sábado, 21 de diciembre de 2013

EL OPUS DEI, CABALLO DE TROYA DEL LIBERALISMO – Por R. P. Guillermo Devillers



Tocará a historiadores mas documentados que yo el juzgar con precisión la influencia liberal del Opus en la evolución, o más bien, revolución política y religiosa de España en estos últimos años, influencia que por lo visto, fue muy importante.

  Lo que quiero aquí es, sin pasión ni polémica, comparar la doctrina abiertamente liberal de la Obra y de su fundador, con las enseñanzas eternas de la Iglesia.

a) UN CONCEPTO AMBIGUO DE LA LIBERTAD

  Desde hace dos siglos la Iglesia multiplica sus advertencias contra una idea falsa y demoledora de "libertad". No hay libertad fuera de la dependencia de Dios. Estamos en una dependencia total de Dios tanto en nuestro ser como en nuestro obrar. (Basta leer por ejemplo la encíclica de S.S. León XIII, "Libertas". "A nosotros criaturas nos toca obedecer a cada momento y en cada acción a la voluntad amorosa de nuestro Creador, expresada por su ley natural, por la ley evangélica y por las órdenes legítimas de nuestros superiores. En esta obediencia y dependencia de Dios consiste nuestra perfección: "Sed perfectos". Escuchemos la doctrina tradicional y eterna de la Iglesia tan clara y hermosa referente a la libertad: “Si ha de tener nombre verdadero de libertad en la sociedad misma, no ha de consistir en hacer lo que a cada uno se le antoja, de donde resultarían grandísima confusión y turbulencias opresoras, al cabo, de la sociedad, sino en que, por medio de las leyes civiles, pueda cada uno fácilmente vivir según los mandamientos de la ley eterna”. ("Libertas" núm. 11).

  Si leemos ahora los escritos del fundador de "la Obra", ¡qué diferencia! ¡qué lenguaje tan distinto y no exento de ambigüedad!

  “Algunos de los que me escucháis me conocéis desde muchos años atrás. Podéis atestiguar que llevo toda mi vida predicando la libertad personal, con personal responsabilidad. La he buscado y la busco, por toda la tierra, como Diógenes buscando un hombre, y cada día la amo más, la amo sobre todas las cosas terrenas: es un tesoro que no agradeceremos nunca bastante”. (José Mª Escrivá de Balaguer, Sermón de Cristo Rey del 22-11-1970). ¿De qué libertad se trata? No lo sabemos.

  Y estas expresiones tan peligrosas: “La libertad personal que defiendo y defenderé siempre con todas mis fuerzas" ("Amigos de Dios, núm. 26). "Libremente, sin coacción alguna, porque me da la gana, me decido por Dios”. ("Amigos de Dios "núm. 35). “Soy muy amigo de la libertad, y precisamente por eso quiero tanto esa virtud cristiana (la obediencia). Debemos sentirnos hijos de Dios, y vivir con la ilusión de cumplir la voluntad de nuestro Padre”.

  “Realizar las cosas según el querer de Dios porque nos da la gana (1), que es la razón más sobrenatural. El espíritu del Opus Dei, que he procurado practicar y enseñar desde hace mas de 35 años, me ha hecho comprender y amar la libertad personal”. ("Es Cristo que pasa" nº 17). Podríamos multiplicar los textos. Digamos solamente que si bien "el padre suele añadir a esta palabra: "libertad" esta otra: "responsabilidad", si bien la libertad que nos abala suele acabar bien ("Libremente sin coacción alguna porque me da la gana, me decido por Dios(2), sin embargo, todo este lenguaje nos suena mal, nos suena a ambiguo, nos deja una impresión desagradable. La libertad no consiste de ninguna manera en hacer "lo que me da la gana", sino en obrar según la recta razón. Por eso, dice Santo Tomás, el poder pecar no es libertad, sino servidumbre. Nos gustaría que los hombres actuales de la Iglesia y del Opus Dei nos hablaran más claro en vez de repetir estas solemnes y enfáticas alabanzas de la libertad sin más precisiones (3)

b) MONS. ESCRIVÁ DE BALAGUER Y LA LIBERTAD RELIGIOSA

Sobre este tema de la libertad religiosa “e1 padre habló bien claro”. Refiere Salvador Bernal:

  En 1966 contó a un periodista, Jacques Guillemé-Brûlon, de "Le Figaro", lo que una vez había comentado -el padre Escrivá de Balaguer- al Santo Padre Juan XXIII, movido por el encanto afable y paternal de su trato: "Santo Padre, en nuestra Obra siempre han encontrado todos los hombres, católicos o no, un lugar amable: no he aprendido el ecumenismo de Vuestra Santidad". El se rió emocionado porque sabía que, ya desde 1950, la Santa Sede había autorizado al Opus Dei a recibir como asociados cooperadores a los no católicos y aún a los no cristianos.

  Poco antes, el periodista le había preguntado sobre la "posición de la Obra" ante la Declaración del Concilio Vaticano II acerca de la libertad religiosa. La respuesta surgió bien clara: “En cuanto a la libertad religiosa, el Opus Dei, desde que se fundó, no ha hecho nunc a discriminaciones: trabaja y convive con todos, porque ve en cada persona un alma a la que hay que respetar y amar. No son solo palabras, nuestra Obra es la primera organización católica que, con la autorización de la Santa Sede, admite como Cooperadores a los no católicos, cristianos o no. He defendido siempre la libertad de las conciencias. No comprendo la violencia: no me parece apta ni para convencer ni para vencer; el error se supera con la oración, con la gracia de Dios, con el estudio, nunca con la fuerza, siempre con la caridad. Comprenderá que siendo ese el espíritu que desde el primer momento hemos vivido, sólo alegría puede producirme las enseñanzas que sobre este tema ha promulgado el Concilio”. ("Mons. J. Escrivá de Balaguer" Salvador Bernal). El lector habrá notado enseguida la contradicción de este texto con la Encíclica QUANTA CURA" de Pío IX que condena "esa opinión errónea, la más fatal a la Iglesia Católica y a la salvación de las almas y que Gregorio XVI llamaba delirio, a saber: que la libertad de conciencia y de cultos es un derecho libre de cada hombre que debe ser proclamado y garantizado en toda sociedad bien constituida...”

  En "Amigos de Dios" núm. 171, el fundador de1 Opus Dei decía también: “Estamos obligados a defender la libertad personal de todos, sabiendo que Jesucristo es quien nos ha adquirido esa libertad; si no actuamos así, ¿con qué derecho reclamaremos la nuestra? (4)”. Esta idea, la vuelve a repetir muchas veces a lo largo de sus sermones: "Nuestra fe cristiana además, nos lleva a asegurar a todos un clima de libertad, comenzando por alejar cualquier tipo de engañosas coacciones en la presentación de la fe”. (id. nº 36). Esta doctrina del fundador del Opus Dei es enorme en sus consecuencias. Es, por supuesto, una condenación de la Inquisición católica, pero también de las Cruzadas ("No comprendo la violencia"). Es la condenación de los siglos de Reconquista. Es la condenación, incluso, de la Cruzada nacional de 1936. Nuestros lectores saben cuánto esa doctrina de libertad religiosa, que triunfó en el Concilio Vaticano II, se aleja de la doctrina católica infalible. Esa doctrina es herética (5). Esa libertad que defienden es la libertad de la perdición que Gregorio XVI y Pío IX llamaban delirio y que está hoy día llevando a toda una generación de jóvenes en el mundo entero a su perdición y auodestrucción, por la in moralidad, las sectas, la droga y otros venenos de venta libre.


c) RELACIONES ENTRE LA IGLESIA Y EL ESTADO: UN LIBERALISMO DIGNO DE LA MASONERÍA.

 A la masonería no le molesta mucho que se hable de Dios, de vida espiritual, de oración, de mandamientos, con tal que todo esto se quede en un plan privado o en las Iglesias. Lo que no puede soportar es que se saquen de la Religión consecuencias públicas, sociales, deberes para los gobiernos, lucha de éstos contra el vicio y el error. De ahí la separación de la Iglesia y el Estado, el Estado oficialmente laico, sin religión, la liberad de cultos, de prensa, de espectáculos, etc.

  La Iglesia luchó con todas sus fuerzas contra esta rebelión del poder civil y de las acciones contra Jesucristo (6).

  El Opus Dei no luchó. Su liberalismo en este punto es asombroso. Que el lector me perdone si las citas se alargan un poco, ¡pero este punto es de una trascendencia tan enorme!

  No escapan a Mons. Escrivá de Balaguer las consecuencias prácticas de una espiritualidad verdaderamente laical... Y he aquí, en este punto, la característica aversión de Monseñor Escrivá de Balaguer por todo tipo de clericalismo: “Pero a ese cristiano (sabio) jamás se le ocurre creer o decir que él baja del templo al mundo para representar a la Iglesia y que sus soluciones son las soluciones católicas a aquellos problemas. ¡Esto no puede ser, hijos míos! Esto sería clericalismo, catolicismo oficial o como queráis llamarlo. En cualquier caso es hacer violencia a la naturaleza de las cosas”. (Citado por el Cardenal Sebastiano Baggio en "Avenire", Milán 26-7-75).

  En el librito de propaganda "¿Qué es el Opus Dei?" (Edición 1972, 28), nos dice: “Como consecuencia del fin exclusivamente divino de la Obra, su espíritu es un espíritu de libertad, de amor a la libertad personal de todos los hombres; y como ese amor a la libertad es sincero y no un mero enunciado teórico, nosotros amamos la necesaria consecuencia de la libertad, es decir: el pluralismo”.

  En el Opus Dei el pluralismo es querido y amado, no sencillamente tolerado y en modo alguno dificultado.

  En 1964 le preguntaron en el teatro Gayarre de Pamplona:

  ¿Qué posición tienen los socios del Opus Dei en la vida pública de los pueblos? Mons. Escrivá inició su respuesta con un rápido y rotundo: “la que les dé la gana”. En el abarrotado teatro resonó una ovación cerrada...

  “¿Cómo puedo dar a entender a nuestros amigos, se le preguntó en Buenos Aires, que tratar a Dios es más importante que hacer política? Bueno, contesta el "padre", es que no les puedes decir que no se preocupen de política. Porque justamente, por amor de Dios, algunas personas se ocupan de política: ¡yo, no! Yo no trato de ese tema, pero comprendo que haya ahí gente llena de rectitud: unos van por la derecha, otros por la izquierda, otros por allá, y ninguno desacierta, todos tienen buena voluntad...

  De modo que sí: que los buenos se preocupen de política, si les da la gana...” (Monseñor Escrivá de Balaguer, por Salvador Bernal pág. 269).

  Al leer esto me quedo estupefacto y pienso: pobre San Fernando, pobres Reyes Católicos que se equivocaron haciendo política, y además, una política del peor clerica1ismo, considerándose como los capitanes de Dios, representantes de la Iglesia.

  Pobre San Pío X que en Venecia hizo toda una campaña electoral sobre el tema: ¡A la puerta todos los enemigos de San Marcos, luchando con todas sus fuerzas contra el abstencionismo político de los católicos y consiguiendo el rechazo total de los masones y socialistas del gobierno. ¡Pero claro, esto era antes del Concilio Vaticano II! Si estos Reyes, si San pío X hubieran conocido a Monseñor Escrivá de Balaguer, no se habrían equivocado así y habrían dejado a los católicos hacer la política "que les diese la gana", y habrían dejado en paz a los musulmanes, judíos o masones...


CONCLUSIÓN: LOS CATÓLICOS DEBEMOS TENER HORROR A ESTE LIBERALISMO TAL COMO LO DEFIENDE EL OPUS DEI

  Hoy día el liberalismo triunfa no sólo en España con el Opus Dei, sino también en Roma. Este liberalismo no es católico y no lo será nunca; Queremos Que Dios reine en todo el mundo. ¿No lo decimos en el Padre Nuestro? Que Jesucristo reine no sólo en los corazones, no sólo en la vida privada sino también en la sociedad, en las empresas, en las escuelas. Queremos que el crucifijo esté en las aulas. Queremos salvar nuestras almas y las de nuestros niños y las de todos los hombres. Queremos pues, que el gobierno luche contra el vicio y la corrupción en los jóvenes, prohíba el aborto y el terrorismo. Y que remos luchar nosotros mismos, en la medida de nuestra influencia social o política. Queremos que los Estados nos "coaccionen" suave mente para ser buenos católicos siguiendo el consejo de Jesús (Lc. 14-23): “Obligadles a entrar para que se llene mi casa”. Si esto es hacer política, haremos, entonces, la política de los santos, la política de san Fernando y de San Luis, y si Dios quiere haremos otra nueva cruzada para salvar la civilización cristiana de manos del comunismo, del judaísmo, y del islamismo y, salvar a España. Y confiamos en que la Virgen victoriosa de Lepanto nos dé la victoria otra vez.

  No dudo que haya personas buenas y santas en el Opus Dei, pero quisiera que vieran cómo les pueden engañar. Y quiero terminar con estas palabras llenas de fe y de piedad de un gran defensor de la fe (Monseñor Lefebvre, 13-13-1984): “Cuanto más se medita nuestra dependencia de Dios, más se medita nuestra dependencia de Nuestro Señor Jesucristo, tanto más se tiene el deseo de ponerse bajo el dulce reino de Cristo y de la Santísima Virgen María; no se tiene más que un deseo: y es el de ver reinar a Cristo y a la Santísima Virgen María. Cuanto más se piensa en eso más horror se tiene, un horror visceral, un horror instintivo, al liberalismo...”.

  En resumen: Las "libertades" defendidas por Mons. Escrivá de Balaguer, desde San Agustín han sido llamadas por la Iglesia: "libertades de perdición" o "delirios".


  El liberalismo del cual hace alarde el fundado r del Opus Dei, ha sido condenado infaliblemente como “el error más fatal a la Iglesia Católica y a la salvación de las al más”. Y fatal lo ha sido para España, abriendo las puertas al socialismo-comunismo y a una intensiva propaganda de descristianización.


Publicado en "Tradición Católica" nº 12 Nov. 1985, Madrid, España.

(1) Subrayado en el texto original
(2) "Amigos de Dios", nº 35..
(3) Sto. Tomás define la libertad: "Vis electiva me diorum servato ordine finis". Es el poder escoger los medios convenientes, conservando el orden hacia el fin.
(4) ¿Con qué derecho? ¡Hombre! pero con el derecho de la verdad que sólo tiene derechos. El error tiene ninguno. Ta1 es la doctrina tradicional de la Iglesia recordada por el Papa Pío XII: "Lo que no corresponde a la verdad y a la norma moral, no tiene objetivamente derecho alguno a la existencia, ni a la propaganda, ni a la acción". (Pío XII Comunidad Internacional y Tolerancia. Doctrina Pontificia, Tomo I L BAC). La doctrina católica sólo aprueba la tolerancia del error y el mal, en la medida en que sea conveniente o necesario "para que no se impidan mayores bienes y en parte para que no se sigan mayores males".
(5) Ver los artículos de Michel Martín, a quien no se ha contestado nunca. (Trad.Cató. nº 28, 9, 10, 11).
(6) Ver, en especial, el SYLLABUS, de Pío IX y la Encíclica "QUAS PRIMAS" de Pío XI que instituyó la fiesta de Cristo Rey.
Agradecemos a Lamentabili Sane, por compartir el artículo



Nacionalismo Católico San Juan Bautista

6 comentarios:

  1. El Opus te quema la cabeza. Son papólatras obsecuentes que disocian todo el tiempo la vida pública de una piedad personal fruto de la “devotio moderna”. Es uno de los más graves errores. Porque así los católicos aparecemos muy preocupados por nuestra vida personal pero poco atentos a las dimensiones de una política realista ocupada de las necesidades reales de la gente. Ni socialismo mutilador de la dimensión espiritual del hombre, ni liberalismo. Los católicos deberían tratar de conciliar la doctrina política con una doctrina económica siguiendo los principios y postulados de la Doctrina Social de la Iglesia. El Opus es la negación de esa conciliación. Por eso “regalamos” estos temas (los económicos) a la izquierda y (a veces con razón) los zurdos nos achacan que nos ocupamos (y está bien ocuparse) de la liturgia y nos desentendemos de lo económico. Por eso el Opus ha hecho tanto daño. De todos modos, para ser justos con monseñor Escrivá, habría que compensar esto con las famosas Tres campanadas cuya lectura está –si no prohibida– restringida en los centros de la Obra y que denunciaba muchos de los errores posconciliares.

    Augusto del Río

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  2. A mi me ha tocado de cerca el Opus Dei, y me parece que o J.M Escrivá se salía por la tangente para parecer modernista o tenía una doble manera de actuar dependiendo de la posición social de los miembros.
    Digo esto, porque en la obra se vigila en todo momento a sus miembros, si van a misa todos los días, si han rezado el rosario, si han hecho penitencia, y una revisión semanal de los pecados cometidos sobre todo de pureza.

    Otro tanto es para los candidatos a los que se les acosa para que digan que SI que quieren pertenecer a la obra, sino en la mayoría de casos uno queda relegado al ostracismo o simplemente le obligan a decir NO de manera brusca y poco elegante.

    En mi opinión JM Escrivá tenía toques muy conservadores con ciertos retazos de modernismo esto último creo yo que de cara a atraer a la gente de fuera. Pero una vez dentro en muchos casos se vive rodeado de fariseismo y de hermanos que se vigilan unos a otros. En otros casos (espero que en la mayoría) en el centro se vive en armonía y no se estrangula a los miembros a esa vigilancia constante.

    Entre otras cosas aparte de casi decir que SI a pertenecer a la obra, nunca me enseñaron que la Inquisición hiciera las cosas mal, o que la libertad significa que hay que hacer lo que a uno le de la gana. Y en el colegio me enseñaron muy bien sobre doctrina católica y moral. Por eso creo que el escrito no saca unas conclusiones acertadas y se centra en muy pocas frases de JM Escrivá.

    Me parece un artículo pobre que saca muchas conclusiones de un par de frases sacadas claramente de contexto.

    Supongo que todo lo que venga de Mons Lefebre es santo y bueno y que hablaba tan claro que nada se podía sacar de contexto. También supongo que los Lefebvrianos y sus seguidores tampoco pecan nunca con actitudes farisaicas ni nada por el estilo.
    Sólo se Lefebvre fue excomulgado por un Papa elegido de manera válida. Y no digo que Lefebvre sea peor que JM Escrivá.

    En resumen, además de lo pobre de la crítica me parece muy mal el fin con el que se hace que no es otro que resaltar la figura de Lefebvre frente a JM Escrivá.

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    1. Coincido en mucho; veo papolatría extrema y mucho "callar y rezar", pero su doctrina y su moral son casi que el último reducto contra el verdadero liberalismo y modernismo del clero en mi país.
      San Josemaría no creo que se refiera a la libertad de hacer lo que la gana dé, sino que libremente se decide uno a vivir como hijo de Dios y así es como debe ser y no hay otra válida.
      Últimamente me he acercado a la FSSPX, que también me encanta su liturgia; en la Obra están aflojando en liturgia y en urbanidad de la piedad, al menos en mi país, pareciera que se están dejando vencer, por ejemplo, jamás en un oratorio de ellos se podría entrar en mangas de camisa, ahora así va la mayoría a sus Misas y nadie dice nada; en algunos lugares para no incomodar, sin más se han retirado los reclinatorios pero dudo que lleguen a la Comunión en la mano.
      Hacen bien, mucho, pero pasa como con los católicos en general, no damos la talla en la actuación pública, ahí no hay que criticar al Opus Dei, sino a las personas.
      Yo quiero mucho la Obra, y mucha gente ahí es mi amiga y amigos de verdad; pero no caigo en la papolatría y si tengo que decir algo, lo diré. Punto.

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  3. Lamento decirles que el estandarte de Lepanto fue dado por pablo sexto a los musulmanes, el muy traidor.
    Hagan una cruzada si, pero para que por fin sea hecha la consagracion de Rusia, y a juzgar como están las cosas en la iglesia, va a ser la cruzada más difícil. Todos modernistas-

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  5. ¿Y quien habla de la Papofagia, en la cual hay gente que aparatosamente se moteja de católica y lo único que hace es insultar al vicario de Cristo de las formas más ruines y bajas, llegando a decir que es hereje, apóstata y hasta sugiriendo que es usurpador del papado ?. Ellos mismos se parecen a los herejes, cismáticos y demás negadores de la Iglesia. Hace rato que ese pequeño rebaño poco católico viene, aumentando paulatinamente sus insultos, ensuciando el nombre y la figura de los Papas del Post Concilio. Esos tradicionalistas son TRAICIONALISTAS. Ellos son más bien la Iglesia de Judas, ahorcando al Papado en la cuerda de enemigo, Son los acusadores de Job, hacen como Satán cuando se presenta ante Dios.

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