Comparto con
ustedes la carta que envié esta mañana a nuestro Papa Francisco. Confío en que la recibirá en un par de días
más a partir de hoy.
Huixquilucan, México, a 23 de septiembre del
2013
Muy querido Papa
Francisco:
Me da mucho gusto
tener esta oportunidad para saludarte.
Seguramente no te
acordarás de mí y lo comprendo, pues, viendo a tanta gente cada día, debe ser
muy difícil para ti recordar a todas las personas con las que has dialogado y
convivido en algún momento de tu vida.
A lo largo de los
últimos 12 años, coincidimos, tú y yo, varias veces, en algunas reuniones,
encuentros y congresos eclesiales que se llevaron a cabo en ciudades de Centro
y Sudamérica con distintos temas (comunicación, catequesis, educación), lo cual
me dio la oportunidad de convivir contigo durante varios días, durmiendo bajo
el mismo techo, compartiendo el mismo comedor y hasta la misma mesa de trabajo.
En aquel
entonces, tú eras el Arzobispo de Buenos Aires y yo era la directora de un
importante medio de comunicación católico. Ahora, tú eres nada más y nada menos
que el Papa y yo soy… sólo una madre de familia, cristiana, con un esposo muy
bueno y nueve hijos, que da clases de Matemáticas en la Universidad y que trata
de colaborar lo mejor que puede con la Iglesia, desde el lugar en que Dios le
ha puesto.
De aquellas
reuniones en las que coincidimos hace ya varios años, recuerdo que en más de
una ocasión te dirigiste a mí diciéndome:
– "Niña, decime Jorge Mario, que somos amigos",
a lo que yo respondía asustada:
– "De ninguna manera, Sr. Cardenal! ¡Dios me libre
de tutear a uno de sus príncipes en la Tierra!
Ahora, en cambio,
sí me atrevo a tutearte, pues ya no eres el Card. Bergoglio, sino el Papa, mi
Papa, el dulce Cristo en la tierra, a quien tengo la confianza de dirigirme
como a mi propio padre.
Me he decidido a
escribirte porque estoy sufriendo y necesito que me consueles.
Te explicaré lo
que me sucede, tratando de ser lo más breve posible. Sé que te gusta consolar a
los que sufren y ahora, yo soy uno de ellos.
Cuando te conocí
por primera vez, siendo el cardenal Bergoglio, y durante esas convivencias
cercanas, me llamaba la atención y me desconcertaba que nunca hacías las cosas
como los demás cardenales y obispos. Por poner algunos ejemplos: eras el único
entre ellos que no hacía la genuflexión frente al sagrario ni durante la
Consagración; si todos los obispos se presentaban con su sotana o traje talar,
porque así lo requerían las normas de la reunión, tú te presentabas con traje
de calle y alzacuellos. Si todos se sentaban en los lugares reservados para los
obispos y cardenales, tú dejabas vacío el sitio del cardenal Bergoglio y te
sentabas hasta atrás, diciendo “aquí estoy bien, así me siento más a gusto”. Si
los demás llegaban en un coche correspondiente a la dignidad de un obispo, tú
llegabas, más tarde que los demás, ajetreado y presuroso, contando en voz alta
tus encuentros en el transporte público que habías elegido para llegar a la
reunión.
Al ver esas
cosas, ¡qué vergüenza contártelo!, yo decía para mis adentros:
– “Uf… ¡qué ganas de llamar la atención! ¿por qué no, si
quiere ser de verdad humilde y sencillo, mejor se comporta como los demás
obispos para pasar desapercibido?”.
Mis amigos
argentinos que también asistían a esas reuniones, notaban de alguna manera mi
desconcierto, y me decían:
“No – "No eres la única. A todos nos desconcierta
siempre, pues sabemos que tiene los criterios claros, ya que en sus discursos
formales muestra unas convicciones y certezas siempre fieles al Magisterio y a
la Tradición de la Iglesia; es un valiente y fiel defensor de la recta
doctrina. Pero… al parecer, le gusta caerle bien a todos y estar bien con
todos, así que puede un día decir un discurso en la TV en contra del aborto y,
al día siguiente, en la misma TV, aparecer bendiciendo a las feministas pro-aborto
en la Plaza de Mayo; puede decir un discurso maravilloso contra los masones y,
unas horas después, estar cenando y brindando con ellos en el Club de
Rotarios.”
Mi querido Papa
Francisco, ése fue el Card. Bergoglio que conocí de cerca: un día charlando animadamente
con Mons. Duarte y Mons. Aguer acerca de la defensa de la vida y de la Liturgia
y, ese mismo día, en la cena, charlando, igual de animadamente, con Mons. Ysern
y Mons. Rosa Chávez acerca de las comunidades de base y las terribles barreras
que significan “las enseñanzas dogmáticas” de la Iglesia. Un día, amigo del
Card. Cipriani y del Card. Rodríguez Maradiaga, hablando de la ética
empresarial y en contra de las ideologías de la Nueva Era y, un rato después,
amigo de Casaldáliga y Boff hablando de lucha de clases y de "la
riqueza" que las técnicas orientales pueden aportar a la Iglesia.
Con estos
antecedentes, comprenderás que abrí unos ojos enormes en el momento que escuché
tu nombre después del “Habemus Papam” y, desde ese momento (antes de que tú lo
pidieras) recé por ti y por mi querida Iglesia. Y no he dejado de hacerlo ni un
solo día, desde entonces.
Cuando te vi
salir al balcón, sin mitra y sin muceta, rompiendo el protocolo del saludo y la
lectura del texto en latín, buscando con ello diferenciarte del resto de los
Papas de la historia, dije sonriendo preocupada para mis adentros:
– “Sí, no cabe duda. Se trata del cardenal Bergoglio”.
Durante los días
que siguieron a tu elección, me diste varias oportunidades para confirmar que
eras el mismo a quien yo había conocido de cerca, siempre buscando ser
diferente, pues pediste zapatos distintos, anillo distinto, cruz distinta,
silla distinta y hasta habitación y casa distinta al resto de los Papas, que
siempre se habían acomodado humildemente a lo ya existente, sin requerir de
cosas “especiales” para ellos.
En esos días
estaba yo tratando de recuperarme del dolor inmenso que sentía por la renuncia
de mi queridísimo y admiradísimo Papa Benedicto XVI, con quien me identifiqué
desde el inicio de manera extrema, por su claridad en sus enseñanzas (es el
mejor profesor del mundo), por su fidelidad a la Sagrada Liturgia, por su
valentía en defender la recta doctrina en medio de los enemigos de la Iglesia y
por mil cosas más que no enumeraré. Con él en el timón de la Barca de Pedro, yo
sentía que pisaba sobre tierra firme. Y con su renuncia, sentí que la tierra
desaparecía bajo mis pies, pero la entendí, pues realmente los vientos estaban
demasiado tempestuosos y el papado significaba algo demasiado rudo para sus
fuerzas disminuidas por la edad, en la terrible y violenta guerra cultural que
estaba librando.
Me sentía como
abandonada en medio de la guerra, en pleno terremoto, en lo más feroz de un
huracán y fue cuando llegaste tú a sustituirlo en el timón. ¡Tenemos capitán de
nuevo, demos gracias a Dios! Confié plenamente (sin ninguna duda de por medio)
en que, con la asistencia del Espíritu Santo, con la oración de todos los
fieles, con el peso de la responsabilidad, con la asesoría del equipo de trabajo
en el Vaticano y con la consciencia de estar siendo observado por todo el
mundo, el Papa Francisco dejaría atrás las cosas especiales y las ambivalencias
del Card. Bergoglio y tomaría de inmediato el mando del ejército, para, con
fuerzas renovadas, continuar los pasos en la lucha intensa que su predecesor
venía librando.
Pero, para mi
sorpresa y desconcierto, mi nuevo general, en lugar de tomar las armas al
llegar, comenzó su mandato utilizando el tiempo del Papa para telefonearle a su
peluquero, a su dentista, a su casero y a su periodiquero, atrayendo las
miradas hacia su propia persona y no hacia los asuntos relevantes del papado.
Han pasado seis
meses desde entonces y reconozco, con cariño y emoción, que has hecho trillones
de cosas buenas. Me gustan mucho (muchísimo) tus discursos formales (a los
políticos, a los ginecólogos, a los comunicadores, en la Jornada de la Paz,
etcétera) y tus homilías en las Fiestas Solemnes, porque en ellas se nota una
minuciosa preparación y una profunda meditación de cada palabra empleada. Tus
palabras, en esos discursos y homilías, han sido un verdadero alimento para mi
espíritu. Me gusta mucho que la gente te quiera y te aplauda. ¡Eres mi Papa, el
Jefe Supremo de mi Iglesia, de la Iglesia de Cristo!
Sin embargo, y esta
es la razón de mi carta, debo decirte que también he sufrido (y sufro) con
muchas de tus palabras, porque has dicho cosas que las he sentido como
estocadas en el bajo vientre a mis intentos sinceros de fidelidad al Papa y al
Magisterio.
Me siento triste,
sí, pero la mejor palabra para expresar mis sentimientos actuales es la
perplejidad. No sé, de verdad, qué debo hacer, no sé qué debo decir y qué
callar, no sé hacia dónde tirar ni hacia dónde aflojar. Necesito que me
orientes, querido Papa Francisco. De verdad estoy sufriendo, y mucho, por esa
perplejidad que me tiene inmóvil.
Mi grave problema
es que he dedicado gran parte de mi vida al estudio de la Sagrada Escritura, de
la Tradición y el Magisterio, con el objetivo de tener razones firmes para
defender mi fe. Y ahora, muchas de esas bases firmes resultan contradictorias
con lo que mi querido Papa hace y dice. Estoy perpleja, de verdad, y necesito
que me digas qué debo hacer.
Me explico con
algunos ejemplos:
No puedo
aplaudirle a un Papa que no hace la genuflexión frente al Sagrario ni en la
Consagración como lo marca el ritual de la Misa, pero tampoco puedo criticarlo,
pues ¡Es el Papa!
Benedicto XVI nos
pidió, en la Redemptionis Sacramentum, que informáramos al obispo del lugar de
las infidelidades y abusos litúrgicos que viéramos. Pero… ¿debo informar al
Papa, o a quién, por encima de él, que el Papa no respeta la liturgia? ¿O al
Papa no se le reporta? No sé qué debo hacer. ¿Desobedezco las indicaciones de
nuestro Papa emérito?
No puedo sentirme
feliz de que hayas eliminado el uso de la patena y los reclinatorios para los
comulgantes; y menos me puede encantar que no bajes nunca a dar la comunión a
los fieles, que no te llames a ti mismo “el Papa” sino sólo “el obispo de
Roma”, que no uses ya el anillo de pescador, pero tampoco puedo quejarme, pues
¡eres el Papa!
No puedo sentirme
orgullosa de que le hayas lavado los pies a una mujer musulmana en el Jueves
Santo, pues es una violación a las normas litúrgicas, pero no puedo decir ni
pío, pues ¡Eres el Papa, a quien respeto y le debo ser fiel!
Me dolió
terriblemente cuando castigaste a los frailes franciscanos de la Inmaculada
porque celebraban la Misa en el rito antiguo, pues tenían el permiso expreso de
tu predecesor en la Summorum Pontificum. Y castigarlos, significa ir en contra
de las enseñanzas de los Papas anteriores. Pero ¿a quién le puedo contar mi
dolor? ¡Eres el Papa!
No supe qué
pensar ni qué decir, cuando te burlaste públicamente del grupo que te mandó un
ramillete espiritual, llamándoles “ésos que cuentan las oraciones”. Siendo el
ramillete espiritual una tradición hermosísima en la Iglesia, ¿qué debo pensar
yo, si a mi Papa no le gusta y se burla de quienes los ofrecen?
Tengo mil amigos
“pro-vida” que, siendo católicos de primera, los derrumbaste hace unos días al
llamarles obsesionados y obsesivos. ¿Qué debo hacer yo? ¿Consolarlos,
suavizando falsamente tus palabras o herirlos más, repitiendo lo que tú dijiste
de ellos, por querer ser fiel al Papa y a sus enseñanzas?
En la JMJ
llamaste a los jóvenes a que “armaran lío en las calles”. La palabra “lío”,
hasta donde yo sé, es sinónimo de “desorden”, “caos”, “confusión”. ¿De verdad
eso es lo que quieres que armen los jóvenes cristianos en las calles? ¿No hay
ya bastante confusión y desorden como para incrementarlo?
Conozco a muchas
mujeres solteras mayores (solteronas), que son muy alegres, muy simpáticas y
muy generosas y que se sintieron verdaderas piltrafas cuando tú le dijiste a
las religiosas que no debían tener cara de solteronas. Hiciste sentir muy mal a
mis amigas y a mí me dolió en el alma por ellas, pues no tiene nada de malo
haberse quedado soltera y dedicar la vida a las buenas obras (de hecho, la
soltería viene especificada como una vocación en el Catecismo). ¿Qué les debo
decir yo a mis amigas “solteronas”? ¿Que el Papa no hablaba en serio (cosa que
no puede hacer un Papa) o mejor les digo que apoyo al Papa en que todas las
solteronas tienen cara de religiosas amargadas?
Hace un par de
semanas dijiste que “éste, que estamos viviendo, es uno de los mejores tiempos
de la Iglesia”. ¿Cómo puede decir eso el Papa, cuando todos sabemos que hay
millones de jóvenes católicos viviendo en concubinato y otros tantos millones
de matrimonios católicos tomando anticonceptivos; cuando el divorcio es
“nuestro pan de cada día” y millones de madres católicas matan a sus hijos no
nacidos con la ayuda de médicos católicos; cuando hay millones de empresarios
católicos que no se guían por la doctrina social de la Iglesia, sino por la
ambición y la avaricia; cuando hay miles de sacerdotes que cometen abusos
litúrgicos; cuando hay cientos de millones de católicos que jamás han tenido un
encuentro con Cristo y no conocen ni lo más esencial de la doctrina; cuando la
educación y los gobiernos están en manos de la masonería y la economía mundial
en manos del sionismo? ¿Es éste el mejor tiempo de la Iglesia?
Cuando lo
dijiste, querido Papa, me aterré pensando si lo decías en serio. Si el capitán
no está viendo el iceberg que tenemos enfrente, es muy probable que nos
estrellemos contra él. ¿Lo decías en serio porque así lo crees sinceramente o
fue “sólo un decir”?
Muchos grandes
predicadores se han sentido desolados al saber que dijiste que ya no hay que
hablar más de los temas de los cuales la Iglesia ya ha hablado y que están
escritos en el Catecismo. Dime, querido Papa Francisco, ¿qué debemos hacer,
entonces, los cristianos que queremos ser fieles al Papa y también al
Magisterio y a la Tradición? ¿Dejamos de predicar aunque San Pablo nos haya
dicho que hay que hacerlo a tiempo y destiempo? ¿Acabamos con los predicadores
valientes, los forzamos a enmudecer, mientras apapachamos a los pecadores y con
dulzura les decimos que, si pueden y quieren, lean el Catecismo para que sepan
lo que la Iglesia dice?
Cada vez que
hablas de “los pastores con olor a oveja”, pienso en todos aquellos sacerdotes
que se han dejado contaminar por las cosas del mundo y que han perdido su aroma
sacerdotal para adquirir cierto olor a podredumbre. Yo no quiero pastores con
olor a oveja, sino ovejas que no huelen a estiércol porque su pastor las cuida
y las mantiene siempre limpias.
Hace unos días
hablaste de la vocación de Mateo con estas palabras: “Me impresiona el gesto de
Mateo. Se aferra a su dinero, como diciendo: ‘¡No, no a mí! No, ¡este dinero es
mío!”. No pude evitar comparar tus palabras con el Evangelio (Mt 9, 9), contra
lo que el mismo Mateo dice de su vocación: “Y saliendo Jesús de allí, vio a un
hombre que estaba sentado frente al telonio, el cual se llamaba Mateo, y le
dijo: Sígueme. Y éste se levantó y le siguió.”
No puedo ver en
dónde está el aferramiento al dinero (tampoco lo veo en el cuadro de
Caravaggio). Veo dos narraciones distintas y una exégesis equivocada. ¿A quién
debo creer, al Evangelio o al Papa, si quiero (como de verdad quiero) ser fiel
al Evangelio y al Papa?
Cuando hablaste
de la mujer que vive en concubinato después de un divorcio y un aborto, dijiste
que “ahora vive en paz”. Me pregunto: ¿Puede vivir en paz una mujer que está
voluntariamente alejada de la gracia de Dios?
Los Papas
anteriores, desde San Pedro hasta Benedicto XVI, han dicho que no es posible
encontrar la paz lejos de Dios, pero el Papa Francisco lo ha afirmado. ¿Qué
debo apoyar, el magisterio de siempre o esta novedad? ¿Debo afirmar, a partir
de hoy, para ser fiel al Papa, que la paz se puede encontrar en una vida de
pecado?
Después, soltaste
la pregunta pero dejaste sin respuesta lo que debe hacer el confesor, como si
quisieras abrir la caja de Pandora, sabiendo que hay cientos de sacerdotes que,
equivocadamente, aconsejan seguir en concubinato. ¿Por qué mi Papa, mi querido
Papa, no nos dijo en pocas palabras lo que se debe aconsejar en casos como
éste, en lugar de abrir la duda en los corazones sinceros?
Conocí al
cardenal Bergoglio en plan casi familiar y soy testigo fiel de que es un hombre
inteligente, simpático, espontáneo, muy dicharachero y muy ocurrente. Pero, no
me gusta que la prensa esté publicando todos tus dichos y ocurrencias, porque
no eres un párroco de pueblo; no eres ya el arzobispo de Buenos Aires; ahora
eres ¡el Papa! y cada palabra que dices como Papa, adquiere valor de magisterio
ordinario para muchos de los que te leemos y escuchamos.
En fin, ya
escribí demasiado abusando de tu tiempo, mi buen Papa. Con los ejemplos que te
he dado (aunque hay muchos otros) creo que he dejado claro el dolor por la
incertidumbre y perplejidad que estoy viviendo.
Sólo tú puedes
ayudarme. Necesito un guía que ilumine mis pasos con base en lo que siempre ha
dicho la Iglesia, que hable con valentía y claridad, que no ofenda a quienes
trabajamos por ser fieles al mandato de Jesús; que le llame “al pan, pan y al
vino, vino”, ‘pecado’ al pecado y ‘virtud’ a la virtud, aunque con ello
arriesgue su popularidad. Necesito de tu sabiduría, de tu firmeza y claridad.
Te pido ayuda, por favor, pues estoy sufriendo mucho.
Sé que Dios te ha
dotado de una inteligencia muy aguda, así que, tratando de consolarme a mí
misma, he podido imaginar que todo lo que haces y dices es parte de una
estrategia para desconcertar al enemigo, presentándote ante él con bandera
blanca y logrando así que baje la guardia. Pero me gustaría que nos
compartieras tu estrategia a los que luchamos de tu lado, pues, además de
desconcertar al enemigo, también nos estás desconcertando a nosotros y ya no
sabemos hacia dónde está nuestro cuartel y hacia dónde está el frente enemigo.
Te agradezco, una
vez más, todo lo bueno que has hecho y dicho en las fiestas grandes, cuando tus
homilías y discursos han sido hermosos, porque de verdad me han servido
muchísimo. Tus palabras me han animado e impulsado a amar más, a amar siempre,
a amar mejor y a enseñarle al mundo entero el rostro amoroso de Jesús.
Te mando un
abrazo filial muy cariñoso, mi querido Papa, con la seguridad de mis oraciones.
Te pido también las tuyas, por mí y por mi familia, de la cual te anexo una
fotografía, para que puedas rezar por nosotros, con caras y cuerpos conocidos.
Tu hija que te quiere y reza todos los días por ti,
Lucrecia Rego de Planas
Visto
en: http://lacomunidad.elpais.com/
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Lucrecia:
ResponderBorrarLeí lamentablemente tu carta al Papa, creo debieras meditar un poco más el Evangelio, y la vida de Cristo antes de hablarle así a su vicario que en tus propias palabras – que son de Santa Catalina- es el “dulce Cristo en la tierra”, y para colmo publicar tus venenosas ofensas, disfrazadas de angustia filial. El Señor " que comía con publicanos y pecadores" y que era motivo de escándalo para los hipócritas fariseos, saduceos y demás personajes sepulcros blanqueados, que fueron los ÚNICOS que arrancaron del corazón de Jesús invectivas y anatemas. ¿Sabes que fue lo peor de ellos? Que vieron al Hijo de Dios, escucharon sus enseñanza, lo vieron hacer milagros y expulsar demonios y creyeron ver a uno que expulsa demonios “ por el poder de Belzebul" (Mt.12,22-24): esto es una monstruosa inversión!!; de un medio de salvación, sacaron condenación! – pecado terrible contra el Espíritu Santo, no tiene perdón Cuidado!!!- “al que diga una palabra contra el Hijo del hombre se le perdonará; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el futuro”(Mt.12,32)
“Vanidad de vanidades, todo es vanidad”; esta mordaz carta viene llena de juicios humanos, muy humanos, parece de alguien que se ha dejado tentar por la arrogancia de espetar injurias e invectivas contra la figura de un Papa, y para peor se pone en posición de juzgar su persona, sus palabras, su ministerio!!!!. Te sugiero reflexionar y mucho, en Lc 6, 36-42.
No hagas enojar a Cristo ,ni entristezcas al Espíritu, ni escandalices a tus hermanos con tus apreciaciones exentas de espíritu de Fe, Esperanza y Amor ."no echéis por la boca arrogancias" nos sugiere el Salmo ; considero realmente malintencionada todas tus "cariñosas" y "aparentes" pedidos de consuelo. Tu, siendo periodista y comunicadorea, debieras saber mas que nadie -por profesion-que la calumnia , la maledicencia y los juicios temerarios son aun mas graves cuando se dirigen contra un "ungido" del Señor - y de que ungido estamos hablando, nada mas y nada menos que del Papa mismo!!!! - . Espero sepas enmendar, como catolica, esta terrible falta de caridad, de unidad y de misericordia para con tus hermanos. Rezo por ti.
Bernardo Rodriguez - Argentina berraul2@gmail.com
Llama terriblemente la atención la forma en que haces el más temerario de los juicios acusando precisamente de lo mismo a quién difamas. Sería interesante preguntarte en que dices que miente Lucrecia, en vez de juzgar sus intenciones.
BorrarLamentablemente, la ignorancia inmensa en que está sumido el mundo católico actual, lleva a suponer (y hasta dogmáticamente) que al Papa lo elige el Espíritu Santo.
Ahora, lo que creo que no puedes dejar de hacer, y esto para ser intelectualmente coherente, es leer a Santa Catalina de Siena, para entender de que estás hablando. Todos escuchamos que dijo "Dulce Cristo en la Tierra, pero debemos leer de todas las correcciones que sin ningún miedo y por amor a la verdad le hizo al mismo. Igual situación que vivió Santa Hildegarda de Bingen o el mismo San Atanasio, tantas veces excomulgado.
Creo que tienes que argumentar que puntos son los que crees que se equivoca.
Por mi parte creo que se equivoca en la palabras elogiosas.
La unidad ni la misericordia se alcanzan en el error que promueve diariamente Bergoglio. Y de eso que son los medios los que lo malinterpretan, me pregunto que dirías ante la interpretación de la hermana y sus intimos amigos http://nacionalismo-catolico-juan-bautista.blogspot.com.ar/2013/08/la-hermana-y-los-sacerdotes-amigos-del.html
No podemos traicionar a Cristo, el Magisterio y la Tradición de la Iglesia en nombre de la obediencia.
"Pero, aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo, os predicare un Evangelio distinto del que os hemos anunciado, sea anatema." (Galatas 1:8)
Rezo por ti y espero que reces por nosotros.
Se cumple la profecía, y es fácil saber quien es quien viendo este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=PhDy2_BaWGc
BorrarYo te conocí como hija del pervertido sexual e hipócrita extraordinario Marcial Maciel. Tuve algún trato contigo y vi que eras cruel, calculadora y despiadada. Dios te juzgue pero mas te vale ir cambiando de tono y de actitud, porque tu vida va a pasar y tendrás que rendir cuenta de tus maldades. Bájate de tu orgullo, que no eres nada ni nunca lo fuiste. Deja al Papa en paz que por él ora Jesucristo mismo para que su fe no falle. No te metas en lo que no entiendes que no te da ni el corazón ni la cabeza para entender lo que por tu cortedad y torpeza te es vedado. Ya desaparece de una vez de los medios y ve a hacer la bruja a otro lado. Adiós.
Borrarque pereza de persona eres que lo único que vienes es venir a decir falsedades, vete a confesar pecador que el infierno te espera si no lo haces
BorrarQue carta más larga, es probable que Francisco no la lea.
ResponderBorrarDice la buena mujer que necesita de su sabiduría, su firmeza y claridad. Pues me temo que tendrá que llamar a otra puerta porque en ésa le va a resultar casi imposible encontrar Lo que busca.
ResponderBorrarComo ya le expliqué ayer en qué sentido me sentía perpleja, no me voy a repetir. Trayendo aquí está carta tan completa, veo que entiende mi estado ante la situación que vivimos. Cualquiera diría que, de ayer a hoy, un hilo invisible hubiera conectado nuestros pensamientos, los de ella, los míos y la inteligente respuesta que me ofreció ayer. Lo cual se agradece sinceramente.
Hay, sin embargo, algún punto con el que disiento respecto a lo que piensa esta señora. Dice:
" Me gustan mucho (muchísimo) tus discursos formales (a los políticos, a los ginecólogos, a los comunicadores, en la Jornada de la Paz, etcétera) y tus homilías en las Fiestas Solemnes, porque en ellas se nota una minuciosa preparación y una profunda meditación de cada palabra empleada."
Vamos, ni por asomo, comparto esas palabras. Puede que las medite y las calcule (él), pero no creo que con el fin de enriquecernos espiritualmente, sino más bien para confundirnos y alejarnos de la Verdad. Lo se que sus discursos son fruto de la profundidad y minuciosidad... bueno, supongo de igual modo que el respeto hacia el que debería ser el representante de Cristo en la tierra, le nubla el correcto razonamiento. Es entendible como fórmula de acercamiento, pero dudo mucho que su corazón y su mente comulguen a ciegas con esas palabras, y más siendo, como dice que es, una persona de amplia formación cultural, admiradora de BXVI y teniendo a éste como el "mejor profesor del mundo". Envidia mala, jeje, ya me hubiera gustado ser su alumna, ya.
Por lo demás, don Augusto, lleva todas las razones consigo, pero diga conmigo que nos servirán de muy poquita cosa o de nada. La estrategia, como señala, la tienen, pero no van a ser tan ingenuos de explicárnosla. La tendremos que ir descubriendo y padeciendo por nosotros mismos y en nuestras propias almas.
Gracias por traer una carta en la que me veo, en gran parte, reflejada.
Un saludo, amigo.
Si bien coincido en cada uno de los puntos que señalas (de hecho hacía mala cara mientras le leía a mi esposa esas partes), entiendo y contextualizo la carta tiene por autora a una persona que escribía para catholic.net, con lo que me parece que no deja de ser bastante valiente habiendo trabajado antes para estos medios.
BorrarDejando de lado las discrepancias (que no considero esenciales), creo que a la hora de señalar las incompatibilidades, es muy acertada. Y me detengo en eso, razón por la cual subrayé lo que considero más importante. Es más creo que tiene de esa forma, la posibilidad de llegarle a los católicos incautos que no leen nuestro blog, acusándonos hasta del pecado imperdonable, por decir que no confiamos en el Espíritu Santo, pero en fin...
Me siento identificado finalmente con lo de que con Benedicto nos sentíamos mucho más tranquilos en cuanto nos confirmaba en la fe, cosa que ya no creo que pase hasta que Cristo vuelva.
Saludos cordiales, amiga y asidua lectora.
Francisco va a tirar la carta a la mierda apenas empiece. Es larga y contiene catolicismo puro y duro. A él le va la fama y la GLORIA MUNDI.
ResponderBorrarPara aquellos ciegos que no pueden ver,esto se nos aviso hace mucho años por nuestra Madre desde Fatima,La Salette,Grabandal y tantas otras apariciones de nuestra Madre preparándonos, para lo que hoy nosotros, esta generación debera presenciar y vivir,el Cisma de nuestra Iglesia a manos del falso Papa,quien con sus modernismos y reformas ,ha comenzado a dividir nuestra Iglesia,aquellos que si defendemos la vida,que creemos que Jesús esta presente en la Eucaristía y lo queremos recibir de rodilla en reclinatorios , que sabemos que la mejor Misa, es la Misa en latín ,aquella que esta prohibiendo aquel que esta sentado en la silla de Pedro,que al pecado le llamamos pecado y que no nos interesa quedar bien con el mundo.Dios no es modificable a las modas de esta generación,nosotros debemos cambiar nuestra vida para seguir a Dios,no se engañen con tanat buena publicidad que le hacen revistas, diarios, personaje de poder, porque recuerden que lo que es de Dios siempre sera rechazado,cuando odio contra nuestro Benedicto XVI, abran sus ojos ,estudien, lean, infórmense.
ResponderBorrarCoincido
BorrarTerrible la carta que termino de leer. Como todo humano puede equivocarse, pero lo que hay que evaluar realmnte, es la cantidad de cosas que hace bien todos los dias. Admiro a S.S. Francisco. El me cambió la vida y se que a muchisima gente le paso lo mismo. Lamento que esta carta llegue a sus manos, sería muy triste para él, ver su contenido. Yo soy un agradecido. Todos debems ser unos agradcidos. Esta haciendo cosas que nadie hizo y para bien del mundo. Que lamentable..... Cordialmente: Fernando Luis Aráoz - Salta - Argentina fernandoluisaraozs@hotmail.com
ResponderBorrarEstá destruyendo la fe como lo hiciera cuando cardenal. No se puede medir le bien que hace por el público que lo sigue sino más bien todo lo contrario y entender que tiene que ser fiel a lo que se le encomendó.
BorrarNosotros tenemos la grave obligación, de conocer nuestra fe para poder defenderla y transmitirla. El sentimentalismo no es conducente.
Falso ecumenismo, amistad con los enemigos de la Iglesia, y combate a los verdaderos fieles, promoción del error y hasta del pecado; son los frutos que está dando Bergoglio.
Recemos por la Iglesia fiel y por la conversión de quienes quieren destruirla.
De "una humilde ignorante", con sus estudios universitarios a cuestas y otras lindezas similares en la cabeza, a la par que, también, pecadora, (faltaría más), le digo a la otra "humilde pecadora", que hasta dónde yo sé, aquí no nos engañamos "con tanat buena publicidad que le hacen revistas, diarios, personaje de poder, porque recuerden que lo que es de Dios siempre sera rechazado,cuando odio contra nuestro Benedicto XVI, abran sus ojos ,estudien, lean, infórmense."
ResponderBorrarAl contrario, precisamente porque estamos vigilantes, no nos tragamos ninguna de las sandeces que cuente la prensa así como así. ¿Usted sabe exactamente de qué se habla aquí? ¿Comprende bien cuál es el sentido y el alcance de la información que aquí se trata? Porque por ningún sitio he podido encontrar alabanzas al actual obispo de Roma, ni a la actual situación de la Iglesia, salvo que alguien entre y opine lo contrario. Pero no es lo habitual.
De todas formas y, por mi parte, tendré en cuenta sus consejos, ya que, por lo visto, está usted mejor informada que todos los (pocos) que aquí escribimos. Es un honor recibir lecciones de alguien tan humildemente sabio, sí.
Mis respetos, señora.
D. Augusto, ya sabe, a estudiar más e informarse mejor, jeje!!
En la bergogliada nuestra de cada día dijo: "No se puede conocer a Jesús en la tranquilidad, ni en la biblioteca"... así que el catecismo o lo usamos de pisapapeles o para calentar algún fogoncito mientras cantamos Imagine de John Lennon enfrente de una gigantografía del obispo de Roma alentándonos a ser "posiTibios" con el pulgar arriba.
BorrarNos damos un respiro en la ironía pero no es para tomar en broma lo que está pasando.
"Ven Dios mío en nuestra ayuda, apresúrate Señor en socorrernos".
Por eso se queda en Santa Marta, porque detesta a María que eligió la mejor parte, la de la contemplación. Bueno es una forma de decir pues santa Marta luego de la resurrección de NSJC creo que se fue a Italia a fundar una congregación.
Borrar"El sentimentalismonno es conducente."
ResponderBorrarExacto. El sentimentalismo es para la intimidad, no para justificar las acciones objetivas de cualquiera porque sí, se trate del Papa o de una persona común y corriente.
Nosotros no somos jueces, que, en todo caso, prescinden de sentimientos a la hora de decidir, pero sí debemos ser críticos cuando vemos que la Verdad se relativiza y se busca el aplauso mundano, más que el rechazo por defender esa misma Verdad. Jesús no buscó ser lisonjeado; sabía que su Palabra no traería "la paz" de los tibios, conformistas y dormidos, sino la confrontación por Su causa. Nos dejó dicho: Velad. Así pues, eso es lo que hacemos, velar porque Su Palabra se cumpla, sin manipulaciones ni subjetivismos, ni relativismos ni contextualizaciones varias, como dejó caer Francisco en su ultima entrevista; donde, para más colmo, no habla ex cathedra, sino como un particular, el de más rango en la Iglesia, pero como opinión personal, no en forma de encíclica. Así consigue lo que parece pretender, la confusión generalizada y el malestar en quienes comprobamos que no es claro, preciso y conciso en sus apreciaciones y conclusiones.
María Marcela ya está eso del Espiritu Santo, si así fuese para que el cónclave, aparte la Doctrina Católica sobre el Pontificado Romano no enseña semejante babosada.
ResponderBorrarEl tiempo esta aqui , las visiones de santos y videntes actuales lo han confirmado , hace poco
ResponderBorrarTiemplo mi familia hablo con un sacerdote exorcista , y efectivamente ya tenemos que estar
Preparados EL QUE TENGA IODOS QUE OIGA !! , y el que NO quiera pues que no lo haga pero NO PODRA
DECIR EN EL FUTURO QUE NADIE LE INFORMO , Yo solo espero que el mundo se arrepienta y crea EL
Verdadero evangelio QUE VIENE DE DIOS Y NO DE LO QUE LOS HOMBRES QUIEREN
Coincido. Bendiciones
BorrarGracias Lucrecia por esta carta tan valiente. Hay cosas del Papa Francisco que a mi me llaman la atención y no me gustan. Yo tambien creo que tiene falsa humildad y otros gestos suyos no creo que ayuden para nada a que gente que está apartada se acerque a la Iglesia, pues como nos dice El Señor "La verdad os hará libres". La Doctrina de Jesucristo esta vigente hoy lo mismo que hace 21 siglos. A la gente que de verdad esté bien formada este comportamiento les producirá tristeza y a muchos que no tengan una fé firme les producirá confusión. La cuestion es : Saber discernir....Pues aunque sea el Papa puede tener un comportamiento que no sea el correcto. Yo por mi parte me aferro a la doctrina de Cristo, porque....aunque un angel me predicara una doctrina distinta....Yo, no lo creeré
BorrarLas profecías se cumplen día a día ante nuestros ojos.... La Iglesia vive su dolorosa pasión y está siendo traicionada por aquel que muchos "idolatran" sin saberlo: Francisco. Francisco es el Falso Profeta o segunda bestia que el libo del apocalipsis menciona y su misión no es otra que sacar a Nuestro Señor Jesucristo de su Iglesia y en su lugar colocar al mismo hombre. Ambigüedades, humanismo, errores.... En fin, burla, burla y más burla es lo que sale de su boca día a día, para con ello dejar sembrada la semilla de aquella doctrina que ansía instaurar: la doctrina satánica.
ResponderBorrarTiempo de levantar nuestra cabeza y vivir en atenta, vigilante y confiada espera....El Señor està cerca!
Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!
Tiempo de levantar nuestra cabeza y vivir en atenta, vigilante y confiada espera....El Señor està cerca!
BorrarViva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!.
Bendiciones
COINCIDO EN MUCHOS DE LAS CONTESTACIONES PERO VEO QUE LO QUE NADIE DICE ES QUE NO DEBEMOS LOS CATOLICOS PREOCUPARNOS POR UNA FALSA IGLESIA QUE NACIO EN EL VATICANO II QUE NO ES LA IGLESIA CATOLICA LEAN LA PROFECIA DE SANTA BRIGIDAAÑO 1270 +O-
ResponderBorrarNo tengas miedo de no seguir las directrices de Francisco. Hazte pequeña ante el mismo Dios y pídele te permita ver la realidad de aquello que hoy se vive en el Vaticano. Francisco es enemigo de Jesucristo, es el msmo falso profeta del que habla el libro del apocalipsis.
ResponderBorrarVive la verdadera Fe catölica y recorre este camino de tribulación consagrándote al Corazón Inmaculado de María. Sea Ella quien guíe tus pasos en esta tribulación!
Si Dios con nosotros, quien contra nosotros?
Ora, ora, ora. Renuncia al mundo...a ti misma y deja que el Espíritu Santo te colme de sus dones y venga a tranformarte en verdadera hija y soldado de Jesucristo!
Pero estás abriendo los ojos a la realidad Marcela, eso ya es un buen signo de que Dios te está guiando.
ResponderBorrarNo creo que el papa Francisco contradiga ninguna de las enseñanzas tradicionales de la Iglesia o del Evangelio. Simplemente es coherente con la doctrina evangélica de que con la medida que juzguemos a los demás seremos juzgados y de que la ley está hecha para el hombre y no el hombre para la ley. Es por ello que aunque deplore el pecado se muestra benevolente con los pecadores. Es doctrina tradicional de la iglesia que para que algo sea pecado grave se requiere plena libertad de decisión y la libertad humana está tantas veces condicionada por los problemas externos e internos del pecador que ¿quiénes somos nosotros para afirmar que alguien ha ofendido gravemente a Dios? Y esto no es relativismo sino doctrina reconocida por el mismo catecismo de la Iglesia católica; a propósito por ejemplo de la masturbación afirma que la inmadurez afectiva, la angustia, la fuerza de los hábitos adquiridos,... "pueden atenuar o reducir al mínimo la responsabilidad moral". Es por ello que no aprecio contradicción alguna entre Francisco y Benedicto, sino diferentes maneras de presentar el mensaje evangélico que como bien dijo Jesucristo se sintetiza en el amor a Dios y al prójimo. No es mi intención polemizar ni ser destructivo sino transmitir mi opinión, que también pudiera ser equivocada en todo o en parte. Un abrazo a todos los hermanos de fe que en uno u otro sentido aquí han opinado. Francisco José.
ResponderBorrarHay gente que me recuerda a una caperucita(o) roja(o): confunde al lobo feroz con la tierna abuelita!!
ResponderBorrarMaravillosa epístola a la que no puede ponérsele un pero desde la Doctrina de FE Católica, aunque todos los peros imaginables desde el ecumenismo interconfesional que ya no es ecumenismo católico. Es la hora de la VERDAD en la que no caben fluctuaciones de conveniencia u oportunismo. O la Iglesia Santa y por lo tanto en la misión santificadora de la Salvación para la que Jesucrsito la fundó en Pedro y la dotó con los medios necesarios de los Sacramentos o iglesia de iglesias deístas donde todos se consideran salvados por el hecho de haber nacido. Es la cuestión definitoria y finalista. Cada uno hemos de optar y aquí ahora se nos pone la alternativa.
ResponderBorrarGracias inmensas a esta católica de una pieza, mujer que me deja deslumbrado por su decir y sobre todo por cuanto dice de fondo sin hacer acepción de personas. El papa-obispo de Roma ha de estar en la FE de la Iglesia Católica en la que fue elegido para su Sumo Pontífice. Confirmar la FE y no desestabilizar la FE que nos fue dada por los Apóstoles del Señor; no desestabilizarla por aparentes o formales divergencias de la Doctrina de la FE CATÓLICA. Sin menosprecios a los CATÓLICOS genuinos desde la fundación de la Iglesia hasta el Vaticano II con el que se ha querido pasar de la Sacralidad sobrenatural a la profanidad pastoral que en eso consiste la interconfesionalidad. Todas las religiones profanas y ninguna Sagrada ni revelada. Mucho sufrimiento irrogado sin lugar a dudas en los fieles del Señor que se han determinado por vivir y morir CATÓLICOS.
Dª Lucrecia:
ResponderBorrarNo sabe como me alegra su carta. Me alegra por que me veo acompañado y, como yo, otros millones de católicos del mundo. Pero tal vez olvida vd. la historia de la Iglesia. En los últimos cien años o más, los católicos hemos estado "mal acostumbrados", por que el papado ha sido prestigioso. ¿Quiero decir con esto que este no lo es?. La expresión significa sólo lo que dice, no más. Ahora bien confunde vd. el papado con la omnipotencia (no como atributo divino, sino como el que puede hacer lo que quiere) : el Papa no puede ser un demoledor o un constructor de lo que él quiere. Nunca un Papa puede estar por encima de los dogmas de la Iglesia, sus rúbricas litúrgicas (puede cambiarlas, pero no romperla sin hacer previamente los cambios oportunos), ni la Tradición como fuente de la Revelación. Tampoco está, sin más, salvo que quiera usar de su infalibilidad, por encima de lo enseñado de forma continuada por otros papas. Y eso la confunde. Ha habido papas en la historia, como vd. sabe, de todo, algunos inmorales, otros excesivamente militares, otros políticos, etc. etc. No obstante la Iglesia ha seguido y la santidad se ha dado. Pero si entramos en la papalotría, estamos perdidos. Su cometido es el que es y, siendo el "dulce Cristo en la tierra", en cuanto a su cargo no automáticamente lo es en su función. Puede ser el administrador fiel o el infiel (me refiero al papado en general, no a persona concreta) y, si como ya ha demostrado repetidamente la historia, fuera infiel, suele ser (nos lo advirtió el Señor) más sagaz que los hijos de la luz. Dios nos libre de ello, pero no significa que todo vale: La Iglesia tiene la asistencia del Espíritu Santo, el Papa, según ciertas condiciones, también, pero no en todo e "ipso facto". Hay que atreverse a decirlo para bien de la propia Iglesia. Y que le llegue a el, por que el administrador fiel que seguramente es, sabrá tener en cuenta a los criados y tratarlos bien, "pero si se dedica a maltratar a los criados, a comer y beber (no con los criados, salvo que los pervierta, sino con ajenos a la casa), llegará el Señor a la hora que menos lo piense...". Los "criados", que son de su Señor y no del mayordomo, son lo más importante en la casa del Señor, para ellos está constituido el Administrador. Que Dios ilumine a todos.
Excelente observación.
BorrarHe publicado una contestación a la carta de Lucrecia, que como es demasiado larga creo que es mejor no copiarla aquí porque ocuparía demasiados comentarios. Este es el enlace, saludos: http://gloria.tv/?media=505035
ResponderBorrarComparto lo que dice Lucrecia sobre la forma de actuar de Bergoglio, pero, me pregunto, ¿ como se puede pensar que Bergoglio es Papa? ¿como se puede pensar que los del vaticano II son católicos?, un gran misterio es como gente de buen corazón no pueden ver que que estos que dicen ser de católicos solo son una secta que han usurpado los templos para preparar el camino del Anticristo, destruyendo todo lo poco que puede haber de católico.Bendito sea Dios, los tiempos se aceleran y eso nos alegra y nos da esperanza, rezamos por la pronta venida de Nuestro Señor Jesucristo
ResponderBorrarConocí críticos profesionales de arte, de películas, de literatura, pero nunca había visto una crítica tan minuciosa de sumos pontífices.
ResponderBorrarNoto un tono irónico en toda la carta, ¿que espíritu inspira la ironía?
ResponderBorrarLa ironía bien usada puede ser una excelente herramienta. Castellani la utilizaba con gran sabiduría y a través de ella evangelizaba.
BorrarEsperemos ver que hará Francisco con la doctrina.
ResponderBorrarEn la praxis lo estamos viendo.
BorrarEn la historia de la Iglesia hubo muchos papas muy pecadores, que a pesar de ello no lesionaron ni un ápice la pura doctrina, esto es también prueba irrefutable de la acción del Espíritu Santo en la conducción de la Iglesia. Hasta ahora, sin tener en cuenta algunos "signos" del papa Francisco que pueden no gustar a todo el mundo, creo que ningunas de sus decisiones por ahora han lesionado la Doctrina pura y Santa de la Iglesia.
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