El conocido autor de "El Drama
Litúrgico", Augusto del Río, nos ha preparado una reseña del primer
documento doctrinal salido de la pluma del papa Francisco, la Exhortación
apostólica Evangelii Gaudium. Por razones didácticas se ha preparado con un
análisis general muy breve y dos puntualizaciones, que el autor llama
"señales negativas" y "señales positivas". Parece
indispensable leer este trabajo a fin de tener un marco referencial de lo
expuesto en el documento pontificio, en particular a los que no somos
especialistas en teología.
Análisis general
Es un documento larguísimo jamás se refiere a
Jesucristo con el término “Redentor”. Hay sí una referencia a los brazos
“redentores” del Señor (N°3). Utiliza siempre “Resucitado” para referirse a
Jesucristo. Jamás es Nuestro Señor Jesucristo, “Nuestro Señor” la utiliza una
vez.
No hay una sola referencia al pecado
original. Jamás a la falta original que necesitó de la redención para ser
sanada. Jamás ninguna referencia a la situación de miseria del hombre sin
Cristo.
El anuncio esencial es: el amor personal de
Dios que se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su
salvación y su amistad. Pero nunca se aclara de qué se nos tiene que salvar. Y
muchas veces queda confuso con un anuncio de promoción humana.
Hay una permanente descalificación del
Anuncio como un anuncio de VERDADES CONCRETAS.
Descalificación de las fórmulas “rígidas”,
“precisas”, “ortodoxas” que nunca pueden encerrar el Anuncio. Esos esquemas son
“aburridos”.
De hecho no hay ninguna referencia a que el
Anuncio implique creer ALGO CONCRETO Y DETERMINADO.
Jamás hay una referencia a que hay que
CONVERTIR a los demás. Y recuérdese que se está hablando de un documento sobre
la Evangelización.
Todas las referencias son sobre convertirse
uno, convertirse la Iglesia para que anuncie más eficazmente, convertirse los
agentes de pastoral. Jamás una referencia al problema de la salvación de
aquellos que están en las falsas religiones (obviamente jamás se las califica
así).
Se menciona a la gracia pero jamás se da una
definición de ella. Y menos se la aplica como una fuerza sobrenatural que es
absolutamente necesaria para la salvación.
Jamás se habla de la posibilidad de
condenación eterna.
Muchas veces tira la piedra y esconde la mano
porque no aclara a qué ejemplos concretos se refiere.
Hay una cantidad de afirmaciones que provocan
“sensaciones” equívocas y ambiguas respecto a la importancia y el papel de la
doctrina o el Magisterio en la historia de la Iglesia..
Usa continuamente la categoría de Pueblo de
Dios para referirse a la Iglesia con la ambigüedad que ello implica.
Si alguien quiere analizar cuáles son sus
fuentes tenga presente que ha citado de la siguiente manera:
48
veces a Juan Pablo II
40
veces al Sínodo de los Obispos sobre la Nueva Evangelización
24
veces a Paulo VI
20
veces a Benedicto XVI (incluida una cita del cardenal Ratzinger)
18
veces al Concilio Vaticano II
12
veces a Santo Tomás pero en ninguna el santo se refiere a la fe, a la verdad y
al objetivo de la evangelización.
10
veces al documento de Aparecida
9
veces a los Santos Padres
7
veces al Catecismo de la Doctrina Social de la Iglesia
4
veces los documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe
2
veces el documento de Puebla
2
veces la Conferencia Episcopal de EE.UU.
2
veces a la Conferencia Episcopal de Francia
1
vez al CATIC
1
vez a la Conferencia Episcopal de Brasil
1
vez a la Conferencia Episcopal de Filipinas
1
vez a la Conferencia Episcopal del Congo
1
vez a la Conferencia Episcopal de la India
1
vez el documento de la Comisión Teológica Internacional El cristianismo y las
religiones (1996).
1
vez a la Acción Católica Italiana
1
vez a Platón, a Newman, a G. Bernanós, al Kempis, a Sta. Teresa de Lisieux, a
Guardini, a “Tucho” Fernández (rector de la UCA) y a Ismael Quiles.
En particular SEÑALES NEGATIVAS.
1.
Quiere más poder para las Conferencias Episcopales, ALGUNA AUTÉNTICA AUTORIDAD
DOCTRINAL (N°32).
2.
Lo esencial es “la belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo
muerto y resucitado”. Ni una referencia al sacrificio redentor de Cristo que
paga la deuda del pecado del hombre. (N°36).
3.
El evangelio es ante todo responder al Dios amante que nos salva. PERO NUNCA
DICE DE QUÉ NOS SALVA. (N°39).
4.
Hace sospechoso cualquier anuncio doctrinal. Porque si no se anuncia al Dios
que nos ama resulta que eso es producto de acentos doctrinales o morales que
proceden de opciones ideológicas (N°39).
5.
Habla de distintas líneas de pensamiento filosófico, teológico y pastoral
metiendo todo en la misma bolsa, como si fuera lo mismo la legítima libertad
que puede haber en líneas pastorales, igualadas con la libertad que no puede
haber cuando se habla de filosofías o teologías las que claramente son
obstáculo para una presentación clara de la verdad católica. Y todo justificado
“porque si no estaríamos frente a una doctrina monolítica defendida por todos
sin matices”. (N°40)
6.
Comete el error garrafal de decir que un lenguaje completamente ortodoxo es
algo que no responde al verdadero Evangelio de Jesucristo porque no se adapta
al lenguaje que utilizan los fieles (N°41).
7.
Es más, dice enseguida que “con la santa
intención de comunicarles la verdad sobre Dios y sobre el ser humano, en
algunas ocasiones LES DAMOS UN FALSO DIOS O UN IDEAL HUMANO QUE NO ES
VERDADERAMENTE CRISTIANO. Tira la piedra y esconde la mano porque jamás aclara
a qué casos se refiere.
8.
Dice que LA EXPRESIÓN DE LA VERDAD PUEDE SER MULTIFORME, lo que afirma contra
la Humani Generis de Pío XII que claramente dice que NO SE PUEDE ABANDONAR LAS
FÓRMULAS QUE LA SABIDURÍA PERENNE HA CONSAGRADO PARA LA EXPRESIÓN DE LA VERDAD
CATOLICA.
9.
Cita de manera incompleta a Santo Tomás de Aquino cuando éste dice que los
preceptos dados por Cristo y los Apóstoles al Pueblo de Dios (a la Iglesia)
“son poquísimos”. Santo Tomás se refería a la comparación entre los preceptos
gravosos de la Antigua Ley y el yugo ligero de Cristo. Pero Santo Tomás dice
que son poquísimos los que Cristo agregó a la Ley de los 10 Mandamientos. Por el contexto el papa da la sensación
errónea de que son tan pocos los preceptos que no hay que insistir tanto en
ellos y que pueden ser un obstáculo si queremos una predicación que llegue a
todos. (N°43). Además NO MENCIONA EN NINGÚN LUGAR LA LEY NATURAL IMPRESA POR
DIOS EN NUESTRA CONCIENCIA.
10.
“Tampoco las puertas de los sacramentos deberían cerrarse por una razón
cualquiera” (N°47). No aclara cuáles serían esas razones cualesquiera y ya La
Nación ha interpretado que se refiere a los divorciados vueltos a casar que
quieran acceder a la comunión.
11.
Habla de no ser “controladores de la gracia” y que la Iglesia no es una aduana,
cuando sabe perfectamente que Cristo ha dicho que no debe tirarse perlas a los
cerdos y la Iglesia siempre ha cuidado que lo sagrado no sea pisoteado. (N°47)
12.
Dice que prefiere una Iglesia accidentada y herida y manchada por salir a la
calle antes que una Iglesia enferma por el encierro haciendo una típica
dialéctica insustancial. Ni lo uno ni lo otro.
13.
Pone la duda sobre las normas de la Iglesia, que según afirma “ nos vuelven
jueces implacables” (N°49).
14.
Ataca a los grupos tradicionalistas elípticamente: “formas exteriores de
tradiciones de ciertos grupos, o en supuestas revelaciones privadas que se
absolutizan” (N°70).
15.
Considera que las advertencias sobre el fin de los tiempos y la apostasía son
pesimismos paralizantes. y estériles (N°84) y cita para rebatirlo el famoso
pasaje del discurso inaugural de Juan XXIII en el Concilio donde condena a los
profetas de calamidades, pasaje que se sabe perfectamente hoy que se refiere al
mensaje de Fátima. Lo curioso es que el papa Francisco también habla de no caer
en optimismos ingenuos aunque ese mismo discurso cae en ese optimismo.
16.
Repite algunos de de sus típicos “bergoglemas” (uno de tantos del documento)
cuando afirma: “Sentimos el desafío de descubrir y transmitir LA MÍSTICA DE
ESTAR JUNTOS, DE MEZCLARNOS, DE ENCONTRARNOS, DE TOMARNOS DE LOS BRAZOS… (¿?)
(N°87)
17.
Vuelve a pegarles a los tradicionalistas cuando habla de “un neopelagianismo
autorreferencial y prometeico” inquebrantablemente fieles a cierto estilo
católico propio del pasado (N°94). Supuesta seguridad doctrinal o disciplinaria
que da lugar a un elitismo narcisista y autoritario donde se gasta las energías
en controlar (N°94).
18.
Otro tiro por elevación al tradicionalismo está en el número siguiente (95)
cuando dice que la mundanidad se manifiesta en un cuidado ostentoso de la
liturgia, de la doctrina y del prestigio de la Iglesia, que prefieren ser
generales de ejércitos derrotados
19.
Hace “demagogia” con los jóvenes cuando les atribuye llevar en sí las nuevas
tendencias de la humanidad (¿?) (N°108) que nos abren al futuro (¿?)
20.
Ser Iglesia es llevar la salvación de Dios en este mundo, pero nunca aclara de
qué tipo de salvación hablamos y de qué tenemos que salvarnos (N°114).
21.
Habla sin precisión de una infalibilidad del Pueblo de Dios (sensum fidei) sin
referirse claramente al poder magisterial. (N°119)
22.
Le da un papel desmesurado a la piedad popular que no implica necesariamente
una vida sacramental (N°125)
23.
Nuevamente afirma que el anuncio fundamental es: el amor personal de Dios que
se hizo hombre, se entregó por nosotros y está vivo ofreciendo su salvación y
amistad. Si esta es la referencia a la Buena Nueva, jamás la contrapone con la
Mala Nueva (el pecado original) y la necesidad de que Cristo se ofreciera en
sacrificio expiatorio por nosotros. (N°128)
24.
Desprecia nuevamente la precisión terminológica de la fórmulas de la fe: “No
hay que pensar que el anuncio evangélico deba transmitirse siempre con
determinadas fórmulas aprendidas, o con palabras precisas que expresen un
contenido absolutamente invariable. Se transmite de formas tan diversas que
sería imposible describirlas o catalogarlas, donde el Pueblo de Dios, con sus
innumerables gestos y signos, es sujeto colectivo. (N°129).
25.
Lanza un manto de sospecha sobre cualquier tipo de uniformidad al decir que “no
ayuda a la misión de la Iglesia” (N°131).
26.
Se equivoca al atribuir al simple sacerdote el poder de interpretar la
Escritura al preparar las homilías, cuando se sabe perfectamente que el
sacerdote debe transmitir el contenido de la fe y no ser intérprete (cosa que
le corresponde al Magisterio de la Iglesia) N°146.
27.
Parece quitarle importancia a la formación doctrinal nuevamente (N°161).
28.
Nueva alusión crítica contra la predicación de la doctrina “a veces más
filosóficas que evangélicas”. El anuncio debe expresar el amor salvífico de
Dios, “que no imponga la verdad” (N°165). Parece que no hay ninguna urgencia de
que la gente crea porque igual (ya veremos más adelante) puede salvarse de
todos modos.
29.
“Hacer resplandecer la verdad y la bondad del Resucitado”, jamás dice
“Redentor” (N°167).
30.
Cae en el típico error que ha hecho estragos entre los fieles al proponer un
estudio serio y perseverante de la Biblia sin decir nada sobre que estos
estudios deben ser dirigidos a la luz del Magisterio de la Iglesia (N°175) y
que las personas tienen que saber primero las verdades básicas de la fe, antes
que pretender estudiar la Biblia.
31.
En todo el capítulo IV (dimensión social de la Evangelización) hay un tufillo a
Teología de la Liberación, no distinguiendo adecuadamente entre la categoría
socioeconómica de pobre y la categoría evangélica teológica de pobre. (N°176 y
sgtes.) aunque intenta una pobre distinción con la ideología en el N°199.
32.
Cae en el típico error woytiliano y lubaciano de confundir plano natural y
sobrenatural al afirmar que “confesar que el Hijo de Dios asumió nuestra carne
humana SIGNIFICA QUE CADA PERSONA HUMANA HA SIDO ELEVADA AL CORAZÓN MISMO DE
DIOS”. (N°178). No distingue claramente entre la dignidad natural del hombre y
el estado de gracia sobrenatural.
33.
Rebaja los principios de la Doctrina Social de la Iglesia que deben ser
enseñados a las sociedades al mero “derecho de los pastores a emitir opinión”
sobre los temas que afectan la vida de las personas. (N°182).
34.
Considera que dos grandes cuestiones determinarán el futuro de la humanidad,
pero son dos cuestiones de orden puramente natural (la inclusión social de los
pobres por un lado, y el diálogo social y la paz por el otro). (N°185).
35.
Nuevamente critica a los “defensores de «la ortodoxia» (así, entre comillas)
haciendo dialéctica insustancial. (N°194)
36.
Al mismo tiempo que condena el aborto, dice que se ha hecho poco para acompañar
adecuadamente a las mujeres, ignorando la cantidad de asociaciones católicas
que desde hace décadas asisten a las madres solteras, de las que no dice ni una
palabra (N°214)
37.
Usa un lenguaje inapropiado de tinte sociologista: “generar procesos que
construyan pueblo” (sic) (N°224).
38.
Hace dialéctica hegeliana cuando alude al diálogo de posiciones enfrentadas,
como si eso pudiera aplicarse a la verdad revelada (N°228).
39.
Parece Hegel cuando afirma: “La unidad del Espíritu armoniza todas las
diversidades” (N°230). Y no distingue si se refiere a diversidades meramente
accidentales o esenciales de la fe
40.
Se niega a usar la categoría filosófica del “realismo metafísico” cuando
estaban dadas todas las condiciones para ello al criticar a los idealismos y
nominalismos (N°232).
41.
Redacta mal el documento la relación entre las verdades de la ciencia positiva
y las verdades de fe, de tal manera que parece que hubiera una subordinación de
la fe al conocimiento científico positivo: “cuando … la ciencia … vuelve
evidente una determinada conclusión que la razón no puede negar, la fe no la
contradice”. (N°243).
42.
Aplica todos los lugares comunes de la obsesión ecumenista (N°244 y sgtes.). EN
NINGÚN MOMENTO SE HABLA DE CONVERSIÓN PARA INGRESAR A LA IGLESIA CATÓLICA.
43.
Cae en el error herético de buscar lo que nos une para hacer expresiones
comunes de anuncio [de la fe], lo cual disuelve el contenido de la fe (N°246).
44.
Cae en el error herético de considerar que debemos aprender “lo que el Espíritu
ha sembrado en ellos [los herejes] como un don también para nosotros” (N°246).
45.
Parece que tenemos que aprender la colegialidad episcopal de los cismáticos
ortodoxos (N°246) y la experiencia “de la sinodalidad”.
46.
Sostiene casi todas las afirmaciones de la herejías judeocristiana (N°247 y
sgtes.)
47.
“Los judíos no están incluidos entre aquellos llamados a dejar los ídolos para
convertirse al verdadero Dios [porque] creemos junto con ellos EN EL ÚNICO DIOS
que actúa en la historia, y ACOGEMOS CON ELLOS LA COMÚN PALABRA REVELADA”
(N°247). Nótese la enorme herejía aquí dicha. Se niega al Dios trinitario y
además se hace alusión directa a la Palabra de Dios que sabemos que es el mismo
Cristo, negado por los judíos. Niega entero el proemio del Evangelio según San
Juan.
48.
Alude a las persecuciones a los judíos en el pasado por parte de cristianos sin
decir palabra sobre las persecuciones de los judíos a los cristianos (N°248).
49.
Afirma que “Dios … provoca tesoros de sabiduría que brotan del encuentro del
pueblo judío con la Palabra divina”, cuando sabemos que esa Palabra es
justamente lo que ellos niegan (N°249).
50.
Afirma erróneamente que podemos leer juntos los textos de la Biblia hebrea
cuando se sabe que el texto talmúdico ha adulterado la Biblia para poder negar
más fácilmente las profecías que se refieren a Cristo y además lo ha mutilado
(N°249). Esa mutilación (eliminación de los “deuterocanónicos” en la versión de
Jerusalén se trasladó a las llamadas Biblias protestantes
51.
Afirma erróneamente que los islámicos adoran CON NOSOTROS a un Dios único
(N°252).
52.
Afirma que el Islam auténtico no es violento, lo cual es enormemente discutible
(N°253).
53.
Cita el espantoso documento de la Comisión Teológica Internacional sobre las
religiones donde afirma: que los no cristianos, por la gratuita iniciativa
divina, y fieles a su conciencia (sin agregar “recta”), pueden vivir “justificados
mediante la gracia de Dios” (N°254) lo cual hace bastante inútil por cierto las
misiones.
54.
Afirma la herejía según la cual los ritos y signos de las religiones falsas
“pueden ser cauces QUE EL MISMO ESPÍRITU SUSCITE para liberar a los no
cristianos del inmanentismo ateo o de experiencias religiosas meramente
individuales” (N°254).
En particular SEÑALES
POSITIVAS
1.
No se debe enseñar lo moral descontextualizado (N°34) del anuncio principal.
2.
No se debe hablar más de la Ley que de la Gracia (N°38) pero no explica lo que
es la gracia y por qué es tan necesaria.
3.
La ética cristiana (no dice ética católica o moral católica) no es una ética
estoica ni [“únicamente” debería agregarse] un catálogo de pecados y errores.
4.
Hace una correcta descripción pero llena de lugares comunes de la injusticia de
la situación económica mundial, sometida al poder del dinero y a los principios
liberales del libre mercado. Pero nunca habla de la usura. (N°52 al 60)
5.
Desautoriza la “teoría del derrame” (N°54), leyenda del capitalismo liberal.
6.
Habla de la globalización de la indiferencia (N°54)
7.
Habla del “fetichismo del dinero y la dictadura de la economía (N°55)
8.
Critica a los que niegan el derecho de control de los Estados, encargados de
velar por el bien común (N°56).
9.
Afirma que tras estas actitudes se esconde el rechazo de la ética y el rechazo
de Dios (N°57).
10.
Aunque no habla de la usura, pide una reforma financiera en donde el dinero
sirva y no gobierne (N°58).
11.
Critica la exacerbación del consumo (N°60)
12.
Condena el relativismo moral (N°64).
13.
Habla del complejo de inferioridad de los agentes pastorales que los lleva a
relativizar u ocultar su identidad cristiana y sus convicciones (N°79).
14.
Reconoce una “desertificación espiritual” (N°86) fruto de sociedades que
quieren construirse sin Dios o que destruyen sus raíces cristianas.
15.
No está en discusión el sacerdocio reservado a los varones, pero insiste en
buscar formas de reconocer el lugar de la mujer (N°104).
16.
Pide una mejor selección de los candidatos al sacerdocio porque los seminarios
no se pueden llenar por cualquier tipo de motivaciones, y menos si éstas se
relacionan con inseguridades afectivas (¿contra los homosexuales en los
seminarios católicos?) (N°107).
17.
Brinda una serie de consejos útiles para las homilías (N°135 y sgtes.)
18.
Dice que la opción por los pobres debe traducirse PRINCIPALMENTE en una
atención religiosa privilegiada y prioritaria (N°200).
19.
Condena la “mano invisible” del mercado (N°204).
20.
Habla contra el aborto (N°213).
21.
Dice que “no cabe esperar que la Iglesia cambie su postura sobre la cuestión”
(¡menos mal!) N°214.
22.
“Los creyentes tampoco pueden pretender que una opinión científica que les
agrada, y que ni siquiera ha sido suficientemente comprobada, adquiera el peso
de un dogma de fe” (¿contra el evolucionismo?) (N°243).
Nota
aclaratoria: ¿Qué es el sensus fidelium?
Etim.:
Latín: "El Sentido de los fieles"
Otras expresiones para la misma idea:
"consensus fidelium" y
"sensus fidei" (el sentido de la fe).
El Sensus fidelium es una unción especial que
posee la universalidad de los fieles para no fallar en su creencia. Es un
sentimiento sobrenatural de la fe de todo el pueblo, cuando "desde los
Obispos hasta los últimos fieles seglares" manifiesta el asentimiento
universal en las cosas de fe y de costumbres." Cuando tomamos la
universalidad de los fieles en el sentido histórico vemos que si toda la
Iglesia, tanto el pueblo como los pastores, han creído (aceptado como revelada)
una verdad, entonces no pueden errar. Es infalible. Esto aplica a las doctrinas más básicas que
la Iglesia enseña como reveladas. El concepto del Sensus Fidelis se encuentra
en los Padres de la Iglesia.
El Sensus fidelium no es sinónimo al clamor
de la mayoría. Si una doctrina ha cumplido esta condición de infalibilidad en
el pasado, y el pueblo de otra época posterior la llega a dudar o negar, esto
no hace que la doctrina deje de ser infalible. Cuando el Papa nos recuerda de
estas verdades no es necesario que haga una nueva solemne definición.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista