"Yo
me voy. Me buscaréis, pero moriréis en vuestro pecado. Adonde yo voy no podéis
ir vosotros".( Juan 8,21)
Gran
miseria es vivir en pecado pero peor es morir en él, por eso debemos
recurrir a la gracia de Dios para evitarlo. Muchos
confían que a último momento harán penitencia y se salvarán, esto es engaño del
demonio. Cuando
más dilatamos la conversión y rechazamos las gracias el Señor se va apartando de
nosotros y nos ponemos en mayor peligro de no convertirnos nunca más. Esto
porque perdemos de vista los bienes del cielo y pensamos hallar la felicidad en
las cosas creadas. Si vivimos ciegos así moriremos. Un solo pecado mortal es
suficiente para caer en el infierno si no es confesado adecuadamente, por eso
el Sr. nos alerta respecto al día de su llegada:
-"... si un dueño de casa supiera a qué hora de la noche lo va a asaltar un
ladrón, seguramente permanecería despierto para impedir el asalto a su
casa."( Mateo 24,43)
- "pues
saben perfectamente que el día del Señor llega como un ladrón en plena
noche."(1°Tesalonicenses 5,2)
-"Pero ustedes, hermanos, no andan en
tinieblas, de modo que ese día no los sorprenderá como hace el ladrón."( 1°
Tesalonicenses 5,4)
-"Recuerda
lo que recibiste y oíste, ponlo en práctica y arrepiéntete. Porque si no te
mantienes despierto vendré como un ladrón, sin que sepas a qué hora te
sorprenderé."(Apocalipsis 3,3)
-"Miren
que vengo como un ladrón. Feliz el que se mantiene despierto y no se quita la
ropa, porque así no tendrá que andar desnudo y no se verán sus
vergüenzas"( Apocalipsis 16,15)
Leer
los evangelios nos ayuda, tanto en las parábolas, oráculos y demás ejemplos en
los que se nos advierte que o no podremos convertirnos o no querremos hacerlo
si dejamos para hacerlo a último momento.
Nuestro Señor Jesucristo nos llama a vigilar
continuamente ya que el enemigo trabaja continuamente para nuestra perdición.
Nuestro
Señor Jesucristo con severidad advierte a los pecadores que tienen que aceptar
las gracias en el tiempo en que se nos ofrecen, porque sino después nos
rechazará aunque insistamos.
Podemos
ver a un pecador con mil proyectos y con mucha salud y sin embargo muere de
repente sin haber hecho lo que Dios nos pidió y nos enseño, y cuál será su
destino? Por ej. En la Parábola del rico tonto de Lucas 12, 16-21. También
nos enseña que quien vive en pecado muy probablemente muera en pecado salvo
milagro de la gracia. Así leemos en Mateo
7,21 “No son los que me dicen: "Señor, Señor", los que entrarán en el
Reino de los Cielos, sino los que cumplen la voluntad de mi Padre que está en
el cielo.22 Muchos me dirán en aquel día: "Señor, Señor, ¿acaso no
profetizamos en tu Nombre? ¿No expulsamos a los demonios e hicimos muchos
milagros en tu Nombre?".23 Entonces yo les manifestaré: "Jamás los
conocí; apártense de mí, ustedes, los que hacen el mal".
Pobre
alma del que vive tranquilo en el pecado. Porque vender el alma y a Dios solo
por un placer instantáneo o por odiar o por un vicio o por acumular bienes que
no podemos llevar con nosotros después de la muerte. Por eso muchos querrán reparar
sus faltas pero no tendrán oportunidad, y así a cuantos pecadores la muerte los
lleva tan rápidamente que no pueden ni siquiera llorar sus pecados.
Cuantos
imitan a Antíoco (2° Macabeos 9) y lloran e imploran misericordia pero no se
atiende a las mismas. El
problema es pensar que hay tiempo para convertirnos.
Un
relato del Cura de Ars cuenta que una vez un extranjero llamado Lorrein quiso confesarse
pero su confesor no pudo hacerlo en ese momento y fue al procurador del rey y
pidió que lo encarcelen hasta que lo vea un sacerdote porque se había entregado
al demonio. Este llamó a un sacerdote para que lo asista, y este después de
hablar con él pensó que estaba loco y no lo confesó. Entonces fue a unas
comunidades aledañas a buscar sacerdotes y dos de ellos estaban ocupados y no
pudieron confesarlo y el último le dio un rosario y le dijo que se encomendase
en la Virgen hasta el día siguiente en que él iba a poder confesarlo. Este
hombre estaba desesperado y llorando en la calle lo encontró un carnicero que
se conmovió y le ofreció ayuda y lo llevó a su casa, este hombre le comentó que
había hecho un pacto con el diablo y esta noche terminaba el plazo. Esa noche
al sentir horribles gritos el carnicero se acercó y observó como el demonio
arrastraba al hombre y lo colgaba de un árbol. De ahí que no hay que esperar a
quedar enfermo para confesarse, y hacer promesas de portarse bien recién cuando
uno tiene miedo. ¿Si
nuestro Señor nos devolviera la salud, nos portaríamos mejor? ¿Nos confesaríamos
y comulgaríamos frecuentemente?. Usualmente esto no pasa, sino más bien cuando
conseguimos lo que pedimos volvemos al a vida que teníamos antes. Esto es
burlarse de Dios.
También cuenta el Santo Cura de Ars que había
un caballero muy bueno y su criado siempre lo injuriaba y le robaba y sedujo a
una de sus hijas. Y al ser descubierto se escapó para no ser castigado. Un
sacerdote muy piadoso le pidió al caballero que perdonase al criado y este
aceptó bajo condición que este vaya a su casa a disculparse de rodillas con la
cabeza descubierta, de lo contrario sería aceptar por buena la injusticia. Al
ir el sacerdote al criado este dijo que le parecían muchos honores y que él iba
a disculparse cuando él quiera y de la forma en que el piense. De esa manera
nos portamos con Dios cuando pensamos q aun tenemos tiempo para convertirnos.
Cuanto más diferimos la conversión más difícil es que esto pase. Cuanto más
permanecemos en pecado mas se aleja Dios de nosotros. Si queremos retornar al
Señor no sabemos si aún quedan gracias o ya despreciamos al límite las que se nos concedieron. Entonces ¿no
tendremos más que entregarnos a la desesperación? Si bien muchos se
convirtieron en la hora de su muerte como el buen ladrón hay que notar que este
nunca había conocido a Dios y al hacerlo se entrego entera y confiadamente a
él, sin embargo es el único caso que nos presenta la escritura de esa situación
y sirve para no desesperar llegada esa situación.
Muchos
se pueden haber arrepentido pero convertirse es otra cosa. Llamar a un
sacerdote por temer el mal que viene no implica convertirse, JUDAS se
arrepintió y devolvió el dinero y sin embargo se colgó y se considera
tradicionalmente que está en el infierno.
El
perdón solo podemos lograrlo de Dios. Por eso no podemos pretender multiplicar
estos pecados y tener esperanza de salvarnos o tener mayores fuerzas para
terminar con el pecado. Hay que recurrir siempre a la CONFESIÓN.
En
el momento del final de nuestras vidas queremos bien morir pero aunque tengamos
esperanzas de que podemos salvarnos, hay que tener en cuenta que se necesita
reparar todos los pecados que cometimos en nuestras vidas y no sabemos si va a
ser eso posible.
Queremos dejar el pecado antes de morir pero
convertirnos en esos momentos es bastante difícil ya que Dios no escuchara mentiras
de quien muchísimas veces tuvo oportunidad de arrepentirse y reparar el daño
causado y no lo hizo. Por eso no podemos vivir en pecado despreciando el tiempo
si vivimos sirviendo a los demonios.
Se
le podría preguntar si el moribundo quiere confesarse y diría que sí, pero
después de vivir en pecado al momento de la muerte tal vez no le alcanza el
tiempo para reparar el daño causado. Padre Pio consultado por una persona sobre
el destino del alma de su abuelo dijo
que si bien se confesó antes de morir, se condenó por haber dejado para último
momento la confesión y había cosas de las que no se había arrepentido
adecuadamente. No podemos dilatar la
confesión. No podemos pretender llevar toda nuestra maldad al cielo. Si
aceptamos las propuestas del demonio en la hora de nuestra muerte vamos a
preferir ir al infierno que ir al cielo con toda la suciedad de nuestra alma, como enseña Santa Catalina de Génova en su "Tratado sobre el Purgatorio"
Dios
nos va a mostrar en nuestro juicio particular todos lo medios que el nos
ofreció para salvarnos y como los rechazamos.
Un
sacerdote puede ofrecernos confiar en Dios en el momento previo a nuestra
muerte pero esto puede hacer que aumente
nuestra desesperación.
Un Dios que muere desnudo y lleno de llagas en medio de
las más terribles penas y ultrajes no puede ofrecer tan grande sacrificio por
un vengativo, lujurioso o avaro que no se arrepiente con todo dolor de sus
miserias.
San Juan Crisóstomo, continuamente enseñaba que
Nuestro Señor Jesucristo predicaba con más frecuencia sobre el Infierno que
sobre el Cielo.
Es una gran obra de misericordia llamarle la atención al pecador, como cuando uno le pega en la mano a su hijo pequeño para que no meta los dedos en el enchufe, se electrocute y muera. No hacerlo pensando en que pueden ofenderse o molestarse es no amarlos y contradecir a Nuestro Señor Jesucristo que dijo que no temamos a quién mata el cuerpo sino el alma. (Respetos humanos)
Es una gran obra de misericordia llamarle la atención al pecador, como cuando uno le pega en la mano a su hijo pequeño para que no meta los dedos en el enchufe, se electrocute y muera. No hacerlo pensando en que pueden ofenderse o molestarse es no amarlos y contradecir a Nuestro Señor Jesucristo que dijo que no temamos a quién mata el cuerpo sino el alma. (Respetos humanos)
"La
ciencia más acabada
es
que el hombre en gracia acabe,
pues
al fin de la jornada
aquél
que se salva, sabe;
y
el que no, no sabe nada"
Dios
nos colma de gracias para acercarnos a Él, y compartir su dicha eternamente. No
despreciemos a quién dió la muestra más grande de amor que podamos alguna vez
recibir.
Augusto
TorchSon
Nacionalismo Católico
San Juan Bautista
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