EL GENERAL PATTON DEVELÓ
LA VERDAD SOBRE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL, Y FUE ASESINADO POR ELLO
Descendiente
de pioneros norteamericanos, el general George Patton consideraba al nazismo
como un mal satánico. Al menos eso era lo que él había oído decir a
propagandistas, periodistas y hombres de estado.
George S. Patton
Llegó
a Alemania odiándola. Creía que los nazis debían ser castigados. Fue entonces
cuando una granjera alemana que vivía en la vecindad de su cuartel general,
acertó a cruzarse en su camino y durante una conversación casual le contó las
cosas que ocurrían detrás de “la villa del comandante”, o sea la casa de
general.
La
granjera describió cómo la leche destinada a las ciudades era vaciada en las
calles por la policía militar por orden de los muchachos de Henri Morgenthau;
cómo, no ya los nazis sino los soldados alemanes comunes eran detenidos en
atestados campos de internación simplemente porque cumplían con su deber; cómo
los trabajadores habían sido expulsados de sus casas a causa de los
sentimientos vengativos de los antiguos huéspedes de los campos de
concentración, y cómo los médicos judíos en los hospitales recomendaban que
cada cuarto bebé recién nacido fuese muerto con una inyección porque no había
suficiente leche.
El
general Patton se dirigió entonces como caballero andante medieval, para comprobar
con sus propios ojos si la historia de la campesina alemana era verdadera o no.
Sin manifestar su rango, con uniforme de soldado raso, recorrió gran parte de
ese infierno: las prisiones, los campos de internación y los de las prisiones,
en donde comprobó por si mimso que aquellos que torturaban a los alemanes y que
enseñaban la teoría de la culpa colectiva y pregonaban el castigo colectivo no
eran precisamente muchachos norteamericanos.
A
partir de ese momento los oficiales del ejército de los Estados Unidos
recibieron órdenes estrictas de dar suficiente alimento a los prisioneros de
guerra, ya medio muertos de inanición, y se les prohibió derramar en las calles
la leche destinada a los bebés.
El
general Patton no estaba preparado para llevar a cabo el plan Morgenthau,
aunque había luchado por Estados Unidos... y sin sospecharlo, para otros. Pero
había otro general dispuesto y deseoso de cumplir con dicho plan: su nombre era
Dwight Eisenhower.
En
Checoslavaquia, en 1945, los tanques del general Patton habían penetrado hasta
Pilzen, a 50 kilómetros de Praga, pero Eisenhower les ordenó que se retiraran.
Todo el país fue abandonado para que lo ocuparan las tropas comunistas. El
general Sergei Bunyachenko, ruso anticomunista, encabezaba 23.000 soldados
rusos que no quería regresar a la URSS, y al saber el repliegue de Patton se
retiraron tras él. Pero Eisenhower ordenó que fueran entregados a la URSS.
Muchos se suicidaron.
El
militar ruso Andréi Vlásov, ex comandante del 2º ejército soviético había
combatido un año contra los alemanes. Luego fue derrotado y capturado. En
Alemania formó unidades rusas de voluntarios y al terminar la guerra se
presentó al cuartel del general Patton, comandante del tercer ejército
norteamericano, a pedir asilo. El general Patton gestionaba que a los rusos
anticomunistas no se les obligara a regresar a la URSS. Entonces Eisenhower le
dijo que le enviara al general Vlasov a su cuartel general, pero en el camino
fue entregado a la NKVD. Poco después lo degollaron en la URSS y pasearon su
cabeza clavada en un palo.
En
el territorio alemán no ocupado por los soviéticos había cinco millones de
rusos que no quería regresar a la URSS. No solo eran prisioneros, sino familias
enteras, madres e hijos. Eisenhower le ordenó al general Alexander Patch,
comandante del 7º ejército, que entregara a todos esos rusos al Ejército Rojo.
Al
general Patch le pareció aquello tan cruel que le pidió a Eisenhower que le
diera dicha orden por escrito. Y Eisenhower le ordenó el 20 de diciembre de
1945: “Todos los ciudadanos soviéticos deben ser repatriados sin preguntar si
lo desean, y usando en caso necesario la fuerza”.
En
muchos casos, efectivamente, fue necesario usar tanques contra aquellos
desventurados que se negaban a regresar al paraíso comunista.
El
general George S. Patton era uno de los militares más distinguidos de Estados
Unidos. Interpretando el sentir de muchos compañeros suyos, reprobó esa extraña
complicidad con el marxismo, y dijo:
“Yo
me sorprendo de los que dirían los muertos cuando supieran que por primera vez
en siglos nosotros hemos abierto la Europa central a las fuerzas de Gengis
Kahn. Yo me pregunto cómo se sentirían ellos ahora al saber que no habrá paz en
nuestros tiempos y que los americanos, aun los no nacidos todavía, tendrán que
pelear con los soviéticos mañana, o diez, quince o veinte años a partir de
mañana”.
El
general Patton se opuso a los abusos cometidos a nombre de su patria, y amenazó
públicamente con traspadarse a América y hacer oír su voz al verdadero pueblo
americano, informándole las infamias cometidas a la sombra de la bandera
americana.
No
era posible condenar al “caballero de las divisiones blindadas” en Nuremberg, y
por lo tanto se condenó a Patton entre bambalinas, y se lo sentenció a muerte.
Pero las personas que lo juzgaron eran las mismas que habían condenado a los
líderes alemanes en Nuremberg.
A
pesar de que el hecho ha sido acallado, hoy es bien sabido que, por orden de
los agentes de la C.I.C. (Counter Intelligence Corps), un automóvil
“norteamericano” chocó al del general Patton. Como resultado de ese
“accidente”, el general Patton quedó herido. El general fue trasladado
rápidamente a una ambulancia, pero con tanta mala suerte, que camino al
hospital la ambulancia fue “accidentalmente” embestida por un pesado camión
“norteamericano”, y esta vez murió el general. En ese momento algo desapareció
de su bolisillo: algo que los “ganadores de la guerra” temian, y con mucha
razón:
“¡Tengo
un pequeño libro negro!” –había dicho el general-, “y cuando vuelva a los
Estados Unidos haré explotar la bomba”.
Visto
en: Miles Christi
Fuente:
La Gaceta Federal
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
Graciar por este artículo tan interesante.
ResponderBorrarNo recordaba el triste final del general Patton
Ya sabía algo de ésto, sin embargo ahora me entero de otros detalles. Lo que sí tenía absolutamente claro que Eisenhower era un bastardo.!!!!
ResponderBorrarDwaight Eisenhower era judío y odiaba tanto a los alemanes que hizo campos de concentración para exterminar una parte y arrendarlo a Francia como esclavos mineros del carbón, en dónde morían por cientos de miles.
BorrarSi crees en Dios, este maldito no puede estar en otro lugar que no sea el infierno.
Al general lo mato el partido democrata porque el queria invadir Rusia ya que decia que el comunimso y el fascismo son sintomas del mismo mal que es el satanismo y es la verdad! Todas esas ideologias son producto de ateos y satanistas.
ResponderBorrarPatton fue un idealista, sano y leal a sus convicciones. Siempre aduvo con sus dos revolveres Colt 45 al cincho, Salvo al criadero de los caballos blancos (Lipizanos) de Austria y al extraordinario garañón Árabe Vitez II de Polonia de las manos de los rusos. Por quere enderezar las cosas lo sentencio la mafia, como Hitler sentencio a Rommel.
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