En
cincuenta años, Nostra Aetate
es un documento superado por las palabras, los hechos y los derechos. Hoy sería imposible redactar
un texto así, que 'declara' verdades
que la corrección política actual jamás aprobaría. Aunque Nostra Aetate fue el
imprudente comienzo de este descompensado itinerario que nos condujo a Asís (1
y 2) y que sigue promiscuando la Fe con el error.
En
la audiencia papal de esta mañana, PP Franciscus no ha bendecido los
crucifijos, rosarios, medallas y objetos piadosos de los fieles para no
molestar a los infieles presentes. Antes había pronunciado estas palabras:
"...Con
este importante documento, la Iglesia manifestaba su aprecio y estima por los
creyentes de todas las religiones y todo lo que de bueno y de hermoso hay en
ellas. En estos últimos años han sido numerosas las iniciativas, las relaciones
institucionales o personales con las religiones no cristianas, encaminadas a promover la amistad y la unión entre los
hombres. El Señor desea que todos los hombres se reconozcan hermanos y vivan
como tales, formando la gran familia humana en la armonía de la diversidad.
El
mundo nos mira a nosotros los creyentes, nos llama a colaborar entre nosotros y con los hombres y las mujeres de buena
voluntad que no profesan alguna religión. Es importante continuar con un
diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y
afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el
servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes,
el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más
digna.
Debemos
dejar un mundo mejor de cómo lo hemos encontrado. Y para favorecer este diálogo
lo más importante que podemos hacer es rezar. Cada uno rece según la propria religiòn. Con el Señor todo es
posible."
Todo
es posible para el que tiene fe, debemos decir, Fe en el Dios verdadero y en
Jesucristo, su Hijo, Señor nuestro.
Porque
lo que Dios quiere ¿qué es? ¿Esa retahíla filantrópica tópica del discurso
panreligioso de PP Franciscus?
Jn 6, 40 : La voluntad de
mi Padre , que me envió, es esta: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él,
tenga vida eterna , y yo lo resucitaré en el último día.
Anómalamente,
estamos 'celebrando' los 50 años de un desvío, de un error, que nos ha
conducido a profesar el indiferentismo más letal.
Tu
autem, Dómine, miserere !
+T.
Visto
en: Ex Orbe
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
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