Cada vez es más frecuente encontrar en el
ambiente católico conservador y hasta tradicionalista, un rechazo rotundo y una
inocultable molestia al considerar como posible la cercanía de la Parusía. El
padre Leonardo Castellani decía que creer que Cristo regresaría en miles de
años, es lo mismo que considerar que no regresará nunca. Y así empeñó una gran
cantidad de su producción literaria a demostrar como los tiempos que se viven
pueden adecuarse perfectamente a las previsiones divinas para el retorno de
Nuestro Señor.
Si los católicos conservadores, es decir, los que
defienden el “status quo” de la falsa iglesia hoy gobernante, se lamentan del
mundo actual al que equiparan con una nueva Sodoma y Gomorra; y los católicos
tradicionalistas que reniegan de la apostasía reinante en toda la jerarquía
eclesiástica actual, pero coinciden en la última consideración; entonces ¿por
qué rechazar con tanta vehemencia la cercanía del Regreso glorioso de Nuestro
Señor Jesucristo, único remedio al humanamente invencible Nuevo Orden Mundial
hoy reinante? Si la esperanza máxima y repetida por los católicos en cada
Padrenuestro, es la Venida a nosotros del Reino, ¿por qué seguir anhelando,
esperanzas puramente mundanas y contingentes y no la trascendente por
excelencia? Muchas veces repetimos en ésta página el sinsentido de considerar
que Dios al tener el poder, va necesariamente a suscitar guerreros o apóstoles
que venzan el actual poderío de los medios publicitarios, políticos y
represivos de la elite judeomasónica que domina a todos los gobiernos del
mundo, ya que esto implicaría una intervención Divina que tuerza las
corrompidas voluntades de casi toda la humanidad, haciendo del milagro una
situación de regla y no de excepción; y de ser así, volcada la humanidad por
coacción divina hacia el Creador, y no por la voluntad libre; ¿Cómo no
considerar que a lo que se está aspirando es un verdadero paraíso terreno?
He
ahí la más absoluta de las victorias judaicas en la mentalidad católica. La
búsqueda de la cristalización de las promesas mesiánicas solamente en lo
material y en el orden temporal.
El
judaísmo no aspira a un sentido trascendente de la vida sino a esa victoria
temporal y material sobre sus enemigos, que de hecho por el poder de la usura
están consiguiendo. Quieren ese paraíso terreno en el cual los “goyims” (no
judíos o ganado según ellos), sean sus esclavos, y esto lo esperan confiando en
su código sagrado, el Talmud. Pero promueven el sentido materialista de la vida
a esos mismos “no judíos” a fin de atarlos a bienes de los cuales ellos son
dueños y así poder subyugarlos. El Islam por su parte, considerado justamente
como “espada de Israel” fue adoctrinado para buscar en el Paraíso, goces
puramente mundanos, como el goce sexual de vírgenes que después de ser “usadas”
regresan a esa condición anterior para mayor placer del beneficiado por Allāh, y
así son capaces de los más terribles crímenes en la búsqueda de tal recompensa supuestamente “divina”.
Volviendo
a la cuestión parusíaca, se aduce para confrontarnos que sólo el Padre sabe el
día y la hora del regreso de Cristo y se nos acusa de pretender profetizar el
momento preciso, cosa que nunca hicimos. Sin embargo, dicho argumento puede ser
usado perfectamente para quienes lo esgrimen, ya que ellos tampoco pueden
asegurar que faltan miles de años o muchísimas generaciones para ese liberador
acontecimiento, y si decidimos estar preparados, y esto sucede en miles de
años, de cualquier manera nos veríamos beneficiados, al contrario de lo que
podría suceder a los incautos que se relajan ante un tan probable panorama
esjatológico.
Castellani,
para aclarar la situación, enseñaba que las profecías contenidas en la
Revelación Pública no podían ser tan oscuras hasta llegar al punto de ser
indescifrables, porque en dicho caso, no habría ninguna necesitad de que estuvieran
en las Sagradas Escrituras, y de darse dicha situación, solo podrían
considerarse estas profecías como una humorada de Dios que estaría
transmitiendo a los hombres lo humanamente indescifrable.
Pero
supongamos que éste mundo puede seguir evolucionando técnica y
“espiritualmente” como supuestamente lo hace hasta éste momento, según nos
dicen los optimistas ¿qué podríamos esperar para dentro de 50 años? Teniendo en
cuenta el actual grado de perversión de las sociedades, el progreso de la
ciencia para ofrecer mayores posibilidades de extremar el hedonismo, el
nihilismo, ¿cómo podemos pensar que pueda existir la gracia en donde la
pornografía sea mostrada en las escuelas públicas a los niños? Tengamos en
cuenta que hoy ya se enseña como parte de lo que se denomina eufemísticamente
“derecho sexual de los niños” y “educación en ideología de género”, y está
actualmente en progreso en las curriculas escolares promovidas en el mundo
entero por la UNESCO; pero imaginemos esa evolución en 50 años. Si hoy en todas
las tapas de los diarios “conservadores” encontramos a mujeres (y sodomitas)
mostrándose impúdicamente, o contando cual prostitutas, sus
más vergonzosas intimidades, ¿qué podríamos esperar que suceda en
ese sentido en 10 lustros? Eso por no hablar de la TV. Si hoy se anuncia la
construcción de muñecas (o muñecos) sexuales, con una similitud increíble con
una persona real, ¿qué podríamos esperar cuando la ciencia siga avanzando en
ese sentido? Si hoy se considera un “gran avance científico” a las técnicas de
fertilización artificiales en las cuales se descartan la mayoría de los
embriones utilizados, o se los mantienen congelados por tiempo
indeterminado ¿cómo creer que las prácticas multiabortivas pueden generar
una sociedad más justa y sana?
Probado
está, que la ciencia hoy ayuda al hombre en sus posibilidades a pecar más
fuertemente, por lo que en ese pretendido “avance espiritual” que hoy se
predica especialmente en la neo-iglesia bajo forma de tolerancia
misericordiosa; la dirección a seguir por el neocatolicismo debe dirigirse
necesariamente hacia el protestantismo de Lutero, ya que de ese modo se podría
seguir el consejo del monje maldito al decir “Peca fuerte, pero ten
fe más fuerte todavía”. De esa forma se puede conciliar el considerarse
una persona “católica” manteniendo la conciencia tranquila. Y es así que hoy
como resultado, tenemos como proféticamente lo predijo Castellani, al
cristianismo sin Cristo de la época del Anticristo. Cristianismo filantrópico
antes que espiritual, antropocéntrico antes que Cristocéntrico.
El
tema es que, si realmente creemos en el dogma fundamental de “Extra
Ecclesiam nulas salus” (fuera de la Iglesia no hay salvación), y
sabemos que el catolicismo está en franco e irreversible retroceso,
especialmente en los países que se consideran a sí mismos civilizados y del
“primer mundo” (ejemplo son los países nórdicos que tienen un grado casi
absoluto de ateísmo), si es que de la cada vez más escasa cantidad de
católicos, se cuentan como practicantes a una cantidad muy inferior al 20%, y
de ese porcentaje sabemos que quienes acuden a Misa dominical, no consideran
como pecados mortales la contracepción, las relaciones sexuales fuera del
matrimonio, la masturbación, la homosexualidad, el aborto, y un largo etcétera
de cuestiones que quedan libradas a la consideración subjetiva del “fiel”
o las torcidas enseñanzas del párroco, el obispo, cardenales y hasta del
“Papa”; y si es cuestionado el mismo dogma antes mencionado, ya que el Concilio
Vaticano II lo hizo ambiguo para estirarlo o interpretarlo “inclusivamente”
para dejar atrás la supuesta “rigidez preconciliar” ¿Cuántos entonces estarían
en condiciones de salvarse? Conviene repasar el trabajo de San Leonardo de
Porto Mauricio:“El
pequeño número de los que se salvan”, donde, como el título lo indica,
es ínfima la cantidad de “católicos” que se salvan, y eso teniendo en cuenta
que este santo realizó dicha prédica en el siglo XVII, donde no sólo la
corrupción moral era inmensamente menor, y todavía existía la Cristiandad, sino
que además se conservaba a diferencia de hoy el orden natural en las
sociedades.
Como
sostuvimos, las hodiernas sociedades están descompuestas por lo mismo que
siguen buscando en mayor medida, “libertades”, “derechos”, pero sin las
correlativas obligaciones y límites en su ejercicio. Y esto solo se consigue
con la democracia, satánico régimen, por el que abogaron hasta los Papas del
preconcilio, sin entender (queremos creer) que la misma implica la radical
negación de la existencia de un Dios que al ser Creador, también es Legislador;
ya que en dicho régimen, son los hombres quienes deciden lo que es bueno y lo
que es malo por la fuerza del número, más no de la verdad misma, o sea, por
mayoría de votos; reeditando el atroz pecado de Adán y Eva de querer ser como
dioses. Y hoy el mundo democrático podría expresar como lo hizo el personaje de
la obra de Gustave Thibon que pretendía la inmortalidad terrena del hombre: “El
Dios del Génesis sabía lo que hacía al prohibirle al hombre probar del fruto del
conocimiento, para así impedirle ser señor del cosmos”.
Entonces,
si tenemos el convencimiento de que lo que realmente importa en la vida de
cualquier persona es salvarse, y esta situación resulta indiferente a la
inmensa mayoría de la humanidad; para los pocos creyentes que tienen que vivir
oprimidos por esta dictadura de la búsqueda interminable de los goces
sensuales, que es hasta coactivamente impuesta por los estados como promoción
de “derechos humanos”, ¿cómo no considerar como liberadora a la Parusía? ¿cómo
no anhelar el retorno en majestad y gloria de Nuestro Señor para rescatar a
nuestros hijos del ambiente tan perverso en el que les toca crecer?
La
respuesta parece ser, que el miedo a los dolores de parto que son previos al
mayor y más maravilloso acontecimiento de la Historia después de la Encarnación
del Verbo, esto es, su regreso; es mucho más grande que su anhelo a la
restauración definitiva del Reino de Dios. Esto tiene que
ver específicamente con el miedo al sufrimiento y a realizar grandes
sacrificios, aunque sea en pos de un bien mayor. Ese miedo parece
ser incluso mayor que el simple temor a la muerte, ya que el evitar el
sufrimiento, lleva a los hombres a cometer todo tipo de atrocidades,
incluso en la hora de la muerte misma.
Pero
lo cierto es que así como la Biblia tiene un Génesis que marca el inicio de la
Historia, tiene un Apocalipsis que marca el fin, por mucho que lo rechace el
“catolicismo” moderno. Y el mundo es finito; así como tuvo principio, tendrá un
final. Y a pesar que muchos vean esto como una terrorífica noticia o
posibilidad, en el contexto que antes mencionamos, nosotros la consideramos
como liberadora, como el fin de la esclavitud del pecado, del peligro constante
de la condenación para quienes perseveran no sin cierto temor, en un mundo
hasta jurídicamente hostil a la práctica de la fe.
Si
las advertencias de la Virgen en Fátima, en su primeras apariciones, solicitaba
esencialmente la conversión de la humanidad para evitar una
guerra peor que la que acababa de finalizar, cosa que de hecho no sucedió y las
consecuencias fueron las predichas por Nuestra Madre Celestial; resulta
ridículo creer lo que el Vaticano reveló en el año 2000 al sostener que el
tercer secreto se refería al extraño atentado a Juan Pablo II, y que la Virgen
había aceptado las consagraciones hechas a su Inmaculado Corazón, aunque las
condiciones puestas por Ella misma no tienen nada que ver con lo que se hizo.
Además de que ésta situación no coincide para nada con la visión
del obispo vestido de blanco muerto en medio de muchos sacerdotes
asesinados (según la previsión de la Virgen); e incluso consideramos esa
cuestión como absolutamente secundaria en cuanto al requerimiento
principal realizado por la Santísima Virgen María: “la conversión de la
humanidad”. Y por más que se quiera contextualizar, justificar, atenuar lo
dicho por el Cardenal Ratzinger, lo corroborado por Juan Pablo II o lo escrito
por el cardenal Sodano, lo cierto es que la interpretación vaticana del tercer
mensaje, resultó una inmensa mentira. No se puede sostener racionalmente que el
mundo actual (o el del año 2000), en el cual es legal la sodomía, el adulterio,
la pornografía, el genocidio de niños por nacer, y por sobre todas las cosas,
del rechazo a la fe católica, única y verdadera; sea un mundo
“convertido”.
En
definitiva, quienes realmente se esfuerzan por vivir como buenos católicos, no
deberían preocuparse ante la posibilidad de un pronto retorno de Cristo, sino
todo lo contrario. La Parusía debe esperarse como consuelo ante las espantosas
tribulaciones que nos tocan, y si es que no estamos turbados por los tiempos
que vivimos, por la pasión de la Iglesia ante la descomunal apostasía; es que
algo anda mal en nosotros. Y realmente debe considerársela como una buena
noticia desde que Cristo fue quien dijo: “Más cuando estas cosas
comiencen a ocurrir, erguíos y levantad la cabeza, porque
vuestra redención se acerca”(Lc.21:28).
Si
solo Dios basta, significa que todo lo demás sobra, es contingente o tiene una
importancia relativa o acotada a las circunstancias y representan un simple
medio; y si Cristo vuelve y estamos en las condiciones debidas, ya no tenemos
que esperar nada más porque no vamos a necesitar nada más. Por eso, si
creemos que, “donde está tu tesoro, está tu corazón” (Mt.6:19-23),
debemos dejar de amontonar tesoros donde hay polilla y herrumbre que corroe, y
poner nuestra confianza en la ciencia, la técnica, o la buena voluntad de los
hombres, para ponerla completa y absolutamente en nuestro Creador. Si estamos
viviendo los últimos tiempos en sentido estricto (y así lo esperamos), la única
previsión que nos debería preocupar sería, (como también decía Castellani) es
que Dios nos agarre confesados.
Augusto
Nacionalismo Católico San Juan
Bautista
Totalmente de acuerdo. No hay tema de predicación más actual, más necesario, más reconfortante y más apto para hacer nacer en nuestros corazones la esperanza que éste. Si el autor me lo permite, añadiré a continuación el final de un artículo reciente, aún no publicado, que abunda en ese sentido, en el de la certeza del retorno glorioso de nuestro amado Salvador y en el deseo ardiente de contemplar su anhelada Parusía liberadora:
ResponderBorrarEste triunfo efímero de las potencias del mal en la tierra y dentro de la Iglesia, esta victoria universal, momentánea e ignominiosa, de Satanás en las personas del Anticristo y del Falso Profeta, será seguida por la de Nuestro Señor Jesucristo y de su Iglesia, tal y como lo anunció el profeta Daniel:
« Y el reino y el imperio y la grandeza de los reinos bajo los cielos todos serán dados al pueblo de los santos del Altísimo. Reino eterno es su reino, y todos los imperios le servirán y le obedecerán. » (Dn. 7, 27)
Cornelius a Lapide, el gran exégeta jesuita, comenta ese pasaje profético del siguiente modo:
« Digo que es cierto que vendrá este reinado de Cristo y de los santos, y que no será solamente espiritual como el que ha tenido siempre en la tierra, cuando sufrieron persecuciones y el martirio, sino será corporal y glorioso, pues reinarán gloriosamente con Cristo para siempre. Sin embargo, Cristo y los santos comenzarán este reino en la tierra, tras la muerte del Anticristo. Entonces, destruído su reino, la Iglesia reinará en todo el orbe y habrá un solo rebaño y un solo pastor constituido por judíos y gentiles, ya que no dice ‘‘arriba’’ sino ‘‘bajo el cielo’’, es decir toda la tierra, todo el espacio que se halla bajo el cielo. Luego, un poco después, este reino será confirmado y glorificado por toda la eternidad . » (Cornelius a Lapide, Commentaria In Danielem Prophetam 7, 27)
Para concluir, y a los efectos de alimentar nuestra esperanza y de no desalentarnos durante la prolongada y penosa espera de ese día glorioso entre todos, reproduzco a continuación dos textos, tomados de una encíclica de Pío XI y del libro del Apocalipsis, que nos lo dejan vislumbrar y nos lo hacen desear con un amor renovado:
« Cuando, al término del año jubilar, instituimos la fiesta de Cristo Rey y su solemne celebración en todo el orbe cristiano, no sólo declaramos el sumo imperio de Jesucristo sobre todas las cosas, sobre la sociedad civil y la doméstica y sobre cada uno de los hombres, mas también presentimos el júbilo de aquel faustísimo día en que el mundo entero, espontáneamente y de buen grado, aceptará la dominación suavísima de Cristo Rey. » (Pío XI, Miserentissimus Redemptor, 1928)
« Y salió del trono una voz que decía: ‘‘Alaben a nuestro Dios, todos sus servidores, todos los que honran a Dios, pequeños y grandes.’’ Y oí el ruido de una multitud inmensa, como el ruido del estruendo de las olas, como el fragor de fuertes truenos. Y decían: ‘‘¡Aleluya! Porque ha establecido su reino el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. Alegrémonos, regocijémonos démosle honor y gloria, porque han llegado las bodas del Cordero. Su esposa se ha engalanado, la han vestido de lino fino, deslumbrante de blancura, porque el lino fino son las buenas acciones de los santos’’. Después el ángel me dijo: ‘‘Escribe: Felices los que han sido invitados al banquete de las bodas del Cordero’’. » (Apoc. 19, 5-9)
Me encantó!!!! Así debe ser
ResponderBorrar¡Excelente!
ResponderBorrarSÍ,SÍ,SÍ....VEN SEÑOR JESÚS. LAMENTABLEMENTE TAMBIÉN SE HA NOTADO ESTE DEFECTO DE NO ESPERAR LA PARUSÍA EN MUCHAS DE LAS ORACIONES QUE SE REZARON CON MOTIVO DEL 13 DE MAYO, LAS CUALES PEDÍAN "LA ANSIADA PAZ DEL MUNDO" Y LA TRANQUILIDAD,ES DECIR, QUE NO HAYA GUERRAS ,PERO NO LA CONVERSIÓN A DIOS DE TANTOS QUE ESTÁN AL BORDE DE LA PERDICIÓN ETERNA.
ResponderBorrarEso es el irenismo que tenemos desde woytila, la paz EN DETRIMENTO DE LA VERDAD.
BorrarLa verdadera paz es la tranquilidad en el orden QUE DIOS LE PUSO A SU CREACIÓN y no en el orden o caos que ponen los amos cabalistas de este mundo para destruir la cristiandad y sobre esas ruinas edificar el "orden" luciferino.
Alesolap, ¿ entonces usted piensa que Bergoglio es el Falso Profeta? Somos algunos los que lo sostenemos - porque es la verdad-, desde hace algo más de cuatro años.
ResponderBorrarGracias.
Pienso que es un muy buen candidato. Pero no tengo una certeza absoluta. Aunque cada día que pasa se me hace más probable. La profecía de San Malaquías además apoya esa eventualidad, aunque no pueda tenérsela por totalmente segura. Del mismo modo que la apoya lo que a mi parecer es una muy probable "autoprofecía" realizada por Bergoglio el día de su elección (la del"papa del fin del mundo"). Si lo es o no, es algo que sabremos con total seguridad cuando -y sólo si- aparece el Hombre de Pecado y Bergoglio lo secunda y legitima públicamente ante el mundo. Mientras tanto, debemos seguir esperando. El extracto que cité se refería a la llegada próxima del Anticristo y a su efímero triunfo, en contraposición a la posterior victoria, gloriosa y definitiva, de Cristo con su Parusía, sin identificar a Bergoglio necesariamente con el Falso Profeta. Pero comprendo que de esa cita fuera de contexto que hice Usted haya podido interpretar que sí lo había hecho.
BorrarGracias por su respuesta. Efectivamente sólo nos queda la llegada del Anticristo como última confirmación. Y lamentablemente para aquellos que no han sabido ver quien es Bergoglio , la caída en el engaño y posterior sumisión al Anticristo , va a ser inevitable.
BorrarExcelente analisis, sobre todo porque pertenece a la verdad.El Señor tiene paciencia pero la maldad y la inmoralidad que hay en el mundo tiene sus dias contados....La esperanza es lo que nos ayudara a no desanimarnos y a mantenernos firmes en la fe.
ResponderBorrarGracias Augusto.... Justamente hoy en el facebook, unas horas antes de leer este artículo, intenté expresar lo mismo. (por supuesto que a mi paupérrimo nivel intelectual). La providencia actúa de manera increíble, al permitir explicarme a través de tú artículo.
ResponderBorrarLo transcribo y me tomo el atrevimiento de compartir tu artículo en mi muro.
Abrazo y a Dios rogando y con el mazo dando!!!
Cuando Cristo curaba o resucitaba a sus contemporáneos, es decir, cuando realizaba los milagros, la gente se curaba o volvía a la vida por la Fe que tenían en Dios.
No pedían ser curados, sanados o que resucitaran sus seres queridos, pedían que tuviera compasión de ellos. Para que se entienda, cuando gritaban "Ten piedad de mí" lo que estaban pidiendo era que les perdonara sus pecados, se reconocían a sí mismos como pecadores y asumían sus dolencias como causa de sus pecados.
Es ése reconocimiento como pecadores lo que hace que Cristo los perdone, les diga que "Vayan en Paz" o que "su Fe los ha salvado" e inmediatamente, como regalo los curaba o resucitaba a sus seres queridos.
Todo esto es para entender que es la Fe la que mueve montañas, y no pura magia.
La imposición de manos de un Sacerdote (sea el Padre Pío, el Papa o un párroco cualquiera) no nos va a curar si solo pedimos magia. Si le pedimos a Dios ser salvos y perdón por nuestras faltas, pues será ahí donde se va producir el milagro. Y "todo lo demás vendrá por añadidura".
A quien le quepa......
Vg2: El articulista toca demasiados temas y por tanto lo normal es que quien lo lea tenga algo que decir. Por ejemplo:cómo armonizas el "nacioinalismo" con el cristianismo con tanto entusiasmo. Sio lees el Evangelio verás que Jesús, en una época de dominio romano y con sus derechos políticos disminuidos no se molestó en alzar un dedo para solucionarlo. Y eso que sus discípulos, hasta incluso después de la Crucifixión, seguían soñando con su liberación. Poco interés tuvo Jesús por meterse en problemas políticis, económicios ni sociales. Su Misión no iba por ahí. ¿Por dónde va la vuestra?
ResponderBorrarVidal, ¿de donde sale tu idea de que lo social, lo político, y hasta lo económico no tiene que ver con Cristo? ¿Qué sería entonces el Reinado Social de Cristo por el que tanto abogaron Papas como Pio IX, León XIII, San Pio X, Pio XI y tantos otros? ¿En donde quedaría entonces la Doctrina Social de la Iglesia? Te recomiendo que leas el Catecismo en lo referido al amor a la Patria (que surge del 4ª mandamiento) y ahí vas a encontrar la respuesta a tu cuestionamiento. Para mayores precisiones, éste espacio en la red contiene innumerables escritos al respecto.
BorrarSaludos en Cristo y María.
solo digo: VEN PRONTO ..SEÑOR JESUS !!!!!!!!
ResponderBorrarEl ya está en la Eucaristía.
Borrar"El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús". Apocalipsis 22 v 20 (Amen, Ken, Maranatha Adon Yeshua !!!!)
ResponderBorrarTHE END. Con PACO1 JESUITAS se van cumpliendo plenamente los signos APOC.
ResponderBorrar