Juan
el Bautista es el único santo cuya fiesta se celebra en el día de su
nacimiento.
Fue
concebido a pesar de la esterilidad de su madre y la vejez de ambos padres.
El
Ángel Gabriel al anunciar a su incrédulo padre la llegada de su hijo, dijo: "No tengas miedo, Zacarías; pues vengo a
decirte que tú verás al Mesías, y que tu mujer va a tener un hijo, que será su precursor, a quien pondrás por
nombre Juan. No beberá vino ni cosa que pueda embriagar y ya desde el vientre
de su madre será lleno del Espíritu Santo, y convertirá a muchos para Dios".
San
Juan Bautista no nació en pecado como el
resto de los hombres ya que fue purificado en el seno materno ante la presencia
de Jesús en el vientre de la Santísima Virgen María.
En el "Cántico de Zacarías" al referirse a la misión de su hijo, éste decía: "‘y tú niño serás llamado
Profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor preparando sus caminos,
para hacer conocer a su Pueblo la salvación mediante el perdón de los pecados".
Y
en la preparación de los caminos de Nuestro Señor, Juan predicaba el bautismo
de penitencia, y esa predica no era dulce y suave a los oídos, sino más bien
recia e imperativa: "convertíos", de ninguna manera buscando agradar,
sino queriendo hacer tomar conciencia del pecado.
Hoy
asistimos a la pérdida casi absoluta del sentido del pecado. El querer ser como
dioses que hizo caer a Adán y Eva, nos lleva también a nosotros a determinar el
bien y el mal. La prédica del pecado y del Infierno, son temas mayoritariamente
tabúes en la Iglesia cuando deberían ser no solo una obligación, sino un deber
de caridad, advertir a nuestros hermanos para que no se pierdan eternamente.
Sin embargo hoy desde las más altas jerarquías se promueve la tolerancia, no ya hacia
quien yerra, sino al error mismo; se promueve el "respeto humano"
hacia las diferentes y falsas religiones, en donde debemos dejar de lado la propuesta evangélica de llevar la Buena Nueva al mundo entero, para no
molestar a los no católicos o como se dice actualmente: "no querer imponer
nuestras ideas", como si la verdad fuera una cuestión ideológica.
Por
eso al elegir el nombre de Nacionalismo Católico San Juan Bautista, lo hicimos
con el propósito de pedir la protección de este gran santo de quién dijo Jesús:
"No ha surgido entre los nacidos de
mujer nadie mayor que Juan el Bautista". Asimismo le pedimos
asistencia para estar dispuestos a seguir su ejemplo aún cuando eso implique
ser perseguidos por la ira y la venganza de los adúlteros de la libertad y la
justicia, y podamos ser fuertes y no desistir ante ninguna amenaza del cumplimiento
de nuestros cristianos deberes.
San
Juan predicaba la necesidad de conversión para la venida del Señor, y hoy
tenemos que hacer lo mismo pero esta vez para su regreso cada vez más cercano.
En
tiempos en donde el sostenimiento de la verdad va a implicar el martirio como
lo fue para el Bautista con su decapitación, queremos prepararnos sabiendo que
a pesar de que para el catolicismo liberal imperante esta predica pueda sonar
pesimista, nosotros sabemos que Dios saca provecho aún del mal.
Rogamos
a San Juan interceda por nosotros ante Dios para poder imitar su ejemplo, sin
buscar protagonismos como cuando dio un paso al costado diciendo: "conviene que él crezca y que yo mengüe"; y en la convicción que la victoria no nos corresponde, solamente la lucha; podamos dar
el buen combate, predicando el Evangelio a tiempo y destiempo y quiera Nuestro
Señor que como su Siervo y Santo Precursor, podamos también ser "una voz
que clama en el desierto"
Augusto TorchSon
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
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