Los altos jerarcas de la Iglesia y
los dirigentes políticos seglares que luchen por salvar al cristianismo en
trances tan difíciles, deberán estar resueltos no sólo a sufrir agresiones de
todo género por parte de las fuerzas revolucionarias del judaísmo, sino también
de los sucesores de Judas Iscariote, que dentro del respetable clero están
haciendo el juego, en una forma o en otra, a las fuerzas de Satanás. Esos nuevos Judas has usurpado,
con osadía, altos rangos de la Santa Iglesia y desde ahí podrán lanzar los
ataques más tremendos, más demoledores y más dolorosos en contra de los que
luchan en defensa de la Cristiandad y de sus naciones gravemente amenazadas.
Que Dios Nuestro Señor dé fe, fortaleza y perseverancia a quienes imitando a
Cristo, estén dispuestos a tomar su cruz y seguirlo en esta hora decisiva para
los destinos del mundo.
Esta es la verdadera santidad que
Cristo definió diciendo: “¿Quieres salvarte? Guarda los mandamientos. ¿Quieres
llegar a la perfección (santidad? Déjalo todo, toma tu cruz y sígueme”. La
santidad definida por Cristo es renuncia de todo, riquezas, diversiones, etc.,
para tomar la cruz y seguirlo en la lucha contra el mal. La vida pública de
Cristo fue de prédica y de una lucha constante y enérgica contra la Sinagoga de
Satanás y contra el pecado y el mal en general, practicando la virtud en grado
sumo.
La verdadera santidad radica en
imitar a Cristo en todo, tal como lo hicieron San Juan Crisóstomo, San Atanasio
y los otros santos de la Cristiandad. La santidad requiere la práctica de la
virtud en grado heroico; cualquier otra santidad distinta de la definida por
Cristo Nuestro Señor es una falsa santidad farisaica, inventada por ciertos
clérigos y ciertas organizaciones que adulan a los incautos haciéndoles creer
que se pueden hacer santos fácil y cómodamente e incluso amasar fortunas
personales, con el fin –oculto, por cierto- de convertirlos en satélites
espirituales y sobre todo de impedir que participen activamente en las luchas
que libren los patriotas de los países católicos para salvar a su nación de la
conquista judía, de los progresos del comunismo y de una revolución roja que
reduzca a tales incautos a la esclavitud, expropiándoles todos sus bienes.
Por otra parte, Cristo Nuestro
Señor –al luchar activamente contra Satanás y su Sinagoga y contra el mal en
general- asumió una actitud “anti-Satanás”, “anti-Sinagoga de Satanás” y “anti-mal”
en general. La novedosa actitud de ciertos clérigos y seglares que dicen
condenar todos los “antis” además de ser notoriamente herética (porque
hipócritamente, aunque sin decirlo expresamente, condena al mismo Cristo, que
sostuvo una actitud “anti” en los terrenos antes mencionados) tiene el
propósito de paralizar la lucha anticomunista, ya que ésta va en contra del
imperialismo judaico. Es indispensable que en esta batalla anticomunista
colaboren activamente las mayorías populares como único medio de evitar que la
nación entera caiga en las garras de la horrible esclavitud comunista. Por otra
parte, es sumamente sospechoso que estos clérigos y seglares que dicen condenar
todos los “antis”, un buen día lancen ataques o permitan –sin luego
condenarlos- que otros miembros de su organización los lancen, precisamente, en
contra de los libros, caudillos u organizaciones patrióticas que heroicamente
están luchando por impedir que sus naciones caigan en las garras del judaísmo y
del comunismo. Al incurrir en esta contradicción, las personas honradas,
patriotas y bien intencionadas que con engaños han caído bajo la influencia y
en las redes de esas hermosas organizaciones erigidas para atraparlos, deberán
abrir los ojos y darse cuenta del hábil engaño de que han sido objeto y
liberarse de la influencia espiritual y social de esos fariseos, que cual
sepulcros blanqueados ocultan su complicidad con la Sinagoga de Satanás bajo la
falsa apariencia de una ostentosa y farisaica piedad religiosa y de un
hipócrita y falso apostolado cristiano (43).
Maurice
Pinay
- "Complot
contra la Iglesia" - T.II. Cap. 7 - 1962
[43] Lo
acabado de insertar esa falta santidad y esa censura de los “antis” es una
adición hecha por los autores de este libro en sus nuevas ediciones en vista
del grave mal que están haciendo, en los países católicos, los clérigos y
seglares que propagan esas ideas, ya sea en lo individual o por medio, sobre
todo, de organizaciones genialmente concebidas y hermosamente estructuradas que
narcotizando a sus adherentes con una falsa mística, les impiden realizar una
lucha eficaz en contra del comunismo y del poder judaico oculto que lo dirige y
lo propaga; en cambio, toleran que se calumnien.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
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