San Juan Bautista

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miércoles, 31 de diciembre de 2014

FELIZ AÑO NUEVO


    Muy feliz y aguerrido año nuevo les deseamos a nuestros camaradas y amigos desde

  Nacionalismo Católico San Juan Bautista


  Que este 2015 nos encuentre con la guardia en alto y sin miedo a las batallas, que se avizoran más duras, y consecuentemente, más gloriosas.


  Que sean nuestras heridas y no la victoria, las que den testimonio de nuestra fidelidad a la causa de Cristo y nuestras Patrias.





Fuerzas Ocultas (1943) - Película sobre la Masonería


Forces occultes: Les mystères de la Franc-maçonnerie dévoilés pour la première fois à l'écran (1943)



Excelente película que expone el accionar masónico.

Hoy más actual que nunca.





Nacionalismo Católico San Juan Bautista


lunes, 29 de diciembre de 2014

Héroes de la lucha antibolchevique: Monseñor Mayol – Carlos García


MonseñorJean Mayol de Lupé:
Soldado hasta el Último Día

  Son pocos los que conocen la estructura policial-militar que tuvo el Tercer Reich. En honor a la verdad era bastante compleja. Muchos confunden la naturaleza y misión de las SS, las SD, las SA, las Waffen SS y aun de las Juventudes Hitlerianas, que han tenido una evolución significativa.

  No es el objetivo de este artículo abordar la distinción entre estos cuerpos. Baste decir que las Waffen SS no eran una fuerza policial militarizada, eran verdaderos soldados, más aún, constituían una fuerza de elite, tanto por su duro entrenamiento, como por la mística que se fue imponiendo entre sus miembros.

  Como señala Otto Skorzeny – él mismo integrante de las Waffen SS – Himmler no era ni el fundador, ni el jefe, “El jefe de las Schutzsaffel (SS), desde el punto de vista militar, era evidentemente,  Adolf Hitler, y era a él a quien nosotros, soldados de las Waffen SS prestábamos juramento de fidelidad” (cfr. su “La guerra desconocida”).

  La administración y la instrucción de sus hombres fue confiada a Paul Hausser, teniente general retirado del ejército. Hombre extremadamente severo y exigente. Aclara Skorzeny que “Los Waffen SS no recibieron jamás orden alguna de Himmler no de Heydrich”. Las órdenes eran recibidas por la vía jerárquica y emanaban de las jefes militares de los ejércitos de los que formaban parte las distintas unidades de las Waffen SS.

  Tampoco son muchos los que saben que, a partir del año 1942, las Waffen SS formarían un verdadero cuerpo de soldados eminentemente europeos, pero con componentes asiáticos.

  Así, de acuerdo a la cantidad de hombres se formaban divisiones, legiones, regimientos, etc. Entre las más conocidas se encontraban la famosa División Azul – españoles -, la División “Wiking” – escandinavos y holandeses -, la División de Asalto Croata, la División Carlomagno – franceses -, la División Nordland – noruegos-, la 14ta. División SS – ucranianos -, la Legión Saint George –británicos -, etc. Lo propio de todas estas formaciones es que no lucharon contra los aliados occidentales, sino que enfrentaron lo que consideraban el enemigo en común: el bolchevismo ruso.


  Hoy nos interesa rescatar la historia de uno de los capellanes que acompañaron a las Waffen SS, concretamente Monseñor Mayol de Lupé (o Luppe), amigo personal de Pio XII y capellán de la Legión de Voluntarios Franceses contra el Comunismo, primero y de la División Carlomagno después.

  Proveniente de la aristocracia francesa, nació en la ciudad de París en 1873 y fue ordenado sacerdote en el año 1900. Durante la Primera Guerra Mundial fue capellán de la Primera División de Caballería. Cayó prisionero a poco de iniciada la guerra y, liberado a los dos años, vuelve inmediatamente a su rol sacerdotal de capellán. Participa de combates como Champagne y Verdún, donde plasma su heroicidad el Mariscal Pétain. Finalmente es herido en el Somme y el fin del conflicto lo encuentra en convalecencia. Se hizo acreedor a dieciséis medallas por su actuación en el frente.

  Ya había abandonado el ejército cuando estalló la Segunda Guerra Mundial. No obstante y a pesar de encontrarse cercano a los setenta años, Monseñor Lupé se ofrece como voluntario para ingresar al ejército francés. Su precaria salud no supera la junta médica que lo evalúa y lo declara inepto. Se ofreció entonces de camillero, ya que en esa actividad, no sólo cumpliría con una labor imprescindible en el apoyo a las tropas, sino que también le permitiría asistir espiritualmente a los heridos.

  Con el armisticio cesa su labor, pero la Providencia todavía le tiene preparada nuevas y más peligrosas misiones. Al formar Jaques Doriot, con autorización del gobierno francés del Mariscal Pétain, la “Legion des volontaires francais contre le bolchévisme” – conocida con las siglas LVF -, los Cardenales Sibilia y Suhard lo recomiendan como capellán. Así con una edad avanzada y una salud quebrantada, Monseñor Mayol de Lupé marcha en la Campaña del Este hacia el frente ruso.

  Claro, por primera vez los voluntarios franceses no lucharía con su uniforme, sino con el uniforme alemán, con insignias con la bandera de Francia, y lo más duro, deberían jurar lealtad a Adolf Hitler. Esto generó desconcierto y malestar en los hombres y fue decisiva la intervención del Capellán al convencerlos que esos eran detalle formales frente a la gran cruzada contra el marxismo ateo. SU protagonismo en las batallas – alguien dijo que no usaba fusil, pero no tenía problema en romper la cabeza de cualquiera con su macizo. Quizás la acción más destacada de LVF fue frenar el arrollador avance ruso hacia el oeste en el verano de 1944.

  Con una marcada inferioridad de hombres y medios, estos veteranos franceses, entre los que se encontraba Monseñor Lupé – con sus más de setenta años -, impidieron el paso de los soviéticos en Borrisov, camino a Minsk.

  Sobre el final de la guerra, cuando ya el destino estaba marcado y no había esperanza alguna de victoria, la mayoría de los integrantes de la Legión – LFV – optaron por integrarse a la Waffen SS, en vez de retirarse como paisanos a Francia y pasar inadvertidos en un futuro más calmo. También aquí fue determinante la arenga de Monseñor Lupé: no se trataba de una sumisión a los alemanes, sino de unirse contra el enemigo de la civilización cristiana. Formaron la legendaria “División Charlemagne”.

  Como si fuera un designio de la Providencia que este grupo de calientes no quedara en el olvido, la “División Carlomagno” fue la última fuerza que defendió lo que quedaba de la Gran Alemania, en la Batalla de Berlín. Y entre ellos, alentando, asistiendo espiritualmente a los hombres en la batalla, arengando por el buen combate, un sacerdote. Un sacerdote que  tenía muy en claro que no estaba defendiendo los errores filosófico-religiosos de Hitler y mucho menos, el ocultismo de Himmler. Un sacerdote que bregaba y osadamente, ofrecía su vida a los setenta y dos años, por frenar el avance del Anticristo, encarnado en las hordas soviéticas.


  Cuando todo terminó, los restos de la división volvieron a Francia, en calidad de prisioneros de guerra. Los hombres fueron duramente increpados por el general Leclerc: “¡qué hacen ustedes vestidos con uniformes alemanes!”, recibiendo como inesperada y varonil respuesta de quienes se sabían condenados: “¡nosotros le preguntamos a ustedes, qué hacen vestidos con uniformes americanos!”

  No hubo piedad para ellos, a pesar de que jamás efectuaron un solo disparo contra las fuerzas angloamericanas. Fueron fusilados sumariamente.

  Monseñor Lupé fue juzgado y condenado a prisión. En 1951 fue puesto en libertad condicional y murió en 1955, recluido en un monasterio benedictino. Con él muere toda una leyenda de hombría de bien. Del cura soldado. Del sacerdote que dio testimonio de su fe y de su virilidad. Del sacerdote que recibió la última confesión de millares de compatriotas y cuya absolución, quizás, salvó sus almas, como salvó su dignidad el apoyo y la arenga heroica en el fuego de la batalla. No hay cirugía que logre tamaños efectos. No hay palabrería que eclipse a este testimonio de apostolado.

  Murió quien luchó para que la Rusia bolchevique no siga “esparciendo sus errores, como había advertido la Madre de Dios en su aparición en Fátima. Murió como debe morir un sacerdote: habiendo sido un soldado de Cristo. Y él lo fue en el sentido más estricto de la palabra, hasta el último día.

Carlos García

Revista Cabildo – Mayo-junio 2013. 3° Época – Año XIII – N° 103 Págs.26-27.



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domingo, 28 de diciembre de 2014

Destrucción de la familia cristiana (Audio) - Padre Santiago Gonzalez


  Nota de NCSJB: Ante la creciente claudicación de los sacerdotes a la prédica de la Verdad con el ánimo de congraciarse con el mundo y no desagradar; la inmensa mayoría de ellos omiten en sus homilías cualquier tipo de alusión al pecado y sus consecuencias y por consiguiente nunca hablan ni del demonio ni del infierno.

  Habiendo hoy asistido una vez más a una Misa con una homilía basada en predicas aparentemente sacadas de libros de autoayuda; nos complace saber que hay honrosas excepciones a la tibieza generalizada del neoclero, por lo que reproducimos la homilía del Padre Santiago González de la  excelente y comprometida pagina web  Adelante la Fe.

  Recomendamos dicho sitio y así como oraciones para estos buenos pastores que son conscientes de su responsabilidad ante Dios por las almas que le fueron encomendadas.

Augusto


Homilía: La destrucción de la familia cristiana: 
efecto del modernismo en la Iglesia




  La contemplación de la Sagrada Familia nos lleva a reconocer la descomposición actual de la familia cristiana en la sociedad occidental, como efecto de la crisis modernista en la Iglesia. Hay que volver al modelo de familia católica para restablecer el tejido moral de la sociedad y la formación adecuada de las conciencias.

Visto en: Adelante la Fe

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En medio de vosotros está uno a quien no conocéis - P. A. Gálvez Morillas


Homilía 28 de diciembre de 2014

Domingo Infraoctavo de Navidad (Rito Extraordinario)

Evangelio: Lc 2: 33-40


Padre Alfonso Gálvez Morlillas



Nota de NCSJB: Las homilías del Padre Gálvez Morillas se reproducen con autorización expresa de los propietarios de las mismas.


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jueves, 25 de diciembre de 2014

Natividad del Señor - P. Alfonso Gálvez Morillas


Homilía 25 de diciembre de 2014



Evangelio: Jn 1: 1-14

Padre Alfonso Gálvez Morlillas



Nota de NCSJB: Las homilías del Padre Gálvez Morillas se reproducen con autorización expresa de los propietarios de las mismas.


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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Homilía de Navidad (1964) – Padre Leonardo Castellani



  La maravilla de Navidad no es que Dios se haya hecho Niño – aunque eso nos enternece – sino que se haya hecho hombre: ése es el misterio. Tal como aparece aquí, es un Niño, no puede hacer daño a nadie, es débil y amable: “apareció la benignidad y la humanidad de Dios – dice San Pablo; “tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo Unigénito, no para que juzgue sino para que salve al mundo” – dice San Juan. “Dios podía salvar a los hombres de varias maneras; pero en ninguna tanto como ésta podía mostrar su amor a los hombres” – dice Santo Tomás.

  Un poeta griego dijo que estar enamorado y tener seso, eso no puede ser, anoser en Dios. Pero aquí parecería que Dios también cayó en la volteada, pues nos amó con locura, dice San Pablo: “propter nimiam caritatem suam qua dilexit no” – o sea, por la caridad loca con que nos amó (Ef.2,4). Ese es el misterio.

  Cuando nace, ya es un hombre santo; se verifican en él todas las Bienaventuranzas que más tarde había de enseñar Él, como paradigma de la santidad; incluso la bienaventuranza de la persecución, a cargo del Rey Herodes: es manso y sumiso a todos, no sólo al Emperador de Roma sino a los posaderos de Belén; es pobre repobre; llora, es puro de corazón, y es pacificador como cantaron los ángeles. Todo lo que va a seguir hasta la Cruz se deriva desto; y del estado del mundo cuando nació, el  mundo caído, Israel decaído. Si un sabio de Atenas o Roma hubiese estado allí con los Pastores, le hubiese dicho: “Linda nación has venido a escoger para nacer: esta nación es una historia viva de la decadencia. Hay algunos individuos buenos; pero la nación como nación es una ignominia”. El Niño Dios hubiese contestado: “Lo que me interesa son los individuos: por esos dos que están a mi lado, yo hubiese nacido; y por el mismo Rey Herodes solo, hubiese muerto en la Cruz” -. Eso parece un poco de locura. El pueblo no se engaña con sus pesebres y sus crucifijos: en esas dos imágenes está indicado un amor incomprensible.

  Los antiguos no comprendía el amor de Dios: nosotros tampoco por supuesto, pero sabemos que existe. Los judíos comprendían el temor de Dios; los griegos comprendían sólo el agradecimiento – y el temor – a los dioses de la mitología, los cuales se amancebaban con los hombres y mujeres mortales, no por amor sino por liviandad. Y los filósofos griegos no creían posible el amor de Dios; por lo menos Aristóteles. Dios está demasiado alto: el amor pide igualdad. Tenían un refrán que decía: “El amor busca iguales”, “amor pares invenit”, al cual San Agustín agregó dos palabras volviéndolo cristiano: “aut facit”, ¡o los hace! “El amor busca iguales o los hace”. Así Dios comenzó por igualarse a los hombres haciéndose  hombre “nacido de mujer, nacido bajo la Ley”, y después trató de igualarnos con Él, levantándonos al amor divino por medio de la gracia, hasta llevarnos a la unión perfecta con la Deidad; pues “seremos semejantes a Él porque Le veremos tal cual es” dice el Evangelista del Amor (I Jn.3,2). Pero desde el instante del Bautismo comienza en el hombre ese proceso de asimilación a Dios; cuya continuación está en nuestras manos y también puede fracasar; y eso es tremendo. Porque ese amor es inmenso, perderlo para siempre es tremendo. El Infierno no es más que un amor perdido, rechazado. Por eso dice un villancico español:

“Si dese temblar de Dios
Yo también la causa fui
¡Mi Dios! ¿qué será de mí
Cuando yo tiemble y no Vos?

  En fin, hoy no hay que acordarse del Infierno, aunque Herodes, que es el Infierno, anda cerca. “Gloria a Dios en lo alto y paz en la tierra a los hombres de fe” – que ése es el cántico de los ángeles: “tées eudokías”: no dice “de buena voluntad” sino de buena doctrina, de fe: “paz a los bienaventurados” (Lc.1,14): ésa es la palabra.

  Para el amor se precisan dos. EL Hijo de Dios se preparó un amor para cuando naciera, el amor más común, más barato y más seguro, una madre – una familia; también un padre postizo; al cual Dios Padre, que lo nombró su representante, le dio corazón de Padre. El amor de Dios es difícil, hay que empezarlo por lo más fácil, que es el amor de familia; porque e agradecimiento es más fácil y el temor a Dios todavía más, pero el amor de Dios es como subir al Aconcagua pasando antes por todos los faldeos. Y así hizo Cristo, acogiendo en sí todos los amores humanos, - contra lo que dice dél el “el negro gordo”, o sea nuestro poeta Pedro B. Palacios, Almafuerte:

“Corazón cuyo amor intangible
Sin ningún otro amor se dilata,
Cual se estrellan y esfuerzan flexibles
Sin lograr abatir la muralla,
Ya tenemos, ya febles, ya locos,
Bramando y silbando los vientos que pasan.
La invasora legión de cariños
Que a la vida real nos amarra
No logró reducirlo, siquiera,
Ni al sacro materno dogal de la patria.
Ni arrancó la mujer a sus labios
Nada más que un feliz epigrama
Y a sus pies en la Cruz, su madre olvidada…

Jesús de Galilea
Para mí no eres Dios,
Eres sólo una idea
De la que corro en pos…

  Esto es poesía de negro gordo. Almafuerte no era negro, era blanco y flaco, pero como decía Ramón Doll: “hay negros de todos colores”. (Una vez Ramón Doll estaba hablando de un individuo y lo nombraba a cada momento; “El gallego ese”. Y le dijeron: “¡Qué gallego! Si ése no nació en Galicia, nació en la Boca”. Y él retrucó: “¿Y qué tiene que ver? Hay gallegos de todas las nacionalidades”).

  Contra lo que cree el negro blanco, Cristo acogió en su corazón todos los amores. ¿Y el amor carnal? Saltó ese amor, porque no lo necesitaba para llegar a la caridad, pero se guardó muy bien de condenarlo o denigrarlo, como hicieron y hacen después de él mucho filósofos y herejes. El amor carnal existe ¡cómo! Y se convierte o bien en caridad o bien en calamidad. Ese es su destino. Por suerte casi siempre o la mayoría de las veces se convierte en caridad, o sea, en amistad conyugal, que dice Aristóteles es la más firme de todas la amistades (la mayoría de las veces creo yo; no sé bien cómo anda el mundo). Cristo no podía atarse a la amistad conyugal, a una mujer, un hogar, unos hijos, porque tenía algo difícil que hacer y poco tiempo para hacerlo; pero algunas mujeres o alguna mujer tuvo hacia él no sólo amistad filial sino amistad conyugal –. Y él con una mujer se portó como un caballero andante – como Don Quijote con Dulcinea – si no es irreverencia.

  Así que “tanto amó Dios al mundo”, con una caridad de chiflado, que le dio su Hijo Unigénito para que salvara al mundo – con el Amor rectificado y santificado.


Leonardo Castellani – “Domingueras Prédicas” Ed. Jauja. Págs. 317-322


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martes, 23 de diciembre de 2014

Católicos fieles acusados de opositores - Card. Raymond Burke


23/12/2014

Cardenal Burke: Es 'increíble' que los católicos fieles son acusados ahora de oponerse a la Iglesia


  El cardenal Raymond Burke, dijo en una entrevista esta semana que es "increíble" que aquellos que han defendido la enseñanza y la práctica católica sobre la retención de la Comunión a las personas en situaciones sexuales públicamente "irregulares", están siendo acusados ​​de "estar en contra del Santo Padre, y de no estar en armonía con la Iglesia ".

  El blog Rorate Caeli realizó una traducción de los comentarios que el Cardenal Burke hizo esta semana al diario francés Le Figaro. Burke, uno de un pequeño grupo de las voces opositoras a la denominada propuesta Kasper, dijo que Sínodo de octubre de los Obispos sobre la familia "fue una experiencia difícil." Los que estaban "alineados" con el cardenal Walter Kasper tenían el control de los procesos Sínodo, dijo.

  Burke señaló la inserción de la homosexualidad en la discusión del Sínodo, diciendo que "esto no tiene ninguna relación con la cuestión del matrimonio."

  La dirección del Sínodo parecía estar predeterminado por ellos, dijo, y agregó que el documento a preliminar "parecía haber ya había sido escrito antes de las intervenciones de los Padres sinodales." Esta  Relatio intemedia, entiende que ha sido escrita por el teólogo liberal italiano, monseñor Bruno Forte , llamado por la Iglesia para que ésta cambie sus prácticas, y "acepte y valore" la orientación homosexual.

  El Cardenal Burke reiteró su punto, como lo hizo muchas veces durante y después del Sínodo, que la Relatio preliminar "no hizo ninguna referencia a las Escrituras, ni a la Tradición de la Iglesia, ni a las enseñanzas de Juan Pablo II sobre el amor conyugal," un hecho sin precedentes para un documento de las más altas autoridades de la Iglesia Católica. Agregó que es "muy desagradable" que los párrafos sobre la Comunión para los divorciados vueltos a casar y la homosexualidad fueron retenidos en la Relatio Final - y ahora en los Lineamientos, el documento emitido en preparación para Sínodo del próximo año - a pesar de haber sido rechazados en la votación de los obispos sinodales.

  Consultado sobre si es legítimo que un cardenal sea crítico de un Papa, dijo Burke, "Un cardenal, en ciertas situaciones, tiene el deber de decir lo que realmente piensa al Papa." Dijo, sin embargo, que entre el cardenal y el Papa es "imposible para que haya una divergencia sobre un asunto de doctrina y disciplina de la Iglesia."


  "En una época llena de confusión, como lo vemos en la Teoría de Género, necesitamos la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio", dijo Burke.

Hillary White

Visto en: Life Site News

Traducción: Augusto TorchSon

Agradecemos a Empera Sol el habernos acercado el artículo


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EL MODERNISMO AYER Y HOY – P. Jean-Michel Gleize


DIFICULTADES DEL ANÁLISIS

  Promulgada hace cien años, el 8 de septiembre de 1907, la encíclica “Pascendi Dominici Gregis” resume toda la ofensiva encarada por el Papa San Pio X contra el modernismo. Es un documento singular, ya que no se parece a ningún otro que haya publicado antes la Santa Sede. Hasta entonces, todo se limitaba a exposiciones  relativamente simples y cortas, y el error que era objeto de anatematización revestía la gorma de un catálogo: el Santo Oficio confeccionaba una lista de proposiciones condenadas. Por ejemplo, ha sido ésta la manera como el Papa León X condenó las herejías de Martín Lutero en la bula “Exsurge Domine” del año 1520.


  Ante el modernismo, San Pio X cambió de táctica. Se trata de una encíclica particular ya que presenta un análisis largo y complejo, sabiamente articulado como un tratado de filosofía. El Papa Sarto no buscó un efecto mediático, es decir, no se situó al nivel del público. ¿Qué razones tenía para hacerlo así? San Pio X nos da las razones en los liminares del documento. El modernismo no es una herejía como las demás. En cuanto herejía, es un sistema compacto y entrelazado que “no consiste en teorías dispersas y sin vinculaciones, sino más bien un cuerpo perfectamente organizado cuyas partes a tal punto dependen unas de otras, que no puede admitirse una sin admitirlas todas”  (Encíclica “Pascendi Dominici Gregis, n°53). Con todo, a diferencia de otras herejías, es un sistema que no se presenta como tal; a primera vista ofrece una apariencia de oscuridad y equivocidad, que respecto a cada punto particular y aislado del sistema, podría recibir una interpretación benévola y en sentido ortodoxo.

  En el punto 3, San Pio X evoca “una táctica insidiosa y pérfida” y afirma que los modernistas “abusan fácilmente de los espíritus poco avisados”. En el punto 2 señala que ellos son “los enemigos que más han de temerse ya que aparecen tanto menos como tales”. En el 4 descompone esta táctica en detalle: los modernistas tienen por principio “no exponer nunca sus doctrinas metódicamente y en conjunto, sino fragmentarlas en cierto modo y diseminarlas un poco por todas partes, lo cual se presta a que se los tenga por inestables e indecisos, cuando sus ideas son perfectamente claras y consistentes”.

  El modernismo es, por definición, un sistema pérfido y falso. Lo sigue siendo incluso hoy en día, más allá de cuáles sean las intenciones de aquellos que lo adopten. San Pio X se propuso analizar el sistema, no los estados del alma (son impenetrables) de las personas. Es muy probable que los modernistas de hoy tengan (y más que los de ayer) buenas intenciones y que no todos sean necesariamente enemigos infiltrados, perversos y decididos. Solamente Dios sabe esto, pero el verdadero problema no está allí. Sea lo que fuere de los modernistas, el modernismo es en sí mismo una infiltración enemiga, perversa y neta. Y lo es tanto  más, cuanto que sus adeptos son menos conscientes de ello.

  Por eso San Pio X compara este tipo de herejía absolutamente nueva con un resumidero: el modernismo es el resumidero colector de todas las herejías. Un resumidero es invisible ya que está bajo tierra y el modernismo es, justamente, una herejía que se difunde subterráneamente.

  Podría comparárselo a un camaleón, animal que tiene la particularidad de cambiar el color de su piel en función del entorno, cosa que le permite dar la impresión de que ha cambiado, cuando en realidad sigue siendo siempre el mismo. Esta segunda comparación nos permite comprender por qué el análisis de San Pio X conserva hoy en día toda su actualidad. En efecto, las enseñanzas del Concilio Vaticano II no han hecho más que cambiar el color del modernismo sin tocar su naturaleza profunda.


EL MODERNISMO DE AYER CONDENADO POR SAN PIO X

  El primer principio del modernismo analizado por San Pio X es doble. Hay un primer fundamento que es el agnosticismo, a tenor del cual es imposible conocer intelectualmente a Dios. Sin embargo, el modernismo no significa ateísmo. Se sustrae a él gracias a la inmanencia vital, que es el segundo fundamento del sistema: el hombre entra en relación con Dios no pro el conocimiento sino por la necesidad.

Esta necesidad hecha consciente es la fe y también es la revelación. Fe y revelación salen del interior (la consciencia del sujeto) y no vienen de su exterior (proposición objetiva del dogma por el magisterio de la Iglesia): estamos ante la inmanencia. Fe y revelación no corresponden al conocimiento sino a una necesidad o a lo vivido: esto es lo vital.  Al afirmar que en la raíz de la fe y la revelación está la necesidad o la experiencia de lo divino implica sustituir la verdad por la vida como principio de la religión. Ahora bien, el problema que se presenta entonces radica en cómo mantener y por ende transmitir la fe y la revelación. Es preciso asegurar la permanencia de lo vivido gracias a la Tradición y a la Iglesia. A fin de comunicar la experiencia es preciso vivirla conjuntamente. La Iglesia, que es esta vivencia colectica, es definida como “fruto de la conciencia colectiva”. Esta experiencia vivida en común le dará origen a la Tradición viva, a la serie continuada en el tiempo de experiencias religiosas vividas en conjunto.

  De esto se sigue que la constitución de la Iglesia ya no es aquella de una sociedad monárquica, sino la de una comunión o de un gobierno democrático, donde la autoridad es portavoz de la comunidad. Y de allí también la aparición de un relativismo único en su género: todas las religiones son más o menos verdaderas.

Como la religión consiste en la comunicación de una experiencia, la mejor religión y la más verdadera es aquella en la que la comunicación corresponde mejor a las necesidades de la conciencia humana y perdura de manera mejor. Esta religión existe y es el catolicismo, que es una religión más verdadera que las demás; pero las otras religiones corresponden también más o menos a estas necesidades del hombre y por tanto siguen siendo buenas y legítimas. El modernismo, pues, puede resumirse en tres grandes postulados: fe y revelación fincan en vivir una experiencia; la Iglesia es la comunión de aquellos que viven esta experiencia; el catolicismo es la modalidad mejor que puede asumir esta experiencia.


EL MODERNISMO ACTUAL ADOPTADO POR VATICANO II

No es difícil darse cuenta que los principales textos del Vaticano II han retomado estas ideas. Si se investiga bien, se encontrarán los tres grandes postulados del modernismo de ayer.

  Primer postulado. La constitución “Dei Verbum” (N°1-4) sobre la revelación divina define la revelación como una experiencia en la cual el hombre entra en contacto con la persona de Jesucristo. La fe, tanto para cada fiel como para la comunidad de creyentes, consiste en profundizar esta experiencia a lo largo del tiempo, y de allí que la Tradición sea viva: “Con el paso de los siglos, la Iglesia tiende constantemente hacia la plenitud de la divina verdad hasta que se cumplan en ella las palabras de Dios” (Dei Verbum”, N°8). El Papa Benedicto XVI define así a la Tradición viva: “La Tradición apostólica no es una colección de cosas,  de palabras, como un arcón lleno de objetos muertos; la Tradición es el río de la vida nueva que viene desde los orígenes, desde Cristo hasta nosotros, y que nos hace participar de la historia con la humanidad” (Alocución del 3 de mayo de 2006. Se impone asociar sus pensamientos con el N°4 del Motu Proprio de Juan Pablo II “Ecclesia Dei afflicta”, donde se dice que en la raíz del acto cismático de Monseñor Lefebvre se encuentra “una noción incompleta y contradictoria de la Tradición”. Esta noción es incompleta porque no tiene suficientemente en cuenta “el carácter vivo de la Tradición”).

  Segundo postulado. La constitución “Lumen Gentium” sobre la Iglesia la define como Pueblo de Dios, es decir, como la comunidad de los bautizados reunidos por Cristo, y que el Espíritu Santo continúa a suscitar a lo largo de la historia. En aras de su propia cohesión, esta comunidad dispone, por estímulo del Espíritu, del servicio del ministerio apostólico. En esta definición la Iglesia es antes quenada y sobre todo una comunión mística, el pueblo sacerdotal de Dios. EL misterio jerárquico viene a superponerse a esta comunión sacerdotal y está a su servicio. El pueblo de los fieles y su constitución jerárquica son distintos e inseparables, tal como lo son una asamblea mística y aquello que asegura su durabilidad en el tiempo y en el espacio.

  Esta inversión vuelve a encontrarse – y ello en perfecta continuidad con el Vaticano II – en la catequesis de Benedicto XVI y en el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica publicado en junio de 2005. En el punto 154 del Compendio se define a la Iglesia como Pueblo de Dios, calco textual de la definición dada en el cap.2, n° 9 de la “Lumen Gentium”. Se trata de una realidad mística en sus orígenes e igualitaria o comunitaria en su esencia. La Iglesia es (no sólo, es verdad, pero antes que nada y sobre todo) una comunión sin intermediarios jerárquicos: la jerarquía existe, pero no es eso lo que define fundamentalmente a la Iglesia como una realidad que ante todo es de tipo social.
 
  El punto 155 confirma esta noción puntualizando que este igualitarismo vuelve a encontrarse a nivel de la triple función sacerdotal, profética o magisterial y real o gubernamental: esta triple función es propia de cada bautizado como tal. Ahí también vemos cómo se retoma el n° 10 del cap. 2 de “Lumen Gentium”. Sólo en los números 177 a 193, al abordar no la esencia de la Iglesia sino sus miembros, se distinguirá entre los miembros de la jerarquía y los fieles. Pero antes de distinguirlos, se va a recordar una vez más que esta distinción no es lo que distingue esencialmente la Iglesia en su naturaleza intrínseca. La Iglesia no es una sociedad, es decir, un conjunto de personas donde se distingue antes que nada a los que gobiernan de los que son gobernados.
 
  El n° 177 recuerda la definición esencial de la Iglesia, que es la de una comunión, en cuyo seno todos son iguales en virtud del bautismo: el Pueblo de Dios es una comunidad de fieles bautizados. Cada uno posee en virtud de este título el mismo sacerdocio común de base. Existen los ministros (n° 178-187) y los laicos (n° 191).  Y en relación a los ministros podrán verse todas las frases aparentemente tradicionales sobre la jerarquía. Sin embargo, esta fraseología debe entenderse en función de una lógica absolutamente diferente: ya no es más la lógica de la Iglesia-sociedad, sino la de la Iglesia-comunión.

  Tercer postulado. La Iglesia Católica Romana es plenitud de esta comunión. Los números 8, 13, 14 y 16 de la “Lumen gentium”, el n° 3 del decreto “Unitatis redintegratio” sobre el ecumenismo y la Declaración “Dominus Iesus” del 6 de agosto de 2000 explican que esta comunión existe pero de manera imperfecta, parcial y embrionaria… pero existe realmente fuera de la estructura jerárquica de la Iglesia Católica.

  Se da por tanto una diferencia de grado entre la Iglesia y las otras sociedades religiosas, lo cual legitima el ecumenismo. La Iglesia ya no es el único medio de salvación sino el “medio ordinario de salvación”, es decir, aquel en virtud del cual puede conseguirse “toda plenitud de los medios de salvación” (Unitatis redintegratio, n° 3).
 
  En paralelo a la Iglesia están los llamados “elementos de Iglesia”, las iglesias en vías de desarrollo. El Papa actual (Benedicto XVI) saca las consecuencias de esta enseñanza. Durante su visita al patriarca cismático Bartolomé I el 30 de noviembre de 2006, Benedicto XVI asistió (con vestimenta litúrgica oficial) a la celebración en la Iglesia de San Jorge en el Fanar, sede del Patriarcado de Constantinopla. En las palabras que pronunció a propósito de esta ceremonia, afirmó: “Nuestro encuentro fraternal pone en relieve las relaciones especiales que unen a la Iglesia de Roma y a la Iglesia de Constantinopla como iglesias hermanas”.


MODERNISMO: CONSTANTES Y VARIACIONES

  Estos tres postulados fundamentales son las constantes del modernismo, ayer y hoy. Sin embargo, el modernismo actual no presenta la misma coloración que el de ayer. Esto se explica porque detrás del modernismo existe una filosofía. Ella puede cambiar.

  Se advierte bien que el error teológico de Alfred Loisy se fundaba en el idealismo de Kant y también en el evolucionismo de Hegel. Hoy por hoy, la nueva teología prefiere remitirse a las filosofías personalistas y existencialistas, dando de mano con las anticuadas filosofías idealistas.

  El modernismo aprovecha para abusar de los espíritus poco avisados: se piensa inocentemente que la teología del Vaticano II no es modernista porque rechaza el idealismo de Loisy. Pero no alcanza con apartarse del idealismo para no caer en el modernismo. Éste se acomoda a todas las filosofías, provisto que ellas guarden el principio de la evolución en lugar del ser. Ahora bien, las filosofías modernas son todas filosofías “del devenir”. Sólo la filosofía de Aristóteles y de Santo Tomás de Aquino es la filosofía del ser, la filosofía perenne del sentido común.

  Por eso, para apartarse del modernismo no basta con dejar un sistema evolucionista para tomar otro, al modo como cambia de color la piel del camaleón. Es preciso volver a la filosofía realista. En caso contrario, se continuará utilizando el lenguaje de la teología católica, pero dándole un sentido ajeno a esta misma teología.

  Ése es el principal pecado del Vaticano II: haber querido presentar la doctrina católica “siguiendo los modos de investigación y de formulación literaria del pensamiento moderno” (Juan XXIII, Discurso al Sacro Colegio del 23 de diciembre de 1962).


Revista Iesus Christus - Año XIX, N° 112. Julio/agosto de 2007. Págs. 15-18


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domingo, 21 de diciembre de 2014

Alarmante proliferación de doctrinas extrañas a la fe - P.A. Gálvez Morillas


"Ateneos a las palabras de Jesucristo y no a la de los falsos profetas"

Homilía 21 de Diciembre de 2014

IV Domingo de Adviento

Epístola: 1 Cor 4: 1-5

Padre Alfonso Gálvez Morlillas



Nota de NCSJB: Las homilías del Padre Gálvez Morillas se reproducen con autorización expresa de los propietarios de las mismas.


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Suplica para la Iglesia Militante (1969) - Ignacio Anzoátegui


Suplica para la Iglesia Militante


¿Es que perdió su rumbo
La nave de la Iglesia? ¿Es que a porfía
Se nos ha puesto a andar de tumbo en tumbo,
Ebria y alzada la marinería?
¿Qué fue de la pasada
Misión de iluminar la mar ignota?
¿Quién le dejó, Señor, así trocada
Su derrota en derrota?
¿Qué viento amotinado
Rasgó sus velas y quebró su quilla
Y la azotó sobre el acantilado
Lejos de Tí, mi Dios, y de tu orilla?
¿Qué Capitán, Señor, adormecido
Por culpa y obra ,;de la democracia
Le quitó su vigor y su sentido
Y la gracia velera de tu Gracia?

Todavía esperamos que en tu pía
Solicitud nos salves del naufragio.
El Diablo nos acecha día a día.
¡ Escúchanos, Señor, nuestro sufragio!
(Y que Santa María,
Nuestra Señora la Corredentora,
Si fuera necesario,
Nos tienda nueva vez en esta hora
El santo salvavidas del Rosario).



IGNACIO B. ANZOÁTEGUI


Revista Jauja - N° 30 - Junio de 1969 - Pág. 11


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