Ante el horrendo y blasfemo
accionar contra Nuestro Señor y María Santísima, y ante la propuesta
episcopal de transformar el dolor en alegría y realizar un desagravio con
"festejos"; un grupo de fieles nos manifestamos realizando un acto de
verdadero, sentido y respetuoso desagravio hacia Cristo y María.
En el mismo rezamos los Misterios Dolorosos
del Santo Rosario, las Letanías de la Virgen, y pronunciamos unas palabras
manifestando nuestra posición.
Debido a los inconvenientes con el audio en el video transcribimos el texto leído en dicha oportunidad.
Desagravio y Reparación ante blasfemias a Jesús y María
Tucumán 22/03/17
Estamos
hoy reunidos para realizar un acto de desagravio y reparación por las
horrorosas ofensas realizadas por grupos de feministas y abortistas en las
mismas puertas de esta Catedral. Los hechos en donde el grupo Socorro Rosa
parodia un atroz aborto blasfemando contra Cristo y su Santísima Madre.
Ante dicho
acto el arzobispo convocó a una marcha en la cual se invita a festejar el día
del niño por nacer y la familia y a la vez realizar un desagravio. No cuestionamos las intenciones de Mons.
Zecca al realizar dicho llamado, pero disentimos en cuanto al contenido y
las formas de dicha convocatoria. Entendemos que no hay absolutamente nada que festejar, sino reparar y exigir a las
autoridades, la investigación de lo sucedido y castigo para los culpables.
Para entender cabalmente la gravedad de la
situación, recordamos las infames palabras de las abortistas que dijeron que la virgen abortó en la catedral al
patriarcado, la heterosexualidad obligatoria y tiró ese feto podrido en la cara
de monseñor zecca, engendrado por el sistema violador que impone maternidad
forzosa. También decían estas endemoniadas, que saquen la imagen de María Santísima de las maternidades y que no se
prohíban más abortos en su nombre.
Y ante el pedido de las abortistas decimos con San
Bernardo: “Quita a María, esta estrella del mar, del mar sin duda grande y
espacioso, ¿qué quedará sino obscuridad, que todo lo ofusque, sombra de la
muerte todo y densísimas tinieblas? Con todo lo íntimo, pues, de nuestra alma,
con todos los afectos de nuestro corazón y con todos los sentimientos y deseos
de nuestra voluntad, veneremos a María, porque ésta es la voluntad de aquel
Señor que quiso que todo lo recibiéramos por María... Puesto que, mirando en
todo y por todo al bien de los miserables, María consuela nuestro temor, excita
nuestra fe, fortalece nuestra esperanza, disipa nuestra desconfianza y anima
nuestra pusilanimidad”.
Ya que en el escrito de invitación del arzobispado
al acto no se define el acto cometido como corresponde, dejamos en claro que al mismo se debe hacer alusión como blasfemia
que es la calificación adecuada; y como enseña santo Tomás de Aquino, al
intentar la misma inferir un daño al honor divino, peca el blasfemo más gravemente que el homicida (respuesta a la 1ra.
objeción del artículo 3, de la Cuestión XIII (II, IIae) La blasfemia por consiguiente es un pecado público dirigido contra
Dios y contra María por quién nos vino el Salvador. Sin embargo se pretende
reivindicar dicha infamia como una expresión artística ante la pasividad de
nuestros pastores. Al referirse al blasfemo San Juan Crisóstomo decía: “Rompedle
la boca, santificando así vuestras manos”. Y si bien esperamos y
rezamos por la conversión de los blasfemos, flaco favor le haríamos a la
justicia dejando pasar el hecho como si nada hubiera sucedido y queriendo
perdonar a quienes no sólo no se arrepienten sino que hasta se sienten
orgullosos de sus crímenes.
Y ante tan execrable hecho, señala Mons. Zecca
que el mismo fue una falta de respeto no sólo a la Iglesia sino – lo que es peor aún – a la fe del pueblo
tucumano. Permítasenos señalar el error por el cual nunca puede ser peor la ofensa al pueblo que a la Iglesia, porque la
Iglesia es la columna y sostén de la fe del pueblo tucumano como de cualquier
pueblo. Puede entonces parecer una postura populista el dar por ofendido
más al pueblo que a la Iglesia. Y más ofendida es la Iglesia porque la cabeza
de la Iglesia es Cristo y la Madre de la Iglesia es María Santísima. Por eso
nos sorprende que se insista con la apelación al número, a la cantidad, a los guarismos,
al democratismo cuando el escrito al señalar que se ofendió a la fe que
profesan la gran mayoría de nuestro pueblo, donde parece omitirse la cuestión
cualitativa en favor de la cuantitativa.
En lo que consideramos el error más grave de la
invitación al festejo-desagravio, se exhorta a realizarlo, "repudiando toda
manifestación de odio, discriminación o violencia; pero en este caso no
se refiere a los odiadores, discriminadores y violentos contra nuestra fe, es
decir las feministas y abortistas; sino que se repudie el odio, discriminación
y violencia contra quienes cometieron el sacrilegio", por lo que este llamado pareciera querer eximir a los
blasfemos en sus acciones, de la legítima manifestación del odio, la legítima
manifestación de la discriminación y del legítimo ejercicio de la violencia. Porque
el odio, en tanto pasión como enseña santo Tomás, es neutra, y por lo tanto se
califica en cuanto al fin. El odio al pecado, al demonio, la carne y al mundo,
son legítimos. Que quede claro que no se pide odio al pecador sino al pecado,
en este caso a la terrible blasfemia. No es ese odio el que se debe repudiar,
sino que se debería repudiar con toda
justicia el odio hacia la fe, el odio hacia Cristo, el odio a la Iglesia, el
odio a la Virgen Madre. Por lo mismo tampoco se puede repudiar cualquier
discriminación, ya que la misma es un acto de la inteligencia mediante el cual
ésta abstrae, es decir separa, jerarquiza y distingue, diferencia; por lo tanto
no se puede repudiar la discriminación en si misma o en éste caso contra los
sacrílegos, porque es bueno que la inteligencia distinga a los sacrílegos, los
señale los separe, no los confunda los jerarquice y los repudie. Tampoco puede sin más, repudiarse la
violencia en sí misma porque ésta puede ser legítima. Y esto lo enseña el
mismo Evangelio tanto en términos doctrinarios por Nuestro Señor como en
términos físicos recordando cuando Jesucristo
expulsó a latigazos a los mercaderes del templo y dijo expresamente, “no he venido a traer la paz sobre la tierra
sino la espada”. Fueron San Agustín y San Ambrosio quienes gestaron la
sana doctrina del uso de la violencia como parte de la virtud cardinal de la fortaleza. Y así, el cristiano amará la paz,
pero conocerá que muchas veces es necesario alcanzarla y sostenerla por vía del
combate.
En este
sentido recordemos que fue Francisco, quien dijo el 15/01/2015: "Si
alguien insulta a mi madre puede esperarse un puñetazo". Solicitamos
entonces a nuestro arzobispo una respuesta contundente acorde a la
manifestación realizada por el Obispo de Roma.
Está bien poner nuestra otra mejilla, más
pedimos respetuosamente a Mons. Zecca que no se ponga la otra mejilla de
Nuestro Señor Jesucristo, de su Santísima Madre, de Nuestra Iglesia y la de la
feligresía a la que se tiene que proteger y defender y a los que no se puede entregar como
cordero atados a los lobos rapaces que cada vez más insolentemente aumentan el
grado y la maldad de sus acciones.
En nuestra sociedad en donde el mal no tiene
castigo vemos como el atrevimiento de los perversos crece ante la falta de
consecuencias. Los delincuentes cada día se animan más ya que no solo entran en
la comisaría por una puerta y salen por la otra; sino que encima se desalienta
a los ciudadanos a defenderse ante la pasividad o ineptitud de las fuerzas
policiales y de la Justicia. De igual modo vemos crecer la audacia de los
enemigos de la fe ante la falta de reacción de los pastores que pretenden que
con una simple oración privada o un festejo con globitos y bailes, las malvadas
reflexionen sin que se pida ningún tipo de castigo y reparación del inmenso
daño cometido. Si se piensa que ésta es
la forma de conseguir cambiar las cosas, a los hechos nos remitimos recordando
que Hebe de Bonafini defecó en la Catedral de Bs As y posteriormente se la
invitó al Vaticano. Tenemos también el caso de los alumnos del colegio nacional
que orinaron sobre el altar de la Iglesia San Ignacio de Loyola y el arzobispo
Poli sostuvo en esa oportunidad que le gustaría conversar y tomar mate con los
profanadores; la monja Caram profirió terribles blasfemias y hasta herejías
contra la Virginidad de la Madre de Cristo sin consecuencias, y ahora tenemos
éste espantoso acto ultrajando el honor y dignidad de la Santísima Virgen y de
su Hijo y Señor Nuestro así como de la Iglesia toda.
Termina el llamado del Arzobispado invitando a transformar nuestro dolor en
una fiesta. Si así lo hiciéramos solamente demostraríamos que somos
insensibles ante el dolor, lo cual sería un gravísimo pecado al adulterar la
naturaleza de los sentimientos. Los legítimos dolores son efectivamente dolores, deben doler, y la legítima forma de
sublimarlos está en la Cruz, la cual implica nada menos que la Victoria de
Nuestro Señor. Es legítimo el dolor sentido y padecido por una blasfemia
abominable que no se compensa con ninguna fiesta mundana con bailes y globos.
Concluye el comunicado de Mons. Zecca pidiendo que los sacrílegos abran los
ojos para descubrir el misterio del
hombre. Y manifestando un profundo desacuerdo, afirmamos que lo que deben
descubrir es el Misterio de Dios y el
Misterio de María Santísima. Queridos hermanos, si no entendemos
adecuadamente el sentido de lo Sagrado,
estamos perdidos. Y es por esa causa precisamente, como observamos tantas
calamidades en nuestras sociedades.
Para ésta convocatoria contamos con el apoyo,
además de los aquí presentes, contamos con la colaboración del Dr. Antonio
Caponnetto, grupo de Gauchos Fortín Virgen Generala, Grupo Juventud Católica Acción
Rexista, así como la adhesión de otros fieles sincera y justamente sentidos por
estos tan repudiables actos. También contamos con la adhesión y oraciones de
personas de todo el país así como del mundo entero que se unieron a nuestra
intención de desagravio y reparación, planteado específicamente, como
corresponde acorde a la gravedad de la situación.
Estimado
hermanos, ¿Cómo podríamos pedir a Nuestra Madre Celestial, auxilio en los
combates de nuestra vida y cómo pretender esperar de Ella ayuda en los peligros
y especialmente en la hora de nuestra muerte en donde el demonio va a desatar
toda su furia para tratar de arrebatar nuestra alma; si no fuimos capaces de
defender su honor y dignidad por cobardía y tibieza?
Recordemos
que Cristo dijo “El que no está conmigo, contra Mí está” y “… quien me negare delante de los
hombres, Yo también le negaré delante de mi Padre”
Pidamos a
María como capitana de las milicias celestiales que nos asista en ésta lucha
contra las fuerzas del demonio desatadas en la tierra, para dar el buen combate
de la fe y así con la cabeza en alto solicitar su mediación en los postreros
días de nuestras vidas.
Viva Santa
María Reina
Viva Cristo
Rey
Viva la
Patria Católica
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
El clero bergogliano a figurar y fiestilla y amiguitos de todos. CUALQUIER PARECIDO CON JESUS DE NAZARET es pura coincidencia, YA.
ResponderBorrarQuerido Augusto. Estoy con vosotros al cien por cien, como podrás suponer.
ResponderBorrarTodo el desagravio que sea necesario para honrar a Nuestra Madre, la Virgen Santísima es necesario y obligatorio.
Pero como católica a machamartillo, me gustaría a la par, repartir leña ya que a toda esa gentuza le importa muy poco los desagravios, pero "sí entienden de palos" cuando alguien les planta cara en firme.
Piensan que los católicos no van a reaccionar con valentia como así parece ser en todos los lugares en donde se cometen sacrilegios y blasfemias, sea contra la Virgen María sea contra Dios Nuestro Señor.
Creo que hay que empezar a pensar en movilizarse; ellos no van a parar y nosotros somos valientes porque tenemos a Dios de nuestro lado siempre. Hay que demostrárselo, pero ya.
Gracias querida amiga.
BorrarSaludos desde México, hace hervir la sangre el artículo. Pero no se que es mas lamentable si la ofensa (blasfemia) contra Nuestra Señora, hecha por abortistas o la ofensa contra el pueblo Cristiano que hace el Obispo Zecca, al pretender que el acto de reparación se convierta en un evento de "alegría". Quien puede estar alegre de recordar tal villanía por fuerza procede de Satanás. Ese sí que debe estar alegre. Con cuanto gusto iría hasta Argentina a palear esa gentuza, mas vale morir defendiendo la fe, que vivir arrastrando la humillación. Que poco coraje muestran las autoridades de la Iglesia conciliar y el pueblo en general. Por mucho menos de eso se desató una guerra de varios años en mi país. Cierto es que son otros tiempos, la neo Iglesia ha desarmado las defensas de la fe, ahora ni laicos ni religiosos reparan ante las blasfemia a lo mas sagrado de una Nación. Que terrible castigo espera a Argentina por tales ofensas. Deben reparar y orar sin cesar durante meses doloridos de todo corazón por las faltas permitidas una y otra vez ante la Catedral, siempre impunes. Solo queda en algunos artículos dolorosos que tan solo exaltan a los infames y lo hacen rodar por el mundo entero, sin saber que solo motivan la imitación al ver que esos actos resultan siempre sin castigo. Diferente fuera que se viese la respuesta airada de un pueblo fervoroso ante tales actos de provocación, así lo pensarían mejor antes de cometerlos de nuevo. La violencia es objetivamente moral cuando de defender la fe se trata. Hermanos argentinos en Cristo, la guerra está declarada, no teman defenderse de la agresión honrando a Nuestro Señor.
ResponderBorrar¡Viva Cristo Rey!
¡Viva la Virgen de Guadalupe!
Compartimos el sentir y el justo dolor ante la terrible indiferencia de nuestros compatriotas. Ciertamente por mucho menos en México hubo una reacción mucho más adecuada al daño infringido. Pero nos queda orar y dar testimonio público, aunque seamos muy pocos y nos ganemos el disgusto de muchos.
BorrarViva Cristo Rey y la Guadalupana.
Mis más calurosas felicitaciones para estos católicos que han contribuido a lavar la afrenta ignominiosa perpetrada contra Nuestra Señora y también, secundariamente, contra nuestra Patria cristiana, la cual, además, está consagrada al Corazón Inmaculado de María. Es terriblemente mortificante que esto deba ser hecho por simples laicos, sin ningún apoyo de la jerarquía eclesiástica local. Triste época la nuestra: son tiempos de tibios, de indiferentes, de pusilánimes funcionarios ensotanados...
ResponderBorrarMuchas gracias estimado amigo.
BorrarLos felicito doblemente. Primero por el acto en sí mismo que emociona y segundo por el manifiesto que es valiente y certero, denunciando el humanitarismo en que estamos envueltos. Se quita a Dios para poner el Hombre en el medio. Y esto ya lo dicen sin ningún disimulo, sabedores de que estamos anestesiados. Pocos son los que se atreven a proclamar que se ama el Bien en la medida en que se odia al Mal. Y que hay que discriminar y juzgar para apartar y elegir. Que se odia al pecado y se ama al pecador, etc... ¡Un placer leer este manifiesto, gracias!
ResponderBorrarGracias María, reconfortantes palabras.
BorrarSaludos en Cristo y María.