El título de este artículo puede causar
asombro, ya que la mayoría conoce y da por auténtica la versión oficial,
publicada por el Cardenal Angelo Sodano en junio del año 2000, en la que
supuestamente se dio a conocer la revelación hecha por la Santísima Virgen
María a los tres pastorcitos de Fátima, Portugal, en 1917. También se acepta
que la "Hermana Lucía" validó ese texto al año siguiente y falleció
en 2005.
Sin embargo, existen suficientes pruebas de
que la verdadera Hermana Lucía murió realmente el 31 de Mayo de 1949, fiesta de
María Reina, y de que la fallecida en 2005 fue en realidad una impostora.
También hay certeza de que existe una parte del Tercer Secreto que aún no se ha
querido publicar oficialmente, si bien se ha dado a conocer ya de forma
extraoficial y ofrecemos aquí una reflexión respecto a ella.
Lucía Dos Santos ingresó al Carmelo de Santa
Teresa de Coimbra en 1948, treinta y un años después de las apariciones de la
Santísima Virgen en Fátima, teniendo 41 años de edad. Anteriormente, había sido
religiosa de las Hermanas Doroteas, en Pontevedra, España, en donde ingresó en
1925, a los 15 años de edad, y profesó en octubre de 1928.
Desde que estuvo con las Hermanas Doroteas
tenía una salud muy precaria, motivo por el que, en 1944, Mons. Da Silva le
ordenó escribir el Tercer Secreto de Fátima, temiendo que con su muerte se
perdieran las revelaciones de Nuestra Señora.
Después de ingresar al Carmelo de Porto, en
Portugal, la salud de la Hermana Lucía continuó agravándose, y murió el 31 de
mayo de 1949, al año y dos meses de haber ingresado.
Cuando, 65 años después, murió la impostora
"Lucía", el 13 de febrero de 2005, en el listado oficial de monjas
fallecidas de los Carmelitas Descalzos pusieron a la Hermana "Lucía Dos
Santos" en la casilla 265. Pero, por más de un año, apareció allí la fecha
real de su fallecimiento, 31 de mayo de 1949, sin que nadie se diera cuenta.
Hoy día aparece ya corregido (ver "Moniales Defunctae" de la Orden: (http://www.ocd.pcn.net/defunti/n_def9.htm).
Con todo, nótese que aún hoy aparece como
fecha de su profesión el 3 de octubre de 1928, lo cual simplemente no pudo
haber ocurrido, ya que Lucía entró a la Orden Carmelita hasta 1948.
¿Porqué el obituario no reproduce el 31 de
mayo de 1949 como la fecha de su profesión, como por mucho tiempo se manejó en
las biografías oficiales? Por varias razones: la primera, porque la Regla
carmelita establece que la profesión se hace hasta después de dos años de
noviciado, mismos que Lucía no había cumplido y, la segunda, porque ese fue el
día en que ella murió.
El error, que por más de un año se mantuvo en
el sitio de la Orden, llevó a que un lector preguntara ese extraño dato a los
editores de Tradition in Action: (Ver tercera conversación titulada "Death
Notice in Carmel Archives":
Traducción
al español:
Pregunta:
"No estoy a favor de las teorías de
conspiración, pero a las bizarras fotos de la Hna. Lucía a las que se refiere
Ms. Hovart añádase otro asunto bizarro: al mirar al sitio web de los Hermanos
Carmelitas y ver los obituarios de monjas de 2005, dice que Sor Lucía murió el
31 de mayo de 1949. Esta lista ha estado allí por al menos un año sin que nadie
la corrija, quizá ustedes me puedan explicar el porqué. Nuevamente: no creo en
las teorías de la conspiración, pero las fotos son raras y esta fecha de
fallecimiento me parece muy extraña. Solo quería hacer notar eso".
Respuesta
de los Editores:
"El cuadro 265 enlista correctamente la
fecha de nacimiento y de profesión: nació el 22 de marzo de 1907 en Fátima, e
hizo sus primeros votos como Hermana Dorotea el 3 de octubre de 1928. Pero es
difícil entender por qué el sitio oficial de documentos puso como la fecha de
su fallecimiento el 31 de mayo de 1949. Tal vez porque ella realmente murió en
aquella fecha, y otra persona, que falleció en 2005, haya tomado su
lugar".
Tan es cierta esa posterior corrección, que
en el documento digitalizado aparece aún, en las fuentes originales, la fecha
del 31 de mayo de 1949, como se puede observar en la parte baja derecha:
Por otro lado, las clamorosas discrepancias
entre la verdadera Lucía y la impostora "Lucía" son la que documentan
sin lugar a dudas que se trata de dos personas totalmente distintas. Las
diferencias existen al menos en tres elementos: faciales, de caligrafía, y
contenido del mensaje.
En
las fotos de la verdadera Lucía I y la impostora "Lucía" II se
destacan:
Diversa
forma de ojos:
Diversa
forma de nariz, labios y mentón:
Diversa
dentadura, boca, pómulos y mentón:
Verdadera Lucía de joven Impostora
"Lucía" de joven
La caligrafía también es distinta, como lo
revela el estudio elaborado por el Speckin Forensic Laboratories, empresa
internacional especializada en falsificación de documentos. Las dos Lucías
escriben distinto la "h", la "N" mayúscula, el saludo
personal, la "g" minúscula, y las "S, s" mayúscula y
minúscula:
Por último cabe señalar que después de la
segunda aparición, la Virgen María le había revelado a Lucía que sus primos,
Francisco y Jacinta, morirían en breve, y que ella, Lucía, moriría "algún tiempo"
después. Ese "algún tiempo" choca con la edad de 98 años que
supuestamente tendría al morir en 2005: "Sim;
a Jacinta e o Francisco levo-os en breve. Mas tu ficas cá mais algum
tempo".
Además, hay una prueba concluyente de que
estamos ente una falsa "Lucía", y es que ésta apoyó la versión
fraudulenta del 3er Secreto de Fátima operada por el Cardenal Sodano en el año
2000. Si se tratara de la auténtica Hermana Lucía no lo hubiera hecho, siendo
ella la protagonista y principal conocedora del verdadero Secreto.
Pero ¿quién creó a la falsa Hermana
"Lucía" y por qué?
Ante todo, es preciso exonerar al Papa Pio
XII de este fraude. Él fue un gran creyente de las apariciones en Fátima, al
punto que obedeció el mandato de la Virgen y consagró Rusia al Inmaculado
Corazón de María el 7 de julio de 1952, si bien no obedeció en hacerlo con los
obispos de todo el mundo.
No. Todos los indicios conducen a un
personaje de alto nivel en El Vaticano, con gran poder para influir en los
superiores del Carmelo pero a espaldas del Papa, y por motivos de una agenda
política personal.
De haberse difundido el hecho de la muerte de
la Hermana Lucía en 1949, los católicos de todo el mundo habrían reclamado la
publicación del Tercer Secreto, ya que la Virgen había pedido que éste se diera
a conocer a la muerte de la Hermana Lucía, o en 1960, lo que sucediera primero.
Igualmente, la feligresía habría pedido la consagración de Rusia al Inmaculado
Corazón de María, cosa que Pio XII no había hecho aún.
¿A quién en Roma le interesaba impedir ambas
cosas, que se publicara el Secreto y se consagrara a Rusia? Principalmente a un
personaje, al Sostituto de la Secretaría de Estado, Mons. Giovanni Battista
Montini.
En su libro "Undermining the Catholic
Church", Mary Ball detalla que en 1944 tuvo lugar una reunión de alto
nivel entre Montini y Palmiro Togliatti, líder del Partido Comunista Italiano
que había vuelto de su exilio de 18 años en la Unión Soviética. En esa reunión,
documenta, se pactó un acuerdo entre Democracia Cristiana, los socialistas y
los comunistas, para obtener el control total de Italia en cualquier gobierno
de la post-guerra, y también se esbozaron las condiciones para un acuerdo de
acercamiento entre la Iglesia Católica y la Unión Soviética. Esa reunión,
subraya Ball, se hizo sin el conocimiento de Pío XII, puesto que Montini se encargo
hábilmente de ocultarle el asunto. En el libro "¿La Iglesia
eclipsada?" se menciona que Montini y Togliatti eran amigos desde la
infancia. Y afirma que no fue esa la única traición y engaño de Montini a Pío
XII.
Andreas Böhmler explica que la gota que colmó
el vaso, y evidencia que se agotó la paciencia del Papa Pío XII, fue un
desagradable incidente ocurrido en 1954, en el que se vio salir de El Vaticano
a un hombre esposado que fue subido a un coche. Este hombre, despojado de su
sotana por orden del Papa, no era otro que Mons. Alighiero Tondi, jesuita,
secretario particular de Montini. Según trascendió, el secretario de Montini
tenía acceso al Archivo Secreto Vaticano, y de allí obtenía los nombres de los
sacerdotes que eran enviados detrás de la Cortina de Hierro. De ello le
informaba a Togliatti, quien a su vez se lo transmitía a sus camaradas rusos
quienes se encargaban de martirizar y asesinar a esos sacerdotes. En cuanto Pío
XII tuvo conocimiento de estos gravísimos hechos, expulsó a Mons. Alighiero
Tondi y lo sometió a juicio, en el que confesó ser agente de la KGB formado en
Moscú e infiltrado en la Iglesia. Pio XII se quitó de encima a Montini
enviándolo a Milán como Arzobispo, pero siempre le negó el birrete cardenalicio
impidiendo así, al menos temporalmente, que pudiera ser considerado
"papabile". Este gravísimo caso hizo enfermar a Pío XII.
No solo al pro-comunista Montini, sino a
varios modernistas y ecumenistas espantaba la posible publicación del Secreto a
la muerte de la Hermana Lucía en 1949. El Hno. Michel de la Trinité en el Cap.
VIII del Tomo III de su Corpus sobre Fátima, después citado por el P. Paul
Kramer, dice que, además de Montini, existían otros opositores a la revelación
del Secreto, entre los que destacaba el jesuita Edouard Dhanis:
"El obstáculo estaba en Roma, y
solamente en Roma. Era el clan de los partidarios de Dhanis, o más bien, el
clan anti-Fátima, del cual Dhanis meramente había sido su portavoz. Monseñor
Montini había sido trasladado, pero estaba su mano derecha, Monseñor
Dell'Acqua, el nuevo sustituto de la Secretaría de Estado. El Padre Bea,
confesor del Papa, aún estaba allí -él ya estaba secretamente enamorado del
ecumenismo y listo para hacer todas las concesiones, especialmente en el área
de la devoción mariana-. También permanecían el Padre Janssens, Superior
General de los Jesuitas y Dhanis mismo, quien se había convertido en el experto
cuasi-oficial de la Compañía -si no del Vaticano mismo- para todo lo
concerniente a Fátima.
La ofensiva más ingeniosa, la más tenaz, y
ciertamente la más efectiva contra Fátima, fue conducida por el jesuita belga,
Padre Edouard Dhanis, profesor de Teología en Lovaina de 1933 a 1949, quien
enseñó luego en la Universidad Gregoriana de Roma, donde en 1963 fue nombrado
Rector por Paulo VI. Con el paso del tiempo, él aparece hoy, a causa de su
aparente objetividad y prudente moderación, como el más inflexible y terrible
adversario de Fátima".
Además, fue el propio Montini quien intervino
para que la Hna. Lucía saliera de las Hermanas Doroteas de España y entrara al
convento de clausura del Carmelo en Portugal. Montini se lo pidió personalmente
al Obispo de Porto el 27 de agosto de 1947.
Y es que a Tuy y Pontevedra acudían ya
numerosos peregrinos y la Hna. Lucía estaba en el centro de la atención. Por
ello urgía al grupo anti-Fátima trasladarla a la soledad, reclusión y silencio
de Porto.
En una carta que la Hna. Lucia escribió a su
confesor, el P. José Aparicio Da Silva, el 11 de enero de 1946, le manifiesta
su molestia por las maniobras que había para sacarla de Tuy-Pontevedra y
trasladarla a Portugal. Comenta: "un padre de La Compañía de quien se
sirvió el demonio, no sé qué cosas contó a la Madre Provincial".
La impostora Hermana Lucía apareció por
primera vez en público en 1957, a los ocho años de fallecida la verdadera
Hermana Lucía. Fue en una entrevista con el P. Agustín Fuentes, con motivo de
la causa de beatificación de Jacinta y Francisco. El Vaticano declaró que la
entrevista había sido "fraudulenta", silenciaron al P. Fuentes
regresándolo a México y lo alejaron de la causa de beatificación.
Después, la impostora "Lucía"
apareció en público en diversas ocasiones. En el año 2001, echaron mano de ella
para que avalara como verdadero el texto del Tercer Secreto publicado por el
Cardenal Angelo Sodano el año anterior. En realidad, esa publicación había sido
un fraude mayor.
El Cardenal Angelo Sodano solo dio a conocer
la primera parte del Tercer Secreto, la visión que tuvieron los pastorcitos de
Fátima, pero omitió la segunda parte, que son las palabras explicativas de la
Virgen sobre esa visión. Los niños vieron, como bien dice el comunicado
oficial, a un obispo vestido de blanco (que temían fuera el Papa) huyendo de
una ciudad en ruinas, sobre los cadáveres de muchos sacerdotes y laicos, para
posteriormente ser asesinado de forma violenta.
Pero en vez de dar a conocer la explicación
dada por la Virgen María a los niños, Sodano inventó una explicación falsa,
afirmando que la visión se refiere al atentado que sufrió Juan Pablo II en la
Plaza San Pedro en 1981.
Eso es simplemente absurdo. Cuando el
atentado de 1981, Roma no estaba en ruinas, el Papa Juan Pablo II no salió
huyendo, no había cadáveres por las calles, y no fue asesinado posteriormente.
Es decir, no hay absolutamente ninguna concordancia de ese hecho con la visión
que tuvieron los niños.
Por otro lado, si de verdad se refiriese a
ese acontecimiento histórico, ¿por qué esperar veinte años para darlo a
conocer?
No. La visión que tuvieron los tres
pastorcitos se refiere a una situación futura de la Iglesia que al día de hoy
no ha tenido verificación. Además, cabe mencionar, la visión que tuvieron
corresponde casi textualmente con la revelación que tuvo el Papa San Pío X en
1909: "He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis
sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos.
Él se refugiará incógnito en alguna parte y después de breve tiempo morirá una
muerte cruel". Ese acontecimiento claramente no ha tenido aún
verificación.
El punto medular y delicado de la cuestión es
que después de la visión que tuvieron los niños, la Virgen María les dio a
conocer el significado de la visión, explicándoles claramente lo que sucederá
con la Iglesia. Esas son las palabras que el Cardenal Angelo Sodano
intencionalmente ocultó, dándole a la visión un significado diverso.
En dos ocasiones, durante su visita a Fátima
en mayo de 2010, el Papa Benedicto XVI corrigió las cosas y señaló que el
contenido del Tercer Secreto de Fátima tiene un significado de futuro.
No fue la primera vez que declaró algo
parecido. En el año 2003, siendo aún cardenal, Joseph Ratzinger admitió
públicamente, en una entrevista en el canal EWTN de la Madre Angélica, que la
interpretación del Tercer Secreto podría ser diversa a la ofrecida en junio del
año 2000, y también referirse a un acontecimiento futuro. Y algo más revelador
aún: a Mons. Williamson, Ratzinger le confesó que el entonces Secretario de
Estado lo obligó a aceptar la interpretación falsa: "Sodano me torció la
mano" (ver Paronama Católico, Vol. 2, No. 14 (12/01/07).
¿Por qué se facilitó el separar la visión de
las palabras explicativas de la Virgen? La razón está en que la Hermana Lucía
escribió la visión y las palabras explicativas de la Virgen en dos documentos
diversos.
El
primer documento:
Ella se enfermó gravemente en junio de 1943.
Su superior, Monseñor Da Silva, temiendo que pudiera fallecer por la
enfermedad, le ordenó, el 15 de septiembre, escribir el texto del Secreto. La
Hermana le pidió la orden formalmente y por escrito. A partir de que la
recibió, a la monja le atacó una extraña parálisis que ella consideró de tipo
sobrenatural. Finalmente, el 2 de enero de 1944, la misma Virgen María se le
apareció nuevamente confirmándole que esa era la Voluntad de Dios, y que le
daría la fuerza y la luz necesarias para poder escribirlo, cosa que hizo al día
siguiente. Sin embargo, por el decaimiento tan severo que tuvo, la Hermana
Lucía sólo pudo escribir, en tres páginas de su diario, la visión, pero no las
palabras de la Virgen que interpretan la visión.
El
segundo documento:
No fue sino hasta seis días después que la
Hermana Lucía volvió a tener fuerzas y finalmente escribió, en una hoja suelta,
las palabras explicativas de la Virgen respecto a la visión. Este hecho sucedió
el 9 de enero de 1944 en la Capilla del Convento de Tuy.
Existen varios testimonios, si bien
indirectos, que confirman la existencia de dos documentos diversos: el Cardenal
Ottaviani; el Cardenal Luigi Ciappi, teólogo personal del Papa Juan Pablo II;
el Padre José Schweigl, enviado por el Papa Pío XII a visitar a Lucía en el
Carmelo de Coimbra el 2 de septiembre de 1952; el Padre Agustín Fuentes,
sacerdote mexicano postulador de las causas de beatificación de Francisco y
Jacinta. Pero el más importante es el del Arzobispo Loris Capovilla, ex
secretario particular del Papa Juan XXIII, quien pudo leer personalmente el
segundo documento.
Incluso se sabe en qué fechas, diversas
también, llegaron ambos documentos a El Vaticano, en dónde se guardó cada uno
de ellos por separado, y hasta en qué fecha los Papas los han leído. Toda esta
historia se haya compendiada en diversas obras recientes: Andrea Tornielli (Il
Segreto Svelato, Italia, 2000); la del vaticanista Marco Tossati (Il Segreto
Non Svelato, Italia, 2002), la de Solideo Paolini (Fátima, non Disprezate le
Profezie, Italia, 2005), la de Antonio Socci (Il Quarto Segreto di Fatima,
Italia, 2006).
En el segundo documento, que escribió la
Hermana Lucía el 9 de enero de 1944, se encuentra descrito, con detalle, la
verdadera explicación de la visión que tuvieron.
Por cuanto a la entrevista del Cardenal
Bertone con la impostora Hermana Lucía, para obligarla a afirmar que lo
publicado por El Vaticano era el Tercer Secreto auténtico y completo, sin duda
constituye la fuente más desacreditada. El relato que hace Bertone, de una
entrevista que según él duró dos horas, consiste en tan solo 44 palabras en
italiano (de lo que la impostora dijo en portugués), y de la que no hay ningún
registro o grabación.
Así dice el escritor y periodista Antonio
Socci: "Tanto para acallar muchos rumores y leyendas, como para proteger
al Vaticano de las acusaciones de manipulación, Bertone debería haber grabado,
o a lo mejor también filmado, esos coloquios excepcionales para dejarlos a la
posteridad. O al menos transcribir todo, preguntas y respuestas, para que la
vidente pudiese al final firmarlos y evitar futuras y previsibles
contestaciones. Pero increíblemente esos tres interrogatorios (mayo del 2000,
noviembre del 2001 y diciembre de 2003), de al menos diez horas de duración,
según el prelado, no fueron ni grabados, ni filmados, ni verbalizados. El
prelado hoy nos explica que él "tomó notas". De modo que en los
documentos oficiales de Fátima solo constan algunas pocas frases atribuidas a
la monja, frases de credibilidad controvertida y para nada exhaustivas dado que
las preguntas decisivas, las que eran adecuadas para aclarar todas las dudas,
no las hizo, o al menos no son reproducidas por Bertone. Y lo que es peor, le
atribuye hoy a la monja, que mientras tanto ya ha muerto y no puede desmentir
nada, frases que no fueron reproducidas en el informe oficial del año 2000.
Según Bertone, la monja con el texto del año
2000 enfrente, habría dicho "éste es el Tercer Secreto", "el
único texto", y no he escrito ningún "otro". ¿Por qué una frase
tan importante no fue reproducida por Bertone en la publicación oficial? ¿Y por
qué no le preguntó el prelado a la vidente si escribió alguna vez la
continuación de las misteriosas palabras de la Virgen dejadas en suspenso por
el "etcétera" ("En Portugal el dogma de la fe se preservará
siempre, etc.") que han sido consideradas siempre por los expertos el
comienzo del Tercer Secreto? Realmente extraño. Del mismo modo que la otra
frase que ahora, y solo ahora, muerta la vidente, el prelado le atribuye, según
lo cual Lucía, cuando supo del atentado al Papa de 1981, "pensó enseguida que
se cumplió la profecía del Tercer Secreto". ¿Por qué una confirmación tan
decisiva jamás se incluyó en el informe oficial? ¿Por qué en el dossier
Vaticano, que publicó el texto de la visión, nadie, ni sor Lucía, ni los
cardenales Sodano, Ratzinger y tampoco el propio Bertone, escribió
explícitamente que el atentado de 1981 fue el cumplimiento del Tercer Secreto?
¿Y por qué dijo Ratzinger que tal interpretación solo fue una hipótesis y no
hubieron "interpretaciones oficiales" de la Iglesia, mientras hoy
Bertone pretende imponerla como versión oficial? ¿Y por qué sor Lucía, en su
carta al pontífice, adjunta al dossier Vaticano y escrito en el 1982 (un año
después del atentado), explicó que "no constatamos todavía la consumación
final de esta profecía", pero "nos estamos encaminando poco a poco a
grandes pasos"? ¿Por qué en aquella carta al pontífice Lucía no hace
mención del atentado que se había verificado hacía muy poco tiempo, si
justamente era el cumplimiento del Secreto?
Hay quien ha sostenido que Bertone no grabó
ni verbalizó los coloquios con la vidente porque se habrían puesto de
manifiesto las presiones psicológicas ejercidas sobre la monja de clausura,
para inducirla a avalar ciertas tesis. Lo he rememorado leyendo la página del
libro de Bertone donde el cardenal recuerda que en algún punto la vidente
"se irritó" y le dijo "¡no estoy confesándome!" ¿A qué pudo
contestar Lucía con esas duras palabras? ¿Quizá alguien le recordó a la anciana
monja de clausura el poder eclesiástico y le insinuó la posibilidad de que le
negase la absolución? No se sabe, porque el prelado, que recuerda bien la
respuesta, por el fastidio de la monja, dice haber retirado su pregunta".
El contenido de las palabras explicativas de
la Virgen, a la visión que tuvieron los niños de Fátima, y que El Vaticano ha
ocultado hasta ahora es este en resumen: un grave cisma, un enfrentamiento
entre dos Papas, y cómo la apostasía, la destrucción de la fe, vendrá desde el
vértice mismo de la Iglesia.
Así declaró el Cardenal Karol Wojtyla, ante el
Congreso Eucarístico de Pennsylvania, en 1977: "Estamos ante la contienda
final entre la Iglesia y la anti-iglesia, el Evangelio y el anti-evangelio.
Esas palabras hacen eco a la versión diplomática del Tercer Secreto circulada
por el Papa Juan XXIII arriba mencionadas: "Habrá cardenales contra
cardenales, obispos contra obispos. Satanás marchará en medio de ellos y en
Roma habrá grandes cambios".
Pero
citemos otros testimonios:
Cardenal Luigi Ciappi, 1995: "En el
Tercer Secreto se dice que la pérdida de la fe, es decir la apostasía, saldrá
de la cúpula de la Iglesia".
Mons. Eugenio Pacelli, futuro Papa Pío XII,
1938: "Estoy obsesionado por las confidencias de la Virgen a Lucía, la
niña de Fátima. La obstinación de Nuestra Señora ante el peligro que amenaza a
la Iglesia es una advertencia divina contra el suicidio que supondría la
alteración de la fe en su liturgia, su teología y su alma. Escucho a mi
alrededor a los innovadores que quieren desmantelar la Capilla Sagrada,
destruir la llama universal de la Iglesia, rechazar sus ornamentos, hacer que
se arrepienta de su pasado histórico. Vendrá un día en que el mundo civilizado
renegará de su Dios, en el que la Iglesia dudará como San Pedro dudó. Estará
tentada a creer que el hombre se ha convertido en Dios, que su Hijo no es más
que un símbolo, una filosofía como tantas otras, y en las iglesias los
cristianos buscarán en vano la lamparilla donde Dios los espera y como María
Magdalena gritarán ante la tumba vacía: ¿Dónde le han puesto?"
El Padre Joaquín Alonso, archivista de
Fátima: "El Tercer Secreto habla de la crisis de fe dentro de la Iglesia y
a graves diferencias de la alta jerarquía superior de la Iglesia".
El Cardenal Silvio Oddi, en 1990: "La
Virgen Bendita nos alertó en Fátima contra la apostasía en la Iglesia".
La beata Ana Catalina Emmerick, religiosa
Agustina, en 1820: "Vi una fuerte oposición entre dos Papas, y vi cuan
funestas serán las consecuencias de la falsa iglesia, vi que la Iglesia de
Pedro será socavada por el plan de una secta. Cuando esté cerca el reino del
anticristo, aparecerá una religión falsa que estará contra la unidad de Dios y
de su Iglesia. Esto causará el cisma más grande que se haya visto en el
mundo".
Si esto es así, si ese es el contenido del
segundo documento, entonces se explica el testimonio del Cardenal Luigi Ciappi,
teólogo personal del Papa Juan Pablo II cuando dijo: "El Tercer Secreto se
refiere a que la pérdida de la fe en la Iglesia, es decir, a que la apostasía
saldrá de la cúspide de la Iglesia".
Y se explican también las palabras del Padre
Paul Kramer, "El antipapa y sus colaboradores apóstatas serán, como dijo
la Hermana Lucía, partidarios del demonio, los que trabajarán para el mal sin
tener miedo de nada".
Al Padre Stefano Gobbi, fundador del Movimiento
Mariano Sacerdotal, la Virgen María le reveló en 1979: "Las fuerzas
masónicas han entrado a la Iglesia de manera disimulada y oculta, y han
establecido su cuartel general en el mismo lugar donde vive y trabaja el
Vicario de mi Hijo Jesús. Se está realizando cuanto está contenido en la
Tercera parte de mi mensaje, que aún no ha sido revelado, pero que ya se ha
vuelto patente por los mismos sucesos que estáis viendo".
Si el segundo documento pone en descubierto
la trama que altos masones clérigos infiltrados en la Iglesia están fraguando
desde la cúspide de la Iglesia, se explican también las palabras del Cardenal
Ottaviani cuando dijo: "El Tercer Secreto tenía que ser enterrado en lo
más oculto, en el lugar más profundo, oscuro e inaccesible de la Tierra".
Este sería el texto auténtico del Tercer
Secreto de Fátima, fotografiado en 2010 y transmitido vía faxsimil a Tradition
in Action:
Traducción
al español:
JMJ
Tuy
1/4/1944
Ahora
voy a revelar la tercera parte del secreto: Esta parte es la apostasía en la
Iglesia!
Nuestra
Señora nos mostró una visión de un individuo que yo describo como el
"santo Padre" frente a una multitud que lo vitoreaba.
Pero
había una diferencia con un verdadero santo Padre, la mirada del demonio, éste
tenía los ojos del mal.
Entonces,
después de algunos momentos vimos al mismo Papa entrando en una iglesia, pero
esta Iglesia era la iglesia del infierno; no hay manera de describir la fealdad
de ese lugar. Parecía como una fortaleza hecha de cemento gris con ángulos quebrados
y ventanas similares a ojos; tenía un pico en el tejado del edificio.
Enseguida
levantamos la vista hacia Nuestra Señora que nos dijo: Visteis la apostasía en
la Iglesia; esta carta puede ser abierta por el Santo Padre, pero debe ser
publicada después de Pío XII y antes de 1960.
En el
reinado de Juan Pablo II la piedra angular de la tumba de Pedro debe ser
removida y llevada a Fátima. Porque el dogma de la fe no ha sido conservado en
Roma, su autoridad será removida y entregada a Fátima. La catedral de Roma debe
ser destruida y una nueva construida en Fátima.
Si 69
semanas después de que esta orden se publique, Roma sigue su abominación, la
ciudad será destruida. Nuestra Señora nos dijo que esto está escrito en Daniel
9:24-25 y Mateo 21:42-44
Argumentos
que apuntan a la autenticidad del Secreto:
1.
Respecto a su contenido, es una descripción que ciertamente coincide con la
realidad de confusión que estamos viviendo en la Iglesia, con toda una serie de
transgresiones a la liturgia y a la doctrina. Si este texto se hubiera revelado
antes de 1960 sin duda podría haberse evitado gran parte de la presente crisis;
2.
Respecto a su forma, corresponde totalmente con las otras dos partes
previamente reveladas, y manifiesta una coherencia con el mensaje general de
Fátima;
3.
Se trata de un texto completo en sí mismo, con una introducción, una
explicación en su parte central y una conclusión, y es de 25 líneas, tal y como
el auxiliar del Obispo Da Silva, Mons. Venancio, vio a contraluz;
4.
El sentido resulta comprensible para cualquiera que lee el texto, incluso con
las referencias meta-temporales;
5.
La grafía y el estilo corresponden a los observados en los escritos de la
auténtica Hermana Lucía en la primera y segunda parte del Secreto.
6.
Concuerda con lo expresado por las personas que han visto el verdadero Tercer
Secreto de Fátima personalmente, y cuyos testimonios hemos mencionado arriba:
el Papa Pío XII, los cardenales Alfredo Ottaviani, Luigi Ciappi y Silvio Oddi,
el Arzobispo Loris Capovilla. Todos ellos mencionan que el contenido se refiere
al cisma y enfrentamiento entre dos Papas, y a que la apostasía, la corrupción
de la fe, vendrá del vértice mismo de la Iglesia.
Por otro lado, mencionar el traslado de la
piedra angular de la tumba de San Pedro a Fátima y la destrucción de Roma
resulta llamativo ya que, cuando se reveló el Secreto, en 1917, todavía no se
sabía que los restos de San Pedro estaban allí, lo cual avala el carácter
sobrenatural, auténtico y profético del mensaje.
Con todo, la expresión "la piedra
angular de la tumba de Pedro debe ser removida y llevada a Fátima" se
refiere de forma eminente a la autoridad doctrinal del papado, y deja de ser
misteriosa por cuanto apunta a la legitimidad del sucesor de Pedro como
"piedra angular" que vuelve a sostener el "dogma de la Fe",
después de que éste ha sido adulterado.
También hay que subrayar la coherencia que
tiene esta versión auténtica del Tercer Secreto con la profecía católica en
general. Dice, por ejemplo, la Virgen María en La Salette: "Roma perderá
la Fe y se convertirá en la sede del anticristo". Y en el exorcismo del
Papa León XIII se lee: "Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y
la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono
de la dominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda
dispersarse la grey". Y la famosa profecía del Papa San Pío X que ya
citamos: "He tenido una visión terrible: no sé si seré yo o uno de mis
sucesores, pero vi a un Papa huyendo de Roma entre los cadáveres de sus hermanos.
Él se refugiará incógnito en alguna parte y después de breve tiempo morirá una
muerte cruel", misma visión que tuvieron los pastorcitos de Fátima y El
Vaticano dio a conocer en junio del año 2000.
Llama la atención, en el auténtico Tercer
Secreto de Fátima, la mención de los Papas Pío XII y Juan Pablo II, pues en el
año en que se dieron las revelaciones gobernaba la Iglesia Benedicto XV, y
después vendría Pío XI y luego otros tres más hasta llegar a Juan Pablo II.
Pero aquí también hay concordancia con el
conjunto de las revelaciones de Fátima respecto a la mención de Papas futuros
que aún no se conocían, pues en la segunda parte del Secreto les dijo la
Virgen: "La guerra pronto terminará (Primera Guerra Mundial). Pero si no
dejaren de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra
peor". Si alguien hubiera inventado este texto no hubiera mencionado a
Papas futuros, dado que esto podría haber sido señalado como una objeción. Es
decir, la impugnación misma que se puede hacer a la autenticidad del texto se
convierte en prueba de su autenticidad.
Lo más dramático y grave del Secreto es la
que se refiere a la fe: "En el reinado de Juan Pablo II la piedra angular
de la tumba de Pedro debe ser removida y llevada a Fátima". De esto
hablaremos más abajo.
Y la parte más difícil, al menos desde le
punto de vista teológico, es: "Si 69 semanas después de que esta orden se
publique, Roma sigue su abominación, la ciudad será destruida. Nuestra Señora
nos dijo que esto está escrito en Daniel 9:24-25 y Mateo 21:42-44".
Las citas nos dicen que hay una correlación
entre Fátima y las profecías escatológicas de la Biblia. La cita de Daniel se
refiere a la "70 semana", faltante a las 69 semanas que se cumplieron
desde Nabucodonosor hasta el bautismo del Mesías en el Jordán. Para los judíos,
la "semana" (shabua) no son 7 días, sino 7 años. Por lo que entonces
se verificaron 483 años.
A ese lapso falta aún la "70
semana" que corresponde a los siete años del gobierno mundial del
anticristo (denominada por Jesucristo la "Gran Tribulación"), en que
iglesia apóstata estará al servicio del orden global anticristiano, y en que la
Iglesia fiel a Dios y a la tradición será perseguida.
Por ello, la mención de 69 semanas es
literal, no puede subyacer a la interpretación judaica del Antiguo Testamento.
Son propiamente 69 semanas naturales a partir de un acontecimiento concreto que
el Tercer Secreto no menciona explícitamente.
La otra cita, la de San Mateo, como
explicando el que la autoridad doctrinal petrina sea retirada al Papa y
transferida a quienes son fieles a la tradición y al mensaje revelado en
Fátima, consiste en la condena lanzada por Jesucristo a las autoridades judías
farisaicas que rechazaron al Mesías: "Ahora yo les digo, a ustedes se les
quitará el Reino de los Cielos, y le será entregado a un pueblo que le hará
producir sus frutos" (Mt 21, 42).
La "abominación" en que vive Roma
actualmente es debida a la infiltración masónico-comunista a la que se refiere
el Padre Gobbi, y cuya máxima expresión cristalizará a futuro en el gobierno
mundial del anticristo con la complicidad de la nueva iglesia. El plan es
construir un gobierno centralizado, socialista y ateo, del cual la falsa
iglesia proclamará que puede ser considerado como "cristiano".
Uno de los mayores secretos con relación a la
Iglesia y al Concilio Vaticano II es el "Pacto de Metz". En agosto de
1962, en la ciudad francesa de Metz, el cardenal Tisserant, siguiendo órdenes
precisas de Juan XXIII, llevo a cabo un pacto entre la Santa Sede y el patriarca
ortodoxo Nikodim, enviado por el politburó soviético. Con ese pacto, la Iglesia
se comprometía a que en el Concilio no habría ninguna condena contra el
comunismo y el marxismo, a cambio de que los rusos enviaran dos representantes
al Concilio.
Ese Pacto era una traición, ya que el Papa
Pío XI, en 1937, había enseñado y explicado ampliamente, en su Encíclica Divini Redemptoris, que "el
comunismo es intrínsecamente perverso; y no se puede admitir que colaboren con
él, en ningún terreno, quienes deseen salvar la civilización cristiana". Y
ya en su Encíclica Non Abbiamo Bisogno
había condenado la masonería, y en la Pascendi
Dominici Gregis, había advertido de la infiltración a la Iglesia: "Al
presente no es menester ir a buscar a los fabricantes de errores entre los enemigos
declarados: se ocultan, y esto es precisamente objeto de grandísima ansiedad y
angustia, en el seno mismo del corazón de la Iglesia. Enemigos, a la verdad,
tanto más perjudiciales, cuanto lo son menos declarados. Hablamos venerables
hermanos, de un gran número de católicos seglares y, lo que es aún más
deplorable, hasta de sacerdotes. Ellos traman la ruina de la Iglesia no desde
fuera, sino desde adentro; en nuestros días el peligro está casi en las
entrañas mismas de la Iglesia y en sus mismas venas. No hay parte alguna de la
fe católica donde no pongan su mano, ninguna que no se esfuercen por
corromper".
La masonería fue creada por nueve prominentes
judíos, en el año 43, en la corte del rey Herodes Agripa, con el nombre
"La Fuerza Misteriosa" y con la finalidad de perseguir a los
cristianos. En el año 1717 cambiaron de nombre y comenzaron a llamarla
"Masonería" simulando públicamente una finalidad filantrópica. Pero
el hecho de que en los grados superiores se conservase siempre el objetivo
último de destruir la Iglesia y a la cristiandad, llevó a que los Papas, desde
Benedicto XIV (1751) hayan establecido la excomunión para quien se adhiere a
cualquiera de sus ritos, disciplinas, logias y sociedades secretas.
La advertencia concreta del Papa Pio XI surgió
porque en su pontificado se hacían contactos ocultos para hacer una
"amnistía", un acuerdo inicuo entre la Iglesia y la masonería negra
pro comunista. El primer encuentro formal se tuvo, en 1926, en Aix-La Chapelle
de Aachen, en la que se reunieron los sacerdotes jesuitas Herman Gruber y
Joseph Berteloot, con los tres eminentes masones Kurt Reichl, del Consejo
Supremo de Austria, Eugen Lenhoff, gran maestre de la Gran Logia Austriaca, y
el doctor H. Ossian Lang, secretario general de la Gran Logia de Nueva York.
Otra entrevista se tuvo, poco después, entre los sacerdotes Gruber y Mukermann,
con el cabalista Oswald Wirth y el gran maestre grado 33 Albert Antoine, del
Supremo Consejo Escocés, para planear la estrategia de crear un
"socialismo global cristiano" vinculado al marxismo.
En 1937, los dignatarios del Consejo Supremo
de Francia emprendieron, con Oswald Wirth, la tarea explícita de propiciar el
acercamiento entre sacerdotes católicos y la corriente espiritualista de la
masonería negra.
Contactos con grupos de la masonería
siguieron teniendo eminentes jerarcas católicos como los cardenales Bea,
Liénar, Frings, Köning y Suenens; los teólogos Han Küng, el dominico
Schillebeckx y el jesuita Van Kolsdonk. En París, el delegado apostólico Angelo
Roncalli trabajaba por una "reconciliación" entre la Iglesia y la
masonería, ya que él mismo había sido iniciado en la logia Rosacruz siendo
delegado apostólico en Turquía. En 1953, después de haber sido investido
cardenal por Pio XII, quiso regresar a Francia para encontrar al gran masón
Vincent Auriol, ante quien se arrodilló para que éste le re-impusiera el
capello cardenalicio, ratificando así su lealtad a la masonería.
Angelo Roncali recibiendo el birrete de manos del masón Vincent Auriol
La revolución había de comenzar en las
mentes. En 1946 los jesuitas de Bruselas crearon el Centro Lumen Vitae, con el
supuesto de crear y diseminar publicaciones "catequéticas". Pero el
propósito de la organización era otro. Dice Farley Clinton en The Wanderer:
"Se trataba de una institución dedicada al rechazo de las ideas recibidas
y a vaciar la enseñanza religiosa de todo contenido tradicional. Lumen Vitae tuvo un financiamiento
amplísimo desde un principio y se creó para funcionar como un movimiento mundial".
Antes del Concilio se tuvo una reunión
secreta de alto nivel, en Münich, presidida por el pro-comunista arzobispo de
Milán Giovanni Battista Montini, en la que repasaron los planes de manipulación
doctrinal liberalista al detalle. En dicha reunión estuvieron presentes Hans
Küng, Bernard Häring, Suenens, Döpfner y Köning.
Escribió posteriormente Küng en la revista Concilio, Reforma y Reunión: "Todo
lo que se presentara al Concilio debía filtrarse previamente a comisiones
seleccionadas con cuidado, y luego seguir adelante, no tanto como si fuera
voluntad de los obispos, sino como por voluntad del Papa". En efecto,
algunos obispos reconocieron, años más tarde, que se les había convencido de
firmar bajo ese argumento.
Terminado el Concilio, un grupo de
sacerdotes, obispos y cardenales adheridos a la masonería, entronizaron a
Satanás en una misa negra llevada a cabo en la Capilla Paulina de El Vaticano.
El rito tuvo lugar en la fiesta de San Pedro y San Pablo, la noche del 28 al 29
de junio de 1963. Hubo un sacrificio ritual con un menor y cada uno de los
asistentes, con su propia sangre sellada sobre un pergamino, ofreció su alma a
Lucifer y juró solemnemente trabajar por la "Iglesia Universal del
Hombre".
En el libro de Galeazzi y Pinotti
"Wojtyla Secreto", tanto el cardenal Secretario de Estado Jean Villot
como Mons. Paul Marcinkus del Banco Vaticano IOR, son señalados como
participantes en esa misa satánica, y como los ejecutores materiales del
asesinato del Papa Juan Pablo I, quien tenía el plan de sacarlos de El
Vaticano. Esto mismo lo afirma y documenta el Padre Jesús López Sáez en su
libro "El día de la cuenta". El Cardenal Villot apareció como
integrante masón de la "Lista Pecorelli" con los datos 6/8/166, 041/3
JEANNI:
En su libro "Windswept House", el
Padre Malachi Martin, exorcista, afirma que también el Cardenal Agostino
Casaroli, Secretario de Estado de 1979 a 1990, participó en aquella misa negra
de la Capilla Paulina, y fue expuesto como masón de la "Lista
Pecoreli" con los datos 28/9/1957, 41/076 CASA. El Cardenal Casaroli fue
el principal ejecutor de la Ostpolitik, la política de El Vaticano que costó la
vida a millones de católicos que fueron entregados al comunismo. En su libro "Atentado
al Papa", el autor Ferdinando Imposimato, quien es magistrado y juez,
presidente honorario adjunto de la Suprema Corte de Cassazione de Italia,
afirma que Casaroli estuvo al tanto del atentado contra Juan Pablo II y no hizo
nada por impedirlo.
Dice Malachi Martin en las páginas 492-493 de
ese libro: "la organización de la Iglesia Católica Romana tenía dentro de
sí una permanente presencia de clérigos que practicaban el culto a Satanás y lo
apreciaban; de obispos y sacerdotes que se sodomizaban mutuamente y sodomizaban
niños; religiosas que practicaban los ritos negros de la Wicca y que vivían en
relaciones lésbicas... Cada día, incluso los domingos y los días santos, actos
de herejía y blasfemia eran cometidos y permitidos en los sacros altares por
hombres que alguna vez fueron llamados sacerdotes. Actos y ritos sacrílegos no
sólo eran efectuados ante los sagrados altares, sino que tenían la connivencia,
o al menos el tácito permiso, de ciertos cardenales, arzobispos y obispos... Su
número total era minoritario, como del uno al diez por ciento de los
consagrados. Pero de esta minoría, muchos ocupaban sorprendentemente altas
posiciones o rangos".
También el Padre Gabriele Amorth, exorcista
oficial de la diócesis de Roma, ha declarado en diversas ocasiones que está al
corriente de la existencia de las sectas satánicas en El Vaticano y de sus
actividades contra la Iglesia.
A todo esto es a lo que se refieren las
advertencias de la Virgen María en el Tercer Secreto de Fátima: "si Roma
sigue su abominación, la ciudad será destruida".
Llama la atención que el destino del mundo en
estos días gira entorno a Rusia. La Virgen en Fátima avisó, en 1917, apenas
unos meses antes de la Revolución Bolchevique, llevada a cabo por eminentes
judíos, que si Rusia no se convertía y no era consagraba por el Papa a su
Inmaculado Corazón, esa nación esparciría sus errores por todo el mundo.
Y así ha sido. La caída del Muro de Berlín
facilitó que el marxismo se difundiera más ampliamente a nivel global, y hoy
nos encontramos con organismos mundialistas como la ONU, el Fondo Monetario
Internacional, el Banco Mundial, etc... plagados de principios socialistas y
marxistas. También llama la atención la difusión de las políticas
internacionales para reducir la población, entre las que destaca el crimen del
aborto, siendo que el gobierno de Lenin fue el primero en legalizarlo en 1920.
Por otro lado, conviene recordar que Rusia
sigue siendo un bastión de la masonería negra -conocida como
"iluminista"- cuya finalidad es establecer un gobierno mundial
centralizado y ateo a través del comunismo. "La meta específica de los
Illuminati, escribe John Robinson citando al fundador Adam Weishaupt, es abolir
el cristianismo y derrocar los gobiernos civiles".
Los pasos para la ocupación global, de la que
algunos eclesiásticos son colaboradores, fueron claramente definidos por Albert
Pike, Gran Soberano del Antiguo y Aceptado Rito de la Francmasonería, en una
carta que dirigió, el 15 de agosto de 1871, a Giuseppe Mazzini, Gran Soberano
de los Illuminati después de Weishaupt. En ese documento establecía las tres
guerras mundiales que habrían de provocar para poder implantar un Nuevo Orden
Mundial bajo un Gobierno Mundial:
La Primera Guerra Mundial habría de destituir
a los zares católicos en Rusia para someter el vasto territorio ruso bajo el
control de los Illuminati y poder usarlo como plataforma desde la cual difundir
sus objetivos.
La Segunda Guerra Mundial se realizaría
exacerbando las diferencias entre el sionismo político y el nacionalismo
germano, con el fin de consolidar y extender la influencia rusa y establecer en
Palestina el Estado de Israel.
La Tercera Guerra Mundial se suscitaría, dice
textualmente, "exasperando las diferencias entre judíos y árabes para
provocar un formidable cataclismo social que en todo su terror demuestre a las
naciones el efecto del ateísmo absoluto, origen de la barbarie y de la más
violenta confusión. Entonces, las muchedumbres, desilusionadas con el
cristianismo y no sabiendo a quién adorar, recibirán la verdadera luz de
Lucifer, en una manifestación que será resultado del movimiento general
reaccionario, siguiendo la destrucción del cristianismo y del ateísmo, ambos
conquistados y exterminados al mismo tiempo".
Si leemos el libro "Tragedy and
Hope", del Dr. Carroll Quigley, quien fuera historiador de la Universidad
de Georgetown, vemos cómo el financiamiento de las dos guerras mundiales vino
precisamente de los Illuminati, señaladamente de la dinastía Rothschild.
El impacto de las "nuevas ideas"
propagadas por la masonería eclesiástica está a la vista de todos. En
conversaciones con católicos, muchas veces se escucha decir, por ejemplo,
"el comunismo es algo bueno, aunque su puesta en práctica haya
fallado", "el comunismo es parecido al cristianismo, porque se
preocupa por los pobres", "si el mundo entero fuera comunista habría
justicia social y todos viviríamos mejor", etc, etc.
Son pocos los que reparan en que el
comunismo, como bien dijo el Papa Pio XI, es "intrínsecamente
perverso". Y lo es porque va en contra de la dignidad humana, al reducir
la persona a una mera pieza dentro de un engranaje social que busca el
bienestar material en este mundo con independencia de Dios, porque niega el
derecho a la propiedad privada y a la posesión legítima del fruto del propio
trabajo, porque persigue la igualdad mediante el odio de clases, porque no
busca el Reinado Social de Cristo en este mundo, sino que trata de
tergiversarlo y abiertamente lo persigue.
En este sentido, no pocos católicos se han
alarmado, y con razón, de que el Papa Francisco vuelva a introducir la Teología
de la Liberación en la Iglesia, después de que a Juan Pablo II y a Benedicto
XVI les costó grandes sufrimientos combatirla por las amenazas que implica
contra la fe. En efecto, recién electo Papa, Francisco anunció que trabajaría
por una "Iglesia de los pobres para los pobres" (cuando en realidad
la salvación debe ser para todos), y en su Exhortación Evangelii Gaudium hizo
una relectura marxista de la economía al criticar la libertad del mercado
(misma que deriva de la libertad de la persona humana). En febrero de 2014
recibió en El Vaticano, con bombo y platillo, a Gustavo Gutiérrez, padre de la
Teología de la Liberación, a quien Juan Pablo II había condenado por sus
errores doctrinales. Por ende, le prologó su libro "Pobre y para los
pobres". Todo esto no hace más que abonar en pro del gobierno mundial
socialista que persigue la masonería.
Desde luego que la Iglesia es santa. Lo sigue
siendo, a pesar de la infiltración masónica, marxista y satánica. Y ello porque
su fundador es Santo; porque sus medios, los sacramentos, son santos; y porque
muchos de sus miembros han alcanzado la santidad. No debería escandalizarnos el
tema de la infiltración que se ha dado y se sigue dando en nuestros días. Si
nos fijamos detenidamente, en El Vaticano es donde se encuentra el mayor
satanismo, pero también la mayor santidad. Es el lugar en donde el bien y el
mal libran la batalla suprema antes del establecimiento del Reino de Cristo.
El mensaje de Fátima es una invitación a la
conversión, a volver a Dios mediante la penitencia, la oración y la caridad.
Pero también es un llamado a defender la fe contra cualquier relectura marxista
del Evangelio que se nos quiera imponer. Y en este sentido es preciso volver a
leer la Encíclica
Divini Redemptoris del Papa Pio XI.
Tal vez esa es la razón por la que algunos no
quieren que se conozca el auténtico Tercer Secreto de Fátima ni la historia de
la verdadera Hermana Lucía. Quieren alargar la mentira lo más que se pueda,
para así lograr la perdición del mayor número de almas posible. Pero Jesús ha
prometido el triunfo de su Iglesia y estar con nosotros "todos los días
hasta la consumación del mundo". Más bien, hay que rezar para que los
pobres satanistas, masones y marxistas recapaciten. Y para que la misericordia
infinita de Dios toque sus corazones y se conviertan, evitando así la
condenación eterna de su alma y que sigan dañando a la Iglesia. Todo es posible
para aquel que cree.
Visto en: http://ultimostiempos.org/
Nota de NCSJB: Nuestra intención no es
generar una postura definitiva respecto a este tema, más sí poner en consideración
una situación que puede llevar al discernimiento sobre el origen de muchos de
los males que hoy se ven como humanamente invencibles en la Iglesia y el mundo.
Hechos verificables desde el más obsecuente
oficialismo como el caso del Mons. Tondi, condenado por espía comunista por Pio
XII, profesor de ateísmo y casado con una dirigente marxista; sirven para
entender el porqué de la conciliación con el mundo y por consiguiente con la Rusia comunista, pretendida desde Juan XXIII, terminaron dando cumplimiento a la profecía del comunismo expandiendo sus errores a todos los
rincones del planeta como bien advirtiera Nuestra Santísima Madre la Virgen en
Fátima. Recordemos que no solo fue llamado el obispo marxista y amancebado a
colaborar con Pablo VI en su pontificado sino que Juan Pablo II le devolvió el
estado clerical.
Agregamos para mejor consideración del caso un par de fotos del sitio "Amor
a la Verdad" que también trató extensamente el tema.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista