lunes, 29 de junio de 2015

El figurón – por Augusto TorchSon


  Triste y esforzado (o más bien forzado), se encuentra entre nosotros el nacionalista católico figurón.

  Haciendo enormes sacrificios, en la “movida” tradicional, siempre quiere estar. Obnubilado por quienes considera “reconocidos” católicos del ambiente, siente que a pesar de sus humildes orígenes, en dicha “aristocracia” él también merece estar. En la causa cree sin dudar, pero la suya tiene más que ver con al grupo pertenecer, que a la primera defender. 

  Sus esfuerzos valen la pena si valorados públicamente son, y el reconocimiento su objetivo termina siendo antes que la defensa de los valores que dice sostener.

  Sabe que Dios todo lo ve, pero no deja de considerar injusto que “tan grandes sacrificios” por sus “pares” no sean reconocidos, por lo que empieza a considerar que “si un árbol cae en el bosque y no hay nadie que lo escuche, ¿hace ruido?”, y él ruido quiere hacer y escuchado también.

  De cruzados le gusta hablar pero caminar dos cuadras de noche lo hace temblar, sin embargo, diciéndose a sí mismo: “soldado que huye sirve para otra batalla”, él se suele justificar.

  En ambientes muy cuidados en contra de heterodoxos con vehemencia él suele disparar, sin embargo al establishment en público se pone a adular, ya que según dice él, hay que ser “prudente” para a los “simples” no escandalizar.

  Quiere magnánimo ser más sin antes la pusilanimidad vencer, quiere ser valiente sin el miedo superar; quiere formado ser y mucho leer, más no para llegar a la profundidad de la verdad sino para su valía demostrar. 

  Con agrupaciones poco reconocidas no le gusta colaborar, más acepta sin rezongar los serviles encargos que le ofrecen aquellos a cuyos grupos él se esfuerza por pertenecer.

   Se autodenomina antidemocrático, pero en el ambiente político “moderado” se busca acomodar,  jurándose que habiendo conseguido “estabilidad económica” contra el sistema ha de luchar.

  Su problema de autoestima es, y tanto quiso reconocido ser, que terminó cambiando el ser por el parecer.

  Defraudó a los que los que su bien quisieron y se quedó con el plato de lentejas y así prefirió con los enemigos ganar, antes que, con sus amigos perder.


Augusto TorchSon


“De entre nosotros han salido, más no eran de los nuestros, 
pues si de los nuestros fueran, habrían permanecido con nosotros” 

(1°Carta de Juan 2,19)



Nacionalismo Católico San Juan Bautista

viernes, 26 de junio de 2015

Los escrúpulos de eclesíasticos y seglares (1978) – Clara San Miguel


  De los muchísimos católicos que tienen conciencia clara de la situación actual de la Iglesia, la mayor parte adoptan una actitud totalmente ilógica: combaten errores vigentes, atribuyéndoselos vagamente a “ciertas corrientes que hoy circulan (!) dentro de la Iglesia”, y siempre pueden utilizar citas de Pablo VI y del Concilio Vaticano II, cuidadosamente elegidas para que aparezcan conformes a la doctrina tradicional.

  Su labor quizá resulte útil cuando se dirijan a personas que por otros medios hayan adquirido un conocimiento de ls situación real y sepan, por consiguiente, donde encajar las alusiones que escuchan o leen.

 Pero cuando se dirigen al pueblo cristiano en general hacen más daño que bien, puesto que omiten advertir que a esas mismas autoridades que ellos citan recurren constantemente la mayoría de los miembros de la jerarquía eclesiástica en defensa de las doctrinas progresistas.

 Lo que el común de los fieles saca en limpio – o en turbio – de esos razonamientos timorato-tradicionalistas es que en la Iglesia todo da lo mismo y cada cual habla a su modo, o bien que las diferencias que a ellos les parece notar proceden de su propia falta de conocimientos. El resultado es ese cacao impresionante que hoy embaraza el cerebro de la mayor parte de los católicos. ¿Sacramento indisoluble? ¡Divorcio? ¡Socialismos intrínsecamente perversos? ¡Cristianos para el socialismo? A gusto de cada cual, como ir afeitando o llevar barba. Lo cual implica, por supuesto, una negación implícita más o menos inconsciente, de la existencia de una realidad objetiva y permanente.

  ¿Cómo pueden unas personas bien intencionadas colaborar así al mismo mal que quieren atajar?

  Si se trata de eclesiásticos, es obvio que estas citas y esta ambigüedad les son exigidas por sus superiores como condición para tolerarles la audacia de seguir predicando la doctrina de Pedro y de los Apóstoles.

  Pero cuando se trata de seglares – y probablemente también de muchos eclesiásticos – la solución del enigma está en los escrúpulos. Hablan así – en esta forma fragmentaria y evasiva, compuesta principalmente de omisiones – porque tienen miedo de pecar.

  Y aquí es donde reside la incoherencia: supone que exponiendo la realidad en toda su crudeza se ofende a la Iglesia, ¿no equivale a hacerla responsable de las herejías e inmoralidades del progresismo? ¿Y no es esa la peor ofensa que puede hacerle?

  La madre amorosa y prudente que con tanta energía nos previno siempre contra el demonio, la carne y el mundo, ¿puede ser la misma que ahora, con un guiño cómplice, nos dice que hay que aprender del mundo y rendirse a la carne y que el demonio no es más que una broma que ya ni siquiera hace reír?

  La depositaria de la verdad, que nos dijo: “Si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe” ¿Puede ser la misma que ahora consiente que en su seno se ponga en duda la resurrección de Cristo?

  La maestra infalible que condenó a Lutero y al comunismo, ¿puede ser la misma que ahora prefiere Lutero a San Pio V y Marx a Santo Tomás de Aquino?

  ¡Ciertamente que no! Dudarlo sí que sería un grave pecado contra la fe. Es evidente de toda evidencia que la Iglesia está prisionera y ha sido suplantada. ¿Cómo podemos tolerarlo sin intentar a todo riesgo libertarla? A todo riesgo.

  También los tiempos, como las personas, tienen su vocación. Y el nuestro no es tiempo de incubar escrúpulos y musitar distingos. Es tiempo de lanzarse a la calle con gritos de ira, de dolor y de alarma.

  Y cuando los escrúpulos quieran paralizarnos recurramos a nuestro amor a Dios, a la Iglesia y a nuestros prójimos y procuremos olvidarnos de nosotros mismos. Pensemos que el amor total no conoce los escrúpulos: los tiene una madrastra buena en el trato con su hijastro, pero nunca una madre en el trato con su hijo.

  Y pensemos también – pensemos cada noche antes de acostarnos – en el criado del evangelio que escondió la moneda de su señor por miedo a la responsabilidad: es el espejo supremo del escrupuloso.


Revista “ROMA” – Año XII – N°54. Buenos Aires, Septiembre 1978. Págs.37-38.

Nacionalismo Católico San Juan Bautista

miércoles, 24 de junio de 2015

Nueva religión ecologista – Alberto Villasana


-         Con su Encíclica "Laudato Si", Bergoglio cae dentro de las peores corrientes del ambientalismo mundialista. Aunque inexistente, la falsedad del "calentamiento global" queda consagrada como dogma
-         La eco-teología que toma elementos del ecologismo extremo de la New Age
-         En un análisis marxista, la Encíclica opone gratuitamente los marginados de las periferias a las transnacionales ecocidas
-         El documento fue presentado por Joachim Schellnhuber, promotor del Gobierno Mundial y de la reducción poblacional


  La Encíclica "Laudato Si" es desafortunada no solo porque hay temas mucho más urgentes para la Iglesia en estos momentos, sino porque viene a favorecer una serie de conceptos sociales falsos y dañinos para el hombre.

  En primer lugar, el documento se basa en la tesis, completamente errónea, de que el planeta está sufriendo un "calentamiento global". Dice el documento: "Existe un consenso científico muy consistente que indica que estamos en presencia de un preocupante calentamiento del sistema climático". Si algo no existe es precisamente un "consenso científico". Todo lo contrario.

  La falsedad del "calentamiento global" fue creada en ámbito iluminista-sionista para justificar una serie de medidas mundialistas como el impuesto global al carbón, a los combustibles fósiles, etc... y, sobre todo, medidas para reducir la "sobrepoblación" mundial que supuestamente es la causa de dicho "sobrecalentamiento".

  El 21 de noviembre de 2009 sucedió lo que se conoce como el "climategate" o el "gran escándalo del siglo", y es que un hacker entró a la red interna de la Unidad de Investigación Climática (CRU) de la Universidad de East Anglia, Inglaterra, y sustrajo más de mil correos que demostraban como los "científicos" de este centro llevaban trece años mintiendo y manipulando las cifras térmicas para hacer creer que existe un calentamiento global. Este centro provee los análisis de temperatura a todo el mundo.

  En un correo particular, el profesor Phil Jones, jefe del CRU, relata la preparación de una figura para la declaración de la Organización Meteorológica Mundial sobre el estatus global del clima en 1999. Escribe: "He completado 'el truco de la naturaleza de Mike' de sumarle a las temperaturas reales a cada serie por los pasados 20 años para esconder el declive".
  


Contrariamente a lo que postularon esos pseudo científicos durante tantos años, y que sirvió a la creación del gran mito, hay evidencias que demuestran lo contrario: el planeta se ha venido enfriando en las últimas décadas. No solo padecemos inviernos cada vez más fríos y fenómenos de congelamiento que antes no existían. También hay datos científicos, como el arrojado por la sonda TIMED, lanzada al espacio por la NASA para medir la variación anual de la temperatura atmosférica, que demuestran lo contrario al mito del "calentamiento".

  TIMED significa "Thermosphere, Ionosphere, Mesosphere Energetics and Dynamics", y es una sonda lanzada por la NASA el 7 de diciembre de 2001 para medir las temperaturas de la ionósfera, la mesósfera y la baja termósfera de nuestra atmosfera terrestre. A los ocho años, la sonda arrojó dos importantes datos consistentes y reveladores: el planeta Tierra se está enfriando, y dicho enfriamiento es debido a las variaciones en el ciclo solar. Es decir, ningún calentamiento global y nada que ver con la "causa humana" postulada por los ambientalistas y agentes del gobierno mundial.

  En diciembre de 2009, un mes después de que se publicó el "escándalo del siglo" de la CRU, John Coleman, fundador del Weather Channel, junto con más de 30,000 científicos, denunciaron a Al Gore por fraude, al dedicar su Fundación, "The Climate Project", a diseminar por todo el mundo la falsedad del calentamiento global.

  No fueron los primeros científicos. Ya en junio de 2008 se había llevado a cabo la firma de la "Declaración de Manhattan", suscrita por 500 científicos y liderada por los doctores Arthur Robinson y Scott Armstrong, y a la cual se han sumado posteriormente otros 31,000 científicos. La Declaración establece que es falsa la información de que se están fundiendo los glaciares y de que la temperatura mundial se está incrementando. "Es una falsedad interesada, porque miles de burócratas y políticos vienen a convencernos de que el mundo está en peligro, y de que los necesitamos a ellos y sus sueldos para salvarnos" señaló Armstrong.

  El mito nació en 1970, en la ONU, cuando un grupo de ambientalistas y políticos celebraron el "Día Mundial de la Tierra" y decidieron lanzar, sin prueba científica alguna, la "alarma" del supuesto "calentamiento global".
  
  En 2007, la misma ONU auspició la publicación del Informe Intergubernamental sobe el Cambio Climático (IPCC), el cual gratuitamente predijo aumentos en las temperaturas globales durante los próximos 92 años que pondrían en peligro el ecosistema terrestre. Los ambientalistas, liderados por Al Gore, tomaron el IPCC como biblia a imponer por todo el mundo.

  Otra falsedad, que se añadió a la primera, es que el supuesto calentamiento es atropogénico, es decir, originado por la sobrepoblación humana. Aquí es donde los agentes del gobierno mundial argumentaron que es necesario reducir la especie humana como asunto de supervivencia. Sobrecalentamiento, escasez de alimentos, de agua y espacio, hacen necesario no solo contener el crecimiento poblacional, sino reducirlo por cualquier medio posible.

  La bandera ambientalista que justifica reducir la población mundial no solo es patrocinada por la ONU, fundaciones privadas se han sumaron también a esa causa globalista. Una de las ponencias más escandalosas, durante la Cumbre Mundial sobre el Clima llevada a cabo en Cancún en 2010, fue la de Ted Turner, magnate fundador de CNN. Allí declaró abiertamente que "es necesario reducir la población, de los 7 u 8 mil millones de habitantes que hay actualmente, a unos 2 mil millones". Bill Gates el gurú de Microsoft, quien lleva a cabo campañas masivas de vacunación, sobre todo en África (de las que han surgido enfermedades modernas de diseño) ha declarado que "si hacemos un buen trabajo con nuevas vacunas, servicios de salud reproductiva, atención médica, tal vez podamos reducir la población en un 10 o 15 por ciento". Joachim Shellnhuber, fundador del Instituto para el Impacto Climático, a quien Bergoglio pidió presentar su Encíclica en El Vaticano, ha declarado que es preciso reducir la población mundial a 7 mil millones a solo uno y medio.
  

  
  Ban Ki-Moon, Secretario General de la ONU, declaró abiertamente, el 26 de octubre de 2009, que "Un acuerdo climático debe incluir una estructura de Gobernancia Global". Nos preguntamos ¿qué tiene que ver un acuerdo climático con un Gobierno de alcance mundial? No lo explicó, solo se limitó a repetir el mantra sobre el cual se ha venido construyendo esa gran mentira elitista y antihumana.

  El segundo elemento lamentable de la Encíclica de Bergoglio es que retoma conceptos tomados de la New Age. Ésta corriente de pensamiento tiene sus más remotas raíces en la Sociedad Teosófica de la espiritista rusa Helena Blavatsky. En 1885 escribió su "Doctrina Secreta" en la que configuró el plan de un Gobierno Mundial y una religión mundial, objetivos nacidos en la masonería iluminista.

  Punto esencial de la New Age es la teoría del ecologismo extremo, que viene a ser una forma moderna de panteísmo, al postular la figura de la "hermana Tierra" o Gaia la "madre Tierra", y la idea de "energía" que fluye a través de la naturaleza y de los seres vivos.
  

  
  Antropomorfismos como el de la "hermana Tierra" usados por la Encíclica, aun si fueran solo metafóricos, no hacen sino preparar el camino para la imposición de la "Carta de la Tierra", futura "Constitución" del Gobierno Mundial diseñada para sustituir la tabla de los 10 mandamientos. La Carta, que hoy tiene el status de una "ley blanda", servirá de base para documentos vinculantes a ser adoptados por los gobiernos como parte de una "ética" global.
  

  
  El ecologismo extremo está cargado de análisis marxista, y ha venido a ser una reelaboración de la teología de la liberación en términos pseudo científicos. Este es el tercer elemento preocupante de la Encíclica de Bergoglio.

  Padre de la teología ecologista es Leonardo Boff quien, en el Congreso Continental de Teología, llevado a cabo en Brasil en 2012, hizo una invitación a reinterpretar el cristianismo para salvar a la "crucificada" Madre Tierra. Declaró: "Dentro de esa opción por los pobres (propugnada por la Teología de la Liberación) hay que meter al gran pobre que es la Madre Tierra, que es Pachamama, es la Magna Mater, es la Tonantzin, es la Gaia, es el gran pobre devastado y oprimido".

  Citando a Jon Sobrino, otro liberacionista asistente al congreso, Leonardo Boff subrayó que "la Tierra esta crucificada, hay que bajarla de la Cruz, hay que resucitarla y eso es la tarea de una eco-teología de la liberación".
  
  Según Boff el universo es "autoconciente", y la "Tierra ha comenzado a pensar, sentir y amar". "La teología de la liberación nació escuchando y explicando el grito de los pobres, pero no solo los pobres gritan: gritan las aguas, gritan los árboles, gritan los animales, gritan los vientos, la Tierra grita", dijo.

  En un análisis marxista, propio de esa eco-teología, la Encíclica contrapone los marginados de las periferias a las transnacionales ecocidas. Sin ningún miramiento se atreve a sentenciar: "Esas situaciones provocan los gemidos de la hermana tierra que se unen a los gemidos de los abandonados del mundo". ¿En dónde está la relación entre el supuesto "calentamiento global" (que afecta a la "hermana tierra") y la pobreza existente en las periferias y los abandonados del mundo? No se explica, simplemente es lanzado como sentencia ideológica.

  La Encíclica, muy aparte de que logre concientizar sobre el deber de cuidar el planeta, debido a estos tres perniciosos elementos se puede convertir más bien en un instrumento de manipulación ideológica por parte de quienes pretenden imponer una religión mundial y un gobierno mundial.

  Diría el gran teólogo Moltmann: Si la Biblia se vuelve ecologista, el hombre deja de ser el centro y soberano del mundo, y se convierte en el último llegado a una Tierra que debe tutelar. Todo un cambio de fe respecto a la visión del hombre.

  La eco-teología que inspira la Encíclica de Bergoglio no se basa en el mandato divino "Poblad y dominad la Tierra" (Gen 9-7), se basa en una ideología que es totalmente contraria a ese mandato divino.
  

 El ambientalista Schellnhuber, promotor de la reducción poblacional y del Gobierno Mundial, 
presenta la Encíclica "Laudato Si" en El Vaticano





Nacionalismo Católico San Juan Bautista

martes, 23 de junio de 2015

LOS NUEVOS MOTIVOS DEL LOBO - Antonio Caponnetto


Amigos:
            En las famosas Florecillas de San Francisco, el santo relata el caso del lobo de Gubbio; esto es de la ciudad italiana sita en la actual provincia de Perugia. Según el relato, el animal era un depredador al que sólo sosegó la intervención taumatúrgica del varón de Asís.

            El tema fue abordado literariamente por diversos artistas, siendo una de las composiciones más famosas al respecto, el vigoroso poema “Los motivos del lobo”, escrito por Rubén Darío, y publicado en 1913. Hay un sinfín de ediciones gráficas y recitadas, y el interesado podrá consultar, por ejemplo, la siguiente versión digital:  http://www.poemas-del-alma.com/los-motivos-del-lobo.htm

            En estos días de junio de 2015 pidieron mi cooperación para publicar una antología de textos críticos sobre el Pontificado de Francisco. Dicho texto saldrá, Dios mediante, en la tercera semana de julio, bajo el título: “Francisco: la amenaza del sincretismo”.

         Tras terminar de ofrecer mi ayuda bibliográfica, me venía a la mente, una y repetidas veces, el notable poema de Rubén Darío. Y a la par, algunas aventuras satírico-trágicas del Padre Castellani cuando traducía o acomodaba a su gusto un poema. Y hasta memoré la Antología Apócrifa de Conrado Nalé Roxlo, llena de humor y de lirismo.

         Animado por estos precedentes, y consciente de que es aconsejable imitar lo bueno, aunque con las inevitables e insalvables distancias que tal imitación suponen en mi caso, escribí la siguiente versión de Los motivos del lobo del precitado Darío. He hecho el intento de respetar la métrica, el ritmo, el lenguaje y el tono. Sólo reduje su extensión para no agobiar al lector.

         Va con un par de salvedades, por las dudas. La primera, para los mojigatos: no está abolido y nos es lícito practicar el castigat ridendo mores. La segunda para los prosaicos de todas las internas eclesiales: no se puede leer un poema como quien lee la Summa. Por eso el Aquinate, además de su portentosa manualística racional nos regaló su poemario eucarístico.

                                      ANTONIO CAPONNETTO



LOS NUEVOS MOTIVOS DEL LOBO
  
El pastor que cuida de un inmenso aprisco,
pleno de ternura, de olor rebañal,
el humilde argento, el Papa Francisco
está con un fiero y extinto animal.

Peor que aquellos canes de la policía
que hincaban sus fauces en el criminal,
el lobo de Trento que al infiel rugía
celoso ha asolado las calles de Roma
reclamando el Credo, latines, sotana,
aullando a los gritos, que incluso una coma
pedía San Mateo que fuese cristiana.

Duros cancerberos de la Nostra Aetate
fueron engullidos.En crueles dentadas
tragábase frailes, nuncios y un abate
que diera herejías por  normas sentadas.

Francisco salió,
al lobo buscó
en las catacumbas.
Lo halló de rodillas al pie de las tumbas
de mártires, santos, insignes caídos.
Viendo la amenaza le habló a los oídos,
sandwich en la mano
al salvaje ofrece: una silla, hermano
lobo. El preconciliar
oyó un verbo nuevo: misericordiar;
 ya no levantisco
cesó el agresivo rezo del rosario
y dijo: está bien, fratello Francisco.

¡¿Cómo?!, dijo el Papa, ¿eres reaccionario,
restauracionista,
cara-vinagrista,
un príncipe acaso de la Iglesia regia
que se cree egregia.
De las periferias temor y temblor,
del maestro Kasper eres desertor,
sigues empeñado con el Vetus Ordo,
vienes de Nicea,
quién te ha convencido que hay que dar pelea
al hereje a bordo?

Algún tiempo el lobo dejó sus desdoros
sin juzgar manfloros.
Amaba a gurúes, imanes, deicidas
y al besar a todos dando bienvenidas
aprendió a hacer lío, a ahorrar combustible,
supo que ni Cristo fue tan infalible,
puesto que aquel cuento de peces y panes,
no lo creen Tucho Fernández ni Manes.


Un día Francisco fue a la sinagoga,
y el lobo sin riñas, sin cepos ni soga
se encolerizó,llegó a Santa Marta
y en feraz embiste a todos aparta.
Corrió a los masones, los pentecostales,
los mil fariseos infestos de males,
los ecumenistas de saber hediondo
y mordió las tabas de Sanchez Sorondo.
De nada servían los buenos modales
pues el cavernario
no retrocedía de furia jamás,
era un emisario:
la espada de Pablo, la luz de Tomás.


Jorge Mario entonces se puso severo.
Volvió a Santa Marta
a retar al lobo por camandulero.
Lo halló y de ternezas por poco lo ensarta.
¡En nombre de Gea, la tierra divina
conmínote, digo,a no usar naftalina.
No sabes acaso que el hermano piojo,
la hermana polilla…!
Lo interrumpe brusco el lobo y un ojo
le clava en la cara cual punzante abrojo:

¡Ay Papa Francisco!,cuida tu mejilla,
no me llamo Kiko ni Skorka o Cristina
no me doy la paz,
heredé del Tata esta carabina
y soy montaráz.
Me eduqué en la escuela de fiel obediencia
y si te hice caso por no ser audaz,
hoy el Catecismo y la Sacra Ciencia
me indican el riesgo de ser tu secuaz.

¡Ay Papa Francisco! Te apartaste mucho
de las tradiciones y la Ceremonia
central de la Fe,
del misterio expuesto allá en Calcedonia
piensas que ya fue.
No nos canonices a felones rojos,
nunca de insensatos tengas el tupé
que no te bendigan herejes, de hinojos.


Palos me da el mundo si amo a Cristo Rey,
ese mundo que unges con sus embelecos,
el de tus obispos, más necios que un buey
casi tan hebreos que kipá con flecos.
No soporto el vicio de estos recovecos
vaticanos. Ni soporto aquí
la guaranguería junto al plebeyismo,
la Evangelii gaudium, la Laudato si.

Déjame en el templo, el caliz y el solio,
déjame el breviario, el coro,el altar
vuelto hacia el Oriente, hermano Bergoglio
déjanos del monje saber contemplar.


El lobo de Trento no dijo más nada.
Como un hesicasta bajó su celada
de paz silenciosa, de cielo y de luz.
Rezó cual si fuera la última odisea
Rezó con los fieles de Laodicea:
No tardes, Dios mío. ¡Ven Señor Jesús!

Antonio Caponnetto




Nacionalismo Católico San Juan Bautista

domingo, 21 de junio de 2015

El manifiesto ecológico-mundialista de « Papa Francisco » - Alejandro Sosa Laprida

                                                      Laudato Si 

            El manifiesto ecológico-mundialista de « Papa Francisco »

                                                Miles Christi – 19/06/2015

Como este año tuve una Cuaresma bastante mediocre -me avergüenza tener que reconocerlo- consideré que ya era hora de ponerme al día en materia de penitencia, por lo que me decidí a hacer una lectura integral de Laudato Si, el manifiesto ecológico-panteístico-mundialista de « Papa Francisco ». Debo confesar que me costó muchísimo no hacer trampas, porque la tentación de saltearme algunos párrafos, o la de leer otros en diagonal, fue por cierto de una extrema vehemencia. Con decirles que cuando llegué al final de las 41.974 palabras que contiene Sanata Si (como la llama con acierto The Wanderer) -sin incluir ninguna cita del magisterio anterior al CVII- comprendí que mi eventual futura estancia en el Purgatorio se había abreviado considerablemente…

Intentaré próximamente escribir un artículo al respecto, pero no les aseguro nada, pues la verdad es que la gran variedad y dificultad de los temas que debería acometer me intimida, sobre todo considerando que ando bastante escaso de tiempo. De modo que les envío simplemente una selección de pasajes que me parecen sintomáticos de la línea ambientalista-gnóstico-ecuménico-mundialista-apocalíptica que Decimejorge Primero pretende engañosamente hacer pasar por una enseñanza auténtica del magisterio de la Iglesia…

En lo único en lo que sí coincido con « Francisco » es en la dimensión apocalíptica (pero no « ecológica » sino escrituraria) de nuestros tiempos (y en los cuales, a mi entender, él desempeña un papel protagónico : cf. Ap. 13, 11) dimensión que, contrariamente a lo que él sostiene, no tenemos manera alguna de evitar, ni siquiera « convirtiéndonos » (sic) a la pseudo teología gnóstico-evolucionista del jesuita panteísta Teilhard de Chardin, su impío maestro, como nos sugiere hacerlo este falso profeta en su perverso documento y en su aparentemente irremediable locura…

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html

9. Al mismo tiempo, el Patriarca Ecuménico Bartolomé llamó la atención sobre las raíces éticas y espirituales de los problemas ambientales, que nos invitan a encontrar soluciones no sólo en la técnica sino en un cambio del ser humano, porque de otro modo afrontaríamos sólo los síntomas. Nos propuso pasar del consumo al sacrificio, de la avidez a la generosidad, del desperdicio a la capacidad de compartir, en una ascesis que «significa aprender a dar, y no simplemente renunciar. Es un modo de amar, de pasar poco a poco de lo que yo quiero a lo que necesita el mundo de Dios. Es liberación del miedo, de la avidez, de la dependencia»[17]. Los cristianos, además, estamos llamados a « aceptar el mundo como sacramento de comunión, como modo de compartir con Dios y con el prójimo en una escala global. Es nuestra humilde convicción que lo divino y lo humano se encuentran en el más pequeño detalle contenido en los vestidos sin costuras de la creación de Dios, hasta en el último grano de polvo de nuestro planeta »[18].

18. A la continua aceleración de los cambios de la humanidad y del planeta se une hoy la intensificación de ritmos de vida y de trabajo, en eso que algunos llaman «rapidación». Si bien el cambio es parte de la dinámica de los sistemas complejos, la velocidad que las acciones humanas le imponen hoy contrasta con la natural lentitud de la evolución biológica. (…)
23. El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científico muy consistente que indica que nos encontramos ante un preocupante calentamiento del sistema climático. En las últimas décadas, este calentamiento ha estado acompañado del constante crecimiento del nivel del mar, y además es difícil no relacionarlo con el aumento de eventos meteorológicos extremos, más allá de que no pueda atribuirse una causa científicamente determinable a cada fenómeno particular. La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento o, al menos, las causas humanas que lo producen o acentúan.


53. Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Pero estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud. El problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras. Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecnoeconómico terminen arrasando no sólo con la política sino también con la libertad y la justicia.

62. ¿Por qué incluir en este documento, dirigido a todas las personas de buena voluntad, un capítulo referido a convicciones creyentes? No ignoro que, en el campo de la política y del pensamiento, algunos rechazan con fuerza la idea de un Creador, o la consideran irrelevante, hasta el punto de relegar al ámbito de lo irracional la riqueza que las religiones pueden ofrecer para una ecología integral y para un desarrollo pleno de la humanidad. Otras veces se supone que constituyen una subcultura que simplemente debe ser tolerada. Sin embargo, la ciencia y la religión, que aportan diferentes aproximaciones a la realidad, pueden entrar en un diálogo intenso y productivo para ambas.

67. No somos Dios. La tierra nos precede y nos ha sido dada. Esto permite responder a una acusación lanzada al pensamiento judío-cristiano: se ha dicho que, desde el relato del Génesis que invita a « dominar » la tierra (cf. Gn 1,28), se favorecería la explotación salvaje de la naturaleza presentando una imagen del ser humano como dominante y destructivo. Esta no es una correcta interpretación de la Biblia como la entiende la Iglesia. Si es verdad que algunas veces los cristianos hemos interpretado incorrectamente las Escrituras, hoy debemos rechazar con fuerza que, del hecho de ser creados a imagen de Dios y del mandato de dominar la tierra, se deduzca un dominio absoluto sobre las demás criaturas. Es importante leer los textos bíblicos en su contexto, con una hermenéutica adecuada, y recordar que nos invitan a «labrar y cuidar» el jardín del mundo (cf. Gn 2,15). Mientras «labrar» significa cultivar, arar o trabajar, «cuidar» significa proteger, custodiar, preservar, guardar, vigilar. Esto implica una relación de reciprocidad responsable entre el ser humano y la naturaleza.

80. No obstante, Dios, que quiere actuar con nosotros y contar con nuestra cooperación, también es capaz de sacar algún bien de los males que nosotros realizamos, porque «el Espíritu Santo posee una inventiva infinita, propia de la mente divina, que provee a desatar los nudos de los sucesos humanos, incluso los más complejos e impenetrables»[48].  Él, de algún modo, quiso limitarse a sí mismo al crear un mundo necesitado de desarrollo, donde muchas cosas que nosotros consideramos males, peligros o fuentes de sufrimiento, en realidad son parte de los dolores de parto que nos estimulan a colaborar con el Creador[49]

81. El ser humano, si bien supone también procesos evolutivos, implica una novedad no explicable plenamente por la evolución de otros sistemas abiertos. Cada uno de nosotros tiene en sí una identidad personal, capaz de entrar en diálogo con los demás y con el mismo
Dios.

83. El fin de la marcha del universo está en la plenitud de Dios, que ya ha sido alcanzada por Cristo resucitado,
eje de la maduración universal [53]. Así agregamos un argumento más para rechazar todo dominio despótico e irresponsable del ser humano sobre las demás criaturas. El fin último de las demás criaturas no somos nosotros. Pero todas avanzan, junto con nosotros y a través de nosotros, hacia el término común, que es Dios, en una plenitud trascendente donde Cristo resucitado abraza e ilumina todo. Porque el ser humano, dotado de inteligencia y de amor, y atraído por la plenitud de Cristo, está llamado a reconducir todas las criaturas a su Creador.
 [53]  En esta perspectiva se sitúa la aportación del P. Teilhard de Chardin.

85. (…) Podemos decir que, «junto a la Revelación propiamente dicha, contenida en la Sagrada Escritura, se da una manifestación divina cuando brilla el sol y cuando cae la noche»[58]. Prestando atención a esa manifestación, el ser humano aprende a reconocerse a sí mismo en la relación con las demás criaturas: «Yo me autoexpreso al expresar el mundo; yo exploro mi propia sacralidad al intentar descifrar la del mundo»[59].
[59] Paul Ricoeur, Philosophie de la volonté II. Finitude et culpabilité, Paris 2009, 2016 (ed. esp.: Finitud y culpabilidad, Madrid 1967, 249).
139. Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados. Las razones por las cuales un lugar se contamina exigen un análisis del funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su comportamiento, de sus maneras de entender la realidad. Dada la magnitud de los cambios, ya no es posible encontrar una respuesta específica e independiente para cada parte del problema. Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.

161. Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones. La atenuación de los efectos del actual desequilibrio depende de lo que hagamos ahora mismo, sobre todo si pensamos en la responsabilidad que nos atribuirán los que deberán soportar las peores consecuencias.
164. Desde mediados del siglo pasado, y superando muchas dificultades, se ha ido afirmando la tendencia a concebir el planeta como patria y la humanidad como pueblo que habita una casa de todos. Un mundo interdependiente no significa únicamente entender que las consecuencias perjudiciales de los estilos de vida, producción y consumo afectan a todos, sino principalmente procurar que las soluciones se propongan desde una perspectiva global y no sólo en defensa de los intereses de algunos países. La interdependencia nos obliga a pensar en un solo mundo, en un proyecto común. Pero la misma inteligencia que se utilizó para un enorme desarrollo tecnológico no logra encontrar formas eficientes de gestión internacional en orden a resolver las graves dificultades ambientales y sociales. Para afrontar los problemas de fondo, que no pueden ser resueltos por acciones de países aislados, es indispensable un consenso mundial que lleve, por ejemplo, a programar una agricultura sostenible y diversificada, a desarrollar formas renovables y poco contaminantes de energía, a fomentar una mayor eficiencia energética, a promover una gestión más adecuada de los recursos forestales y marinos, a asegurar a todos el acceso al agua potable.

167. Cabe destacar la Cumbre de la Tierra, celebrada en 1992 en Río de Janeiro. Allí se proclamó que «los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible»[126]. Retomando contenidos de la Declaración de Estocolmo (1972), consagró la cooperación internacional para cuidar el ecosistema de toda la tierra, la obligación por parte de quien contamina de hacerse cargo económicamente de ello, el deber de evaluar el impacto ambiental de toda obra o proyecto. Propuso el objetivo de estabilizar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera para revertir el calentamiento global. También elaboró una agenda con un programa de acción y un convenio sobre diversidad biológica, declaró principios en materia forestal. Si bien aquella cumbre fue verdaderamente superadora y profética para su época, los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos. Los principios enunciados siguen reclamando caminos eficaces y ágiles de ejecución práctica.
[126] Declaración de Río sobre el medio ambiente y el desarrollo (14 junio 1992), Principio 1.
175. La misma lógica que dificulta tomar decisiones drásticas para invertir la tendencia al calentamiento global es la que no permite cumplir con el objetivo de erradicar la pobreza. Necesitamos una reacción global más responsable, que implica encarar al mismo tiempo la reducción de la contaminación y el desarrollo de los países y regiones pobres. El siglo XXI, mientras mantiene un sistema de gobernanza propio de épocas pasadas, es escenario de un debilitamiento de poder de los Estados nacionales, sobre todo porque la dimensión económico-financiera, de características transnacionales, tiende a predominar sobre la política. En este contexto, se vuelve indispensable la maduración de instituciones internacionales más fuertes y eficazmente organizadas, con autoridades designadas equitativamente por acuerdo entre los gobiernos nacionales, y dotadas de poder para sancionar. Como afirmaba Benedicto XVI en la línea ya desarrollada por la doctrina social de la Iglesia, «para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial, como fue ya esbozada por mi Predecesor, [san] Juan XIII» [129]. En esta perspectiva, la diplomacia adquiere una importancia inédita, en orden a promover estrategias internacionales que se anticipen a los problemas más graves que terminan afectando a todos.
[129] Benedicto XVI, Carta enc. Caritas in veritate (29 junio 2009), 67: AAS 101 (2009), 700.
Citemos integramente ese significativo párrafo de Caritas in Veritate :
67. Ante el imparable aumento de la interdependencia mundial, y también en presencia de una recesión de alcance global, se siente mucho la urgencia de la reforma tanto de la Organización de las Naciones Unidas como de la arquitectura económica y financiera internacional, para que se dé una concreción real al concepto de familia de naciones. Y se siente la urgencia de encontrar formas innovadoras para poner en práctica el principio de la responsabilidad de proteger[146] y dar también una voz eficaz en las decisiones comunes a las naciones más pobres. Esto aparece necesario precisamente con vistas a un ordenamiento político, jurídico y económico que incremente y oriente la colaboración internacional hacia el desarrollo solidario de todos los pueblos. Para gobernar la economía mundial, para sanear las economías afectadas por la crisis, para prevenir su empeoramiento y mayores desequilibrios consiguientes, para lograr un oportuno desarme integral, la seguridad alimenticia y la paz, para garantizar la salvaguardia del ambiente y regular los flujos migratorios, urge la presencia de una verdadera Autoridad política mundial, como fue ya esbozada por mi Predecesor, el Beato Juan XXIII. Esta Autoridad deberá estar regulada por el derecho, atenerse de manera concreta a los principios de subsidiaridad y de solidaridad, estar ordenada a la realización del bien común[147], comprometerse en la realización de un auténtico desarrollo humano integral inspirado en los valores de la caridad en la verdad. Dicha Autoridad, además, deberá estar reconocida por todos, gozar de poder efectivo para garantizar a cada uno la seguridad, el cumplimiento de la justicia y el respeto de los derechos[148]. Obviamente, debe tener la facultad de hacer respetar sus propias decisiones a las diversas partes, así como las medidas de coordinación adoptadas en los diferentes foros internacionales. En efecto, cuando esto falta, el derecho internacional, no obstante los grandes progresos alcanzados en los diversos campos, correría el riesgo de estar condicionado por los equilibrios de poder entre los más fuertes. El desarrollo integral de los pueblos y la colaboración internacional exigen el establecimiento de un grado superior de ordenamiento internacional de tipo subsidiario para el gobierno de la globalización[149], que se lleve a cabo finalmente un orden social conforme al orden moral, así como esa relación entre esfera moral y social, entre política y mundo económico y civil, ya previsto en el Estatuto de las Naciones Unidas.
[147] Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: l.c., 293; Consejo Pontificio Justicia y Paz, Compendio de la doctrina social de la Iglesia, n. 441.
Recordemos lo que decía « Juan XXIII », el iniciador de todo este desquicio, en su muy masónica « encíclica » Pacem in Terris :
Es necesaria una autoridad pública de alcance mundial
137. (…) como hoy el bien común de todos los pueblos plantea problemas que afectan a todas las naciones, y como semejantes problemas solamente puede afrontarlos una autoridad pública cuyo poder, estructura y medios sean suficientemente amplios y cuyo radio de acción tenga un alcance mundial, resulta, en consecuencia, que, por imposición del mismo orden moral, es preciso constituir una autoridad pública general.
La autoridad mundial debe establecerse por acuerdo general de las naciones
138. Esta autoridad general, cuyo poder debe alcanzar vigencia en el mundo entero y poseer medios idóneos para conducir al bien común universal, ha de establecerse con el consentimiento de todas las naciones y no imponerse por la fuerza. La razón de esta necesidad reside en que, debiendo tal autoridad desempeñar eficazmente su función, es menester que sea imparcial para todos, ajena por completo a los partidismos y dirigida al bien común de todos los pueblos (…)
La organización de las Naciones Unidas
143. Argumento decisivo de la misión de la ONU es la Declaración universal de los derechos del hombre, que la Asamblea general ratificó el 10 de diciembre de 1948. En el preámbulo de esta Declaración se proclama como objetivo básico, que deben proponerse todos los pueblos y naciones, el reconocimiento y el respeto efectivo de todos los derechos y todas las formas de la libertad recogidas en tal Declaración.
144. No se nos oculta que ciertos capítulos de esta Declaración han suscitado algunas objeciones fundadas. Juzgamos, sin embargo, que esta Declaración debe considerarse un primer paso introductorio para el establecimiento de una constitución jurídica y política de todos los pueblos del mundo. (…)
145. Deseamos, pues, vehementemente que la Organización de las Naciones Unidas pueda ir acomodando cada vez mejor sus estructuras y medios a la amplitud y nobleza de sus objetivos. ¡Ojalá llegue pronto el tiempo en que esta Organización pueda garantizar con eficacia los derechos del hombre!, derechos que, por brotar inmediatamente de la dignidad de la persona humana, son universales, inviolables e inmutables. (…)
Y también lo que decía al respecto su sucesor « Pablo VI » en Populorum Progressio:
Hacia una autoridad mundial eficaz
78. Esta colaboración internacional a vocación mundial, requiere unas instituciones que la preparen, la coordinen y la rijan hasta construir un orden jurídico universalmente reconocido. De todo corazón, Nos alentamos las organizaciones que han puesto mano en esta colaboración para el desarrollo, y deseamos que crezca su autoridad. «Vuestra vocación, dijimos a los representantes de la Naciones Unidas en Nueva York, es la de hacer fraternizar, no solamente a algunos pueblos sino a todos los pueblos (...) ¿Quién no ve la necesidad de llegar así progresivamente a instaurar una autoridad mundial que pueda actuar eficazmente en el terreno jurídico y en el de la política?»[52].
Esperanza fundada en un mundo mejor
79. Algunos creerán utópicas tales esperanzas. Tal vez no sea consistente su realismo y tal vez no hayan percibido el dinamismo de un mundo que quiere vivir más fraternalmente y que, a pesar de sus ignorancias, sus errores, sus pecados, sus recaídas en la barbarie y sus alejados extravíos fuera del camino de la salvación, se acerca lentamente, aun sin darse de ello cuenta, hacia su creador.
Y por último, hagamos una referencia a « Juan Pablo II », en perfecta armonía con el iluminismo mundialista onusino de sus predecesores :
14. Ante estos enormes desafíos, ¿cómo no reconocer el papel que corresponde a la Organización de las Naciones Unidas? A cincuenta años de su institución, se ve aún más su necesidad, pero se ve aún mejor, conforme a la experiencia realizada, que la eficacia de este máximo instrumento de síntesis y coordinación de la vida internacional depende de la cultura y de la ética internacional en la que se basa y que expresa. Es necesario que la Organización de las Naciones Unidas se eleve cada vez más de la fría condición de institución de tipo administrativo a la de centro moral, en el que todas las naciones del mundo se sientan como en su casa, desarrollando la conciencia común de ser, por así decir, una "familia de naciones".
23. Al final de este discurso, deseo expresar una vez más ante todos los altos Representantes de los Estados aquí presentes, un sentimiento de estima y de profundo amor por todos los pueblos, por todas las naciones de la tierra, por todas las comunidades de hombres. Cada una de ellas tiene su propia historia y cultura: hago votos para que puedan vivir y desarrollarse en la libertad y en la verdad de la propia historia, ya que ésta es la medida del bien común de cada una de ellas. Hago votos para que cada uno pueda vivir y fortificarse con la fuerza moral de esta comunidad, que forma a sus miembros como ciudadanos. Hago votos para que las autoridades estatales respeten los justos derechos de cada ciudadano y puedan gozar, por el bien común, de la confianza de todos. Hago votos para que todas las naciones, incluso las más pequeñas, incluso aquellas que todavía no gozan de la plena soberanía y aquellas a las que se les ha quitado por la fuerza, puedan encontrarse en plena igualdad con las otras en la Organización de las Naciones Unidas. Hago votos para que la organización de las Naciones Unidas permanezca siempre como el foro supremo de la paz y de la justicia: auténtica sede de la libertad de los pueblos y de los hombres en su aspiración a un futuro mejor. (…)
Tras estas citas esclarecedoras de los predecesores mundialistas y derecho-humanistas de « Francisco », retomemos el texto de la « recíclica » de Eco Jorge Primero Sanata Si :
181. Es indispensable la continuidad, porque no se pueden modificar las políticas relacionadas con el cambio climático y la protección del ambiente cada vez que cambia un gobierno. Los resultados requieren mucho tiempo, y suponen costos inmediatos con efectos que no podrán ser mostrados dentro del actual período de gobierno. Por eso, sin la presión de la población y de las instituciones siempre habrá resistencia a intervenir, más aún cuando haya urgencias que resolver. Que un político asuma estas responsabilidades con los costos que implican, no responde a la lógica eficientista e inmediatista de la economía y de la política actual, pero si se atreve a hacerlo, volverá a reconocer la dignidad que Dios le ha dado como humano y dejará tras su paso por esta historia un testimonio de generosa responsabilidad. (…)
207. La Carta de la Tierra nos invitaba a todos a dejar atrás una etapa de autodestrucción y a comenzar de nuevo, pero todavía no hemos desarrollado una conciencia universal que lo haga posible. Por eso me atrevo a proponer nuevamente aquel precioso desafío: «Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo […] Que el nuestro sea un tiempo que se recuerde por el despertar de una nueva reverencia ante la vida; por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad; por el aceleramiento en la lucha por la justicia y la paz y por la alegre celebración de la vida»[148].
[148] Carta de la Tierra, La Haya (29 junio 2000)  https://es.wikipedia.org/wiki/Carta_de_la_Tierra
He aquí algunos pasajes sugestivos de dicha carta laicista, igualitarista y mundialista :
« Debemos unirnos para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz - La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida. Las fuerzas de la naturaleza promueven a que la existencia sea una aventura exigente e incierta, pero la Tierra ha brindado las condiciones esenciales para la evolución de la vida - El surgimento de una sociedad civil global, está creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario - Promover la participación activa de las mujeres en todos los aspectos de la vida económica, política, cívica, social y cultural, como socias plenas e iguales en la toma de decisiones, como líderes y como beneficiarias - Eliminar la discriminación en todas sus formas, tales como aquellas basadas en la raza, el color, el género, la orientación sexual, la religión, el idioma y el origen nacional, étnico o social - Con el objeto de construir una comunidad global sostenible, las naciones del mundo deben renovar su compromiso con las Naciones Unidas, cumplir con sus obligaciones bajo los acuerdos internacionales existentes y apoyar la implementación de los principios de la Carta de la Tierra, por medio de un instrumento internacional legalmente vinculante sobre medio ambiente y desarrollo. »
217. Si «los desiertos exteriores se multiplican en el mundo porque se han extendido los desiertos interiores»[152], la crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior. Pero también tenemos que reconocer que algunos cristianos comprometidos y orantes, bajo una excusa de realismo y pragmatismo, suelen burlarse de las preocupaciones por el medio ambiente. Otros son pasivos, no se deciden a cambiar sus hábitos y se vuelven incoherentes. Les hace falta entonces una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea.
233. El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Entonces hay mística en una hoja, en un camino, en el rocío, en el rostro del pobre [159].
[159] Un maestro espiritual, Ali Al-Kawwas, desde su propia experiencia, también destacaba la necesidad de no separar demasiado las criaturas del mundo de la experiencia de Dios en el interior. Decía: «No hace falta criticar prejuiciosamente a los que buscan el éxtasis en la música o en la poesía. Hay un secreto sutil en cada uno de los movimientos y sonidos de este mundo. Los iniciados llegan a captar lo que dicen el viento que sopla, los árboles que se doblan, el agua que corre, las moscas que zumban, las puertas que crujen, el canto de los pájaros, el sonido de las cuerdas o las flautas, el suspiro de los enfermos, el gemido de los afligidos…» (Eva De Vitray-Meyerovitch [ed.], Anthologie du soufisme, Paris 1978, 200).
237. El domingo, la participación en la Eucaristía tiene una importancia especial. Ese día, así como el sábado judío, se ofrece como día de la sanación de las relaciones del ser humano con Dios, consigo mismo, con los demás y con el mundo.
246. Después de esta prolongada reflexión, gozosa y dramática a la vez, propongo dos oraciones, una que podamos compartir todos los que creemos en un Dios creador omnipotente, y otra para que los cristianos sepamos asumir los compromisos con la creación que nos plantea el Evangelio de Jesús.
Oración por nuestra tierra
Dios omnipotente,
que estás presente en todo el universo
y en la más pequeña de tus criaturas,
Tú, que rodeas con tu ternura todo lo que existe,
derrama en nosotros la fuerza de tu amor
para que cuidemos la vida y la belleza.
Inúndanos de paz, para que vivamos como hermanos y hermanas
sin dañar a nadie.

Dios de los pobres,
ayúdanos a rescatar
a los abandonados y olvidados de esta tierra
que tanto valen a tus ojos.
Sana nuestras vidas,
para que seamos protectores del mundo

y no depredadores,
para que sembremos hermosura
y no contaminación y destrucción.
Toca los corazones
de los que buscan sólo beneficios
a costa de los pobres y de la tierra.
Enséñanos a descubrir el valor de cada cosa,
a contemplar admirados,
a reconocer que estamos profundamente unidos
con todas las criaturas
en nuestro camino hacia tu luz infinita.

Gracias porque estás con nosotros todos los días.
Aliéntanos, por favor, en nuestra lucha
por la justicia, el amor y la paz.




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