Conozco varias listas de los Presidentes de los Estados Unidos que han
pertenecido a la Masonería. Las más completa y fiable, tomada de datos
ofrecidos por la propia Masonería es de Robert Howard, publicada en Internet
pese que sus datos sobre otras instituciones , como los jesuitas, son
aberrantes y otras referencias históricas se comunican sin prueba ni fuente
fiable alguna. Pero en cuanto a la condición masónica de los Presidentes no he
advertido desliz alguno que pueda desmentirse con otras fuentes mejores, salvo
lo que acabo de sugerir sobre la diferencia entre iniciación y aproximación
masónica.
El distinguido masón George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, realizó numerosos nombramientos entre miembros de la Masonería. El segundo Presidente, John Adams, no es seguro que fuera masón. El tercer Presidente, Thomas Jefferson, fue probablemente masón, como sus dos vicepresidentes, Aaron Burr y George Clinton. No consta que fuera masón el cuarto Pre-sidente, James Madison. Sí lo fue el quinto Presidente, James Monroe, autor de la famosa doctrina «América para los americanos». El sexto Presidente, John Quincy Adams, no fue masón sino muy hostil a la Masonería, como veremos al estudiar el crimen del capitán Morgan. Andrew Jackson, séptimo Presidente, fue masón, como el segundo de sus vicepresidentes, Martin Van Buren, que fue después el octavo Presidente. No fueron masones los Presidentes noveno, William Harrison (que sólo vivió un mes tras su inauguración) y décimo, John Tyler. Sí fue masón el 11° Presidente, James K. Polk. También lo fue Zacchary Taylor, el duodécimo Presidente. El 13° Presidente, Millard Filmore, no fue masón; sí el 14°, Franklin Pierce. También James Buchanan, el número 15 de los Presidentes. Quizás el más célebre de todos los Presidentes después de Washington, Abraham Lincoln, el 16° no fue masón pero perteneció, según rumores, a la Sociedad Rosicruciana. El segundo vicepresidente de Lincoln, Andrew Johnson, fue masón, como el secretario de Guerra Edwin Stanton. La esposa de Lincoln, Mary Todd, era afecta al ocultismo. Le sucedió Andrew John-son, 17°- Presidente que como acabamos de decir era masón; el asesino de Lincoln, John Wilker Booth también lo era. En la Guerra de Secesión tomaron parte activa numerosos masones por el Norte y por el Sur; el más famoso fue el general del Sur Albert Pike, tan citado en este libro. El 18°- Presidente, ge-neral Ulises S. Grant, no fue masón, como tampoco el 19°- Presidente, Ruther-ford B. Hayes. Sí fue masón el 20°- Presidente James A. Garfield, asesinado a los pocos meses, a quien sucedió el 21°- Presidente, Chester A. Arthur, no masón. Grover Cleveland, 22°- Presidente, no fue masón. Perdió la reelección ante el 23° Presidente, Benjamín Harrison, que no fue tampoco masón. Pero Cleveland volvió a la Presidencia en 1893 como 24° titular y con Adlai E, Stevenson, masón, como vicepresidente. Le sucedió William McKinley, 25°- Pre-sidente, en 1897; masón confirmado e inicialmente opuesto a la guerra impe-rialista contra España por las islas del Caribe y del Pacífico, se dejó arrastrar a ella. Fue asesinado en 1901 y le sucedió como 26°- Presidente su segundo vicepresidente, Theodore Roosevelt, masón confirmado que se había forjado una, falsa leyenda de heroísmo contra España en la guerra de Cuba. El 27° Presidente, William Howard Taft, fue masón y miembro de la Orden Skull and Bones, de la que después hablaremos. No consta, aunque es probable, la filiación masónica del 28° Presidente, Woodrow Wilson, que ha pasado a la Histo-ria por haber implicado a los Estados Unidos en la primera guerra mundial de 1914-1918 y por haber sido el gran promotor de la Sociedad de Naciones. Su asesor omnipotente, el coronel Edward Mandell House, fue el artífice del Council of Foreign Relations, la poderosa organización paramasónica que es una de las claves del Gobierno Mundial en el siglo XX hasta hoy. El 29° Pre-sidente fue Warren G. Harding, masón reconocido que murió a los dos años, en 1923, sin que se hayan aclarado los motivos de su muerte. El 30° Presidente fue Calvin Coolidge, no masón, como tampoco el 31° Herbert Hoover, quien perdió las elecciones presidenciales de 1932, en plena crisis económica mun-dial, ante el 32° Presidente, Franklin Delano Roosevelt, miembro reconocido de la Masonería. Era también miembro de la organización mundialista CFR. Su larguísima presidencia (1933-1945) le hizo incurrir en funestos errores desde fines de la segunda guerra mundial, cuando cedió abyectamente al zar rojo Stalin el control de media Europa y permitió por negligencia una formidable infiltración comunista en el tejido gubernamental de los Estados Unidos. Estos disparates motivaron que se suscitase una enmienda constitucional por la que se prohibió que un presidente prolongase su gobierno a un tercer período como había sido el caso de Roosevelt. Su vinculación a los medios mundialistas está más que demostrada.
El 33° Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, fue masón reconocido, además miembro del CFR. Fue iniciado en el Grado 33 del Rito Escocés. El general Dwight D. Eisenhower, 34° Presidente, no era masón pero sí miembro del CFR. El primer presidente católico, número 35 de la relación, John F. Kennedy, no era masón pero también miembro del CFR. Su asesinato en 1963 sigue sin aclarar a estas alturas, pese a las innumerables interpretaciones. Su vicepresidente y sucesor, Lyndon B. Johnson, 36° Presidente, era masón del grado 33, miembro del CFR. Richard M. Nixon, 37° Presidente, no fue masón pero sí miembro del CFR. Su segundo vicepresidente y sucesor, Gerald R. Ford, fue masón y 38° Presidente además de miembro del CFR. James E. Carter, 39° Presidente, no fue masón pero sí miembro del CFR. La Masonería volvió (en forma virtual) a la Presidencia con el republicano Ronald Reagan, 40° Presidente cuyo vicepresidente George Bush era masón y sucedió a Reagan en 1989 como 41º Presidente. Era miembro de la organización Skull and Bones, del CFR y de la Comisión Trilateral. William J. Clinton, 424 Presidente, es masón reconocido, miembro del CFR, de la Comisión Trilateral y del Club de Bilderberg, las tres organizaciones mundialistas. Su vicepresidente Al Gore es masón confirmado. Clinton ha estado afiliado a la organización masónica juvenil Demolay y se considera miembro de la moderna Orden del Temple masónica.
En la memoria de todos los lectores está la extraña elección que hizo de George Bush Jr. el 43 Presidente de los Estados Unidos. Fue miembro del CFR pero la investigación que me sirve de guía no confirma, por el momento, su condición masónica.
Insisto en que mi seguimiento de esa investigación en Internet descarta muchas de sus exageraciones e incluso aberraciones, por ejemplo las que se refieren a los jesuitas y a las conexiones presuntamente satanistas de varios personajes. Pero en cuanto a filiación masónica no he encontrado en la relación de presidentes uno solo fallo que otras fuentes serias desmientan. Está, por tanto, completamente claro que la Masonería ha mantenido una presencia permanente en la Presidencia de los Estados Unidos, con todo lo que eso supone en cuanto a penetración en el tejido institucional, político y social de la gran nación norteamericana. Este hecho se ha aducido frecuentemente como prueba de que la Masonería de los Estados Unidos es algo «bueno» que nada tiene que ver con la Masonería europea continental. Pero esa opinión es una falacia, como ya hemos comprobado y vamos a seguir comprobando.
El distinguido masón George Washington, primer presidente de los Estados Unidos, realizó numerosos nombramientos entre miembros de la Masonería. El segundo Presidente, John Adams, no es seguro que fuera masón. El tercer Presidente, Thomas Jefferson, fue probablemente masón, como sus dos vicepresidentes, Aaron Burr y George Clinton. No consta que fuera masón el cuarto Pre-sidente, James Madison. Sí lo fue el quinto Presidente, James Monroe, autor de la famosa doctrina «América para los americanos». El sexto Presidente, John Quincy Adams, no fue masón sino muy hostil a la Masonería, como veremos al estudiar el crimen del capitán Morgan. Andrew Jackson, séptimo Presidente, fue masón, como el segundo de sus vicepresidentes, Martin Van Buren, que fue después el octavo Presidente. No fueron masones los Presidentes noveno, William Harrison (que sólo vivió un mes tras su inauguración) y décimo, John Tyler. Sí fue masón el 11° Presidente, James K. Polk. También lo fue Zacchary Taylor, el duodécimo Presidente. El 13° Presidente, Millard Filmore, no fue masón; sí el 14°, Franklin Pierce. También James Buchanan, el número 15 de los Presidentes. Quizás el más célebre de todos los Presidentes después de Washington, Abraham Lincoln, el 16° no fue masón pero perteneció, según rumores, a la Sociedad Rosicruciana. El segundo vicepresidente de Lincoln, Andrew Johnson, fue masón, como el secretario de Guerra Edwin Stanton. La esposa de Lincoln, Mary Todd, era afecta al ocultismo. Le sucedió Andrew John-son, 17°- Presidente que como acabamos de decir era masón; el asesino de Lincoln, John Wilker Booth también lo era. En la Guerra de Secesión tomaron parte activa numerosos masones por el Norte y por el Sur; el más famoso fue el general del Sur Albert Pike, tan citado en este libro. El 18°- Presidente, ge-neral Ulises S. Grant, no fue masón, como tampoco el 19°- Presidente, Ruther-ford B. Hayes. Sí fue masón el 20°- Presidente James A. Garfield, asesinado a los pocos meses, a quien sucedió el 21°- Presidente, Chester A. Arthur, no masón. Grover Cleveland, 22°- Presidente, no fue masón. Perdió la reelección ante el 23° Presidente, Benjamín Harrison, que no fue tampoco masón. Pero Cleveland volvió a la Presidencia en 1893 como 24° titular y con Adlai E, Stevenson, masón, como vicepresidente. Le sucedió William McKinley, 25°- Pre-sidente, en 1897; masón confirmado e inicialmente opuesto a la guerra impe-rialista contra España por las islas del Caribe y del Pacífico, se dejó arrastrar a ella. Fue asesinado en 1901 y le sucedió como 26°- Presidente su segundo vicepresidente, Theodore Roosevelt, masón confirmado que se había forjado una, falsa leyenda de heroísmo contra España en la guerra de Cuba. El 27° Presidente, William Howard Taft, fue masón y miembro de la Orden Skull and Bones, de la que después hablaremos. No consta, aunque es probable, la filiación masónica del 28° Presidente, Woodrow Wilson, que ha pasado a la Histo-ria por haber implicado a los Estados Unidos en la primera guerra mundial de 1914-1918 y por haber sido el gran promotor de la Sociedad de Naciones. Su asesor omnipotente, el coronel Edward Mandell House, fue el artífice del Council of Foreign Relations, la poderosa organización paramasónica que es una de las claves del Gobierno Mundial en el siglo XX hasta hoy. El 29° Pre-sidente fue Warren G. Harding, masón reconocido que murió a los dos años, en 1923, sin que se hayan aclarado los motivos de su muerte. El 30° Presidente fue Calvin Coolidge, no masón, como tampoco el 31° Herbert Hoover, quien perdió las elecciones presidenciales de 1932, en plena crisis económica mun-dial, ante el 32° Presidente, Franklin Delano Roosevelt, miembro reconocido de la Masonería. Era también miembro de la organización mundialista CFR. Su larguísima presidencia (1933-1945) le hizo incurrir en funestos errores desde fines de la segunda guerra mundial, cuando cedió abyectamente al zar rojo Stalin el control de media Europa y permitió por negligencia una formidable infiltración comunista en el tejido gubernamental de los Estados Unidos. Estos disparates motivaron que se suscitase una enmienda constitucional por la que se prohibió que un presidente prolongase su gobierno a un tercer período como había sido el caso de Roosevelt. Su vinculación a los medios mundialistas está más que demostrada.
El 33° Presidente de los Estados Unidos, Harry S. Truman, fue masón reconocido, además miembro del CFR. Fue iniciado en el Grado 33 del Rito Escocés. El general Dwight D. Eisenhower, 34° Presidente, no era masón pero sí miembro del CFR. El primer presidente católico, número 35 de la relación, John F. Kennedy, no era masón pero también miembro del CFR. Su asesinato en 1963 sigue sin aclarar a estas alturas, pese a las innumerables interpretaciones. Su vicepresidente y sucesor, Lyndon B. Johnson, 36° Presidente, era masón del grado 33, miembro del CFR. Richard M. Nixon, 37° Presidente, no fue masón pero sí miembro del CFR. Su segundo vicepresidente y sucesor, Gerald R. Ford, fue masón y 38° Presidente además de miembro del CFR. James E. Carter, 39° Presidente, no fue masón pero sí miembro del CFR. La Masonería volvió (en forma virtual) a la Presidencia con el republicano Ronald Reagan, 40° Presidente cuyo vicepresidente George Bush era masón y sucedió a Reagan en 1989 como 41º Presidente. Era miembro de la organización Skull and Bones, del CFR y de la Comisión Trilateral. William J. Clinton, 424 Presidente, es masón reconocido, miembro del CFR, de la Comisión Trilateral y del Club de Bilderberg, las tres organizaciones mundialistas. Su vicepresidente Al Gore es masón confirmado. Clinton ha estado afiliado a la organización masónica juvenil Demolay y se considera miembro de la moderna Orden del Temple masónica.
En la memoria de todos los lectores está la extraña elección que hizo de George Bush Jr. el 43 Presidente de los Estados Unidos. Fue miembro del CFR pero la investigación que me sirve de guía no confirma, por el momento, su condición masónica.
Insisto en que mi seguimiento de esa investigación en Internet descarta muchas de sus exageraciones e incluso aberraciones, por ejemplo las que se refieren a los jesuitas y a las conexiones presuntamente satanistas de varios personajes. Pero en cuanto a filiación masónica no he encontrado en la relación de presidentes uno solo fallo que otras fuentes serias desmientan. Está, por tanto, completamente claro que la Masonería ha mantenido una presencia permanente en la Presidencia de los Estados Unidos, con todo lo que eso supone en cuanto a penetración en el tejido institucional, político y social de la gran nación norteamericana. Este hecho se ha aducido frecuentemente como prueba de que la Masonería de los Estados Unidos es algo «bueno» que nada tiene que ver con la Masonería europea continental. Pero esa opinión es una falacia, como ya hemos comprobado y vamos a seguir comprobando.
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
Desde hace tiempo, investigo por mi cuenta en la bibliografía disponible en internet y diversas páginas, sobre la masonería, el sionismo, etc.
ResponderBorrarEs increíble como abrí los ojos ante muchos temas, como la dominación de las naciones mediante el sistema financiero, el manejo de las ideologías, etc.
Sin embargo, he descubierto también que muchos de los que se explayan en éstos temas y hacen "denuncias", son iguales o peores que los "denunciados" por ellos. Que unos tercos, brutos y toscos ultra religiosos violentos intolerantes se crean los dueños y seguidores de la única verdad, es algo totalmente cómico. Para colmo, creen que con su violencia asquerosa y exacerbada están siguiendo el camino del bien que les ha propuesto dios...
Tengo creencias e ideales personales con ciertas influencias de algunas religiones, ideologías y corrientes filosóficas, pero ante todo lo único que reina en mi persona es la duda y desconfianza a cada una de las religiones, ideologías y corrientes filosóficas, como también a quienes "denuncian" a ciertos grupos o dicen ser los poseedores de la verdad iluminada. Por más que muchas de sus "denuncias" sean ciertas, al indagar más, como ya dije, descubro que los denunciantes son iguales o peores. Y lamentablemente la gente realmente poderosa a nivel mundial pertenece siempre a algunos de éstos siniestros grupos.
Al final termino "extrañando" al humano en su organización social más pura, sin por eso dejar de ser brutal y violenta: la tribal, que todavía algunos pocos miles de humanos en el mundo la llevan a cabo, con sus aciertos y errores.