martes, 27 de agosto de 2013

EL RECURSO A LA FUERZA – Por Jean Ousset

la acción violenta, hasta militar, no se puede considerar ilegítima en sí misma.

  Aparte de las dificultades prudenciales temibles de su empleo, interesa, solamente percatarse bien que para que sea fecunda, rica en resultados duraderos, esta forma de acción precisa de un cuerpo social en un estado de salud suficiente. Porque la violencia, como tal no es curativa. Puede, ciertamente, librar de un parásito nocivo a un cuerpo social (recién amenazado o tocado superficialmente). Pero nunca ha bastado no bastará por sí SOLA para devolver la salud (entiéndase el orden, o mejor aún, la voluntad del verdadero orden) a una comunidad social profundamente contaminada por la Revolución.

  La España de 1936 pudo ser salvada por un golpe de fuerza gracias a que no estaba más que muy superficialmente fuerte. Plena y entera la conciencia de su vocación, de su “ser” histórico.

  Pero cuando, en sus capas profundas, un país ha tomado gusto a las mentiras de que muere, es vano imaginar que se le pueda salvar gracias a un golpe de fuerza, incluso triunfante.

  Es menester más que eso. Lo cual es, por desgracia más largo y más difícil.

  Como ha dicho Blanc de Saint.Bonnet: “¿Qué es lo que se espera restablecer políticamente, si previamente no se ha restablecido, por medio de la educación una idea justa del hombre? Una vez más se multiplicarán las bayonetas para reemplazar a la razón. Pero, ¿qué sucederá si los que hablan con las bayonetas no son razonables? La sociedad se hundirá a pesar de las bayonetas”

  ¡Lo cual no es una condenación de las bayonetas! Quiere decir que la fuerza sola no puede asegurar un éxito completo si no está envuelta, sostenida por una acción más amplia, más específicamente curativa!

  Esta acción solo puede ser obra de una minoría.

  Pues aunque la mayoría de los franceses, en 1789, continuaba siendo católica y monárquica, no por eso dejó de proscribirse la religión y derrocarse la monarquía, por causa de ser amorfa esa mayoría. El jefe, la aristocracia, el clero, el mundo de los salones, los que daban tono, los que dirigían los espíritus, habían sido si no ganados por las nuevas ideas, al menos muy quebrantados por ellas.

  Ahora bien, cuando, por haberlo perdido su elites, una sociedad pierde el sentido de lo que es, de lo que debiera defender, sus propias armas se le caen de las manos. Nadie se bate como es debido cuando no se está seguro de su derecho, o se está realmente demasiado solo  con su idea”.  Y si se combate en esas condiciones ya no es para vencer, es a la desesperada, para defenderse tratando de vender lo más caro posible su piel.

  En otras palabras, si no se ha hecho un determinado trabajo en los espíritus con el fin de ayudar, sostener, prolongar  el combate de las armas, es imposible un éxito pleno, suficiente y duradero. Se acaba perdiendo a las doce y cinco el poder que se había conquistado a las doce en punto. Porque solo le sostiene la fuerza bruta, y así es tan moralmente como psicológicamente imposible a un Poder sostenerse largo tiempo y solamente de esta forma. La misma Revolución, que por principio no tiene ningún escrúpulo en emplear el terror, sabe muy bien que este no puede ser un procedimiento normal de gobierno. Por ellos moviliza todos sus medios de formación para atraerse en su provecho al conjunto de las almas.

  Pero no se puede negar que el reclutamiento es más fácil para una acción violenta. Porque las energías están siempre puestas tan pronto como las pasiones hallan alimento en lo que se les ofrece. Mientras que para trabajar, estudiar, actuar en el silencio y la paciencia, humildemente, penosamente, el número de voluntarios es irrisorio.

  Son innumerables los casos de aquellos que han estado y estarían todavía prestos a dejarse matar por la patria en combates heroicos, pero no que llegan a mover un dedo para defenderla un poco cada día en el plano cívico contra las fuerzas internas de la disgregación.

Lo que le hacía decir a Bonald que “la firmeza que proviene de los principios es más firme que la que proviene del temperamento y del carácter”

JEAN OUSSET – “La Acción” Ed. Del Cruzamente Bs. As. 1979 Pags. 183,184 y 185.


Nacionalismo Católico San Juan Bautista

1 comentario:

  1. chusmerío off topic

    visto en fratres in unum.com

    Para pagar dívidas da Jornada, igreja vende prédio no Rio.
    Folha de São Paulo – A Arquidiocese do Rio está se desfazendo de parte do patrimônio da Igreja Católica para tentar saldar a dívida deixada pela Jornada Mundial da Juventude.

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