“Pequeña
historia Argentina para uso de los niños”
Todo niño inteligente que oye
a alguno hablar mal de Felipe II, debe decirle enseguida: "Usted
es un imbécil y un tonto y un idiota y un estúpido, y no le digo más porque en
mi casa no me dejan decir malas palabras"*. Porque la gente que
habla mal de Felipe II no merece que se la respete. Hay algunos que lo hacen
sin pensarlo: a éstos basta con insultarlos un poco. Hay otros que lo hacen
pensándolo, porque odian a la monarquía y al orden y a la decencia: a éstos hay
que hacerles caca y después tocar el timbre para que salgan a ver quién es y la
pisen. Esta es una vieja costumbre de los niños porteños, que desgraciadamente
va desapareciendo.
Ahora es más
necesaria que nunca, porque ahora hay mucha gente que necesita que le ensucien
el zaguán. De esa manera los niños argentinos contribuirán a mejorar la moral
pública. Seguramente llegará un día en que aparecerá en los diarios una noticia
como ésta: "La casa del diputado Rabinovsky fue objeto ayer de un
atentado. Se busca al niño autor del hecho". Y al día siguiente ésta
otra noticia: "En el Departamento Central de Policía se realizó un
homenaje al niño Rudecindo Ibarra, que resultó ser el autor del atentado
cometido contra el zaguán de la casa del diputado Elías Ravinovsky.
Concurrieron al acto el Presidente de la Nación, el de la Suprema Corte de
Justicia y numerosas personalidades, que felicitaron efusivamente al
homenajeado. La directora de la escuela pronunció un discurso patriótico,
recitando a continuación uno de los compañeros del niño el Canto a la
Bandera".
Es
necesario que los niños tengan buenos ejemplos y que sean felicitados cuando
hacen una cosa bien hecha. Pero, para que hagan bien las cosas es necesario que
comprendan lo que es la patria y que sepan que hay que defenderla siempre y que
hay que sacrificarse por ella, como se sacrificó y la defendió Felipe II.
Felipe II
era un rey muy bueno y muy justo que perseguía a todos los que se sentían
diputados. Cuando alguno se portaba mal, lo hacía poner preso y no lo soltaba
hasta que no le prometía que se iba a portar bien. Y si se portaba demasiado
mal, lo hacía matar, sencillamente. Porque un rey no debe andarse con vueltas.
Para algo Dios lo hace rey: para que castigue a los malos y para que premie a
los buenos. EN los tiempos de Felipe II no había parlamento, de manera que para
dar una pensión a la viuda de un héroe no se precisaba buscar influencia de
políticos y tampoco bastaban las influencias para dar una pensión a la viuda de
un político cualquiera. El Rey hacía lo que mejor le parecía y siempre lo hacía
bien.
Si Felipe
II hubiera sido un rey tonto, seguramente sería hora muy admirado por todos los
tontos y además sería muy explotado por todos los sinvergüenzas. Quizás hasta
lo utilizarían los socialistas.
Pero Felipe II era muy inteligente. A él no le
importaba nada de lo que los demás opinara: le importaba lo que pensaba Dios de
él. Por eso se dedicó a matar protestantes, porque los protestantes eran
entonces los enemigos de Dios. Ahora los protestantes no son enemigos de nadie;
tratan de buscarse amigos por todas partes, porque se sienten solos con su
estupidez y con la estupidez de los pocos hombres que creen todavía en el libre
examen y piden elecciones libres.
Ignacio Anzoátegui: “Pequeña historia Argentina para uso de los niños” Ed. Regnum.2000 Paraguay
Publicado originalmente en Abril de 1942
Agradecemos la colaboración de Elliot Correa
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
Eso último me deja más tranquilo!!!
ResponderBorrarEl agregado sirve de comodín para los que pretendemos manifestar al menos con cierta proporcionalidad, nuestros "desacuerdos". Mi esposa dice "excusa" para insultar, yo prefiero apegarme al texto de la Suma y contestarle: "aguante la contumelia y Viva el Aquinate"
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