lunes, 16 de marzo de 2020

Siete años con Francisco - Alejandro Sosa Laprida


Siete años con Francisco
Miles Christi - 13/03/2020
Francisco nos enseña cómo ser felices sin Jesucristo

« Los más astutos enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. ¡Oh, invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que lo atacan y dale la victoria! [2] » León XIII.



Índice
1. Nueva blasfemia bergogliana - p. 3
2. Francisco golpea de nuevo - p.  7
3. La “conversión ecológica” une a cristianos y musulmanes - p. 8
4. Bergoglio, maestro del engaño - p. 10
5. El Vaticano promueve la idolatría - p. 16
6. Bergoglio no descansa - p. 21
7. Herejías destacadas de Francisco - p. 23
8. Una protesta legítima pero insuficiente - p. 28
9. Francisco y el Sínodo de Amazonia - p. 30
10. Nueva impúdica blasfemia de Francisco - p. 42
11. Acerca de un viejo artículo sobre Francisco - p. 53
12. La última mentira de Bergoglio: El proselitismo es pecado - p. 56
13. Francisco ultraja a María - p. 61
14. Bergoglio, la masonería y el judaísmo - p. 74
15. La falsa paz sin verdad de Francisco - p. 81
16. Francisco, comunista y excomulgado - p. 85
17. Una mirada escatológica ante la crisis - p. 91
18. Epílogo - p. 95  

Para mayor información:

Nueva blasfemia bergogliana
06/02/2019
                     Francisco y el Gran Imán nos aleccionan acerca de la fraternidad universal

« El pluralismo y la diversidad de religión, color, sexo, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos[3]. »

Esto es lo que puede leerse en la declaración conjunta que Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar firmaron el 4 de febrero en Abu Dhabi, durante la visita apostólica efectuada por Francisco en los Emiratos Árabes Unidos. Ahora bien, pretender que las falsas religiones (heréticas, cismáticas, idólatras, etc.) son positivamente queridas por Dios en su sabiduría infinita, es no sólo un error gravísimo, sino una blasfemia incalificable, ya que de esta manera se hace del Creador la fuente del mal y de la división entre los hombres. Lamentablemente, este tipo de insensatez no es algo nuevo en boca de Francisco. Muy por el contrario. Recordemos, por ejemplo, la que profirió al finalizar la audiencia con miembros de la Cruz Roja italiana el 27 de enero de 2018, en la Sala Pablo VI del Vaticano:
« Pido para todos ustedes la bendición de Dios, Padre de todos nosotros, Padre de todas las confesiones[4]. »
En guisa de comentario a semejante despropósito, me limitaré aquí a reproducir lo que manifesté en aquella oportunidad:
« Huelga decir que semejante declaración es absolutamente contraria a la fe católica, e incluso al sentido común, ya que viola el principio lógico de no contradicción. Esto es algo tan manifiesto que no requiere demostración alguna, a menos de haber uno perdido completamente toda noción acerca de lo que es el cristianismo y la revelación divina. Esta aseveración bergogliana, diametralmente opuesta tanto a la enseñanza del Magisterio de la Iglesia como a la de la Sagrada Escritura, es eminentemente gnóstica y panteísta, puesto que realiza la identificación de los contrarios, equiparando la verdad con el error y la mentira, conciliando la luz con las tinieblas, identificando la revelación divina con las abominaciones de la idolatría, nivelando el dogma católico con las incontables herejías inventadas por los enemigos de la Iglesia, sosteniendo implícitamente que la doctrina revelada por Jesucristo es equivalente a las de las perversas fábulas anticatólicas inspiradas por el Padre de la Mentira. No es necesario poseer un diploma en teología ni ser un erudito en historia del cristianismo para comprender que Francisco no profesa la fe católica. Ni para caer en la cuenta de que, a pesar de las apariencias exteriores engañosas relativas a su posición eclesiástica y del vocabulario bíblico que falaz y profusamente utiliza para seducir a los fieles incautos, no estamos ante un cristiano, sino ante un gnóstico que desfigura el Evangelio, interpretándolo en el sentido de su ideología esotérica, progresista y evolucionista. Así de simple. Una declaración de esta naturaleza -lisa y llanamente inconcebible y de un descaro a toda prueba- es evidencia por demás suficiente para que cualquier cristiano de buena fe y mínimamente conocedor de su catecismo se encuentre en perfectas condiciones de poder efectuar este elemental e indubitable juicio de la razón: este hombre sencillamente no es católico. Qui habet aures, audiat…»
Decididamente, Francisco no profesa otra cosa que la quintaesencia de la doctrina modernista -avatar “católico” de la gnosis panteísta-, condenada por San Pío X en su encíclica Pascendi y en el decreto del Santo Oficio Lamentabili, según la cual la “experiencia religiosa” emanada de las “profundidades del subconsciente” constituye la revelación divina de un Dios inmanente al hombre. De esta experiencia primordial surgen las diferentes confesiones religiosas, cuyos diferentes dogmas y ritos son la expresión más o menos exacta de dicha teofanía fundacional. De allí que no haya que poner el acento en las divergencias teológicas entre los diversos credos -lo que “separa”; cf. los famosos “muros” que Francisco nos invita recurrentemente a “abatir”-, sino en el común substrato “psico-espiritual” del que derivan, el “sentimiento religioso”, -es decir, lo que “une”; cf. los “puentes” a erigir, otro clásico de la jerga bergogliana-. Así es como se explican, por ejemplo, las múltiples jornadas interreligiosas de “oración por la paz” convocadas por Juan Pablo II, Benedicto XVI y el mismo Francisco.
No hay, por tanto, sendas erróneas ni caminos inadecuados para allegarse a la divinidad, puesto que ella reside en el alma de cada cual, y se manifiesta en todas las religiones. Es importante comprender que esta concepción modernista de la religión no es exclusiva de Bergoglio, sino que ha sido profesada oficialmente por la jerarquía eclesiástica a partir del Concilio Vaticano II, de un modo más o menos explícito -principalmente en los documentos Nostra Aetate, Unitatis Redintegratio y Dignitatis Humanae- y de manera cada vez más precisa en los diferentes documentos magisteriales y actos ecuménicos post conciliares. En aras de la brevedad, me circunscribiré aquí a citar un solo ejemplo, tomado de la Audiencia General dada por Juan Pablo II el 9 de septiembre de 1988:
« Ante todo, es preciso tener presente que toda búsqueda del espíritu humano en dirección a la verdad y al bien, y, en último análisis, a Dios, es suscitada por el Espíritu Santo. Precisamente de esta apertura primordial del hombre con respecto a Dios nacen las diferentes religiones. No pocas veces, en su origen encontramos fundadores que han realizado, con la ayuda del Espíritu de Dios, una experiencia religiosa más profunda. Esa experiencia, transmitida a los demás, ha tomado forma en las doctrinas, en los ritos y en los preceptos de las diversas religiones. En todas las auténticas experiencias religiosas la manifestación más característica es la oración. Teniendo en cuenta la constitutiva apertura del espíritu humano a la acción con que Dios lo impulsa a trascenderse, podemos afirmar que ‘‘toda oración auténtica está suscitada por el Espíritu Santo, el cual está misteriosamente presente en el corazón de cada hombre’’ En la Jornada mundial de oración por la paz, el 27 de octubre de 1986 en Asís, y en otras ocasiones semejantes de gran intensidad espiritual, hemos vivido una manifestación elocuente de esta verdad[5]. »
Recordemos que el juramento antimodernista, contenido en el Motu Proprio Sacrorum Antistitum, promulgado por San Pío X en 1910 y que todos los clérigos debían prestar antes de recibir las órdenes mayores e igualmente para poder acceder a una cátedra de enseñanza o a un oficio eclesiástico, fue suprimido por Pablo VI en 1967[6], ya que era manifiestamente incompatible con el aggiornamento emprendido por Juan XXIII desde el inicio de su pontificado y continuado luego por todos sus sucesores. Esto significa que no es posible alegar ignorancia por parte de los papas conciliares, puesto que todos ellos prestaron dicho juramento, para luego quebrantarlo sistemáticamente. Todas las novedades doctrinales de Vaticano II y de las subsiguientes reformas litúrgicas y canónicas, así como el magisterio post conciliar y la praxis ecuménica e interreligiosa, abrevan en la cloaca modernista                           -“sumidero de todas las herejías”, al decir de San Pío X- e incurren en las condenaciones pontificales de las que el modernismo fue objeto a comienzos del siglo pasado.

Francisco golpea de nuevo
 07/03/2018
     « Los más astutos enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado »[7]

« Dentro de la Santísima Trinidad, ellas [las tres Personas divinas] se la pasan discutiendo a puertas cerradas, pero, exteriormente, dan una imagen de unidad »[8] 11/03/2017. 

Francisco, además de tomar el Santo Nombre de Dios en vano, infringiendo el segundo mandamiento, blasfema de un modo espeluznante al introducir en el seno del Dios Uno y Trino la discordia y el engaño. No hace falta ser muy versado en teología para comprender que ésos son precisamente los atributos del diablo, quien es el « padre de la mentira » (Jn. 8, 44), y cuyo nombre significa, etimológicamente, el divisor, el que separa y crea discordia. Introducir en el ser íntimo de Dios la división y la falsedad -pues la apariencia de unidad de la divinidad sería algo ficticio, puramente exterior- supone hacer del mal y de la discordia el fundamento de la realidad. El conflicto como fundamento de la realidad es lo propio de la tesis gnóstica -en todas sus variantes, principalmente hegeliana, marxista y teilhardiana-, con el “Espíritu” avanzando dialécticamente a través de los sucesos históricos, resolviendo el enfrentamiento entre opuestos y creando nuevas “síntesis” englobantes, superadoras de los conflictos. Conflictos y crisis que constituyen precisamente el principio dinámico de toda realidad… Emilce Cuda interpreta perfectamente el pensamiento bergogliano: “el Espíritu Santo forja una nueva síntesis a partir de disparidades y desacuerdos”. Esto, concretamente,  referido a la vida intratrinitaria, no es sino la doctrina dialéctica hegeliana de la “tesis-antítesis-síntesis”: al “Padre”, ser infinito pero indefinido, carente de determinaciones concretas, se opone el “Hijo”, quien se “aliena” de su divinidad en la creación, en cuanto opuesto al “Padre”, y de esta oposición dolorosa, que se despliega en la historia humana, termina surgiendo el “Espíritu” absoluto, el Dios completo, reconciliado consigo mismo, a través de las vicisitudes de la historia humana. En definitiva, un Dios trascendente, eterno e inmutable, sencillamente no existe. Solamente existe el Dios panteísta de la evolución progresiva de la única substancia divina, que se opera en el hombre y por el hombre. Y en esto reside la quintaesencia del luciferianismo: “seréis como dioses” (Gn. 3, 5)…


La “conversión ecológica” une a cristianos y musulmanes

                                                  07/06/2017

“El Papa Francisco afirma que la crisis ecológica es un llamado a una profunda conversión interior. Lo que se necesita es la educación, la apertura espiritual y una "conversión ecológica global" para responder adecuadamente a este desafío. Como creyentes, nuestra relación con Dios tiene que ser cada vez más evidente a través de la forma en que nos relacionamos con el mundo que nos rodea. Nuestra vocación de ser los guardianes de la obra de Dios no es facultativa, ni marginal en relación con nuestro compromiso religioso como cristianos y musulmanes: es una parte esencial del mismo. ¡Que los pensamientos religiosos y las bendiciones derivadas del ayuno, la oración y las buenas obras, nos sostengan, con la ayuda de Dios, en el camino de la paz y de la bondad en el cuidado de todos los miembros de la familia humana y de todo lo Creado!” Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso - Mensaje a los musulmanes para el mes de Ramadán, 2/6/2017.[9]

Esto es algo tan, pero tan grotesco, que huelgan los comentarios: cualquier cristiano que conozca mínimamente su catecismo y que haya leído un poquito a San Pablo es capaz de darse cuenta de ello sin asomo de duda. Digamos simplemente que para la jerarquía conciliar -liberal y modernista- la ecología no es algo marginal ni facultativo para los “creyentes” -en Cristo o en Mahoma, sin distinciones- pero aparentemente Jesucristo sí lo es.
Digamos las cosas con claridad, y por enésima vez -es algo cansador y exasperante, pero hay que hacerlo-: esta gente no tiene la menor idea de lo que es el cristianismo. La vida sobrenatural, el don de la gracia divina, la redención operada por el sacrificio de la Cruz, la salvación eterna, el pecado original, la purificación bautismal, la existencia del demonio y del infierno, etcétera, son meros conceptos escolásticos, resabios teológicos medievales, nociones abstractas huecas y perimidas, y por supuesto, completamente ajenas a su universo mental liberal, existencialista, evolucionista y progresista, siendo que lo único que cuenta para ellos es la resolución de la “cuestión social”, el “igualitarismo” derecho-humanista  y el “compromiso” ecológico…
Por último, les paso una de las últimas “perlas” de Francisco, de la cual se sigue un tal número de conclusiones teológicas y filosóficas aberrantes que se podría escribir un libro al respecto, pero no creo que sea necesario, al menos, no para ustedes. En todo caso, ¡eso espero!...
« Las religiones verdaderas son el desarrollo de la capacidad que tiene el hombre de trascenderse hacia lo absoluto[10]. »

« En ese momento sentí la necesidad de rezar. Le pregunté: ‘‘¿Rezamos un poco?’’ Y él me respondió: ‘‘Sí, sí’’. Yo recé por toda Turquía, por la paz, por el muftí, por todos y por mí... Dije: ‘‘¡Señor, acabemos con estas guerras!’’ Fue un momento de oración sincera[11]. »

Una mirada escatológica ante la crisis

« Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.  Y enviará a sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. » (Mt. 24, 30-31)

Habiendo hecho esta muy perturbadora constatación de la situación eclesial, se vuelve indispensable dirigir a esta realidad aterradora una mirada sobrenatural, comprender estos acontecimientos dramáticos a la luz de la revelación divina. Salta a la vista que la crisis conciliar no reviste la misma naturaleza que aquellas que la Iglesia ha conocido en tiempos pasados y que presenta una inequívoca dimensión escatológica, puesto que el « misterio de iniquidad » ya se encuentra instalado en el « lugar santo »…
Debo repetirlo, es menester no perder de vista que este trance sin igual en la vida eclesial no es únicamente ni principalmente el fruto de las iniquidades de Francisco, si bien es innegable que desde su llegada los acontecimientos se han acelerado de manera vertiginosa. No, esta crisis no es más que la culminación de un largo combate, de una lucha a muerte librada contra la Iglesia por Satanás y sus secuaces en la tierra, con el propósito de infiltrarla, ocupar sus instituciones, modificar su culto y su doctrina, vaciándola de su substancia, metamorfoseándola desde dentro, transformándola en un remedo abominable del Cuerpo Místico de Cristo, en una falsificación diabólica de su Esposa Inmaculada, haciendo emerger una parodia monstruosa de la Iglesia que, en última instancia, terminará enseñando su verdadero rostro, el de una contra-iglesia satánica consagrada enteramente al servicio del Anticristo.
Aquellos a los cuales mi diagnóstico se les antojaría excesivo, permítanme invocar a León XIII y su Súplica a San Miguel Arcángel, contenida en el Exorcismo contra Satanás y los otros ángeles apóstatas, publicada en 1890, cuya naturaleza manifiestamente profética se ajusta perfectamente a la situación actual:
« Los más taimados enemigos han llenado de amargura a la Iglesia, esposa del Cordero Inmaculado, le han dado a beber ajenjo, han puesto sus manos impías sobre todo lo que para Ella es más querido. Donde fueron establecidas la Sede de San Pedro y la Cátedra de la Verdad como luz para las naciones, ellos han erigido el trono de la abominación de la impiedad, de suerte que, golpeado el Pastor, pueda dispersarse la grey. ¡Oh, invencible adalid, ayuda al pueblo de Dios contra la perversidad de los espíritus que lo atacan y dale la victoria! [12] »
Esta plegaria nos ayuda a comprender lo que sucedió tras la elección de Juan XXIII y la convocatoria del CVII, asamblea subversiva dirigida por el partido modernista infiltrado en la Iglesia desde fines del siglo XIX y encargado de ponerla a tono con el « mundo moderno ». San Pío X lo explicó de maravilla en su admirable encíclica Pascendi del año 1907 acerca de los errores modernistas.
El trono de San Pedro, la cátedra de la Verdad, el lugar santo por excelencia de la Nueva Alianza, se halla ocupado por hombres ganados a la causa de la secta liberal, modernista y progresista, los cuales, desde que se hicieran con el poder en la Iglesia durante el CVII, no han cejado en su diabólico empeño en trastornarlo todo, en desfigurarlo todo, en envilecerlo todo, destruyendo el patrimonio bimilenario de la Iglesia, haciendo tabla rasa de la tradición, del dogma, de la moral y de la liturgia católicas.
Esta lectura de la crisis se ve reforzada por las palabras de San Pablo a los tesalonicenses, explicándoles que el Anticristo habrá de sentarse en el templo de Dios, en clara alusión a la sede petrina[13], y precisando que, para que eso pueda verificarse, es menester que antes sea quitado el « obstáculo » que lo retiene, el famoso katejon, el que impide provisoriamente su manifestación pública y personal. Este obstáculo no puede ser otro que el poder espiritual romano, es decir, el papado legítimo, fundamento sobre el cual Jesucristo instituyó su Iglesia.
No bien la infalibilidad pontifical fue neutralizada por la llegada de los impostores modernistas a la Sede de Pedro, un maremoto devastador, acarreando consigo la quintaesencia de los errores modernos, sumergió a la Iglesia, asolando todo a su paso, y así, con la cátedra infalible de la Verdad quitada de en medio transitoriamente, la condición requerida para que el advenimiento del Hombre de Pecado sea viable se encuentra realizada.
Éste es el texto clave de San Pablo que nos permite comprender mejor la situación actual,                 la cual a mi entender corresponde a la última crisis de la historia de la Iglesia, y que es por consiguiente, de naturaleza terminal y apocalíptica, aquella durante la cual el mysterium iniquitatis alcanzará su paroxismo, y que Nuestro Señor, retomando la expresión utilizada por el profeta Daniel, denomina « la abominación de la desolación en el lugar santo »                 (Mt. 24, 15):
« Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y sea revelado el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se exalta contra todo lo que se llama Dios o es adorado; tanto que como Dios se sienta en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando estaba todavía con vosotros, os decía esto? Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, para que sea revelado en su tiempo. Porque el misterio de iniquidad ya opera; sólo espera hasta que sea quitado de en medio el que ahora lo detiene» (2 Tes. 2, 3-7).
Desearía transcribir un texto sumamente esclarecedor para nuestro tiempos, tomado del motu proprio Sacrorum Antistitum, promulgado por San Pío X el primero de septiembre de 1910, en el cual se encuentra el juramento antimodernista, que todos los clérigos debían prestar antes de recibir las órdenes mayores e igualmente para poder acceder a una cátedra de enseñanza o a un oficio eclesiástico. Este juramento fue suprimido por Pablo VI en 1967[14], ya que era manifiestamente incompatible con el aggiornamento emprendido por Juan XXIII y su Concilium Malignantium II (Ps. 21, 17)[15], cuya inspiración tiene sus raíces en el movimiento modernista condenado por San Pío X en su encíclica Pascendi y en el decreto del Santo Oficio Lamentabili.
Veamos seguidamente un extracto de ese motu proprio antimodernista, el cual se aplica de manera eminente a Francisco:
« Hemos creído conveniente prescribir y recordar todo esto, mandando que se observe religiosamente; Nos vemos movidos a ello por la gravedad del mal que aumenta día a día, y al que hay que salir al paso con toda energía. Ya no tenemos que vernos, como en un primer momento, con adversarios disfrazados de ovejas, sino con enemigos abiertos y descarados, dentro mismo de casa, que, puestos de acuerdo con los principales adversarios de la Iglesia, tienen el propósito de destruir la fe. Se trata de hombres cuya arrogancia frente a la sabiduría del cielo se renueva todos los días, y se adjudican el derecho de rectificarla, como si se estuviese corrompiendo; quieren renovarla, como si la vejez la hubiese consumido; darle nuevo impulso y adaptarla a los gustos del mundo, al progreso, a los caprichos, como si se opusiese no a la ligereza de unos pocos sino al bien de la sociedad[16]. »
Este triunfo efímero de las potencias del mal en la tierra y dentro de la Iglesia, esta victoria universal, momentánea e ignominiosa, de Satanás en las personas del Anticristo y del Falso Profeta, será seguida por la de Nuestro Señor Jesucristo y de su Iglesia, tal y como lo anunció el profeta Daniel:
« Y el reino y el imperio y la grandeza de los reinos bajo los cielos todos serán dados al pueblo de los santos del Altísimo. Reino eterno es su reino, y todos los imperios le servirán y le obedecerán » (Dn. 7, 27).
Cornelius a Lapide, el gran exégeta jesuita, comenta ese pasaje profético del siguiente modo:
« Digo que es cierto que vendrá este reinado de Cristo y de los santos, y que no será solamente espiritual como el que ha tenido siempre en la tierra, cuando sufrieron persecuciones y el martirio, sino será corporal y glorioso, pues reinarán gloriosamente con Cristo para siempre. Sin embargo, Cristo y los santos comenzarán este reino en la tierra, tras la muerte del Anticristo. Entonces, destruído su reino, la Iglesia reinará en todo el orbe y habrá un solo rebaño y un solo pastor constituido por judíos y gentiles, ya que no dice ‘‘arriba’’ sino ‘‘bajo el cielo’’, es decir toda la tierra, todo el espacio que se halla bajo el cielo. Luego, un poco después, este reino será confirmado y glorificado por toda la eternidad[17] » (Cornelius a Lapide, Commentaria In Danielem Prophetam 7, 27).
Para concluir, y a los efectos de alimentar nuestra esperanza y de no desalentarnos durante la prolongada y penosa espera de ese día glorioso entre todos, reproduzco a continuación dos textos, tomados de una encíclica de Pío XI y del libro del Apocalipsis, que nos lo dejan vislumbrar y nos lo hacen desear con un amor renovado:


« ¡Aleluya! Porque ha establecido su reino el Señor, nuestro Dios Todopoderoso »

« Cuando, al término del año jubilar, instituimos la fiesta de Cristo Rey y su solemne celebración en todo el orbe cristiano, no sólo declaramos el sumo imperio de Jesucristo sobre todas las cosas, sobre la sociedad civil y la doméstica y sobre cada uno de los hombres, mas también presentimos el júbilo de aquel faustísimo día en que el mundo entero, espontáneamente y de buen grado, aceptará la dominación suavísima de Cristo Rey. » (Pío XI, Miserentissimus Redemptor[18], 1928)

« Y salió del trono una voz que decía: ‘‘Alaben a nuestro Dios, todos sus servidores, todos los que honran a Dios, pequeños y grandes.’’ Y oí el ruido de una multitud inmensa, como el ruido del estruendo de las olas, como el fragor de fuertes truenos. Y decían: ‘‘¡Aleluya! Porque ha establecido su reino el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. Alegrémonos, regocijémonos, démosle honor y gloria, porque han llegado las bodas del Cordero. Su esposa se ha engalanado, la han vestido de lino fino, deslumbrante de blancura, porque el lino fino son las buenas acciones de los santos’’. Después el ángel me dijo: ‘‘Escribe: Felices los que han sido invitados al banquete de las bodas del Cordero’’. » (Apoc. 19, 5-9)

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[2] Extracto de la Súplica a San Miguel Arcángel, contenida en el Exorcismo contra Satanás y los otros ángeles apóstatas, publicado en las AAS de 1890, p. 743: http://www.vatican.va/archive/ass/documents/ASS-23-1890-91-ocr.pdf  y en el Ritual Romano de 1903,p.227:http://saintmichelarchange.free.fr/exoleon.htm - https://materinmaculata.wordpress.com/2014/09/20/exorcismo-completo-de-leon-xiii-latin-espanol/
[3] Documento intitulado “La fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común”: Esta declaración pronto formará parte del adoctrinamiento practicado por los organismos mundialistas -con la complicidad del Vaticano- para allanar el camino a una futura religión mundial que “garantice” la paz y la seguridad del planeta. Cito el texto, para que no queden dudas: “ […] la Iglesia Católica y al-Azhar, a través de la cooperación conjunta, anuncian y prometen llevar este Documento a las Autoridades, a los líderes influyentes, a los hombres de religión de todo el mundo, a las organizaciones regionales e internacionales competentes, a las organizaciones de la sociedad civil, a las instituciones religiosas y a los exponentes del pensamiento; y participar en la difusión de los principios de esta Declaración a todos los niveles regionales e internacionales, instándolos a convertirlos en políticas, decisiones, textos legislativos, planes de estudio y materiales de comunicación. Al-Azhar y la Iglesia Católica piden que este documento sea objeto de investigación y reflexión en todas las escuelas, universidades e institutos de educación y formación, para que se ayude a crear nuevas generaciones que traigan el bien y la paz, y defiendan en todas partes los derechos de los oprimidos y de los últimos.” http://press.vatican.va/content/salastampa/it/bollettino/pubblico/2019/02/04/0097/00199.html#tradinglese

[4] Ver desde 20:57 hasta 21:08 = https://www.youtube.com/watch?time_continue=1269&v=COHGXGo0IdU https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2018/january/documents/papa-francesco_20180127_croce-rossa-italiana.html - Ésta es la cita completa: «Pido por esto sobre todos vosotros la bendición de Dios -Dios Padre de todos nosotros, Padre de todas las confesiones- y la invoco en particular por los que han perdido la vida cumpliendo su servicio y por sus seres queridos. Me encomiendo también yo a vuestras oraciones. »
[8] « La Dra. Emilce Cuda [teóloga argentina de la UCA] dice que Francisco les instó a hacer la ética teológica con una “hermenéutica de la unidad en la diferencia” una idea que la red [A la que ella pertenece: The Catholic Theological Ethics in the World Church] ya ha adoptado antes de su elección. Es un tema que se repite en las pasiones intelectuales del Papa: crear procesos en los que el Espíritu Santo forja una nueva síntesis a partir de disparidades y desacuerdos. En la reunión, el papa, bromeando, comparó esto con la manera en la cual funciona la Santísima Trinidad. ‘‘Dentro de la Santísima Trinidad, ellas se la pasan discutiendo a puertas cerradas’’, Cuda cuenta que Francisco les dijo, ‘‘pero, exteriormente, dan una imagen de unidad’’. » 
[12] Extracto de la Súplica a San Miguel Arcángel, contenida en el Exorcismo contra Satanás y los otros ángeles apóstatas, publicado en las AAS de 1890, p. 743: http://www.vatican.va/archive/ass/documents/ASS-23-1890-91-ocr.pdf  y en el Ritual Romano de 1903, p. 227: http://saintmichelarchange.free.fr/exoleon.htm
[13] Sin perjuicio de que el Apóstol también pueda estar aludiendo a un tercer Templo de Jerusalén, reconstruido por el Anticristo mismo, y en el cual los judíos lo reconocerán como al « mesías » que siguen aguardando y en el cual él exigirá que se le rinda el homenaje que corresponde solamente a Dios.
[15] « Me rodea una manada de novillos, me acorralan toros de Basán; abren sus fauces contra mí como leones rapaces y rugientes. Soy como agua que se derrama y todos mis huesos están dislocados; mi corazón se ha vuelto como cera y se derrite en mi interior; mi garganta está seca como una teja y la lengua se me pega al paladar. Me rodea una jauría de perros, me asalta una banda de malhechores; taladran mis manos y mis pies y me hunden en el polvo de la muerte. Puedo contar todos mis huesos » (Ps. XXI, 14-18). Este pasaje de la Escritura se aplica en primer lugar a la Pasión de Nuestro Señor, es decir, a su cuerpo físico. Pero se aplica igualmente, en un sentido espiritual, a la Pasión de la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo. El concilium malignantium -en la Vulgata-, « la asamblea de los malvados », se refiere, primeramente, al Sanhedrín que condenó a muerte a Nuestro Señor y, en segundo lugar, al CVII -XXI concilio ecuménico- que decretó la crucifixión de la Iglesia, la cual vive actualmente su pasión. Ella debe seguir los pasos de su Esposo en la Pasión, para luego seguirlo también en la Resurrección y en la Gloria. En efecto, del mismo modo que el cuerpo físico de Cristo murió y resucitó, su cuerpo místico conocerá una muerte mística y luego resucitará, con ocasión de la Parusía del Señor. No puedo evitar ver una concordancia numérica muy sugestiva, la del XXI: la pasión de la Iglesia es anunciada por el salmo 21, fue iniciada por el 21er concilio ecuménico y todo parece indicar que será consumada durante el siglo 21… Agradezco al Señor Jean Vaquié por haberme brindado esta pista exegética tan importante para los tiempos en que vivimos:
[16]http://www.statveritas.com.ar/Magisterio%20de%20la%20Iglesia/Magisterio%20de%20los%20Papas/Magisterio%20de%20San%20Pio%20X/Sacrorum%20Antistitum.htm « Neque enim iam res est, quemadmodum ab initio, cum disputatoribus prodeuntibus in vestimentis ovium, sed cum apertis infensisque inimicis, iisque domesticis, qui facto foedere cum Ecclesiae capitalibus hostibus, propositam habent fidei eversionem. Sunt hi nempe, quorum audacia adversus deductam caelo sapientiam quotidie consurgit, cuius corrigendae sibi ius arrogant, quasi esset corrupta; renovandae, quasi esset senio confecta; augendae aptandaeque saeculi placitis, progressionibus, commodis, quasi eadem, non levitati paucorum, sed bono societatis esset adversa. »
[17] « Dico ergo, certum est hoc regnum fore Christi et Sanctorum: illudque non tantum spirituale, quale fuit in terra, cum ipsi persecutionibus, martyriis et morti obnoxii: sed etiam corporale ac gloriosum, quo scilicet Sancti et corpore et anima beati, cum Christo in coelis gloriose regnabunt in saecula saeculorum. Porro hoc regnum inchoabunt Christus et sancti in terra, mox post necem Antichristi; tunc enim Antichristi regno everso, Ecclesia ubique terrarum regnabit, et fiet tam ex Judaeis quam ex Gentibus unum ovile, et unus pastor: et hoc innuitur hic, cum ait, non ‘‘quae est super’’, sed ‘‘quae est subter omne caelum’’, id est in omni terra, sive in omni  plaga caelo subjecta. Deinde paulo post hoc regnum confirmabitur et glorificabitur in coelis per omnem aeternitatem. »

2 comentarios:

  1. Muchas gracias, Augusto. Un cordial saludo en Cristo y María.

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  2. Muchas gracias, Augusto. Un cordial saludo en Cristo y María.

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