Nada más deplorable, en cambio, y opuesto al
bien común de la nación, que la representación a base del sufragio universal.
Porque el sufragio universal es injusto, incompetente, corruptor. Injusto, pues
niega por su naturaleza la estructuración de la nación en unidades sociales
(familia, taller, corporación); organiza numéricamente hechos vitales humanos
que se substraen a la ley del número; se funda en la igualdad de los derechos
cuando la ley natural impone derechos desiguales: no puede ser igual el derecho
del padre y del hijo, el del maestro y el del alumno, el del sabio y el del
ignorante, el del honrado y el del ladrón. La igual proporción, en cambio —
esto es la justicia — exige que a derechos desiguales se impongan obligaciones
desiguales. Incompetente, por parte del elector, pues éste con su voto resuelve
los más trascendentales y difíciles problemas religiosos, políticos,
educacionales, económicos.
De parte de los ungidos con veredicto
popular, porque se les da carta blanca para tratar y resolver todos los
problemas posibles y, en segundo lugar, porque tienen que ser elegidos, de
ordinario, los más hábiles para seducir a las masas, o sea los más incapaces
intelectual y moralmente. Corruptor, porque crea los partidos políticos con sus
secuelas de comités, esto es, oficinas de explotación del voto; donde, como es
de imaginar, el voto se oferta al mejor postor, quien no puede ser sino el más
corruptor y el más corrompido. Además, como las masas no pueden votar por lo
que no conocen, el sufragio universal demanda el montaje de poderosas máquinas
de propaganda con sus ingentes gastos. A nadie se le oculta que a costa del
erario público se contraen compromisos y se realiza la propaganda. Tan decisiva
es la corrupción de la política por efecto del sufragio universal, que una
persona honrada no puede dedicarse a ella sino vendiendo su honradez; hecho
tanto más grave si recordamos que, según Santo Tomás, un gobernante no puede
regir bien la sociedad si no es "simpliciter
bonus", absolutamente bueno. (I - II, q. 82, a. 2 ad 3). El sufragio
universal crea los parlamentos, que son Consejos donde la incompetencia
resuelve todos los problemas posibles, dándoles siempre aquella solución que ha
de surtir mejor efecto de conquista electoral. En las pretendidas democracias
modernas, donde el sufragio universal es el gran
instrumento de acción, los legisladores tienen por misión preferente abrir y
ampliar los diques de la corrupción popular. Hay quienes pretenden salvar el
sufragio universal, y su corolario, el parlamento, imputando a los hombres y no
a estas instituciones, los vicios que se observan.
Pero no advierten que los vicios indicados
les son inherentes, y es en ellas donde reside el principio de corrupción de
las costumbres políticas. El individualismo, que es la esencia del sufragio
universal, arranca de la materia, signada por la cantidad, y la materia,
erigida en expresión de discernimiento, disuelve, destruye, corrompe, porque la
bondad adviene siempre a las cosas por la vía de la forma, según los grandes
principios de la metafísica tomista. Fácil sería demostrar que los descalabros
de la política moderna son consecuencia de considerar 40 toda cuestión bajo el
signo de la materia.
Concepción
católica de la política: El sufragio universal.
Visto
en: Castigat Ridendo
Mores
Fuente:
El Renegáu
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Augusto le quedo agradecido con el alma oxigenada y serenada por leer mi alma y mis concepciones con la letra de nuestro Santo e intelectual y comprometido con el Señor ante cada persona: necesitamos promoverle ahora mismo, y si UD. sabe cómo, dígamelo: P. MEINVILLE... cómo lanzar sus cosmovisiones a las nuevas generaciones hambrientas y des-orientadas UBICANDO DE A MUCHOS CORREOS, LA URL DE SUS ARTÍCULOS, espero de UD. una respuesta. Gracias de Dios en un abrazo de alma. Ricardo D Ferrero
ResponderBorrarEstimado Ricardo, en esto no voy a ser pesimista sino realista. Los libros de Meinvielle, así como del Padre Leonardo Castellani y muchos grandes autores, están mayormente disponibles para su descarga en pdf y otros formatos en muchas páginas web; sin embargo el desinterés por estas cuestiones tan importantes es tan grande que por más que mucho se difunda, pocos se interesan. Otro tema terrible es la falta de interés por la lectura. Creo que estos tiempos son para ser las voces que claman en el desierto y si hace falta predicar para los peces como lo hizo San Antonio de Padua, así habrá que hacerlo.
BorrarNo hay que bajar los brazos, y está bien buscar métodos realmente efectivos, pero contamos con la apatía generalizada y eso es algo que no se puede soslayar a la hora de dar el buen combate por la fe.
Nos corresponde la lucha más la victoria es sólo de Dios, por lo que lo que pueda difundirse, será bien recompensado.
Fuerte abrazo en Cristo Rey y María Reina.