Resulta llamativa la relación entre la baja proporción de
habitantes judíos de la Argentina y el alto porcentaje de israelitas incluidos
en las nóminas de detenidos-desaparecidos.
En el libro del historiador judío Leonardo Senkman “El
antisemitismo en la Argentina” se informa de esta desproporcionada
participación de judíos:
“El número
desproporcionadamente alto de víctimas de origen judío, multiplicando casi en
10 veces su proporción en la población… No podría negarse que los judíos están
sobrerepresentados en las capas profesionales que han sido blanco directo de la
represión así como de grupos particulares como el estudiantado universitario…
la desmedida presencia de las victimas israelitas en el marco general… podría
concluirse que el total (de judíos) en las cifras generales de las víctimas de
la represión se estimaría entre un 5 a un 10%...”
Norberto Ceresole en su libro “La falsificación de la
realidad”, se había ocupado de este tema, estableciendo una hipotesis
finalista. En tal sentido escribia:
El rabino Daniel Goldman... explicó que aunque los judíos
eran sólo el uno por ciento de la población argentina, representaron el 12 o
13% de los torturados, asesinados o desaparecidos” (Clarin Digital, 20 de abril
de 1999). “El episodio genocida antisemita de la Argentina no contiene
elementos sustancialmente diferentes de los que en otras dimensiones y ámbitos
emergen en los progroms zarista y stalinista y en la Alemania hitleriana” (Informe presentado al juez español Baltasar Garzón).- Si estas
informaciones que aportan las organizaciones judías son ciertas, y muy
probablemente sean ciertas, significa que los judíos tenían una extraordinaria
representación (¿Cómo denominarla? ¿Étnica? ¿Racial? ¿Religiosa?) en las organizaciones
armadas irregulares: la guerrilla en la Argentina de aquellos años era predominantemente
judía, según inobjetables fuentes judías del presente. Estaban representados
por un porcentaje en todo caso muy por encima de su representación social
global, que nunca excedió del 2% de la población (1.296 judíos fueron
asesinados, lo que supone un 12,43 por ciento del total de las víctimas).
Jorge Knoblovitz, el secretario general de la
organización que agrupa a las comunidades judías de Argentina indica que la
comunidad judía de Argentina en aquellos años era de 230.000 a 290.000, un 1%
de la población total. “El número de judíos que fueron secuestrados,
detenidos o ejecutados se estima en 2000. Algunas estimaciones son mucho
mayores, ya que muchas víctimas no se identificaban como judíos, por una buena
razón...”
Sergio Vainroj en un homenaje organizado por la DAIA, en
representación de los ex combatientes judíos en la guerra de Malvinas expresó
que la Guerra de Malvinas es “un episodio histórico y único” que vivió la
Argentina, en “la época más obscura y sangrienta de la Argentina que comenzó el
24 de marzo de 1976 y se llevó consigo 30.000 desaparecidos, de los cuales
1.900 almas eran judíos, que representa casi el 11% de los desparecidos
argentinos durante la dictadura militar”.
“Un numero alto si se tiene en cuenta que la comunidad judía en la Argentina no llega ni al 1 por ciento de la población general.”
“Un numero alto si se tiene en cuenta que la comunidad judía en la Argentina no llega ni al 1 por ciento de la población general.”
Hay que advertir que los autores antes citados sacaron
sus coeficientes sobre la cifra mítica de 30.000. Siendo en realidad mucho
menor el número de los caídos revolucionarios, la proporción rondaría el 25%.
En cualquier caso, habría que tener como piso el 20% al que se refiere Sergio
Guelerman en “Memorias en presente.
Identidad y transmisión en la Argentina posgenocidio”
Según uno de los testimonios recogidos, del académico
Javier Simonovich, “en la mayoría de los casos, los judíos desaparecidos que
fueron llevados por las Fuerzas Armadas no fueron raptados por ser judíos”
En una entrevista concedida al diario Haaretz, el autor,
historiador y periodista Daniel Muchnik meditaba en retrospectiva por qué
tantos judíos, se encontraron en el ojo de la tormenta de la crueldad y la
opresión de la dictadura. Explicó que "desde la revolución cubana, y
más aún después de la muerte del Che Guevara en 1966, muchos jóvenes en
Argentina se sintieron atraídos por el activismo político. En muchos casos,
gravitaron hacia la resistencia armada en las organizaciones guerrilleras como
las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), el antiguo Partido Comunista, las
FAP (Fuerzas Armadas Peronistas, Peronistas de Izquierda), los peronistas de
izquierda y el ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), que celebró una mezcla
de creencias indígenas Trostkistas y locales.". Y agrega: "Este
proceso, que tuvo lugar en toda América Latina, atrajo a muchos Judios.”
El alto índice de judíos es un correlato de la
participación de los mismos en las distintas organizaciones guerrilleras que
actuaron en la Argentina desde comienzos de la década del 60. Para corroborar
lo expuesto vamos a analizar los principales grupos revolucionarios.
La primera guerrilla que actuó dentro de nuestro
territorio en el año 1964 en la localidad de Orán fue el EGP (el Ejército
Guerrillero del Pueblo). Ciro Bustos indica que el jefe del grupo, Jorge R.
Masetti:
“No
ignoraba que el porcentaje de judíos entre nuestras bases urbanas era notorio, igual
que en toda la izquierda argentina, donde el que no era judío era casado con
una judía, o a la inversa. Casi podría decirse que la mitad de la dirección
nacional del EGP se componía en esos términos”
Las FAR contaban con un porcentaje del 50% de sus
miembros de filiación judía. Diaz Araujo contabiliza sobre 242 miembros
militantes, 104 de ascendencia judía. Las proporciones más concretas son las
siguientes: hombres: 75 de 179; mujeres: 29 de 63.
El periodista montonero Juan Salinas dijo que debían
buscar un rabino para las FAR porque “La
mayoría de los de la FAR eran judíos”. Y Miguel Bonasso recuerda que antes
de la fusión, los “faroles” (de las FAR) atacaban a los montoneros como
“fachos”, y los montoneros respondían a coro:
“Donde
están los faroles, dónde están? En la sinagoga, leyendo a Carlos Marx”
Entre los combatientes del ERP (Ejército Revolucionario
del Pueblo) -y mucho más entre los adherentes posteriores- hacía 1973-, el
coeficiente de sus miembros judíos era similar al de las FAR.
En Montoneros también fue importante la cantidad de
cuadros judíos en sus filas. Siendo esta una agrupación íntimamente vinculada
al movimiento político liderado por Perón, quien fue el que integrara a la
comunidad judía en la vida política argentina, resultaba natural la presencia
de miembros de dicha entidad entre sus componentes. Montoneros había sido un
trípode de entidades derivadas del catolicismo progresista en los tiempos del
Concilio Vaticano II, habiéndose formado sus principales dirigentes en torno a
grupos como el de la revista Cristianismo y Revolución de Juan Garcia Elorrio o
el Padre Mugica: en Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Las sucesivas represiones
alteraron completamente ese panorama inicial. A partir de 1975/76, la Orga se
convirtió en un ente estrictamente porteño, identificado con la JUP y con la
UES de la Capital Federal, a lo sumo con un apéndice en La Plata. Y es en ese
momento donde resalta la presencia judía.
Pueden citarse como ejemplo del peronismo montonero los
hermanos Jorge, Leonardo y Luis Adjiman, Luis Aisenberg, Leticia
Akselman, Eduardo Beckerman, Rubén Benchoam, Rubén Beratz, Guillermo Binstock,
Claudio y Jorge Casoy, Viviana Cohen, Eduardo Corfield, Benjamín Isaac Dricas,
Gabriel Dunayevich, Mónica Epstein, José y Laura Feldman, Diana Fidelman,
Claudio Fink, Orlando Finsterwald, Nora Friszman, Arturo Garín, Sergio Gass,
Raquel Liliana Gelín, Marcelo Gelman, Carlos y Liliana Goldemberg, Hugo
Goldsman, Nora Goldstein, Jorge Gorfinkiel, Claudia Grumberg, Eva Gruszka,
Enrique Grynberg, Moisés Hakimfaks, Patricia Huchansky, Matilde Itzigsohn,
María Liliana Ivanoff, Rodolfo Ivanovich, Franca Jarach, Víctor Kein, Edith
Koatz, Samuel Koblinsky, Alfredo Elías Kohon, Mario Lorenzo Konkurat,
AdrianaKornblihtt, Tomás Kornfeld, Marcelo Kurlat, los hermanos Miguel y
Bernardo Levenson, Arturo Lewinger, Marta Libenson, Diana Lijtman, Zulema
Matzkin, Graciela Mellibovsky, Raúl Milberg, Rodolfo Minsburg, Marcos, Mario y
José Osatinsky (padre y sus dos hijos respectivamente), Mónica Susana Pinus,
Elsa Rabinovich, Alicia Raboy, Jorge Rochistein, Patricia Roisinblit, Alejandro
Sackmann, los hermanos Alberto y Jaime Said, Alberto Savransky, Soledad
Schajaer, Daniel Schapira, Diana Schatz, Pablo Schmucler, Claudio Slemenson,
Guillermo Soilverman, Jorge Lewi y su esposa Ana María Sonder, Gustavo Stenfer,
Hugo Strejilevich, Isaac Sulkes, Rosana Judith Szafirstein, Pablo Szir, Mario Tarchitzky,
Sergio Tarnopolsky y su hermana Betina, Gisela Tenenbaum, Bernardo Tolchinsky,
Jorge y Sergio Trod, Carlos Troksberg, Lorenzo Ismael y María Adelaida Viñas
(hermanos), Mauricio Weinstein, Ana Dora Wiesen, Claudia Yankilevich, Andrea
Yankillevich, Alicia Zimman, Ricardo Zuker y Luis Zukerfeld.
El comunista y judío Isidoro Gilbert señala que el
influjo de la revolución de 1917 sobre muchos judíos fue enorme y en los
movimientos comunistas ha sido elevada la proporción de militantes de
ascendencia judía. Destacando que de institutos judíos, como el Zumerland,
salieron muchos jóvenes que optaron por Montoneros o ERP.
Como conclusión frente al elevado número de miembros de
esta comunidad que tomaron sus armas contra las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de
Seguridad de la Nación podríamos formular la aclaración y separación que marca
Alexander Solzhenitsin, cuando apuntaba sobre los miembros judíos de la
Cheka-KGB:
“Yo no
tengo la culpa de que todos ellos sean de procedencia judía. No se trata de una
selección artificial realizada por mí. La separación la ha hecho la historia”
Los judíos en la literatura pro guerrillera.
Finalizado el gobierno militar e instaurada la
democracia, se escribieron cientos de libros dedicados exclusivamente a la
cuestión de la lucha antisubversiva y a los “detenidos-desaparecidos”. La mayoría
fueron escritos con claros fines apologéticos y reivindicativos del accionar
subversivo. Cabe destacar que entre los autores prevalecieron de manera casi
monopólica ex guerrilleros. Diaz Araujo destaca la importante presencia de
escritores judíos:
“Hemos
enunciado la presencia de 654 libros pro-guerrilleros. Entre sus autores
podemos verificar la existencia de 119 de neta ascendencia judía. En términos
generales, casi una sexta parte de los apologistas del revolucionarismo
pertenecen a esa etnia. Y, por cierto, nadie los obligó a escribir tales obras,
ni fueron escogidos dentro de una lista confeccionado por represores”.
Finanzas y subversión
El dinero recaudado por la agrupación Montoneros era
manejado por el oscuro banquero David Graiver, el cual estaba estrechamente
vinculado con el ex ministro de economía entre los años 1973 y 1975 José
Gelbard en el gobierno de Perón.
Graiver era un hombre de ideas progresistas, amigo y
funcionario del General Alejandro Lanusse contaba con el apoyo del lobby
judío-norteamericano, cuyo centro de gravedad era Nueva York, gracias a su vínculo
con Abrahan Feinberg, presidente del movimiento sionista de los Estados Unidos.
Figuraba en la lista de protegidos del Mossad. Todo Estado defiende a sus
banqueros que le son útiles, mucho más Israel, que depende de la asistencia
exterior. Sobre todo de la diáspora judía, cuyos epicentros americanos, como se
sabe, está en los Estados Unidos y en la Argentina.
Graiver junto con su socio José Gelbard habían
hegemonizado la economía argentina durante 3 años, Gelbard como Ministro y
Graiver como asesor del Banco Central y líder empresarial. Durante su época de
apogeo llego a dominar 30 empresas de todos los rubros, con un capital de 200
millones de dólares.
Sobre el origen de la relación entre Graiver y Montoneros
Algunas fuentes sostienen que se inició luego del secuestro de Isidoro Graiver
(hermano de David) en 1972, otros investigadores afirman que el nexo existía
desde 1970, cuando su pareja Lidia Papaleo le presentó a su hermano Osvaldo,
casado con una parienta directa de Carlos Maguid, quien sería uno de los
asesinos del General Aramburu.
Lo cierto es que una parte del dinero producto de
secuestros extorsivos, como el de los hermanos Born, fueron administrados por
Graiver, quien pagaba intereses mensuales a la organización guerrillera con los
cuales financiaban sus actividades.
Gelbard el
apoyo politico, Graiver el administrador de los fondos y Roberto Quieto (NG: el
negro) líder montonero nexo entre el banquero y la organización
El 7 de agosto de 1976 el avión que trasladaba a Graiver
desde Nueva York hacia Acapulco se accidentó y se dio por muerto al financista.
El hecho quedó rodeado por una nube de sospechas que hasta el día de hoy no se
han despejado debidamente.
José Ber Gelbard fue el constructor del imperio económico
del Partido Comunista Argentino (PCA) que le dio un lugar privilegiado dentro
del llamado Directorio, una organización ultrasecreta que controlaba la
toma de decisiones respecto de los temas más trascendentales que hacían a la
agrupación. Confiable para los servicios secretos israelíes (MOSSAD), un amigo
de Fidel Castro y de Salvador Allende; un protegido de los Kennedy y un
opositor de Henry Kissinger y Richard Nixon; un aliado de Menem, de Balbín, de
Lopez Rega y de Montoneros, la cual en la primavera de 1974 realizó un depósito
por 17 millones de dólares, con un cheque de la Unión de Bancos Suizos, en el
Banco Comercial de la Plata, mediante los buenos oficios del ex Ministro de
Económia Gelbard. Ese es el nudo de “la conexión Graiver”, de las gestiones
económicas en favor de la delincuencia subversiva.
Jacobo Timerman, padre del ex Ministro de RREE del
gobierno de Cristina Kirchner, formaba parte del proyecto de Graiver y de José
Gelbard de constituir una cadena mediática de tendencia marxista con el
proposito de influir sobre la opinión pública.
Jacobo
Timerman propietario del periódico La Opinión al que definía «a la derecha
en economía, centristas en política, y a la izquierda
en cultura»
Guerrilleros sí, soldados no
La misma bravura con que tomaron las armas muchos
miembros de la comunidad judía para enfrentar a las Fuerzas Armadas y de
Seguridad, no se vio reflejada cuando se desató el conflicto bélico con Gran
Bretaña en las Islas del Atlántico Sur. A diferencia del elevado número de
judíos que integraban los grupos guerrilleros, en la guerra por las Malvinas
solamente se movilizaron 200 integrantes de la comunidad judía, de los cuales
un número bastante menor, que se desconoce con certeza, fueron los que
participaron en la guerra.
A diferencia del coraje que demostraron muchos judíos en
operativos guerrilleros contra las Fuerzas Legales, dignos de mejores causas,
no hay registros de que se hayan desempeñado con la misma valentía frente al
invasor inglés. Al contrario, un grupo de ex soldados, con el apoyo del CECIM de
La Plata, intentó por la vía judicial ser reconocidos como víctimas de crímenes
de lesa humanidad, por supuestos malos tratos que les habrían infringido sus
superiores. El reclamo fue desestimando por la Corte Suprema.
Libro “Los
rabinos de Malvinas” el aporte de la comunidad judía a la desmalvinización durante
el período kirchnerista
Judíos y derechos humanos
El Movimiento Judío por los Derechos Humanos surgió por
las denuncias de familiares sobre el antisemitismo sufrido tanto de los presos
que estaban a disposición del Poder Ejecutivo Nacional como los desaparecidos.
Su primera aparición pública se dio luego de que el 23 de marzo de 1983 el
gobierno del general Reynaldo Bignone sancionara la Ley 22.924 de “Pacificación
Nacional”. De inmediato, las diferentes entidades de derechos humanos se
movilizaron contra la medida y organizaron una marcha de protesta en la Plaza
del Congreso para el 19 de agosto. “Dentro de los Movimientos de Derechos
Humanos éramos vistos con gran simpatía en algunos sectores, en otros
con cierta renuencia, tanto que costó ser reconocido como movimiento de
derechos humanos, a tal punto que se hacían las reuniones sin nosotros y era
una forma encubierta de prejuicio. Estaba el prejuicio que trabajábamos
por los desaparecidos judíos y nosotros reclamábamos por todos. Había un
movimiento peronista y cristiano por los derechos humanos que reclamaban cada
uno por los suyos”, afirma el periodista Herman Schiller. En una
oportunidad, ese pequeño rechazo, que se iba acrecentando lentamente, se
materializó con hechos que rozaron el antisemitismo, al punto de que casi se
genera un escándalo durante el gobierno de Raúl Alfonsín. “Hubo una
delegación de organismos de derechos humanos que fue a la Cámara de Diputados a
pedir por los presos políticos que todavía estaban detenidos desde la época de
la dictadura. Por el MJDH fueron Pedro Resels y Fernando Sokolowicz (dueño de
Página/12) y escucharon decir a Ángela Vensentini, miembro de Familiares de
Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas: ‘Si entran los judíos,
nosotros no entramos’”, recuerda Schiller. Lo ocurrido con Vensentini llegó
a oídos del periodista Horacio Verbitsky, quien apoyaba sus tareas, y llamó a
una reunión de todos los organismos de derechos humanos y les dijo: “O
ustedes reconocen al Movimiento Judío por los Derechos Humanos o yo hago un
escándalo público y los acuso de antisemitas”. El director de Nueva
Presencia agrega: “En esa advertencia incluyó a todos, incluso a Madres de
Plaza de Mayo”
Movimiento
Judío por los Derechos Humanos reclamando por las “victimas” de esa comunidad.
No obstante ser varios los judíos que participaban en otras organizaciones de
DDHH
Fuentes
Diaz Araujo, Enrique , La guerrilla en sus libros, Tomo II,
Mendoza, El testigo Ediciones, 2009, pag. 141 ss
Diaz Araujo, Enrique , La guerrilla en sus libros, Tomo III,
Mendoza, El testigo Ediciones, 2009, pag. 121 ss
Acuña, Carlos Manuel, Por amor al odio, Tomo II, Buenos Aires, Del
Pórtico, 2003, pag. 395 ss
http://www.itongadol.com.ar/noticias/val/64306/la-daia-homenajeo-a-los-ex-combatientes-judios-de-malvinas-y-ratifico-que-los-acompanara-en-su-reclamo-de-justicia.html
http://www.telam.com.ar/notas/201502/95948-corte-suprema-investigacion-torturas-malvinas-movilizacion-ex-combatientes.html
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Donde se instala esta gente dejan tierra arrasada.
ResponderBorrarEsa es la idea. Corromper las sociedades en las que eventualmente se encuentran atacando sus instituciones y contaminando su cultura para dominarlas mas facilmente.
BorrarSantiago Mondino
https://youtu.be/6GqStEM4Dik
ResponderBorrar"Los años 70 a fondo" - por Pablo Anzaldi - TLV1
Como bregaron en este país esa gente (que se llaman judíos y no lo son) es lo que Anzaldi en su análisis no tiene en cuenta.
https://youtu.be/6GqStEM4Dik
ResponderBorrar"Los años 70 a fondo" - por Pablo Anzaldi - TLV1
Como bregaron en este país esa gente (que se llaman judíos y no lo son) es lo que Anzaldi en su análisis no tiene en cuenta. La cuestión siempre es venir a dar cátedra de lo que los militares hubieran debido hacer y tildarlos de liberales a Videla y demás.
.
No la vi a la entrevista pero siendo publicitadas sus obras y entrevistas por los medios masivos (en manos de judíos) no me genera mucha expectativa su tesis.
BorrarSantiago Mondino
¿quién es o era ese Roberto Quieto?¿es o era argentino?
ResponderBorrarSi, es argentino. Militaba en las FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias) y despues paso a montoneros cuando se fusionaron ambas organizaciones.
BorrarSantiago Mondino
Hoy nadie recuerda la pericia. Al pie se consigna parcialmente un reportaje al Ingeniero Arturo Juan Bignoli aparecido en diario “La Gaceta” de Tucumán (https://www.lagaceta.com.ar/nota/6054/informacion-general/peritaje-sigue-generando-polemica.html), en su edición del 2 de mayo de 2002 donde, entre otras cosas, éste nos dice que de resultas de las conclusiones presentadas por los peritos fue acusado de “nazi y antisemita” y que la razón de la campaña injuriante y difamatoria que sufrió, junto a todos los demás involucrados en la pericia, se debió a que la Embajada de Israel “quería echarle la culpa a algún país islámico”.
ResponderBorrarEspero que estas pobres líneas mías, en reconocimiento de la honestidad intelectual del fallecido ingeniero Alberto Juan Bignoli, también sirva de provecho a los actuales peritos y a los que en el futuro puedan ser designados como tales. Antes de emitir ningún dictamen deben dirigirse a la Embajada del Estado de Israel y solicitarle instrucciones como debe hacerse el mismo y quienes deben ser señalados como culpables o directamente dejar que ellos mismos lo redacten y luego limitarse a suscribirlo, so pena de incurrir en sus temibles iras y ser sometido, por lo menos, a la invención gramática del hombre moderno: el adjetivo descalificativo. Los más terroríficos e inapelables son fascista, nazi y antisemita. El ingeniero Bignoli, gracias a Dios, uno y trino a la vez, se salvó por lo menos del de fascista. Si hubiera recibido todos no sabemos que hubiera sido de su vida, quizás hubiera terminado con un Nürenberg propio
http://elblogdecabildo.blogspot.com.ar/2018/04/recordaciones.html