y no ponemosacciones, ningún católico puede apoyar políticos que van en contra de estos principios.
El hecho de estar en contra de un partido político con el que no estemos de acuerdo, no implica que tengamos que apoyar y aplaudir sus actos contrarios a nuestra fe y en definitiva a Dios y la vida misma, de parte de estos supuestos opositores.
En las leyes que realmente afectan de forma esencial a nuestra sociedad y a nuestra Nación, estos personajes juegan para el mismo jefe supranacional.
El juego dialectico que tanto engaña al público en general es hacernos creer que en temas que no son los principales, son opositores, pero mediáticamente se muestran como cuestiones nuestra confianza en Nuestro Creador y seguimos sus designios, sin importar el resultado mundano de nuestras acciones, nunca vamos a llegar a lo único que realmente importa en nuestras existencias, y esto es NUESTRA SALVACIÓN.
El padre Alfredo Saenz repite hasta el hartazgo que Dios no nos va a juzgar por las batallas ganadas, sino por las cicatrices que nos quedaron en las mismas, por lo que sigamos adelante, rezando y trabajando para que Cristo Reine. El resultado no nos corresponde, solo la lucha, pero la buena noticia es que Cristo ya venció al mundo.
Trabajando para que Cristo Reine
Augusto TorchSon
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
No hay comentarios.:
Publicar un comentario