Miles Christi - 27/06/2016
Breve selección de las falacias e impiedades
proferidas recientemente por el falso profeta Jorge Mario Bergoglio, mentiroso
consumado, blasfemador empedernido e ilustre discípulo del padre de la mentira…
« Muchas veces
me encuentro en crisis de fe y algunas veces también tuve la desvergüenza de
reprochar a Jesús: ‘‘¿Por qué lo permites?’’ Y también dudas : ‘‘Pero, ¿esta
será la verdad o un sueño?’’ Y esto de joven, de seminarista, de sacerdote,
de religioso, como obispo y como Papa. A un cristiano que no haya sentido esto
alguna vez, que no haya pasado por una crisis de fe, le falta algo: es
un cristiano que se conforma con un poco de mundanidad. »
Bergoglio
enseña, con sus palabras y con su ejemplo, que dudar de las verdades de la fe es
algo bueno y que quienes no lo hacen son « cristianos mundanos ».
Menuda blasfemia. Para ser buen cristiano, según este energúmeno del Averno,
habría que poner en tela de juicio, por ejemplo, la divinidad o la resurrección
de Jesucristo. La « enseñanza » bergogliana contradice absolutamente
la de Nuestro Señor, quien recriminó al apóstol Tomás el no haber creído el
testimonio de los demás apóstoles acerca de su resurrección:
« Luego dijo a
Tomás: ‘‘Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi
costado; y no seas incrédulo, sino creyente.’’
Entonces Tomás respondió y le dijo: ‘‘¡Señor mío y Dios mío!’’ Jesús le
dijo: ‘‘Porque me has visto, Tomás, has creído; bienaventurados los que sin ver
creyeron.’’ » (Jn. 20, 27, 29)
Imaginen
a un catequista que diría a sus alumnos que él se la pasa dudando acerca de lo
que les enseña y que eso le parece algo no sólo positivo, sino incluso
necesario para llegar a ser un buen cristiano. Pues bien, acá tenemos a un
supuesto « Papa », doctor supremo de la fe católica, que nos dice a
grandes rasgos lo siguiente : « Queridos hermanos, para ser
cristianos auténticos, los invito a que duden como yo lo hago, que no he dejado
de hacerlo en ninguna de las numerosas etapas de mi vida, y que incluso sigo
haciéndolo ahora que soy el Vicario de Cristo. Porque atención, si no lo
hicieran, eso significaría que son unos cristianos mezquinos y mundanos,
incapaces de avanzar hacia las ‘‘periferias’’ y de practicar la ‘‘cultura del
encuentro’’. »
Esto
es sencillamente inimaginable. No hay
una sola frase en la Sagrada Escritura o en el Magisterio de la Iglesia que
pudiese ser interpretada como una « invitación a dudar » de la
revelación divina. Jamás se encontrará algo de ese tenor en los escritos de los
Santos. Supera el entendimiento que Bergoglio se atreva a decir eso, nada menos
que en la mismísima Basílica de San Pedro, y que nadie, absolutamente nadie
reaccione, se levante y lo increpe de viva voz, enérgica y valientemente,
denunciándolo públicamente como lo que es, un enemigo acérrimo de Dios y de la
Iglesia, un corruptor de la fe y un impugnador de la revelación divina.
¿Acaso
es necesario tener que recordar que quien desea debilitar nuestra fe es precisamente
el demonio, y que toda duda con respecto a ella proviene de él siempre, nunca
de Dios? De lo cual puede deducirse con total certeza que las « enseñanzas »
de Bergoglio son lisa y llanamente satánicas. No verlo es signo de una profunda
debilidad interior, de una fe pusilánime
y vacilante, de una escalofriante ceguera espiritual. Y ni hablar de la
insinuación perversísima según la cual la revelación divina podría legítimamente
ser considerada como un « sueño » [!!!]. Ni tampoco de los « reproches »
que este insensato se atreve a hacerle a nuestro adorable Redentor…
« A mí no me
gusta, y quiero decirlo claramente, a mí no me gusta cuando se habla de un
genocidio de cristianos, por ejemplo, en el Medio Oriente. Esto es un
reduccionismo. »
Saliendo
esto de labios de quien es el mayor promotor de la inmigración musulmana en
Europa, me parece evidente que no hay de qué extrañarse…
« Muchos piensan
que es mejor que se queden en su tierra. Ellos han sufrido tanto. Son nuestros
refugiados. Pero muchos se consideran excluidos. Por favor, son nuestros
hermanos. El cristiano no excluye a nadie y le ofrece un lugar a cada uno. Deja
venir a todos. »
Hay
que reconocer que en materia de subversión « Panchito » la tiene muy
clara: el buen cristiano es el que duda y el buen europeo, el que permite la
islamización de Europa…
« Prefieren
convivir. Y esto es un desafío, una tarea. No hay que decirles: ‘‘¿Por qué no
se casan por Iglesia? » No. Hay que acompañar, esperar, y después, hacer
madurar, hacer madurar la fidelidad. »
Pues
claro, si la gente « prefiere convivir », ¿a quién se le podría
ocurrir decirles que se casen por Iglesia? Por supuesto que eso no se debe hacer:
hay que dejarlos vivir en pecado mortal tranquilamente, sin remordimiento
alguno, lo importante es que puedan ser felices viviendo como se les antoje.
Pero eso sí, « acompañándolos », para que no se vayan a sentir solos.
En efecto la presencia del « cura » junto a los concubinos es
indispensable para ayudarlos a « madurar la fidelidad ». Porque no
vaya a ser que los amancebados terminen « metiéndose los cuernos »,
eso sí que sería verdaderamente escandaloso…
« He visto tanta
fidelidad en estas convivencias, tanta fidelidad, que yo estoy seguro de que
son verdaderos matrimonios, que tienen la gracia propia del matrimonio por la
fidelidad que tienen. »
Está
clarísimo: ¿para qué diablos casarse si el concubinato vivido « con
fidelidad » resulta ser un « verdadero matrimonio » ?
« La gran
mayoría de los matrimonios sacramentales son nulos. »
Razón
adicional ésta para no « casarse por Iglesia » y optar por
« juntarse con fidelidad ». Además, ¿se imaginan el efecto que
esta frase del « Papa » puede tener en los matrimonios que intentan
perseverar en medio de las dificultades ? ¿Para qué seguir luchando? ¿No
es más razonable darse por vencidos, pedir la declaración de
« nulidad matrimonial » y luego intentar « rehacer su
vida »? En definitiva, a los concubinos Bergoglio les dice que no se casen
y a los casados, que sus matrimonios no tienen valor. No, realmente los
epítetos se quedan cortos para calificar afirmaciones tan maliciosas: este
hombre es un auténtico hijo del demonio…
« Éste es el realismo
saludable del catolicismo. No es católico decir “o esto o nada”. Eso no es
catolicismo, es herejía. Jesús sabe siempre como acompañarnos, nos da el ideal,
nos acompaña hacia el ideal. Nos libera de la rigidez de las cadenas de la ley
y nos dice: ‘‘Cumple con eso, pero sólo en la medida que te sea posible.’’ Y
nos entiende perfectamente bien. Es Nuestro Señor y eso es lo que nos enseña. »
Ésta
es otra sarta de sofismas incalificables. Este hombre miente con una
naturalidad pasmosa. La moral evangélica, al igual que la moral natural, impone
ciertas obligaciones y prohibiciones que son absolutas (adorar a Dios, no
matar, no cometer adulterio, etc.), lo cual supone claramente un « o esto
o nada » que no admite términos medios y que de ningún modo constituye un
mero « ideal » que Dios nos presenta y al cual debemos
tender « sólo en la medida » de nuestras posibilidades.
Bergoglio busca destruir la objetividad y la obligatoriedad de la ley moral so
pretexto de una falsa « misericordia » y de un
« acompañamiento » que no es sino una manera encubierta de
complicidad. El objetivo que persigue este hombre impío no es otro, en
definitiva, que el de abolir la noción misma de pecado.
« Nosotros, todos nosotros, queremos a la madre Tierra porque es quien
nos ha dado la vida y nos protege; diría que es también la hermana Tierra,
porque nos acompaña en nuestro camino de la existencia. Pero nuestro deber es
cuidarla como se cuida una madre o como se cuida a una hermana con
responsabilidad, con ternura y con la paz. »
El Soberano Blasfemador del Vaticano continúa profesando abierta y desvergonzadamente su
ideología new age luciferina,
naturalista y panteísta, asegurando sin sonrojarse que es la « Madre
Tierra » quien nos « da la vida y nos protege »...
« ¡Protejamos los
océanos, que son bienes comunes globales, esenciales por el agua y la variedad
de seres vivientes! »
¡Ay, por favor, que me parto al medio de la risa! La sociedad
contemporánea rechaza masivamente a Dios y a la Iglesia, practica toda suerte
de aberraciones que claman justicia al Cielo (aborto, pornografía,
« matrimonio gay », eutanasia, etc.) y « Panchito » aboga por la protección de los océanos…
Recordemos que hace pocos meses este engañador sin par invitaba al
mundo apóstata y anticristiano a realizar nada menos que una « conversión »
… ecológica [!!!] :
« La relación entre
la pobreza y la fragilidad del planeta requiere otro modo de ejercer la
economía y el progreso, concibiendo un nuevo estilo de vida, porque necesitamos
una conversión que nos una a todos, liberarnos de la esclavitud del consumismo.
Y este mes hago una petición especial : que cuidemos de la Creación recibida
como un don que hay que cultivar y proteger para las generaciones futuras,
cuidar la Casa Común. »
Veamos ahora a « Papa Francisco » en el papel del militante
« abolicionista » de la pena de muerte:
« El mandamiento
‘‘no matarás’’ tiene valor absoluto y abarca tanto a los inocentes como a los
culpables. […] No hay que olvidar que el derecho inviolable a la vida, don
de Dios, pertenece también al criminal. »
De
aquí se deduce con meridiana claridad que tanto Dios en el Antiguo Testamento
como posteriormente la Iglesia no respetaron el « derecho inviolable a la
vida » de los criminales. Pero es importante no perder de vista que lo
único que este hombre busca es engañar. En efecto: Bergoglio miente sin
cesar y sin ruborizarse jamás. Esa supuesta inviolabilidad corresponde
solamente a los inocentes. Por ejemplo, a los niños masacrados en el vientre
materno por el aborto, ese crímen abominable contra el que « Papa
Francisco » no mueve nunca un dedo ni dijo una palabra al respecto en sus
discursos ante los parlamentos europeo y estadounidense.
Una
simple estadística esclarecedora. Número de penas capitales en USA el año
pasado: 28. Número de abortos: 1.200.000. Unión Europea: 910.000 abortos,
ninguna pena capital. Pero la « prioridad » para Bergoglio es defender
a los asesinos y a los violadores, visiblemente la vida de los niños inocentes
lo tiene sin cuidado…
Por
otro lado, siempre se ha interpretado el quinto mandamiento como la prohibición
del asesinato, es decir, « no matarás » al inocente. Nadie considera
inmoral, por ejemplo, matar en defensa propia, que un soldado lo haga en el
transcurso de una batalla o un policía en un enfrentamiento con maleantes. Lo
cual prueba fehacientemente que el pretendido « derecho inviolable a la
vida » es perfectamente infundado. Por otra parte, leemos en la Biblia que
Dios instituyó explicitamente la pena capital para castigar el homicidio cuando
dijo a Noé:
« El que derrame
sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada » (Gn. 9, 6).
Pero
no solamente ordenó Dios que la pena de muerte fuese aplicada por los hombres,
sino que El mismo la ejecutó interviniendo directamente en varias ocasiones
contra poblaciones corrompidas, los ejemplos de Sodoma y Gomorra,
universalmente conocidos, bastan para probarlo. Sin mencionar el diluvio
universal, por el cual Dios decidió exterminar a toda la humanidad deparavada,
con la única excepción de Noé y su familia, a quien se lo comunicó en estos
términos:
« He decidido
acabar con todos los mortales, porque la tierra se ha llenado de violencia a
causa de ellos. Por eso los voy a destruir junto con la tierra. » (Gn. 6, 13).
En
la legislación mosaica varios crímenes eran pasibles de condena a muerte
(adulterio, incesto, idolatría etc.). En el Nuevo Testamento San Pablo confirma
la legitimidad de la pena capital, al igual que su orígen divino, al referirse
al pecado de sodomía :
« Igualmente los
hombres, abandonando el uso natural de la mujer, se abrasaron en deseos los
unos por los otros, cometiendo la infamia de hombre con hombre, recibiendo en
sí mismos el pago merecido de su extravío. Y como no tuvieron a bien guardar el
verdadero conocimiento de Dios, entrególos Dios a su mente insensata, para que
hicieran lo que no conviene: […] los
cuales, aunque conocedores del veredicto de Dios que declara dignos de muerte a
los que tales cosas practican, no solamente las practican, sino que aprueban a
los que las cometen.» (Rom. 1, 27-28/32)
Salta
a la vista que con su condena de la pena de muerte Bergoglio contradice
formalmente la revelación divina, lo cual no es por cierto ninguna novedad. No
obstante, en este caso preciso su herejía se ve notoriamente agravada por la
blasfemia implícita que contiene, ya que si el derecho a la vida fuese
« inviolable », Dios sería, siguiendo la falaz lógica bergogliana, un
monstruoso asesino. Y la Iglesia igualmente, ya que ella promovió las Cruzadas
e instituyó el Tribunal de la Inquisición. De hecho, si sacamos las
consecuencias objetivas de sus palabras, Bergoglio está dando a entender que el
Dios bíblico, tanto el del Antiguo como el del Nuevo Testamento, es un ser
cruel y malvado. Esto es, en definitiva, lo que enseña subrepticiamente « Papa
Francisco », el supuesto « Vicario de Jesucristo » en la tierra.
El sienta las premisas, otros se ocuparán luego de sacar las correspondientes conclusiones,
las cuales caen de su peso.
Esto
es algo sencillamente diabólico. Y es humanamente desesperante que tras haber
pasado más de tres años sembrando el mal y la confusión de manera sistemática
la inmensa mayoría de los católicos siga llamando a este auténtico agente del
infierno « Su Santidad », « Santo Padre » o « Papa
Francisco », títulos que su sacrílego e impío modus operandi desmiente categóricamente día a día, dignidad
eclesiástica espuria en la cual estriba precisamente su inmenso poder de
destrucción…
TRES AÑOS CON FRANCISCO
La impostura bergogliana
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