La detección de los errores es un elemento
sustancial en la militancia contrarrevolucionaria, que provoca irritación o a
veces hilaridad en la gente del mundo. “Hemos visto hombres sabios, incluso
doctores y jueces en Israel, que se ponían a sonreír cuando nosotros nos
lamentábamos por los signos calamitosos y los excesos criminales de nuestro
tiempo ¡Cómo si deficiencias absolutamente semejantes, y concebidas en los
mismo términos, decían, no hubiesen sido familiares a todos nuestros
antecesores indistintamente¡ Basta pues con esa fraseología pesimista, con esas
banalidades lacrimosas. Congratulémonos más bien por todo lo que nuestro tiempo
tiene de bueno y generoso; y sepamos mirar al mal en la cara, con el ojo sereno
y resignado del observador del filósofo”.
A esta acusación de “tremendismo pesimista”,
Pie responde que es una constante de todos los siglos el que los hombres de
Iglesia, especialmente los santos, hayan gemido por los pecados y los males de
que eran testigos ¿Por qué prohibimos llorar en esta época? ¿Acaso hemos
conquistado el derecho de presentarnos ante Dios, con presuntuosa confianza y
audaz suficiencia, para reclamar la recompensa debida a los méritos de nuestra
generación? Ello mostraría en nosotros la más espantosa de todas las
disposiciones “puesto que implicaría el olvido de la noción misma del mal, el
olvido del pecado, el olvido del deber, más aún, de la necesidad casi ilimitada
de expiación”.
A quienes detectan los errores de su tiempo y
anuncian las calamidades que dichos errores preludian, se los acusa de ser “profetas
de desgracias”. Son muchos los que huyen de todo lo que pueda oler a alarmismo,
y no soportan que se desconfíe del futuro; en los síntomas más flagrantes de
desorganización social no ven sino motivos de tranquilidad y prendas de
prosperidad siempre creciente. “¿Os acordáis de la espantosa catástrofe
ocasionada el año último en Burdeos por la explosión de un depósito de
combustible? El incendio había devorado una serie de casas; proyectiles
mortíferos extendían el desastre a todo el entorno; una calle íntegra estaba
cubierta de carbones y escombros. Encima de esas ruinas humeantes se podía ver,
a la luz de las llamas, un letrero, lo único que por una especie de fatalidad
irónica se había salvado, sobre el cual restaban intactas y bien legibles las
últimas palabras escritas con letras enormes: ¡Depósito de combustible
inexplotable! Imagen fidelísima de la seguridad que algunos tratan de
inspirarnos en esta hora”.
Otra objeción que se suele elevar contra los
que se animan a denunciar los errores de la propia época es que la
contradicción puede dar importancia al agresor y conciliarle el favor popular,
mientras que el silencio desdeñoso logra que se pierda en la oscuridad y el
olvido. “A esto respondo primero que la Iglesia, sin cometer la falta de
sobreestimar y agrandar deliberadamente a ninguno de sus adversarios, no
acostumbra minimizar ni aminorar a ninguno de ellos, y que si advierte que al
combatirlos los honra y exalta, no por ello tiene que privarse de tal
procedimiento. Asimismo debo agregar que la teoría del silencio es,
generalmente hablando, una teoría demasiado cómoda para no ser sospechosa y
constato que en el pasado no tiene a su favor ni la autoridad, ni el ejemplo,
ni el éxito.”
ALFREDO SAENZ – “El Cardenal Pie:
Lucidez y coraje al servicio de la verdad” Ed. Gladius 2007. Págs.359-361.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Gracias por publicar! Solo un pedido, algunos colores mas amigables con la vista? Quede pseud-ciego al terminar de leer..
ResponderBorrarpásele la flechita del mouse por encima de los párrafos presionando el botón izquierdo y queda azul con fondo blanco....
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