lunes, 29 de abril de 2013

La voluntad fijada en el momento de nuestra muerte – P.L. Castellani


  Nuestras obras buenas o malas van con nosotros, pues ningún acto nuestro pasa, antes permanece en nuestra alma indeleblemente modelándola; y ese moldeo del alma cesa al separarse ella del cuerpo, fijándose en una decisión irrevocable de la voluntad; pues solo su unión con la materia la hace mudable y versátil en esta vida. De suyo un solo acto de elección acerca del Último Fin fijaría la voluntad para siempre (como pasa en un Ángel) si durante la vida no viésemos nuestro último fin sino como entre brumas. Un Profundo análisis psicológico de Santo Tomás, bien conocido confirma con la razón esta verdad revelada. Hacia adonde cae el árbol, allí para siempre queda.

  Los que dicen fútilmente: “un solo acto momentáneo no puede merecer un castigo eterno” pasan por alto que lo momentáneo nuestro está conectado con lo eterno: “el Instante” del hombre se hace una sustancia que no es perecedera.

El Apokalypsis de San Juan (Ed.Paulinas 1963 – Pags. 228-229)


Nacionalismo Católico San Juan Bautista

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