La obediencia es una gran virtud cristiana.
Cristo murió por obediencia, dice San Pablo, “hecho obediente hasta la muerte;
y muerte de cruz”. La desobediencia es hija de la soberbia, y como
ella, es la raíz de la perdición; porque en definitiva, todo pecado es una
desobediencia.
Pero la obediencia no es el Mandato Máximo y
Mejor del Cristianismo, sino la Caridad. La obediencia es una virtud moral,
pertenece al grupo de la Religión, que es la primera de las virtudes morales:
no es una virtud teologal. Digo esto, porque hay una tendencia en nuestros días
a falsear la virtud de la obediencia, como si fuera la primera de todas y el
resumen de todas. “Usted no tiene más que obedecer y está salvo. La obediencia trae
consigo todas las otras virtudes. El que obedece está siempre seguro. “El que a
vosotros oye, a Mí me oye”, dijo Cristo*
*Este texto: “El que a vosotros oye, a Mí me
oye; el que a vosotros desprecia, a Mí despreciar está aquí muy mal traído; y
de hecho lo hemos oído varias voces interpretar viciosamente. En su contexto y
en la intención de Cristo, no se refiere a la obediencia, sino a la fe: lo dijo
Cristo cuando mandó a los Setenta Discípulos a predicar, no se lo dijo a San
Pedro cuando constituyó la Iglesia como sociedad visible. Véase Lucas, X, 16:
“El que a vosotros desprecia, a Mí desprecia; y el que a Mí desprecia,
desprecia Al que me envió.” Es paralelo del texto de Juan, V, 24: “El que oye
mi Palabra y la cree, tiene la vida eterna.
En caso contrario, Cristo hubiese dicho: “El
que a vosotros obedece, a Mí obedece”; lo cual –siendo verdad en un
sentido– induciría sin embargo una conclusión desmesurada, a saber: que la
Iglesia tiene potestad total en este mundo, incluso potestad directa en las cosas
temporales, cosa que la Iglesia siempre ha negado; pues es evidente que
a Cristo debemos obediencia en todo, incluso en el dominio temporal, político o
civil: es Rey de Reyes y Señor de los Señores.
La interpretación viciosa de ese texto
autorizaría a los Jerarcas Eclesiásticos a elegir o deponer Reyes, hacer leyes
civiles, y gobernar las naciones; error teológico denominado cesaropapismo
o teocratismo… El que obedece no puede equivocarse porque hace la
voluntad de Dios. Hay que matar el juicio propio. La obediencia es pura fe y
pura caridad. El Papa es Cristo en la tierra, etcétera. Todo eso es menester
entenderlo bien.
Algunos representantes de Dios parecen a veces
pretender sustituirse a Dios. “Lo que yo digo es para usted la voz de
Dios, no se puede seguir nunca el propio juicio. La obediencia lo dispensa a
usted de todo.” Eso ya no se puede entender bien, es engaño. Sería un
grave y donoso error teológico equiparar la obediencia con las virtudes
teologales. La obediencia, como todas las virtudes morales, tiene sus límites.
No se puede amar demasiado a Dios, no se puede esperar ni creer demasiado; pero
sí obedecer demasiado a un hombre.
Los límites de la obediencia son la caridad y
la prudencia. No se puede obedecer contra la caridad: en donde se ve pecado,
aun el más mínimo, hay que detenerse, porque “el que despreciare uno de los
preceptos estos mínimos, mínimo será llamado en el Reino de los Cielos”.
Y no se puede obedecer una cosa absurda; porque “si un ciego guía a otro ciego,
los dos se van al hoyo” .
Hay que obedecer a Dios antes que a los
hombres. Esto dijeron los Apóstoles ante el Sinedrio, que los conminaba a cesar
su predicación. Pedro, Santiago y Juan resistieron a las autoridades religiosas
con esta palabra. ¿Adónde iríamos a parar? Conozco un cristiano que escribió
esta palabra a una autoridad religiosa, y recibió esta respuesta: “¡Eso
lo han dicho todos los herejes!”. ¿Qué me importa a mí? Eso prueba que
está en la Sagrada Escritura; y que los herejes lo hayan malusado, no lo borra
de la Escritura. En uno de esos “volantes anónimos” que hay ahora,
se lee: “El Evangelio enseña que la primera virtud del cristiano es obedecer a
la jerarquía.” Pueden leer todo el Evangelio y no encontrarán esa “enseñanza”
de este teólogo improvisado. Al contrario, Jesucristo anda todo el tiempo
aparentemente levantado contra las autoridades eclesiásticas, quiero decir,
religiosas. Aparentemente, he dicho.
Un ironista inglés ha dicho con gracia: “Los
que conocen el punto exacto en el cual hay que desobedecer, ésos son pocos y
les va mal; pero son grandes bienhechores de la humanidad.” El punto
exacto es cuando los mandatos de los hombres interfieren con los mandatos
divinos, cuando la autoridad humana se desconecta de la autoridad de Dios, de
la cual dimana. En ese caso hay que “acatar y no obedecer”, como dice Alfonso
el Sabio en Las Partidas: es decir, reconocer la autoridad, hacerle una gran
reverencia; pero no hacer lo que está mal mandado; lo cual sería incluso
hacerle un menguado favor. Si esto que digo no fuese verdad, no habría habido
mártires.
P. LEONARDO
CASTELLANI – “El Evangelio de Jesucristo” Ed. Dictio 1977. Pags.368 a 370.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
"pero no hacer lo que está mal mandado; lo cual sería incluso hacerle un menguado favor. Si esto que digo no fuese verdad, no habría habido mártires."
ResponderBorrarSubrayo lo mismo que usted.
En esos casos, acatar, pero no obedecer. Por eso hoy día es tan difícil encontrar "mártires" en la vida cotidiana (salvo los casos que vemos en los desdichados países islámicos). Generalmente nos conformamos con lo fácil: acatar y obedecer; como los corderitos del rebaño. Deben estar muy orgullosos quienes nos mandan... y muy tranquilos. Damos poco la lata.
La ironía del escritor inglés, muy propia de ellos. Elegantes y agudos en cualquier momento. Encontrar el punto exacto... Uff! Malabares tenemos que hacer siempre sobre la cuerda; en estos tiempos, con todos los motivos.
¡Qué nos vamos a contar!
Felicidades, heredero de lo mejor de España, je, je, en este día que María también nos unió.
Un abrazo.
Después de un día sin internet., volvemos al ruedo para seguir haciendo ruido.
ResponderBorrarMuy cierto lo de encontrar mártires, y al respecto quiero comentarte que, este domingo no fuimos a misa tridentina porque mi sra. quería ir donde se festejaba el día de la Virgen del Rosario, y estaba el obispo, en cuya homilía mencionó la importancia de estrechar lazos con "nuestros hermanos mayores" profundizando las relaciones con los pérfidos, poniendo de ejemplo a San Pancho. Posteriormente mencionó la importancia de adecuar la evangelización a estos tiempos con la "cultura del encuentro" en el "dialogo con el mundo" y los no creyentes. Para finalizar, en el más estúpido de los ejercicios dialécticos, dijo que había que había que evangelizar aunque nos cueste el martirio. Fieles discípulos de "su pastor" (no el nuestro), estos obispos bailarines no quieren quedarse fuera del sistema. Puedo respetar la investidura pero nunca la promoción de la herejías judeo-cristianas, y lo errores de esta nueva Iglesia que bergoglio quiere implantar.
Mejor, que se aceleren los tiempos.
Un abrazo amiga.
¿"San Pancho"? ¡Ay, mi madre, qué bueno es usted! Tiene más gracia que un andaluz, oiga. Se lo digo y se lo repito. Me he reído un rato largo con todo lo que ha escrito. Menos mal que se celebraba la Virgen del Rosario y la oficiaba el obispo... ¡Qué despropósito, Dios mío! ¡Uno detrás de otro! ¡Si es que no ha faltado de nada, por lo que cuenta!
ResponderBorrarNo creo que tengan necesidad de comer en una semana ustedes, porque con el atracón que se han dado hoy de comida basura, jeje, se les van a quitar las ganas de ingesta de grasas malas para tiempos, jejejeje!!
Así que un día sin Internet, eh! Tiene muchos peligros, pero, bien usado, es una feliz herramienta para conocer gente estupenda, con la que sentir que no estamos solos ante esta calamidad que nos toca sufrir.
El colmo, que me ha dejado k.o., esto:
"...dijo que había que había que evangelizar aunque nos cueste el martirio. Fieles discípulos de "su pastor" (no el nuestro)".
Jejeje!! Que espere sentado. Nuestra sangre vale demasiado para desperdiciarla por según quien. ¡Hasta ahí podíamos llegar!
Yo he tenido Internet, pero como si no lo hubiera tenido. Siendo el día que es, no he pisado en casa. Así que, mire, unos por otros, jeje, ¡la casa por barrer! Me dio tiempo a dejarle el post y de milagro.
Un abrazo, amigo. Y no vuelva por allí. ¡Hay experiencias que marcan, jejejeje!