…Estamos en tiempos de persecución, pero por
encima de toda consideración acomodaticia, la fidelidad a Jesucristo nos exige
defender, promover, enseñar, transmitir las verdades inmutables -los principios
no negociables- aunque todos sabemos que al no aceptar los esquemas mentales
políticamente correctos, rechazamos se incluidos en la categoría de nuevo
ciudadano, según lo que el Nuevo Orden define como paradigma de la
nueva ciudadanía (el perfecto ciudadano del Nuevo Orden es un individuo
colonizado intelectual y espiritualmente, narcotizado, acrítico, sumiso).
Me viene a la cabeza la gran apostasía en el
Apocalípsis, y recuerdo especialmente una novela del P. Leonardo Castellani, Su
Majestad Dulcinea.
En esa novela apocalíptica, Castellani
retrata a la iglesia infiel, la iglesia apóstata de los últimos tiempos,
perseguidora de la Iglesia de Cristo, que se ve reducida a unos pocos fieles. Los
jerarcas corruptos de esa caricatura de iglesia, serviles ante
el poder político, mendicantes de protagonismo temporal, aduladores del
Anticristo, habían reemplazado – dice Castellani – las tres virtudes
teologales, Fe, Esperanza y Caridad, por prosperidad, democracia y dulzura,
encandilando así a la mayoría de los bautizados, porque al demonio, no le
interesa ya matar, sino corromper, envenenar y falsificar a través de esos
falsos profetas…
Juan Claudio Sanahuja
– Poder Global y Religión Universal – Ed. Vortice 2010. Pags. 80-81.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
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