…la acción violenta, hasta militar, no se puede
considerar ilegítima en sí misma.
Aparte de las
dificultades prudenciales temibles de su empleo, interesa, solamente percatarse
bien que para que sea fecunda, rica en resultados duraderos, esta forma de acción
precisa de un cuerpo social en un estado de salud suficiente. Porque la violencia,
como tal no es curativa. Puede, ciertamente, librar de un parásito nocivo a un
cuerpo social (recién amenazado o tocado superficialmente). Pero nunca ha
bastado no bastará por sí SOLA para devolver la salud (entiéndase el orden, o
mejor aún, la voluntad del verdadero orden) a una comunidad social
profundamente contaminada por la Revolución.
La España de 1936
pudo ser salvada por un golpe de fuerza gracias a que no estaba más que muy
superficialmente fuerte. Plena y entera la conciencia de su vocación, de su “ser”
histórico.
Pero cuando, en sus
capas profundas, un país ha tomado gusto a las mentiras de que muere, es vano
imaginar que se le pueda salvar gracias a un golpe de fuerza, incluso triunfante.
Es menester más que eso. Lo cual es, por desgracia más
largo y más difícil.
Como ha dicho
Blanc de Saint.Bonnet: “¿Qué es lo que se espera restablecer
políticamente, si previamente no se ha restablecido, por medio de la educación una
idea justa del hombre? Una vez más se multiplicarán las bayonetas para
reemplazar a la razón. Pero, ¿qué sucederá si los que hablan con las bayonetas
no son razonables? La sociedad se hundirá a pesar de las bayonetas”
¡Lo cual no es
una condenación de las bayonetas! Quiere decir que la fuerza sola no puede
asegurar un éxito completo si no está envuelta, sostenida por una acción más
amplia, más específicamente curativa!
Esta acción solo
puede ser obra de una minoría.
Pues aunque la
mayoría de los franceses, en 1789, continuaba siendo católica y monárquica, no
por eso dejó de proscribirse la religión y derrocarse la monarquía, por causa
de ser amorfa esa mayoría. El jefe, la aristocracia, el clero, el mundo de los
salones, los que daban tono, los que dirigían los espíritus, habían sido si no
ganados por las nuevas ideas, al menos muy quebrantados por ellas.
Ahora bien,
cuando, por haberlo perdido su elites, una sociedad pierde el sentido de lo que
es, de lo que debiera defender, sus propias armas se le caen de las manos.
Nadie se bate como es debido cuando no se está seguro de su derecho, o se está
realmente demasiado solo “con
su idea”. Y si se combate en
esas condiciones ya no es para vencer, es a la desesperada, para defenderse
tratando de vender lo más caro posible su piel.
En otras
palabras, si no se ha hecho un determinado trabajo en los espíritus con el fin
de ayudar, sostener, prolongar el
combate de las armas, es imposible un éxito pleno, suficiente y duradero. Se
acaba perdiendo a las doce y cinco el poder que se había conquistado a las doce
en punto. Porque solo le sostiene la fuerza bruta, y así es tan moralmente como
psicológicamente imposible a un Poder sostenerse largo tiempo y solamente de
esta forma. La misma Revolución, que por principio no tiene ningún escrúpulo en
emplear el terror, sabe muy bien que este no puede ser un procedimiento normal
de gobierno. Por ellos moviliza todos sus medios de formación para atraerse en
su provecho al conjunto de las almas.
Pero no se puede
negar que el reclutamiento es más fácil para una acción violenta. Porque las
energías están siempre puestas tan pronto como las pasiones hallan alimento en
lo que se les ofrece. Mientras que para trabajar, estudiar, actuar en el
silencio y la paciencia, humildemente, penosamente, el número de voluntarios es
irrisorio.
Son innumerables
los casos de aquellos que han estado y estarían todavía prestos a dejarse matar
por la patria en combates heroicos, pero no que llegan a mover un dedo para
defenderla un poco cada día en el plano cívico contra las fuerzas internas de
la disgregación.
Lo que le hacía decir a Bonald que “la firmeza que proviene de los
principios es más firme que la que proviene del temperamento y del carácter”
JEAN
OUSSET – “La Acción” Ed. Del Cruzamente Bs. As. 1979 Pags. 183,184 y 185.
Nacionalismo Católico San Juan
Bautista
chusmerío off topic
ResponderBorrarvisto en fratres in unum.com
Para pagar dívidas da Jornada, igreja vende prédio no Rio.
Folha de São Paulo – A Arquidiocese do Rio está se desfazendo de parte do patrimônio da Igreja Católica para tentar saldar a dívida deixada pela Jornada Mundial da Juventude.