NCSJB: El Papa Pio XI en su
encíclica“Mortalium animos” (6/01/1928) enseñó: “… ninguna religión puede ser
verdadera, salvo aquella fundada en la revelación divina, revelación comenzada
desde el mismo principio, continuada bajo la Ley Antigua, y perfeccionada por
el mismo Jesucristo bajo la Nueva” y prosigue respecto al falso ecumenismo:
“…Con este objeto se organizan congresos, reuniones y conferencias, con no escaso
número de oyentes, y donde, sin distinción, se invita a la discusión a toda
clase de infieles, así como de cristianos, y hasta de aquéllos que tristemente
rechazaron a Cristo o, con obstinada pertinacia, niegan la divinidad de su
Persona o misión. Tales tentativas no pueden recibir aprobación alguna entre
los católicos, pues están fundadas en la falsa opinión de que todas las
religiones son más o menos buenas y dignas de alabanza, en cuanto todas dan
expresión, bajo diversas formas, a aquel sentimiento innato que lleva a los
hombres a Dios y a la obediente admisión de su imperio... favorecer esta opinión, por tanto, y alentar tales empresas,
equivale a abandonar la religión revelada por Dios”
Carta
del Apóstol Santiago (ep. 4,4): “Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad con el
mundo es enemistad contra Dios? Quien, pues, quiere ser amigo del mundo, se
constituye enemigo de Dios”
Por “Primera Vez en la Historia”, “adoración
silenciosa” y oración abierta de un Papa en una Mezquita - RORATE CÆLI
Del
vaticanista de Le Figaro‘s, Jean-Marie Guénois:
En su
segundo día de su visita a Turquía el papa Francisco ha ido mucho más lejos que
su predecesor Benedicto XVI, rezando abiertamente en la mezquita azul junto al
Gran Mufti.
De
nuestro enviado especial a Estambul
El Papa Francisco ha rezado explícitamente,
el sábado por la mañana, en la mezquita azul de Estambul al lado del gran
Mufti. Es la primera vez que ocurre tal cosa. En una misma situación en 2006,
Benedicto XVI simplemente permaneció en contemplación, de una forma mucho más
discreta, y fue suficiente para haber levantado una controversia. Algunos
decían que el Papa alemán había “rezado” en la mezquita. Para otros no, porque
un cristiano, el Papa con más motivo, no podía, afirmaban, rezar en un lugar de
culto musumal. Prudentemente, el Vaticano se decantó por la “contemplación” de
Benedicto XVI.
Es, sin duda, con el fin de evitar la
ambigüedad, pero sobre todo por profunda convicción -Francisco planteó el
“diálogo” con los demás, y con otras religiones, como una prioridad de su
pontificado- que el sucesor de Benedicto XVI, en la misma mezquita, cruzó
visiblemente los dedos, e inclińó profundamente la
cabeza hacia delante mientras cerraba los ojos profundamente, dos o tres
minutos, para obviamente rezar. Y así…
dejar claro que estaba rezando. Y esto en dirección del Mihra, ese nicho en la
pared enmarcado por dos columnas que indica la Qibla, es decir, la dirección de
la Kaaba en La Meca.
Un fuerte gesto en forma de mensaje que se
inscribe en la línea [general] de este viaje, que se entiende como una mano
tendida al Islam con el fin de luchar contra el “fundamentalismo“, como
Francisco explicó ayer en Ankara, en el primer día de la visita. Se terminará
mañana, cuando el Papa asistirá a la Divina Liturgia Ortodoxa con el Patriarca
Bartolomé.
Momentos
después de esta espectacular oración, el mismo sábado por la mañana, el padre
Federico Lombardi, portavoz del Vaticano, se apresuró a especificar que era, de
hecho, una “adoración silenciosa”. El Papa, según Lombardi, también ha dicho a
su anfitrión musulmán que “nosotros debemos adorar a Dios”.
Esta parada en la mezquita, donde no se
esperaba ninguna alocución, debe ser uno de los momentos fuertes de su visita
de tres días a Turquía. Y lo ha sido tanto que permanecerá como un fuerte gesto
de Francisco. Porque él se ha atrevido a hacer allí lo que ninguno de sus
predecesores había hecho nunca: orar abiertamente en una mezquita codo a codo
con un dignatario musulmán. (Fuente
en francés)
Visto
en: Adelante la Fe
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
"El Cardenal Mercier, fiel a perenne enseñanza de la Iglesia denunció este latitudinarianismo como una blasfemia. Advirtió que "poner la religión de origen divino en el mismo nivel con las religiones inventadas por los hombres" es la "blasfemia que atrae los castigos de Dios en la sociedad mucho más que los pecados de las personas y las familias."
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