lunes, 17 de febrero de 2020

Bergoglio y la defensa de las "verdades" del Nuevo Orden Mundial




     Nota de NCSJB: El obispo de Roma, Jorge Mario Bergoglio, demuestra una vez más, que sus deberes son antes con los hombres que para con Dios, especialmente si se tratan de quienes más odian a Cristo. Aceptando la premisa del “mundo inclusivo donde no se tolera el antisemitismo”, Jorge Mario acepta una vez más la nueva religión del “holocausto”, cuyas “circunstancias” son ininvestigables bajo pena de reclusión y cuyas verdades son establecidas por ley y no por los hechos.

     Mientras pretende postrar a la Iglesia ante los enemigos de Cristo, Jorge Mario parece tener una memoria selectiva para recordar, optando por lo impuesto por el globalismo y olvidando los genocidios actuales perpetrados contra cristianos en toda África y China, entre muchos otros países de sus ahora muy amados musulmanes; ignorando sin embargo, a los absolutamente investigables y comprobables genocidios del Comunismo, que costaron casi 100 millones de muertos, los cuales fueron perpetrados e ideológica y económicamente sustentados por quienes ahora trata de “proteger”.


El Dr. Moshe Kantor otorga el premio Golden Vision al Papa Francisco

     (Roma, viernes 14 de febrero de 2020) - En una reunión privada con el Papa Francisco en el Vaticano hoy, el Dr. Moshe Kantor, Presidente de la Fundación del Foro Mundial del Holocausto y el Congreso Judío Europeo, discutió el enfoque de los futuros Foros del Holocausto Mundial en lo ético y Cuestiones morales de la época, como el extremismo creciente y las manifestaciones de odio, refugiados, educación y desigualdad global. 'Creemos firmemente en la necesidad de centrar también los futuros Foros del Holocausto Mundial en abordar los desafíos morales y éticos más apremiantes de nuestro tiempo y desarrollar las mejores prácticas que puedan ayudar a dar forma a un futuro mejor para toda la humanidad', dijo el Dr. Kantor. 'Todos estos son temas complejos que requieren una discusión profunda por parte de los líderes mundiales, formadores de opinión y representantes del mundo de la religión, la moral y la ética'. El Papa Francisco apoyó la idea de que los futuros Foros del Holocausto Mundial se dediquen a desafíos morales y éticos, en particular debido a la necesidad de proteger a las generaciones más jóvenes de la ideología extremista. El Dr. Kantor agradeció al Papa por su fuerte compromiso para preservar la memoria del Holocausto y combatir el resurgimiento contemporáneo del antisemitismo, y por enviar una delegación dirigida por el Cardenal Koch para representar a la Santa Sede en el Quinto Holocausto Mundial en Yad Vashem en Jerusalén. El mes pasado, el Quinto Foro Mundial del Holocausto tuvo lugar en Jerusalén, con la participación de 48 jefes de estado y líderes mundiales en un evento único titulado 'Recordando el Holocausto, luchando contra el antisemitismo', organizado por la Fundación del Foro Mundial del Holocausto en cooperación con Yad Vashem, bajo los auspicios del Presidente del Estado de Israel, Reuven Rivlin. 'El Quinto Foro Mundial del Holocausto puede servir como un importante plan para crear un impulso internacional sobre un tema particular de importancia mundial', continuó el Dr. Kantor. 'Esperamos que la unidad y la experiencia colectiva sentidas en el Foro sean una fuente de inspiración para que los líderes mundiales asuman estos temas por el bien de toda la humanidad'. En la reunión, el Dr. Kantor otorgó el premio “Golden Vision 2020” al Papa Francisco como muestra de agradecimiento por su mensaje de hermandad entre judíos y cristianos que es un testimonio vivo de amor y confianza en el futuro de la humanidad, y su compromiso incesante con Generaciones más jóvenes y promoviendo soluciones a los desafíos morales y éticos de nuestro tiempo. El premio “Golden Vision” es el premio más alto del Congreso Judío Europeo que se otorga anualmente a dos personalidades, una judía y una no judía, por su destacada contribución intelectual a un mundo más inclusivo donde no se tolera el antisemitismo.


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lunes, 3 de febrero de 2020

La Patria: su ser y su destino - Jordán B. Genta



Nada se estudia ni se enseña acerca de lo que hace que la casa sea casa y no un mero refugio contra la intemperie; acerca de lo que hace que el alma sea alma y no un mero reflejo del proceso corporal; acerca de lo que hace que el movimiento sea movimiento, la actualización de una potencia y no mero espacio recorrido por un móvil; acerca de lo que hace que la Patria sea Patria y no una mera colonia o factoría; acerca, en fin, de lo que los filósofos llaman la pura esencia o la forma sustancial de los seres: la identidad consigo mismo y su distinción de los otros.

Por esto es que Aristóteles observa, en el libro VII de la Metafísica, “que nada que sea común puede ser sustancia de nada. La sustancia sólo se pertenece a sí misma y a aquello que la posee y de lo cual es sustancia. Agréguese que lo que es uno no puede estar al mismo tiempo en muchas cosas y sólo a lo que es común le acontece tal cosa”.

Pero el estudio y la enseñanza han sido desaristotelizados que es como decir, apartados de la “nebulosa metafísica” o de “las vaguedades filosóficas”. Y el resultado es que no se habla de la casa misma, tan sólo de cosas que pertenecen a la casa; ni del alma misma, tan sólo de cosas que pertenecen al alma; ni del movimiento mismo, tan sólo del elemento espacial que pertenece al movimiento; ni de la Patria misma, tan sólo de cosas que pertenecen a la Patria: territorio, población, riquezas, instituciones, gobierno.

Nada o casi nada se estudia ni se enseña de aquella antigua sabiduría a la que Sócrates consagró su vida y por la cual tuvo una muerte humanamente perfecta. La Atenas decadente y corrompida que sólo ostentaba ya el brillo de las piedras falsas, la grandeza aparente de una opulencia material alcanzada sin moderación y sin justicia, no tenía oídos para escuchar al más sabio y virtuoso de sus ciudadanos.

SÓCRATES. - [...] mi único objeto ha sido procurar a cada uno de vosotros, atenienses, el mayor de todos los bienes, persuadiéndoos de que cuidéis de vosotros mismos antes que de las cosas que os pertenecen, a fin de haceros más sabios y más perfectos, lo mismo que debéis preocuparos por la existencia misma de la República antes que por las cosas que pertenecen a la República.

El cuidado de la existencia misma de la República es el cuidado de su soberanía política; así como la identidad del ciudadano consigo mismo se define en las virtudes morales por excelencia: la sobriedad, la fortaleza, la prudencia y la justicia.

La soberanía política es la Patria misma en su existencia perfecta, en la plenitud de su acto; y tiene su raíz y su principal sostén en el alma individual que impera sobre sí misma, sobre su cuerpo y sobre los bienes exteriores; en el alma que es tanto más ella misma, cuanto más alta es la deuda que le reconoce a su Patria.

La República se levanta y se sostiene en el alma de los ciudadanos, principalmente de los ciudadanos rectores. También se desintegra primero en el alma de sus constructores y de sus dirigentes, antes de ser arrasada de la existencia exterior, concreta y objetiva.

El problema de la Patria, de la República misma, de su ser y de su destino, no es el problema geográfico o demográfico, ni el problema de su economía y de su riqueza, ni el problema del capital y del trabajo, ni el problema de las obras públicas, ni el problema de los analfabetos. El problema de la Patria misma es el magisterio de Sócrates en su vida y en su muerte; es la escuela de la verdadera libertad que enseña a cada uno de los futuros ciudadanos a no reservarse nada, ni su alma, ni su cuerpo, ni sus riquezas, con exclusividad. Una dura escuela donde se aprende a vivir para una muerte justa, generosa y soberana.

Y este problema no cambia jamás ni los términos de su planteo ni su única solución verdadera; no depende de las circunstancias variables sino de una invariable fidelidad.

No se trata, pues, de la riqueza, ni del bienestar, ni del progreso, ni de la garantía de las libertades individuales, ni de los intereses de grupos, partidos o clases, ni de la justicia de los trabajadores o de los patronos; se trata exclusivamente de la soberanía política, cuando está en juego la Patria misma.

Y esta es la razón por la cual no son las virtudes del pequeño burgués –cuya importancia para la economía social y doméstica nadie discutiría razonablemente- las virtudes del trabajo útil y productivo, del ahorro, de la puntualidad, del tiempo es oro, de la consideración pública, las que forjan el alma del ciudadano y tampoco las que fundan y sostienen una Patria. Son virtudes menores, segundas, siempre posteriores como el arado que abre el surco sobre la tierra después que la espada la regó con sangre generosa. El guerrero precede al trabajador; el conquistador es antes que el colono.



Jordán Bruno Genta: “El filósofo y los sofistas” 



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