El ángel del Consuelo
“Y le apareció un ángel del cielo que lo confortaba”
Ls.22,43
ººº
A Jorge Cella
Con los pasos seguros de quien sabe el camino,
se fue tal cual solía rastreando soledades,
al Valle del Cedrón, unos tramos al este,
en donde los olivos ya son viejos cofrades.
Jardín de troncos ocres y herbazales añosos
hasta allí lo escoltaron sus leales orantes,
Getsemaní despliega silencios vespertinos
que harán que reverberen las voces impetrantes.
“Rezad, rezad, les dijo, para no ser tentados”
-presintiendo el terreno dolor que siempre arredra-
la vigilia era un tajo, tres coágulos de cruces
y se apartó de ellos como un tiro de piedra.
Arrodillado y lejos de otras palmas de olivos,
pidió si era posible soslayar los cerrojos,
pero supo que el cáliz era suyo y entonces
brotó el llanto y la sangre de su cuerpo y sus ojos.
Sucedió lo imprevisto, lo impensado o acaso
lo que a Dios no sucede si en sus planes no estaba:
bajó un ángel del cielo y viéndolo exudado
obró como escudero que al Señor confortaba.
¿Qué lenguaje fue aquel, qué dijo el mensajero,
qué gramática aquella que a Dios mismo consuela,
qué idioma, qué facundia sirvió en trance de luto,
de dónde las palabras de aquel fiel centinela?
Se han llevado el enigma los cuatro evangelistas,
Teófilo supone que ante tal realeza
no tuvo el enviado más que un solo mensaje:
Jesús, tuya es la Vida, Tú nos das fortaleza.
Es Cuaresma. En la Iglesia los apóstoles duermen,
los verdugos ocupan la sagrada alquería,
¡ven a decirle a Cristo convulso de sudores
que Él vencerá por siempre sobre toda artería!
Llégate hasta los hijos de esta Madre empapada
de un rezumar sangriento por un cruel escalpelo,
llégate a nuestros templos, nuestro altar, nuestra misa,
al Huerto de mi alma, Arcángel del Consuelo.
ANTONIO CAPONNETTO
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
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