Nuestro pensamiento vuela a Devonshire cuyos
habitantes fueron masacrados en las formas más espantosas por extranjeros
alemanes de religión luterana, traídos para el caso por Cranmer. Niños,
mujeres, ancianos, hombres del campo, perecieron en formas indescriptibles. Y
al mismo tiempo que por toda la ciudad se levantaba un vaho de silencio y de
muerte, el “arzobispo” Cranmer celebraba la victoria con un banquete ofrecido a las autoridades
civiles y militares, en la ciudad de Londres…
La desvergüenza de
aquel pueblo, diría Cranmer, había llegado a su máxima expresión al rebelarse
contra el gobierno establecido y exigirle que el latín fuera impuesto
nuevamente en la celebración del Sacrificio de la Misa.
Cranmer
aseguraba que “el poder de la gran prostituta, esto es, la pestífera Sede de
Roma, descansa en la doctrina papal de la transubstanciación, de la Presencia
Real de la carne y sangre de Cristo, en el sacramento del altar, y en el
Sacrificio de la Misa”. Por ese motivo inició el tirano una labor para destruir
el poder de Roma, empleando tres medios principales: el uso de la lengua
vernácula, la sustitución del alar por una mesa y el cambio de las fórmulas del
Canon de la Misa.
Decía Cranmer: “La
forma de una mesa es el uso correcto de la Cena del Señor, porque el uso de un
altar, es hacer un sacrificio de lo que sólo es una cena; mientras que la mesa,
es para el uso del pueblo, para que coman de ella”. “Nadie puede negar, pues,
que lo más apropiado es una mesa para la cena, que un altar que da idea de
sacrificio”.
Se demolieron
los altares, se quemaron los libros en latín, que según los más serios
historiadores, hasta medio millón en población de tres millones, se implantó el
vernáculo en los oficios, se adoptó la mesa protestante cara al pueblo, y se
ordenó que el pan para la celebración de la cena, fuera del uso común. Se
prohibió la comunión de rodillas porque Cranmer decía: “…era reconocer la
presencia real de Cristo como predicaba el Papa, desde su pestífera Sede, en
algo que ciertamente no la había”.
Los habitantes
de Devonshire levantaron una protesta. Pedían la restauración de la antigua
Misa, pedían que el Santísimo Sacramento fuera puesto en el centro de los
templos. Todo el pueblo levantó sus voces contra el tirano demoledor de la fe. “No
aceptaremos, decían, los nuevos ritos, porque son profanos, porque son como
juego navideño, sino que tendremos nuestros antiguos ritos, los Maitines, las
Vísperas, las procesiones, las letanías de Nuestra Señora, y todo eso en latín,
y haremos que cada predicador en su sermón y cada sacerdote en su Misa, pidan
nominalmente por las almas del Purgatorio como hicieron nuestros antepasados.
Queremos que se distribuya la ceniza y las palmas, el agua bendita y las
bendiciones”.
Salieron los
poderosos ejércitos para controlar la insurrección. Un nutrido número de
hombres saliendo de la ciudad con paso firme y armados con instrumentos de
labranza hacia donde estaba la columna asesina… ahí quedaron, traspasados por
las armas enemigas. Luego la población fue masacrada. Nadie escapó. Muchos
mercenarios luego de ver el horror de todo aquello, corrían al Nuncio para que
los absolviera de lo que habían hecho y les diera penitencia.
Revista Roma Nº32 Verano 1973/74. Págs. 28-29.
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
Terrorífico. A esos amigos herejes nos quieren volver a entregar...
ResponderBorrarNo se puede aplicar esa frase al hecho que destruyan la liturgia, no pasa por ahí la persecución, muy desubicado.
BorrarQuerer deformar la Liturgia con el NO es eliminar parte sustancial del sacrificio. Por lo tanto es no servir a Dios en Jesucristo!
BorrarQuerer deformar la Liturgia con el NO es eliminar parte sustancial del sacrificio. Por lo tanto es no servir a Dios en Jesucristo!
BorrarY es en lo que se ha convertido en la gran medida la misera novus ordo conciliar ecumenica, con paco1 jesuitas ya a punto de reventar el santo sacramento en sí. THE END.
ResponderBorrarLo que ustedes no quieren decir es que la Misa de Rito Romano Ordinario JAMÁS niega el dogma de fe de que verdaderamente la Misa es el sacrificio perpetuo de Cristo y que jamás niega el dogma de fe de la transubstanciacion. Es verdad que la Misa de Rito Romano Extraordinario de más solemne pero ambas son válidas.
ResponderBorrarUna católica preocupada.