San Juan Bautista

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sábado, 27 de abril de 2013

¿Que entendemos por Apostasía? - Por Augusto TorchSon

  
  El P.Horacio Bojorge observa que la apostasía en la Biblia empieza con la característica de permanecer anónima, en segundo lugar que dicho anonimato con mecanismo de imposturas se hace pasar por fe o piedad y en tercer lugar que  sólo Dios puede provocar su manifestación o descubrir sus ficciones.

  Así San Pablo advierte sobre quienes "tienen las apariencias de la piedad, pero niegan su eficacia" (2 Timoteo 3,5), y sobre los falsos maestros, apóstoles o doctores que "con suaves palabras y lison­jas seducen los corazones de los sencillos" (Romanos 16,18) "Y nada tiene de extraño (que ellos actúen como impostores) ya que el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. Por tanto, no es (cosa) grande que también los ministros de él se disfracen de ministros de justicia" (2 Corintios 11,14‑15). Por su parte San Juan habla en su Primera Carta, “de los que no eran de los nuestros, pero estaban entre nosotros" y que, finalmente, “salieron de entre nosotros para que se manifestara que no todos son de los nuestros" (11 Juan 2,19) .

  Y la capacidad de engaño de estas personas podría llegar a los elegidos si Dios no lo impidiese.

  Considerando el concepto jurídico el Código de Derecho Canónico define la apostasía: "apostasía es el rechazo total de la fe cristiana" (Canon 751), y el P. Bojorje enseña que este concepto es más restringido que el bíblico y no da razón de toda su verdad teológica. Así en el sentido bíblico señala que por desviaciones imperceptibles y ocultas es posible "oponerse a Cristo en nombre de Cristo" como advertía el entonces Cardenal Wojtyla (Juan Pablo II).

  Visto desde este punto de vista, en la actualidad se nos muestra como innegable la apostasía, que siguiendo la línea de pensamiento del P. Bojorge, el P. Emilio Parrado la define como “el conocimiento paralelo”, no que niega absolutamente las verdades de fe, pero sí que pretende alejarse solo en lo que no le conviene. Y en este mundo moderno donde lo conveniente reemplaza lo debido, podemos afirmar que están dadas las condiciones para considerar el signo bíblico de la “Gran Apostasía” como actual.

  La observación de San Pablo donde advierte que la verdadera doctrina será rechazada, despreciada y los que la sigan perseguidos, se hace patente en la actualidad aunque todavía no hay una persecución abierta mundial que va a acaecer cuando se manifieste públicamente el anticristo. Pero la tergiversación de la verdadera doctrina es innegable y el ridículo optimismo de pensar que Dios contrariando su expresa voluntad de respetar nuestra libertad, puede coaccionarnos  doblegando nuestras voluntad para que actuemos rectamente, es la más ilusa de las pretensiones de los católicos temerosos, que eludiendo el trabajo por la Verdad de Cristo quieren eludir el martirio que esta empresa va a significar en los últimos tiempos.

Augusto TorchSon


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