sábado, 12 de julio de 2014

La fe de Lutero: entendiendo el modernismo en la Iglesia - Por el P. Alfredo Saenz


  Según él (Lutero) la fe es esencialmente un sentimiento de confianza en la misericordia que Dios nos ha dispensado por los meritos de Cristo. Dicha confianza no es algo genérico o generalizable. Lo importante para Lutero es como se aplica al sujeto creyente: “yo creo que es precisamente a mí a quien Dios es favorable y a quien Dios ha perdonado”, lo que me lleva al “temor, la humildad, el abandono desesperado en sus brazos (…), aún sabiendo que uno está cubierto de pecados, que todo lo que hace es pecado”, consigna Kostlin en su obra La Teología de Lutero. Trátase de un complejo conjunto de “sentimientos personales” que el cristiano experimenta y que sigue experimentando. Ello hace que Lutero cultive una piedad prevalentemente sentimental, con lo que la fe, dejando de lado el contenido objetivo del “depósito”, se inclina a romper con la razón teológica. “Los sofistas – afirmaba Lutero – (es decir, la teología escolástica) ha pintado a Cristo en sí mismo, en cuanto él es Dios y Hombre; ellos cuentan sus brazos y sus piernas y mezclan maravillosamente sus dos naturalezas. Pero no es más que un conocimiento sofístico de Cristo Jesús. Porque si Cristo es llamado Cristo no es porque tenga dos naturalezas: ¡a mí que más me da! Si lleva ese nombre grandioso es a causa de la función u la obra que ha asumido. He aquí lo que le da su nombre. Que por naturaleza sea Dios y Hombre, eso le importa a él; pero en cuanto por su función se vuelve hacia mí, él derrama sobre mí su amor, él es mi Redentor y mi Salvador, mi consolación y mi bien”. Eso es lo importante para Lutero: el Dios de la fe, el Dios para mí. El Dios de la razón, en cambio, un Dios-en-sí, un Dios pujante, omnisciente, omnipotente, inefable, no le interesa. Que se queden con él los teólogos, los “sofistas” católicos. No es a “este Dios-en-si – afirma Lutero – a quien se dirige”. Sólo quiere representarse a Dios “en cuanto por su función se vuelve hacia mí”.

  Como consecuencia de semejante actitud, tozudamente sostenida, ante el misterio de Cristo, Lutero no solo divorcia la fe de la razón sino también del comportamiento ético. Si la fe consiste en “tomar conciencia” de la misericordia de Dios que “nos mira como justos”, aun sin serlos, si las obras no son capaces de ayudar a la fe, ni de contribuir a extinguirla, la fe de hecho se separa de la moral. Admitido que la sola fe justifica, la práctica moral entra en un cono de sombra.

  Como se ve por los textos transcriptos, en la concepción religiosa de Lutero se deja advertir un doble y complementario sentido: en la “verdad religiosa” ante todo, predomina lo que “yo siento” sobre lo que “me viene dado”; y, en segundo lugar, esa verdad se construye “a la medida de mi yo”. Dios interesa no por lo que es, soberano y objeto de adoración, sino en cuanto “me interesa”, en cuanto calma “las inquietudes de mi conciencia”, en cuanto “soluciona mis problemas personales”. Dios acaba por convertirse en “algo que satisface las necesidades humanas”. Por eso, acota García de Haro, “si bien Lutero pensó que seguía inmerso bajo el signo de la trascendencia divina, en realidad iniciaba un proceso de absolutización del “yo”, de autodivinización, a partir de la propia conciencia”.

  ¿Quién podría negar que Lutero fue un hombre profundamente religioso? Con todo, para llevar adelante su lucha ascética personal prefirió volverse sobre sí mismo. De ahí que aunque pensaba seguir buscando a Dios, en realidad sólo se buscaba a sí mismo. Dios no era el fin último de sus anhelos, sino un instrumento de su personal promoción.  Cuando afirma “a mí que más me da” que Cristo tenga dos naturalezas – “esto le importa a él”, acota -, está subordinándolo y poniéndolo a la medida del hombre. Que no se interponga pues, el magisterio de la Iglesia entre Cristo y yo. Si la revelación es algo estrictamente individual, incomunicable, ¿cómo admitir que una autoridad exterior, por sagrada que se pretenda, pueda mediar entre Dios y él para comunicarle ésta revelación que él solo percibe, y menos aun, para interpretarla? El Dios trascendente, el Dios en sí, explica García de Haro, le resulta opresivo, y por tanto inconscientemente intenta destruir a ese Dios. En un libro que Federico Jacobi, filosofo alemán abrevado en las corrientes del sentimentalismo, publicó en 1816, decía: “para que cualquier ser pueda llegar a convertirse en un objeto completamente comprendido por nosotros, debemos suprimirlo y aniquilarlo en el pensamiento como objeto, como realidad subsistente en sí, para transformarlo en algo subjetivo, en una criatura nuestra”.

  Por lo que el autor español concluye señalando “la connaturalidad de la lectura luterana con los sectores extremos del modernismo.  Todo giro subjetivizante ante la fe (…) a una rebelión frente al principio de la autoridad en la Iglesia (…) A la vez implica una reforma de la doctrina de la fe, donde la «experiencia interior» priva sobre el «don» sobrenatural; donde la fe tiende a confundirse con el sentimiento religioso y a perder todo contenido intelectual «dado»; en fin, donde se le reduce además, a algo «privado», «individual» e incapaz de «informar» la propia vida o de la sociedad”. Lutero invirtió la estructura del acto de fe, anteponiendo al don recibido la propia experiencia personal, la propia conciencia. De éste modo procederían los modernistas. Se entiendo así porqué el modernismo pudo ser colocado por Pio X en la línea dinámica que va del protestantismo hacia el ateísmo total. La subjetivización de la fe conduce tendencialmente no solo a la disolución de lo sobrenatural sino también de la religiosidad natural.


Alfredo Saenz – “El Modernismo: Crisis en las venas de la Iglesia” Ed. Gladius 201. Págs. 50-53.


Nota de NCSJB: el título del artículo es nuestro.


Nacionalismo Católico San Juan Bautista

3 comentarios:

  1. Como miembros de la Santa Iglesia Católica, debemos orar y hacer penitencia en reparación por tantos equívocos de parte de la jerarquía. Pedir incansablemente la asistencia del Espíritu Santo sobre todos y cada uno de los consagrados al servicio divino, que alguno habrá que sepa ser fiel a la verdadera y legítima enseñanza de nuestra Iglesia, única fundada por Nuestro Señor Jesucristo.
    No desesperemos, el gran día se acerca.

    ¡Viva Cristo Rey!

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    1. viva Cristo Rey, basta de ingenuidades, si no se hace la consagración viene el castigo.

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  2. “El Banco Central de la República Argentina (BCRA) ha firmado con el Banco Central de República Popular de China un nuevo acuerdo de swap de monedas locales por un monto equivalente a 11 mil millones de dólares y por 3 años de plazo, con el objetivo de mejorar las condiciones financieras para promover el desarrollo económico y el comercio entre ambos países.”




    http://www.lmcordoba.com.ar/nota/172637_-es-un-dia-fundacional-en-las-relaciones-entre-argentina-y-china-

    http://www.lmcordoba.com.ar/nota/172639_-exportacion-de-carne-de-argentina-a-china-sera-una-buena-noticia-para-ambos-pueblos-


    GRAVÍSIMO

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