El
apego a la realidad material, que es en realidad menos real que la inmaterial o
sobrenatural, va a ser una condición necesaria para empañar el entendimiento de
las Sagradas Escrituras a la luz de los acontecimientos actuales.
En el ambiente católico modernista, o se
considera que la actualidad no es tan mala, o que las cosas que están mal en
estos tiempos van a requerir muchos años de trabajo para reencauzarlas o la
acción de Dios torciendo nuestras voluntades para restablecer este orden
natural que hoy parece mortalmente herido.
El
libre albedrío que en estos tiempos opaca la conciencia, parece para estas
personas algo que de la misma manera en que se fue corrompiendo con el tiempo,
va a ir retomando su sentido común naturalmente en una peligrosa concepción
cíclica de la historia, en vez de la concepción lineal que corresponde.
Al leer: “No os dejéis seducir (como si el
día del Señor estuviere ya muy cercano), porque no vendrá sin que primero haya
acontecido la apostasía” (2TS 2.3), tendremos que intentar comprobar de que
manera podemos considerar a estos tiempos como cercanos o actuales a esa
apostasía.
El concepto de autoridad hoy en día, está
sujeto por democráticas razones al parecer y opinar de cada quien, por eso se
puede observar la desobediencia en todos los órdenes de la sociedad
considerando que no debemos observar mandatos y reglas que nos parezcan
injustas. El tema es que esa justicia está siempre dada con una caprichosa
subjetividad. Entonces en cuestiones laborales el jefe debe democratizar sus
mandatos y si no hay consenso, sobreviene la rebeldía de sus empleados. De la
misma forma en las familias los padres tienen que considerar las opiniones de
sus hijos al ponerles límites y no la conveniencia de los mismos. De nuevo el
espíritu democrático se hace presente en todas las relaciones humanas. Estos que son los límites necesarios para el bien
común hoy se consideran limitación a la libertad. El libre albedrío al servicio
de nuestros caprichos y perdición.
No podemos pretender una Iglesia con
religiosos santos cuando la sociedad está totalmente corrompida, por lo que es
lógico que en esta institución de origen divino pero formada por personas, se
puedan observar las mismas conductas en sacerdotes y monjas que en los rebeldes
laicos, ya que estos salen de esa sociedad.
Así la verdad es un mensaje que debe
ablandarse para que todos se salven. Hay que agrandar la puerta para que
pasemos todos en contra de la advertencia que está en Mateo 7.13. Por eso se ve
como muchos sacerdotes quieren agradar o más bien no molestar para
que la gente no se aleje. Y en esa herética postura de modificar el mensaje
para adecuarlo a los tiempos, contravienen las palabras de Nuestro Señor cuando
señala en Marcos 13.31 que “El cielo y la tierra pasarán pero mis palabras no
pasarán”. Pero la imperiosa necesidad de agradar es más fuerte que la Fe y esto
se debe más que nada a la falta de oración en los religiosos que prefieren el
activismo social a favor de los pobres en vez de postrarse en adoración ante el
Santísimo Sacramento del Altar. Y en la mayoría de los casos también buscando
hacer socialismo desde una aggiornadisima y confortable posición. Lo que pasa
cuando se es izquierdista pero subvencionado por derechistas como es el caso de
Leonardo Boff o Hans Kung que hablan de
pobres y en contra del imperialismo pero trabajan para la ONU. Esto es como decía una historieta de Mafalda
de Quino cuando Susanita soñaba que al ser una señora que se juntaría con damas
de la alta sociedad en grandes banquetes para recaudar fondos para comprar
polenta, fideos y esas porquerías que según ella comen los pobres.
Bromas
aparte no deja de alcanzar la confortable modernidad a las personas consagradas
que cada vez son menos conscientes de su condición.
Estos hijos predilectos de la Santísima
Virgen María necesitan volverse con confianza hacia ella para que interceda por
su santidad y fidelidad a la Iglesia. Pero en la corriente actual de sentimentalismo
religioso que impera en la Iglesia se deja bastante de lado a nuestra excelsa y
purísima Madre Celestial y esto a consecuencia del luteranismo con el que se
infectó el catolicismo. Estamos impregnados de la protestante postura sobre
Nuestro Creador donde no importa Dios en cuanto a sí sino Dios en cuanto a mí.
Relativismo que lleva a considerar que la relación personal con Dios implica la
consideración de Dios que más se acomode a mis necesidades y caprichos. Y en el
caso de los clérigos, esta democracia religiosa se manifiesta en tratar mostrar
un Dios que no deje a nadie afuera, aunque quienes estén en esa situación sea
por propia elección.
Recordemos una visión del Padre Pio que él
mismo relata así: «El Viernes Santo estaba aún en la cama cuando Jesús se me apareció,
en un estado lastimoso y desfigurado. Me mostró un gran número de
sacerdotes infieles, algunos celebrando,
otros preparándose. Le pregunté por qué sufría tanto. Apartándose de aquella
multitud de sacerdotes con una expresión de disgusto en su rostro, exclamó:
"¡Carniceros!" y mirándome, dijo: "Hijo mío, no creas que mi
agonía duró solamente tres horas, no; estaré en
agonía hasta el fin del mundo. Durante el tiempo de mi agonía, hijo mío,
no hay que dormirse. Mi alma está buscando unas gotas de piedad humana"...
».
En
similar sentido cabe señalar algunas profecías de la Santísima Virgen en
La Salette a la vidente Melanie en 1846:
“Los
Sacerdotes, Ministros de mi Hijo..., por su mala vida, por sus irreverencias e
impiedad al celebrar los santos misterios, por su amor al dinero, a los honores
y a los placeres, se han convertido en cloacas de impureza… ¡Ay de los
sacerdotes y personas consagradas a Dios que por sus infidelidades y mala vida
crucifican de nuevo a Mi Hijo! Los pecados de las personas consagradas a Dios
claman al Cielo y piden venganza, y he aquí que la venganza está a las puertas,
pues ya no se encuentra nadie que implore misericordia y perdón para el
Pueblo.”
“Los
jefes, los conductores del Pueblo de Dios, han descuidado la oración y la
penitencia, y el demonio ha oscurecido sus inteligencias, se han convertido en
estrellas errantes que el viejo diablo arrastrará con su cola para hacerlos
perecer”
“...el
número de Sacerdotes y religiosos que se separarán de la verdadera religión
será grande. Entre estas personas se encontrarán incluso Obispos”
“Muchas
casas religiosas perderán completamente la fe y perderán a muchísimas almas.
Los malos libros abundarán en la Tierra y los espíritus de las tinieblas
extenderán por todas partes un relajamiento universal en todo lo relativo al
servicio de Dios”
“Los
gobernantes civiles tendrán todos un mismo plan, que será abolir y hacer
desaparecer todo principio religioso para dar lugar al materialismo, al
ateísmo…”
“Muchos conventos no son ya casa de Dios, sino pastizales de Asmodeo. Durante este tiempo nacerá el anticristo...”
En ese sentido cuando en la audiencia privada
del 20 de Enero de 1982 le presentaron a Juan Pablo II una documentación sobre
el mensaje de La Salette, Su Santidad comentó: "Estamos en el corazón de
las profecías" (L´Impartial, N. 2, 1982).
A pesar de la exactitud del cumplimiento de
las aprobadas profecías marianas en lugares como el ya mencionado La Salette, en Fátima
en 1917 o en Akita Japón en 1973; la tendencia actual es a descreer en general
de toda manifestación sobrenatural. Esto por obra del naturalismo racionalista
impuesto por la masonería, tan infiltrada en la Iglesia en estos tiempos.
Sin embargo hoy más que nunca tenemos que
recurrir a la visión sobrenatural de la vida, para poder darle real entidad a
la maldad en la que estamos sumergidos y así resistirnos y también poder ver de
manera esperanzadora estos tiempos que no son sino el preludio del cumplimiento
de la Profecía más importante y
maravillosa de la Historia de la Salvación que es la de la Gloriosa Segunda
Venida de Nuestro Salvador, momento para el cual debemos estar debidamente
preparados.
Augusto
TorchSon
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
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