Carta de Santa Catalina de Siena en respuesta al abad de
Marmoutiers, Gérard du Puy, sobrino del Papa Gregorio XI:
«He recibido vuestra carta con sumo gusto —escribe—, y ha sido para mí
un gran consuelo ver que no os olvidáis de una criatura tan vil y miserable
como yo. Contesto así a vuestras tres preguntas: Creo que sería bueno que
nuestro dulce Cristo terrestre (es decir, el Papa) se libre de dos cosas que
corrompen a la esposa de Cristo. La primera es el afecto excesivo que demuestra
a su familia, de la que se ocupa con demasiada solicitud... La segunda es una
dulzura excesiva, nacida de una extremada indulgencia. ¡Ay, ay, los miembros de
Cristo se corrompen porque nadie los castiga! Hay tres vicios detestables hacia
los que Nuestro Señor tiene particular aversión: la impureza, la avaricia y el
orgullo que reinan entre los sacerdotes; éstos no piensan sino en los placeres
y en las fiestas y se preocupan únicamente de hacer fortuna. Ven sin inquietud
a los demonios infernales robarles las almas que les fueron confiadas, siendo
ellos mismos lobos voraces que comercian con la divina gracia. Hay que poner
orden en esto con mano firme, porque una compasión excesiva constituye a veces
la mayor crueldad. Ruego a Dios que el Padre Santo reduzca al silencio su amor
desmedido hacia su familia; no digo que la Iglesia sea por eso menos
perseguida; pero tengo fe en el porvenir glorioso que le ha sido predicho. El bien
sólo triunfará cuando la corrupción haya llegado al colmo.»
“Santa
Catalina de Siena” – Johannes
Jörgensen. Ed. Voluntad – Madrid 1924. Págs. 265-266.
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
¿Como sabremos que la corrupcion ha llegado al colmo?.
ResponderBorrarCuando lo bueno se convierta en malo.
¿Y como puede ocurrir eso?
No lo ves. Por amor.
¿Por amor?
Por el amor se permite la homosexsualidad, el divorcio, la eutanasia, la invasion de paises etc, etc, etc.