…es
conveniente recordar cuales son las “reformas” y las “orientaciones” a las que
Mons. Lefebvre se ha opuesto en sus palabras y obras. Los que aún quieren creer
que Pablo VI era ajeno a lo que está sucediendo actualmente en la Iglesia
Católica harían bien en meditar seriamente estas palabras.
…Pablo
VI reprende a Mons. Lefebvre al oponerse a “un concilio como el Segundo Concilio
Vaticano que no tiene menor autoridad, que incluso en algunos aspectos es más
importante que el Concilio de Nicea”.
Cualquier católico actual comprende la profunda
gravedad de estas palabras sin necesidad de puntualizaciones.
Un concilio pastoral y no dogmático es, por
definición, aquél cuyas conclusiones se limitan a adaptar a las circunstancias
temporales los medios de difusión de verdades anteriormente declaradas. La
aplicación de estas conclusiones, la legitimidad de su aplicación depende de su
concordancia con dichas verdades. Por consiguiente un concilio pastoral está,
por definición, en una relación de dependencia con respecto a un concilio
dogmático. Por consiguiente, decir que “el Concilio Vaticano II no tiene menos
autoridad que el Concilio de Nicea” contradice el sentido mismo de la
palabra que define a uno y a otro. La frase de Pablo VI significa, pues, que el
Concilio Vaticano II, a los diez años de su clausura, deja de ser pastoral para
convertirse en dogmático. Las palabras de Pablo VI no admiten otra
interpretación.
Pero
aún hay otra frase digna de estudio. Es menos concluyente debido a su ambigüedad,
pero quizás más impresionante en sus implicaciones. Para Pablo VI el Concilio Vaticano
II es “en ciertos aspectos más importantes que el de Nicea”.
Si recordamos que Nicea fue el Concilio en
que se declaró el dogma fundamental del Cristianismo, la divinidad de Nuestro
Señor Jesucristo, esos “ciertos aspectos” en que el Concilio
pastoral Vaticano II es “más importante” que él, se nos
presenta como propiamente inconcebibles.
No obstante, es preciso reconocer que las
palabras de Pablo VI en esta carta no pueden interpretarse como una ligereza momentánea,
un despiste de cuyo significado profundo no se dio cuenta su autor. Porque,
desgraciadamente, todo el contenido de esta carta y concretamente la frase
comparativa de los dos concilios, está perfectamente de acuerdo con los hechos
que hemos visto y vemos sucederse en la Iglesia desde hace tantos años.
En efecto, Vaticano II es hoy más importante
en la práctica que Nicea y que todos los concilios dogmáticos y que todas las
doctrinas de los papas que hablaron ex Cathedra. Porque esas doctrinas y
esos dogmas pueden ser discutidos y puestos en duda y negados sin que la maquinaria
defensiva de la Iglesia se ponga en marcha. Se puede defender el relativismo
de la verdad o negar la Resurrección de Cristo, pero no se puede poner
obstáculo al las “reformas” y “orientaciones” del Concilio Vaticano
II.
JOSÉ MIGUEL GAMBRA – “Monseñor
Lefebvre: Vida y doctrina de un obispo católico” Ed. Del Grial 2001. Pags.
37-38.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
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