Imagen tomada de Radio Cristiandad
Cada
vez es más frecuente encontrar en el ambiente católico conservador y hasta
tradicionalista, un rechazo rotundo y una inocultable molestia al considerar
como posible la cercanía de la Parusía. El padre Leonardo Castellani decía que
creer que Cristo regresaría en miles de años, es lo mismo que considerar que no
regresará nunca. Y así empeñó una gran cantidad de su producción literaria a
demostrar cómo los tiempos que se viven pueden adecuarse perfectamente a las
previsiones divinas para el retorno de Nuestro Señor.
Si
los católicos conservadores, es decir, los que defienden el “status quo” de la
falsa iglesia hoy gobernante, se lamentan del mundo actual al que equiparan con
una nueva Sodoma y Gomorra; y los católicos tradicionalistas que reniegan de la
apostasía reinante en toda la jerarquía eclesiástica actual, pero coinciden en
la última consideración; entonces ¿por qué rechazar con tanta vehemencia la
cercanía del Regreso glorioso de Nuestro Señor Jesucristo, único remedio al
humanamente invencible Nuevo Orden Mundial hoy reinante?
Si
la esperanza máxima y repetida por los católicos en cada Padrenuestro es la
Venida a nosotros del Reino, ¿por qué seguir anhelando esperanzas puramente
mundanas y contingentes, y no la trascendente por excelencia?
Muchas
veces repetimos en ésta página el sinsentido de considerar que Dios al tener el
poder, va necesariamente a suscitar guerreros o apóstoles que venzan el actual
poderío de los medios publicitarios, políticos y represivos de la elite
judeomasónica que domina a todos los gobiernos del mundo, ya que esto
implicaría una intervención Divina que tuerza las corrompidas voluntades de
casi toda la humanidad, haciendo del milagro una situación de regla y no de
excepción; y de ser así, volcada la humanidad por coacción divina hacia el
Creador, y no por la voluntad libre; ¿Cómo no considerar que a lo que se está
aspirando es un verdadero paraíso terreno?
He
ahí la más absoluta de las victorias judaicas en la mentalidad católica. La
búsqueda de la cristalización de las promesas mesiánicas solamente en lo
material y en el orden temporal.
El
judaísmo no aspira a un sentido trascendente de la vida sino a esa victoria
temporal y material sobre sus enemigos, que de hecho por el poder de la usura
están consiguiendo. Quieren ese paraíso terreno en el cual los “goyims” (no
judíos o ganado según ellos) sean sus esclavos, y esto lo esperan confiando en
su código sagrado, el Talmud. Pero promueven el sentido materialista de la vida
a esos mismos “no judíos” a fin de atarlos a bienes de los cuales ellos son
dueños y así poder subyugarlos.
El
Islam por su parte, considerado justamente como “espada de Israel”, fue
adoctrinado para buscar en el Paraíso, goces puramente mundanos, como el goce
sexual de vírgenes que después de ser “usadas” regresan a esa condición
anterior para mayor placer del beneficiado por Allāh, y así son capaces de los
más terribles crímenes en la búsqueda de tal recompensa
supuestamente “divina”.
Volviendo
a la cuestión parusíaca, se aduce para confrontarnos que sólo el Padre sabe el
día y la hora del regreso de Cristo, y se nos acusa de pretender profetizar el
momento preciso, cosa que nunca hicimos. Sin embargo, dicho argumento puede ser
usado perfectamente para quienes lo esgrimen, ya que ellos tampoco pueden
asegurar que faltan miles de años o muchísimas generaciones para ese liberador
acontecimiento, y si decidimos estar preparados, y esto sucede en miles de
años, de cualquier manera nos veríamos beneficiados, al contrario de lo que
podría suceder a los incautos que se relajan ante un tan probable panorama
esjatológico.
Castellani,
para aclarar la situación, enseñaba que las profecías contenidas en la
Revelación Pública no podían ser tan oscuras hasta llegar al punto de ser
indescifrables; porque, en dicho caso, no habría ninguna necesitad de que
estuvieran en las Sagradas Escrituras; y de darse dicha situación, solo podrían
considerarse estas profecías como una humorada de Dios que estaría
transmitiendo a los hombres lo humanamente indescifrable.
Pero
supongamos que éste mundo puede seguir evolucionando técnica y
“espiritualmente” como supuestamente lo hace hasta éste momento, según nos
dicen los optimistas, ¿qué podríamos esperar para dentro de 50 años? Teniendo
en cuenta el actual grado de perversión de las sociedades, el progreso de la
ciencia para ofrecer mayores posibilidades de extremar el hedonismo, el
nihilismo, ¿cómo podemos pensar que pueda existir la gracia en donde la
pornografía sea mostrada en las escuelas públicas a los niños? Tengamos en
cuenta que hoy ya se enseña como parte de lo que se denomina eufemísticamente
“derecho sexual de los niños” y “educación en ideología de género”, y está
actualmente en progreso en las curriculas escolares promovidas en el mundo
entero por la UNESCO; pero imaginemos esa evolución en 50 años. Si hoy en todas
las tapas de los diarios “conservadores” encontramos a mujeres (y sodomitas)
mostrándose impúdicamente, o contando cual prostitutas, sus más vergonzosas
intimidades, ¿qué podríamos esperar que suceda en ese sentido en 10 lustros?
Eso por no hablar de la TV. Si hoy se anuncia la construcción de muñecas (o
muñecos) sexuales, con una similitud increíble con una persona real, ¿qué
podríamos esperar cuando la ciencia siga avanzando en ese sentido? Si hoy se considera
un “gran avance científico” a las técnicas de fertilización artificiales en las
cuales se descartan la mayoría de los embriones utilizados, o se los mantienen
congelados por tiempo indeterminado, ¿cómo creer que las prácticas
multiabortivas pueden generar una sociedad más justa y sana?
Probado
está, que la ciencia hoy ayuda al hombre en sus posibilidades a pecar más
fuertemente, por lo que en ese pretendido “avance espiritual”, que hoy se
predica especialmente en la neo-iglesia bajo forma de tolerancia
misericordiosa, la dirección a seguir por el neocatolicismo debe dirigirse
necesariamente hacia el protestantismo de Lutero, ya que de ese modo se podría
seguir el consejo del monje maldito al decir: “Peca fuerte, pero ten fe
más fuerte todavía”. De esa forma se puede conciliar el considerarse una
persona “católica” manteniendo la conciencia tranquila. Y es así que hoy como
resultado tenemos, como proféticamente lo predijo Castellani, al cristianismo
sin Cristo de la época del Anticristo. Cristianismo filantrópico antes que
espiritual, antropocéntrico antes que Cristocéntrico.
El
tema es que, si realmente creemos en el dogma fundamental de “Extra Ecclesiam
nulla salus” (fuera de la Iglesia no hay salvación), y sabemos que el
catolicismo está en franco e irreversible retroceso, especialmente en los
países que se consideran a sí mismos civilizados y del “primer mundo” (ejemplo
son los países nórdicos que tienen un grado casi absoluto de ateísmo), si es
que de la cada vez más escasa cantidad de católicos se cuentan como
practicantes a una cantidad muy inferior al 20%, y de ese porcentaje sabemos
que quienes acuden a Misa dominical, no consideran como pecados mortales la
contracepción, las relaciones sexuales fuera del matrimonio, la masturbación,
la homosexualidad, el aborto, y un largo etcétera de cuestiones que quedan
libradas a la consideración subjetiva del “fiel” o las torcidas enseñanzas del
párroco, el obispo, cardenales y hasta del “Papa”; y si es cuestionado el mismo
dogma antes mencionado, ya que el Concilio Vaticano II lo hizo ambiguo para
estirarlo o interpretarlo “inclusivamente” para dejar atrás la supuesta
“rigidez preconciliar” ¿Cuántos entonces estarían en condiciones de salvarse?
Conviene repasar el trabajo de San Leonardo de Porto Mauricio: “El pequeño
número de los que se salvan”, donde, como el título lo indica, es ínfima la
cantidad de “católicos” que se salvan, y eso teniendo en cuenta que este santo
realizó dicha prédica en el siglo XVII, donde no sólo la corrupción moral era
inmensamente menor, y todavía existía la Cristiandad, sino que además se
conservaba, a diferencia de hoy, el orden natural en las sociedades.
Como
sostuvimos, las hodiernas sociedades están descompuestas por lo mismo que
siguen buscando en mayor medida “libertades”, “derechos”, pero sin las
correlativas obligaciones y límites en su ejercicio. Y esto solo se consigue
con la democracia, satánico régimen por el que abogaron hasta los Papas del
preconcilio, sin entender (queremos creer) que la misma implica la radical
negación de la existencia de un Dios que al ser Creador también es Legislador;
ya que en dicho régimen, son los hombres quienes deciden lo que es bueno y lo
que es malo por la fuerza del número, más no de la verdad misma, o sea, por
mayoría de votos; reeditando el atroz pecado de Adán y Eva de querer ser como
dioses. Y hoy el mundo democrático podría expresar como lo hizo el personaje de
la obra de Gustave Thibon que pretendía la inmortalidad terrena del
hombre: “El Dios del Génesis sabía lo que hacía al prohibirle al hombre
probar del fruto del conocimiento, para así impedirle ser señor del cosmos”.
Entonces,
si tenemos el convencimiento de que lo que realmente importa en la vida de
cualquier persona es salvarse, y esta situación resulta indiferente a la
inmensa mayoría de la humanidad; para los pocos creyentes que tienen que vivir
oprimidos por esta dictadura de la búsqueda interminable de los goces
sensuales, que es hasta coactivamente impuesta por los estados como promoción
de “derechos humanos”, ¿cómo no considerar como liberadora a la Parusía? ¿Cómo
no anhelar el retorno en majestad y gloria de Nuestro Señor para rescatar a
nuestros hijos del ambiente tan perverso en el que les toca crecer?
La
respuesta parece ser, que el miedo a los dolores de parto que son previos al
mayor y más maravilloso acontecimiento de la Historia después de la Encarnación
del Verbo, esto es, su regreso, es mucho más grande que su anhelo a la
restauración definitiva del Reino de Dios. Esto tiene que ver específicamente con
el miedo al sufrimiento y a realizar grandes sacrificios, aunque sea en pos de
un bien mayor. Ese miedo parece ser incluso mayor que el simple temor a la
muerte, ya que el evitar el sufrimiento lleva a los hombres a cometer todo tipo
de atrocidades, incluso en la hora de la muerte misma.
Pero
lo cierto es que así como la Biblia tiene un Génesis que marca el inicio de la
Historia, tiene un Apocalipsis que marca el fin, por mucho que lo rechace el
“catolicismo” moderno. Y el mundo es finito; así como tuvo principio, tendrá un
final. Y a pesar que muchos vean esto como una terrorífica noticia o
posibilidad, en el contexto que antes mencionamos, nosotros la consideramos
como liberadora, como el fin de la esclavitud del pecado, del peligro constante
de la condenación para quienes perseveran no sin cierto temor, en un mundo
hasta jurídicamente hostil a la práctica de la fe.
Si
las advertencias de la Virgen en Fátima, en su primeras apariciones, solicitaba
esencialmente la conversión de la humanidad para evitar una guerra peor que la
que acababa de finalizar, cosa que de hecho no sucedió y las consecuencias
fueron las predichas por Nuestra Madre Celestial; resulta ridículo creer lo que
el Vaticano reveló en el año 2000 al sostener que el tercer secreto se refería
al extraño atentado a Juan Pablo II, y que la Virgen había aceptado las
consagraciones hechas a su Inmaculado Corazón, aunque las condiciones puestas
por Ella misma no tienen nada que ver con lo que se hizo. Además de que esta
situación no coincide para nada con la visión del obispo vestido de blanco
muerto en medio de muchos sacerdotes asesinados (según la previsión de la
Virgen); e incluso consideramos esa cuestión como absolutamente secundaria en
cuanto al requerimiento principal realizado por la Santísima Virgen María: “la
conversión de la humanidad”.
Y
por más que se quiera contextualizar, justificar, atenuar lo dicho por el
Cardenal Ratzinger, lo corroborado por Juan Pablo II o lo escrito por el
cardenal Sodano, lo cierto es que la interpretación vaticana del tercer
mensaje, resultó una inmensa mentira. No se puede sostener racionalmente que el
mundo actual (o el del año 2000), en el cual es legal la sodomía, el adulterio,
la pornografía, el genocidio de niños por nacer, y por sobre todas las cosas,
el rechazo a la fe católica, única y verdadera; sea un mundo “convertido”.
En
definitiva, quienes realmente se esfuerzan por vivir como buenos católicos, no
deberían preocuparse ante la posibilidad de un pronto retorno de Cristo, sino
todo lo contrario. La Parusía debe esperarse como consuelo ante las espantosas
tribulaciones que nos tocan, y si es que no estamos turbados por los tiempos
que vivimos, por la pasión de la Iglesia ante la descomunal apostasía; es que
algo anda mal en nosotros. Y realmente debe considerársela como una buena
noticia desde que Cristo fue quien dijo: “Más cuando estas cosas
comiencen a ocurrir, erguíos y levantad la cabeza, porque vuestra redención se
acerca” (Lc. 21: 28).
Si
solo Dios basta, significa que todo lo demás sobra, es contingente o tiene una
importancia relativa o acotada a las circunstancias y representan un simple
medio; y si Cristo vuelve y estamos en las condiciones debidas, ya no tenemos
que esperar nada más porque no vamos a necesitar nada más. Por eso, si creemos
que, “donde está tu tesoro, está tu corazón” (Mt. 6: 19-23), debemos dejar de
amontonar tesoros donde hay polilla y herrumbre que corroe, y de poner nuestra
confianza en la ciencia, la técnica, o la buena voluntad de los hombres, para
ponerla completa y absolutamente en nuestro Creador. Si estamos viviendo los
últimos tiempos en sentido estricto (y así lo esperamos), la única previsión
que nos debería preocupar sería (como también decía Castellani) es que Dios nos
agarre confesados.
Augusto
Espíndola
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Somos siervos. Qué importancia puede tener la gloria y la fama de un servidor. Somos servidores cumpliendo con la tarea que nos encomendó nuestro Señor. Suya es la fama, el honor y la gloria, por los siglos de los siglos.
ResponderBorrarEl Señor es eterno y debe tener mucha gloria, que nos deje un poco a nosotros.
BorrarEstimado amigo:
ResponderBorrarRealmente decepcionante es aquella parte de su entrada en la cual Ud. afirma -me parece que sin ningún soporte escriturístico- que serán muy pocos los que se salven. La cita de la "puerta estrecha" no sirve (digo abriendo un imaginario paraguas) visto que una puerta de por sí no concluye nada sobre la magnitud de la cantidad de quienes podrían pasar por ella, ni acerca de la capacidad de lo que haya detrás. Una segunda razón, más poderosa, es la que da el propio Castellani: El Plan de Dios no puede fracasar.
Si se salvan pocos, Dios, que anunció su voluntad salvífica universal: «Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad» (1 Tim 2,4) se habría equivocado o no tendría poder suficiente para cumplir acabadamente su propósito, lo cual es insensato. Por último (al menos aquí) está el valor eterno y universal de la Pasión Redentora de N. S. Jesucristo que, de ser como Ud. afirma, se vería malograda por la acción del demonio, más eficaz a la hora de obtener condenas que la Pasión de N.S., que no las habría alcanzado...
Hay una obra magnífica sobre esto de fray Antonio Royo Marín, de la cual hay una prieta síntesis aquí: http://info-caotica.blogspot.com/2013/08/royo-marin-se-salvan-todos.html
La obra se llama "¿Se salvan todos?" y es de fines de los '80. Las razones y explicaciones del dominico son impecables y, desarrollando lo que en Castellani fuera intuición certera e innegable, afirma que la inmensa mayoría se salvará.
Pues esto es lo que quería comentar: Que San Leonardo de PM será todo lo santo que se quiera, pero en esto, me parece que hablaba para su tiempo, que ni remotamente era más cristiano que el nuestro. En el siglo XVII el Islam señoreaba más de medio mundo conocido; América todavía no era completamente católica; de África, ni hablemos. El Renacimiento primero y la revolución iluminista y la masonería habían comenzado su obra maléfica muchísimo más pestífera que lo presente. No digo que no estaban bastante mejor, sobre todo por que los males de antaño no eran universales como lo son ahora. Pero había muchos males y los que viera San Leonardo en su tiempo es probable fueran de parecida impresión a la que nos causa los que vemos nosotros ahora.
En cuanto al hombre moderno, no olvide lo que decía de él Pío XII: La ignorancia es el octavo sacramento.
La ignorancia redime hasta cierto punto de la culpa, como afirman los moralistas.
Pues esto es todo, estimado amigo.
LbC
Estimado hermano,me parece que tiene usted una mirada democrática de Dios y de su triunfo. Importa la cuestión cuantitativa y no la cualitativa. Recomiendo que lea a San Leonardo de Porto Mauricio al que referencio.
BorrarSeguir su lógica implicaría que no solo lo de la puerta estrecha, y lo de "muchos son los llamados y pocos los escogidos" sean amenazas a modo de sadismo de parte de Dios para que lo busquen por temor y no por amor, pero que de cualquier manera van a ser salvos. Además la atrocidad de sostener que la "ignorancia es salvífica" tira por tierra todo lo que se establece como absolutamente necesario para la salvación, y el "extra ecclessiam nulla salus" sería otra de las exageraciones de las Sagradas Escrituras. No tendriamos entonces que actuar con temor y con temblor y relajarnos porque salvo Mao, Stalin o Judas están solamente en el Infierno y los demonios aburridos por falta de almas a quienes atormentar. Lo que me parece peor de su frase terrible sobre la "ignorancia salvífica" que no es la "ignorancia insalvable", parece ser un panegírico de la estulticia.
Si dicen las Escrituras, "sino comende mi carne y no beben de mi sangre no tiene vida", y en el caso de hacerlo, la advertencia Paulina respecto de comer y beber su sangre en forma incorrecta que atrae consigo la condenación; sería simples amenazas sin consecuencias ya que a pesar de que la inmensa mayoría de la humanidad no lo hace pero según su criterio van a ser salvos.
Por último parece ser la suya, una reivindicación en el "catolicismo" del principio luterano de "pecar fuerte pero creer fuertemente para estar salvo", sin reparación alguna lo que lleva al caos que hoy vivimos.
Sí un solo pecado mortal no confesado conduce al Infierno, piense en cuantas personas enla Iglesia únicamente viven en ese estado y replantéese los dogmas católicos estimado amigo porque Cristo venció, pero nosotros todavía tenemos que dar el buen combate y cargar la cruz para salvarnos.
No se salvan todos!
BorrarRoyo Marin tiene grandes aciertos pero en eso parece que se equivoca fiero.
Soportes escrituristicos?
Unos pocos:
"pequeño rebaño" Lc 12:32
"aseguro que les hará justicia sin tardanza. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?" Lc 18:8
Parábola de las 10 virgenes Mt 25
"Así será en el fin del mundo; los ángeles saldrán, y sacarán a los malos de entre los justos" Mt 13:49
"Entonces dirá a los que estén a la izquierda «Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles" Mt 25:41
En cuanto al siervo inútil, arrojadlo a las tinieblas de afuera: allí habrá llanto y rechinar de dientes». Mt 25:30
Así será en el fin del mundo; los ángeles saldrán, y sacarán a los malos de entre los justos,
Mateo 13:39-43
Pero cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los ángeles con El, entonces se sentará en el trono de su gloria; y serán reunidas delante de El todas las naciones; y separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha y los cabritos a su izquierda.
1 Corintios 4:5
Pero el día del Señor vendrá como ladrón, en el cual los cielos pasarán con gran estruendo, y los elementos serán destruidos con fuego intenso, y la tierra y las obras {que hay} en ella serán quemadas.
Apocalipsis 19:11
"Y muchos de los que duermen en el polvo de la tierra despertarán, unos para la vida eterna, y otros para la ignominia, para el desprecio eterno" Dn 12:2
"pero los cielos y la tierra actuales están reservados por su palabra para el fuego, guardados para el día del juicio y de la destrucción de los impíos" 2 Pedro 3:7
Y las naciones se enfurecieron, y vino tu ira y el tiempo de juzgar a los muertos y de dar la recompensa a tus siervos los profetas, a los santos y a los que temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes, y de destruir a los que destruyen la tierra
Apocalipsis 11:18
"Dios quiere que todos los hombres se salven..." Hay que ver si eso quieren los hombres!
Salud en Cristo Nuestro Señor
Leandro
Hay que diferenciar el santo temor de Dios que si te salva, es menos perfecto para el que no pudo alcanzar la caridad pero igual salva porque es un santo temor de ofender a Dios por lo cual se evita el pecado. Una cosa es el temor al castigo y otra el santo temor de Dios.
Borrarjajaja Royito marín que hizo síntesis del modernismo con lo preconciliar para que los neocones se sientan cómodos con su forma de pensar conservadoras de los errores del vaticano dos...jaja miren nada más los resultados de leer a royito....jaja
BorrarEl temor al castigo y el temor de Dios, son lo mismo, es una forma menos perfecta de obedecer a Dios, pero es válida para salvarse. Los mas perfectos es decir los santos obedecen a Dios por amor, son pocos.
BorrarUn alma se condena por sus actos. El hombre es libre, Dios no es "culpable " de su condenación. La obra de la Redencion es perfecta aún cuando todos los hombres rechazen acogerse a los méritos de Cristo para salvarse.
ResponderBorrarNo se publicó un comentario que le hice hace unos días...así no vale che!
ResponderBorrarHola, muy bueno. Les comparto un proyecto en el que estamos trabajando, justamente a raiz de este problema.
ResponderBorrarwww.apocalipsiscastellani.com
Se agradece su difusión.
El trailer es prometedor. Esperamos con ganas su estreno y eventualmente colaboraremos con la difusión a nuestro alcance.
BorrarSaludos en Cristo Rey y María Reina.
Pd.
ResponderBorrarSr Augusto: bien por el artículo!
Vi su ponencia en Efc xxii (Excelente), iba a ir pero un revés económico no me lo permitió.
Una suerte lo hayan filmado.
Salud en Cristo Nuestro Señor.
Leandro
Gracias Leandro. Fuerte abrazo en Cristo Rey
BorrarEstimados:
ResponderBorrarHe leído comentarios bastante descomedidos en este blog; algunos acerca de mi exposición, otros, sobre Fray Royo Marín, de quien el autor del desaguisado parece no saber absolutamente nada, limitándose a difamarlo. Increíble. Y de haber sabido de antemano que sería objeto de una reacción tan burda, no hubiera hecho ningún comentario.
Por lo demás, acerca de mi supuesta "visión democrática" de la Salvación, y si lo importante sería aceptar una visión "cualitativa" por encima de una visión "cuantitativa", no puedo dejar de expresar mi asombro, pues sugeriría que toda la Creación está en función de algunos pocos, los "de calidad", por encima del resto que, como morralla pura, habrían sido creados por Dios a Su Imagen y Semejanza únicamente para la salvación de esos pocos, y ellos entonces ¿para qué...? ¿Para entregarlos al fuego del demonio? Es insensato y a mi parecer, contrario a lo que siempre se llamó "economía divina", que tiene más que ver con San Pablo y su exposición sobre la voluntad salvífica de Dios, que con von Mises o con Robespierre o una visión horizontalista del problema.
Problema que, repito, no lo he introducido yo, sino una frase que tomado del artículo presente.
Un comentarista (21/4/20 00:19) firmado "Leandro", integra su juicio contrario al de Royo Marín -y de Castellani y mío- no con argumentos, sino con citas de las Sagradas Escrituras que según piensa, desautorizarían esta opinión. Pero no veo que indiquen nada sobre el número final de los elegidos, es decir de los que se salven, que es el asunto que se trata y que, según el Apokalypsis, es "incontable"; sino que versa sobre la dificultad de alcanzar la Salvación, lo cual no es ningún secreto ni el asunto de esta conversación y en lo cual no tenemos ni deberíamos tener, discrepancia alguna. Si al final los ángeles sacarán a los malos de entre los Justos, no debe tomarse como que serán muy pocos "los Justos" o muchos "los malos", porque el texto no lo dice ni lo sugiere y se limita a decir: "Esto sucederá"; si al final habrá una "pequeña grey", no está dicho, ni por asomo, que este pequeño rebaño sea el único en salvarse sino el resto que quedará con fe verdadera al producirse Su Segunda Venida (algo que hoy vemos bastante más posible y probable), porque Dios podría -y de hecho algo así está sugerido en San Juan- imponer al mundo un último y subitáneo escenario donde la conversión sea prácticamente inevitable, salvo la protervia de cada uno, siempre posible. Y este escenario podría ser, precisamente, Su Segunda Venida en Gloria y Majestad, como dice Lacunza o repasa Madelaine Chasles. ¿Quién no se convertiría al instante viendo al Señor en toda Su Gloria? Un loco solamente.
Alguno seguro que no querrá, por la razón que fuere, pero no es la cuestión de este asunto.
¿Que habrá poca fe cuando vuelva N. Señor? No quita que Dios la aumente en un instante con algún hecho que afecte a toda la humanidad; ya he sugerido uno en mis frases anteriores y que está en la Sagrada Revelación.
En fin: no me parece cuestión cerrada y mucho menos demostrada que "se salvarán unos pocos", además de pensar -en lo cual, desde luego, no es preciso seguirme- que Dios, infinitamente sabio y poderoso, no puede hacer algo para salirle mal; o como dicen los reos de mi pueblo, "para chocar la calesita".
Cordialmente I. D. desde mi actual cárcel
LbC
Contestarle sería insistir en lo ya expuesto.
BorrarSi usted cree que por los ojos entra la conversión, y el que no lo hace es un loco, eso supondría confundir el pecado con insanía y con eso hasta falta de culpa en la actitud del réprobo, lo cual es a todas luces un sinsentido.
Si usted cree que Dios fuerza las voluntades para que nos salvemos, nuestro mayor regalo, que es la libertad, no tendría ningún sentido y seríamos simples marionetas a las que nos predestina a la felicidad eterna pero primero sádicamente nos hace sufrir.
Repase las Escrituras y los Padres de la Iglesia que son más confiables que mis palabras.
Recuerde que los judíos querían ver a Cristo bajar de la cruz para creer y solo se les dio el signo de Jonás, y en la parábola del rico Epulón que quería advertir a sus hermanos y lo que se le contestó.
Por mi parte cierro el asunto.
Pareciese querer discutir sin una meta.
BorrarYo no escribí que salvan 20 o 30000000, simplemente que no se salvan todos y lo fundamenté escriturísticamente.
Ud tanto ha introducido varios comentarios ademas de erroneos poco corteses, mala combinación.
Baste lo dicho.
Salud en Cristo.
Leandro