En memoria de Ernst Zündel
(24 de abril de 1939 – 5 de agosto de 2017)
Descanse en paz
Alemán, escritor y político, pintor y pacifista,
conocido como editor revisionista del "Holocausto" en Canadá, Estados
Unidos y Alemania
Comenzó, como casi todo alemán, creyendo en la
historia del "Holocausto" y sintiéndose culpable del mismo, hasta que
conoció al historiador judío Joseph Ginsburg, quien había sido perseguido por
el régimen nazi pero, a la vez, fue el primer historiador judío en cuestionar
el número de 6 millones de judíos "exterminados" inventado por
Churchill, así como las "cámaras" de gas y la supuesta orden de
exterminio por parte de Hitler
Instigado por el lobby judío, Ernst Zündel fue
encarcelado dos años en Canadá y cinco años en Alemania por haberse atrevido a
investigar la verdad histórica de los acontecimientos
Conocí a Ernst Zündel en Guadalajara, México, en
el Congreso Internacional Identitario, que se llevó a cabo del 1 al 3 de mayo
de 2015. Si algo me impresionó fue su buen humor, serenidad y cordialidad, a
pesar de ser perseguido por su trabajo de investigación desde 1985, y de haber
estado preso dos años en Canadá y cinco años en Alemania: nada de amargura,
nada de resentimiento, solo perdón por sus perseguidores y su incansable y
valiente lucha a favor de la verdad histórica.
En esos días del Congreso en Guadalajara se encontró
con su esposa Ingrid Rimland. Ellos no podían vivir juntos, dado que Ernst
Zündel tenía prohibido entrar a Canadá y Estados Unidos, y ella tenía prohibido
entrar a Alemania para encontrarse con él. Por esa razón, los dos se
encontraban en México un par de veces al año.
Al salir de Alemania, los guardias aduanales
revisaban siempre exhaustivamente su equipaje, pues tenía prohibido sacar sus
libros de Alemania para llevarlos a otros países. Los dos esposos estaban
felices de verse en México y aceptaban la situación de tener que vivir
separados a causa de la persecución ideológica internacional en contra de
Ernst.
Él tuvo que emigrar de Alemania a Canadá a la
edad de 19 años, donde se desempeñó como artista gráfico. Sus obras llegaron a
aparecer en la portada de la prestigiada revista canadiense Macleans´s.
Zündel siempre había creído, como casi todos los
alemanes, en el "Holocausto", además de ser un gran pacifista, al
igual que su padre, y consideraba los supuestos hechos contra los judíos como
ciertos y deplorables.
Pero Ernst Zündel comenzó a leer el testimonio de
un sobreviviente, el judío Joseph Ginsburg, quien escribía acerca de la
inexistencia de las cámaras de gas, de las supuestas órdenes de exterminio
antisemita por parte de Hitler, y del número de seis millones de judíos
asesinados.
Conmovido por la lectura de Ginsburg y de otros
historiadores judíos y no judíos que desmentían el "Holocausto",
Zündel abandonó su profesión de diseñador y pintor y comenzó a dedicarse a
investigar la verdad histórica de los relatos, en gran parte con el propósito
de redimir la mancillada reputación de sus compatriotas alemanes.
En 1977 fundó la editorial Samisdat Publishers,
con la que publicó varios libros como "El Hitler que amamos y por
qué", y "¿Murieron realmente seis millones?", una versión
ampliada de la obra de Richard Harwood, a la que Zündel agregó las aportaciones
de otros prominentes historiadores judíos revisionistas. Sus primeras
publicaciones las realizó bajo el pseudónimo de Christof Friedrich.
En la década de los noventa tuvo un programa de
radio "A voice of freedom", en el que entrevistaba a diversos judíos
sobrevivientes de la Guerra, testigos ignorados que desmentían las historias
churchillianas del "Holocausto". El famoso "casa nazi"
Simon Wiesenthal catalogó a Zündel como "el distribuidor de literatura
peligrosa número uno en el mundo".
Ernst Zündel vivió en Toronto y Montreal hasta
que en 2001 se mudó a los Estados Unidos, donde se casó con Ingrid Rimland. En
2003 los EEUU lo deportaron a Canadá por una supuesta violación a la ley
migratoria. A su arribo a Canadá fue arrestado, a pesar de haber vivido 43 años
en ese país. Lo mantuvieron preso dos años sin poderle fincar delito alguno,
simplemente lo declararon como una "amenaza a la seguridad nacional".
A raíz de esa sentencia fue deportado a Alemania,
en donde fue nuevamente encarcelado, por cinco años, por "crímenes de
pensamiento por negación del Holocausto".
Ernst Zündel se hizo famoso por los juicios de
1985 y 1988. Estos han sido el más importante debate sobre el
"Holocausto", ya que por primera vez supuestos sobrevivientes del
Holocausto estuvieron cara a cara frente a historiadores reconocidos y fueron
críticamente cuestionados bajo juramento acerca de sus dichos y puntos de
vista.
Para enfrentar la batalla legal, Ernst Züdel
presentó a un equipo de investigadores y expertos entre los que se encontraban
Doug Christie, Robert Faurisson, David Irving, Mark Weber, Udo Walendy, Bradley
Smith, Wihelm Stäglish, Thies Christopherse, Milliam Lindsey y Fred A.
Leuchter.
Fred Leuchter pasó a ser uno de los más famoso en
el caso de Ernst Zündel, pues conformó un equipo de científicos
estadounidenses, canadienses y alemanes, que fueron a los campos de trabajo de
Polonia y Alemania (supuestamente campos "de concentración"), en
donde realizaron análisis de las paredes de las cámaras en donde, según la
versión oficial, gaseaban a miles de judíos para matarlos. El estadounidense
Fred Leuchter es un especialista en el diseño y construcción de equipos para la
ejecución de prisioneros en las cárceles de los Estados Unidos. En su informe,
demostró materialmente la falsificación de las supuestas "cámaras de
exterminio" en Auschwitz, Birkenau y Majdanek.
El Informe Leuchter pasó a constituir la prueba
más fehaciente de la falsedad de las versiones "antisemitas", pues
concluye que en las paredes de esos cuartos no había rastro de cianuro ni de
gas Zyklón B, ni de ningún otro gas letal, sino que allí colgaban los uniformes
de los inquilinos de los campos de trabajo para rociarlos con desinfectante y
combatir la plaga de tifus que había sobre todo en los dormitorios. Los trozos
de pared obtenidos de las paredes de los cuartos donde fumigaban los uniformes
de los habitantes fue la más importante prueba a favor de Ernst Zündel: nunca
hubo allí ningún exterminio de personas.
Leuchter y su equipo tomaron fotografías de todos
los ángulos de los cuartos: no estaban sellados herméticamente y sus puertas
son de madera, es decir que fácilmente hubiera habido fuga del supuesto gas
letal Zyklón B, y las instalaciones habrían volado por los aires al estar al
lado de los supuestos "crematorios", dado que ese gas es sumamente
explosivo.
El Informe Leuchter añade que al no haber
suficiente ventilación, al realizarse una ejecución de un grupo de personas no
hubiese podido ventilarse con efectividad una cámara para realizar al instante
otra ejecución de otro grupo de personas, como afirman los
"testigos". El gas Zyklón B puede permanecer incluso una semana
después de un solo gaseo, por lo que hubiera significado un peligro para
cualquiera que entrara a esas "cámaras". Las puertas se abren hacia
adentro, por lo que comandos de soldados alemanes no habían podido entrar a la
"cámara" llena de cadáveres.
Todas las muestras de las paredes fueron analizadas
por el laboratorio independiente Alpha Analytical Labs. El veredicto fue
aplastante: más de 20 muestras indicaron cero rastros de cianuro o de cualquier
gas letal. La concentración de ácido cinahídrico HCN suministrado por la
fábrica Degesch se usó exclusivamente para fumigar y desinfectar ropa, no
hubiera servido para ejecuciones humanas ni de grupo ni siquiera individuales.
El mismo gas fue utilizado por los Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial
con el mismo propósito: la desinfección de uniformes.
Basándose en el análisis químico de las paredes,
el Informe Leuchter
concluye: "no existieron cámaras de gas y no podrían haber funcionado
nunca para realizar ejecuciones, solo servían para la fumigación de
parásitos". Es famosa la frase de Leuchter: en Alemania nunca han habido
cámaras para matar gente, en mi país sí las hay".
El análisis químico de las muestras de las
paredes fue repetido por el Instituto de Medicina Forense de Cracovia y por el
químico alemán independiente Germar Rodolf. Ambos llegaron a las mismas
conclusiones.
Con el Informe Leuchter, Ernst Zündel ganó el juicio
en las cortes y tuvo que ser liberado. No pudieron probar ni la historia de las
cámaras de gas, ni se presentó documento o testimonio alguno que demostrara un
plan de exterminio judío, ni se pudo probar la muerte de una sola persona por
gas tóxico. El principal testigo, Arnold Friedman, supuestamente presencial,
perdió los nervios en el juicio y tuvo que reconocer que él nunca había visto
nada, sino que todo lo refería "de oídas". Desacreditado Friedman, el
juicio contra Zündel se vino abajo.
Sin embargo, tres años después, en 1988,
presionada por grupos judíos, la fiscalía volvió a presentar acusaciones. El
historiador Raul Hilberg, quien había asesorado al supuesto "testigo"
Arnold Friedman, se negó a presentarse nuevamente como experto.
En esa ocasión, la defensa de Zündel contó con el
Informe Leuchter, conteniendo los peritajes científicos realizados por el
equipo de Fred Leuchter. El juez dio instrucciones al jurado de ignorar el
Informe, argumentando que el autor no había presentado a tiempo sus
credenciales de ingeniero experto. El segundo juicio declaró a Ernst Zündel
como culpable y lo sentenció a nueve meses de prisión. Pero la sentencia fue
apelada ante la Corte Suprema y quedó sin efecto el 27 de agosto de 1992.
En 2001 Zündel se mudó a los Estados Unidos. El
lobby judío comenzó a acosarlo y encontró la forma de silenciarlo denunciándolo
ante Alemania, ya que en ese país los judíos lograron tipificar como delito el
no creer en el "Holocausto", aunque el acusado no se encuentre en su
territorio.
En 2003, Ernst Zündel fue deportado desde los
Estados Unidos a Canadá, bajo el pretexto de violar leyes de migración, y fue
mantenido preso por dos años en Canadá. En febrero de 2005, un juez canadiense
sentenció que las actividades de este pacifista constituían una "amenaza
para la seguridad nacional y para la comunidad internacional de naciones".
Quien luchaba en contra de la violencia y del odio racial, fue repentinamente
víctima de la violencia y del odio racial de un grupo organizado. Sobrevivió a
tres intentos de asesinato, incluyendo un incendio provocado y una bomba.
El 1 de marzo de 2005 fue deportado a Alemania,
como lo solicitaban las organizaciones judías. Desde su llegada fue recluido en
la prisión de Mannheim, donde enfrentó cinco años de prisión por "crimen
de pensamiento por negación del Holocausto".
Para facilitar la condena de Zündel, las
organizaciones judías presentaron cargos contra su abogada por "negar el
Holocausto en la Corte". Sylvia Stolz fue sentenciada a tres años y medio de
cárcel y cinco años de inhabilitación para ejercer como abogada.
El 15 de febrero de 2007, Ernst Zündel fue
condenado a cinco años de prisión, el máximo previsto por la ley alemana. A los
70 años de edad, obtuvo la libertad gracias a su abogado Herbert Schaller. A su
salida de la cárcel, el 1 de marzo de 2010, Zündel fue recibido con aplausos
por parte de simpatizantes, y él exclamó: "Estoy nuevamente libre después
de 7 años y 3 semanas, tres prisiones y tres países".
La pregunta de fondo de todo esto es: si el
"Holocausto" fue cierto ¿porqué tipificar como delito el cuestionarlo
honesta y científicamente?
Cinco años después de su última liberación, a sus
75 años de edad, Ernst Zündel dio su testimonio en México durante el Congreso
Internacional Identitario organizado en Guadalajara. Dos años después, el Señor
de la Historia se lo llevó a la casa paterna del cielo. Descanse en paz ese
incansable buscador de la verdad.
Visto en: Últimos Tiempos
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Católico San Juan Bautista