Hoy me siento a escribir tu linda
historia.
Quizás sea muy dolorosa pero gracias al
dulce Señor Jesús, puedo decir que fuiste una hermosa bendición. Nos enteramos
que venias a nuestro encuentro un 19 de Enero.
Desde ya sentíamos que ibas a ser un
hijo muy especial.
Ese verano fue muy agotador ya que el
calor hizo que mis molestias por el embarazo se intensificaran aun más. Veía
con dolor a mis hijos ya que no podía jugar mucho con ellos.
Tus hermanitos estaban felices de tu
llegada, Valeria de 6 años, Mabel de 5 y Juan Diego de 3 años.
Hacia el cuarto mes un 22 de mayo de
2003 decidimos hacernos una ecografía para saber tu sexo. Sentíamos tantas
ganas de saber si eras mujercita u hombrecito. En ese instante el ecógrafo
miraba con extrañeza la pantalla y yo sentía por dentro que algo andaba mal.
Buscaba en la imagen alguna falla y solo sentía que tu cabecita era más chica
de lo normal.
Gerardo y yo empezamos a ponernos
nerviosos, fue así que vinieron dos ecógrafos más y mandaron a llamar a nuestro
doctor a ver las imágenes en el monitor.
Luego de una intensa espera, nuestro
doctor nos dijo que nuestro bebé tenía anencefalia y que después del parto iba
a morir.
Nuestros rostros se llenaron de asombro
tanto Gerardo y yo no pudimos contener nuestro llanto, pero Dios dulcemente nos
consoló cuando en el fondo nos pedía una hermosa misión. El bebe vivirá siempre
y cuando lo dejemos vivir. Solo yo seria portadora de su vida. Desde ese
momento sentíamos una gran responsabilidad.
Fue muy duro contarle a la familia lo
que estábamos viviendo pero aun más cuando escuchábamos que algunas personas no
comprendían nuestro deseo de seguir con el embarazo. Es así que nuevamente el
Señor me llevó gracias al Internet al encuentro de varias familias que habían
vivido lo mismo que nosotros. Encontré en el testimonio de Monika Jaquier y su
bebé Anouk una gran esperanza. Empecé a sentirme tranquila y sentir la misma
ilusión que mis otros tres embarazos. Era portadora de una vida y debía estar
agradecida por ello. Empecé a dejar de tener miedo al que seria mi gran
preocupación. ¿Cómo será mi bebe?, ¿Lo podré ver tal como realmente es?.
¿Podrán mis hijos conocerlo? ¿Podré ser capaz de amarlo tan intensamente como a
mis otros hijos?
Es así que empecé a comprender el valor
de la vida, el valor de nosotros mismos, valor que sobretodo encontramos en el
interior de las personas. Lo único que sabíamos era que estabas con vida, ya
que también había la posibilidad de perderte en cualquier momento.
Gracias a Monika encontré en un grupo de
apoyo junto a otras mamis con las cuales a diario intercambiaba consejos y
mucho apoyo, a ellas les debo tanto.
El quinto y el sexto mes fueron llenos
de amor y a la vez de preocupación ya que no te movías mucho y eso me
inquietaba y asustaba.
El séptimo mes fue hermoso ya que
creciste y me sentía una mamá llena de dicha y dolor a la vez. Ya para finales
del séptimo mes y principios del octavo, vino a nuestro encuentro el Padre
Jurgen, quien entregó todo de si para poder sentir en él un gran apoyo.
Recuerdo cuando me decía que mirara a María ya que en ella podía encontrar un
modelo para poder sobrellevar este intenso dolor. Al igual que ella iba a vivir
la triste pérdida de su hijo, tristeza que se convertiría en una gran alegría
por la pronta resurrección.
Escogimos el día de Santa Rosa un 30 de
Agosto para efectuar la inducción.
Queríamos sentirnos acompañados por aquella Santa que había sido muy importante en toda mi vida.
Queríamos sentirnos acompañados por aquella Santa que había sido muy importante en toda mi vida.
La semana previa a la inducción sin duda
Ella nos acompañó silenciosamente. Mi dulce Santa Rosa.
Empecé a sentir contracciones a las 2:00
AM del 30 de agosto y hasta las 8:30 AM no había dilatado nada. En el
transcurso de esa mañana hubo momentos en que los latidos de Pedro José
bajaron, ello motivó también además de mi cansancio nuestra decisión de ir por
una cesárea. Para las 3:30 PM ya me encontraba en sala de operaciones. Nuestro
doctor nos apoyó en todo momento. Sentíamos tanto apoyo en él.
Pedro José nació a las 4:05 PM. Ya que
el Padre Jurgen estaba presente en sala, Pedro José fue bautizado
inmediatamente. Yo solo podía observar desde la camilla ya que aun me estaban
terminando de operar. A pesar de tu sencillez y en medio de tanta angustia
fuiste bautizado con toda nuestra fe.
Durante tu bautizo sentía un tremendo
dolor de no poder tenerte entre mis brazos pero a la vez una intensa alegría
por ver como formabas parte de la iglesia. Estaban contigo tu papá y nuestro
pediatra que en su total entrega te recibió con mucho amor. Sin dudarlo él veló
por ti a partir de ese momento. A él le estaré eternamente agradecida.
Una vez ya en mi cuarto y luego de una
confiada espera junto a mi mami y amigas queridas, Pedro José vino a estar a mi
lado en el calor de mi regazo. Sentía su débil respiro pero a la vez una fuerza
tan grande por vivir.
Pedro José vivió por 62 horas. Fueron
tres días llenos de entrega, amor y dolor. Lo gocé por tan poco tiempo pero
puedo decir que tuve la dicha de tenerlo entre mis brazos. Gerardo y yo te
gozamos, así como también tus hermanitos que fueron a verte y también te
cargaron, junto a tus abuelitos y tíos.
A pesar de que había en mi cierto temor
de ver tu herida, yo finalmente no tuve miedo y descubrí tu cabecita. Sentí una
gran pena por verte tan débil pero me enseñaste que en ese momento era el
símbolo de tu humildad. Una vez más me enseñaste sin decir palabras que nuestro
cuerpo no es lo que importa.
Pude verte todo así como Dios te formó
en mi vientre, al ver tu cabecita no me pareció fea. Eras mi hijo, te vestí y
te cuidé, todo a ti me entregué.
Pedro José murió a las 6 AM del día 2 de
septiembre, con la luz de la aurora y el canto de los pajaritos. Tu papito y yo
no te vimos partir, hasta en eso fuiste dulce ya que ante una noche de agonía
te fuiste en paz sin mirarnos a los ojos. Es allí que finalmente te vimos lleno
de paz, paz que no habíamos podido ver en tus ojitos de dolor en todas esas
horas que generosamente El Señor nos obsequió.
Te extrañamos mucho mi amor. Descansa en
paz mi Pedro José, tan débil… pero a la vez tan fuerte.
Te quiero mucho mi amor….
Nacionalismo Católico
San Juan Bautista
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