La Operación Barbarroja, contra el aborto Bolchevique,
iniciada el 22 de junio de 1941 llevó ese nombre como homenaje a Federico I de
Hohestaufen, quien, en el siglo XII pereció al frente de una Cruzada contra las
herejías demoníacas que amenazaban a la Catolicidad.
En el siglo XX Alemania tomó las banderas de la
nueva alianza contra un enemigo con mucho mayor poder demoníaco que sus
antepasados contra los cuales salió a combatir Federico I al cual la clara Cristiandad
Medieval llamó Barbarroja. Esos horrores
y errores, que se combatían espada en mano sin dar ni pedir cuartel, se
conservan hoy, siendo capaces de desarrollar hasta guerras bacteriológicas,
preparadas en sofisticados laboratorios por un inmenso Estado bolchevique con
poderes nacidos en el mismo averno.
El trabajo que encaramos sintetizados en los
párrafos anteriores, creemos no necesita una introducción. Eso sí, exige una
exposición general que conceda al lector una visión del intento de demoler nuestra
Civilización Greco Romana Católica y Germánica. Estamos ante una nueva
consecuencia del planeta repartido entre los amos del mundo plutocrático (Churchill
y Roosevelt) con Stalin déspota del Soviet. Lo sucedido en Yalta, en febrero de
1945, es un crimen de lesa humanidad que clama al cielo y que se concretó por
la “derrota mundial” del espíritu romano Germánico que creció en las primeras
décadas del siglo, pasado. Este horror solo ha sido superado por el deicidio
cometido con Cristo Jesús en manos de jueces perversos y luego refrendado en
democracia por el pueblo judío.
De todas maneras, no basta denunciar el mal; hay
que desenmascararlo y mostrar sus raíces. Para ello debemos dirigir la vista al
lejano 1939 observando, la Europa de ese tiempo. Su historia nos dice que era sí,
más sólida y granítica. Existía, en esos
días, un equilibrio, bien estructurado, con la contención a la otrora Santa
Rusia, entregada, en 1917 al bolcheviquismo por la masonería capitalista y burguesa
con el liberalismo de los Kerenski.
Otra circunstancia fue el surgimiento de Estados
convertidos en fortalezas de Voluntad y Fe, por el accionar restaurador de sus
Revoluciones Nacionales verdaderas vanguardias del anti bolcheviquismo.
Todas estas situaciones, de Santa Reacción, produjeron
una derrota del marxismo leninismo que tuvo que dejar de lado por las
circunstancias descriptas sus planes de la judaica Revolución Permanente es
decir en todos los ámbitos del mundo. Y decimos en forma circunstancial, porque
“el buen tío Joe” (así llamaba, reiteramos, Roosevelt a su amigo el tirano
bolchevique Stalin) no estaba dispuesto cumplir porque lo de construir el
socialismo en un solo País: la URSS era tan falso como TODO lo marxista
leninista estalinista. Las rabínicas barbas de Marx y de sus antepasados
señalaron una muy clara Cosmovisión Universalista y como
tal, debía implantarse en un mundo sin Dios, sin Estado, para que fuera
“realidad” el paraíso terrenal llamado comunismo donde los hombres, serían
seres bondadosos liberados de la propiedad privada y de la alienación que
acepta un Ser Perfecto Superior Hacedor del Universo. Esta “utopía” que no era tal, sino una “verdad
científica”, debería levantarse por medio de la violencia de clases y de la
guerra “libertadora” de la clase obrera devenida en falso tirano porque se transformaría
en el buen “mesías” de la humanidad. Pronto Stalin, Sumo sacerdote de esa
falsedad repugnante por lo absurda, empezó su obra. En primer lugar, inició su
accionar contra sus enemigos más serios: el Fascismo y el Nacional Socialismo.
El primer movimiento que presentó para la lucha
contra los enemigos citados fue la formación de Frentes Populares. Ellos (tuvieron
el primer ejemplo histórico en el Frente Popular francés (1936) encabezado por
el judío León Fulkenstein) englobaban lo esencial de la democracia. A través de
ella (relativista corruptora) y, con la presencia comunista (Partidos, y
Sindicatos infiltrados) podían influir en los gobiernos sin ser responsables.
En esto, se tenía en cuenta principalmente, lo que el judío Marx señalaba en 1848,
cuando publicó el “Manifiesto Comunista”. En uno de sus párrafos decía que el
primer objetivo de la clase obrera era conquistar la “democracia”. Con ella,
diría Engels poco después, “echaremos cachetes rosados signo de salud y brazos
con músculos de acero”. Luego, siguió la expansión por el mundo, haciéndose fuertes
en la parte cultural con el “arte abstracto” de los profesores maestros y
universitarios con el cerebro lavado pero convencidos de lo “invencible del socialismo
científico”. Por añadidura vendría el Cine, la Radio, el Teatro y hoy la TV con
sus mensajes directos o, subliminales. Todos ellos, con los antivalores que
llevan al hedonismo, desarman las sociedades envileciéndolas con las drogas,
sobre restos de nuestros tejidos sociales el marxismo sigue edificando la sociedad
comunista. No olvide el lector que el ENEMIGO tiene una estrategia sin tiempo.
Nada importa que la URSS haya implosionado en 1990. En estos momentos para el
bolchevismo todo sirve. Ya sea el matrimonio homosexual, las llamadas políticas
de género, la disolución familiar, el aborto libre, la eutanasia… etc.
Como decía Maurice Bardeche, como conductor: “La
vida moral de cada nación es violada cada día por los recolectores de conciencias,
de muestra propia casa y por los agentes del internacionalismo masónico y
marxista. Penetran entre nosotros, y reclutan a nuestras gentes, trabajan para
ellos, y por consiguiente contra nosotros”.
Muchas veces, y con dolor lo decimos, todo llega de
la propia Roma preconizando el sincretismo religioso guante de terciopelo, del
gobierno mundial, que nació con un nombre: O.N.U. Con ella, el Consejo de Seguridad, aún en
funciones y gozando de perfecta salud. Todo estaba y sigue estando dentro del
mundialismo masónico y deicida. El conjunto de esto, Era y Es la tiranía
globalista, creada, en aquellos días y que sigue vigente desde 1945 cuando la
DERROTA MUNDIAL. Ella, posibilitó la aberración de Yalta y la Carta de San Francisco,
con los acuerdos de Chapultepec coronando el Nuevo Orden y la Nueva Normalidad
que prepara el trono del Anticristo.
Hoy, incluso con la pandemia de China comunista, vivimos
y “disfrutamos” la democracia. El Sistema al que hay que invocar siempre en los
discursos, como una rogativa a la deidad masónica, conocida, hasta por los
profanos, como Gran Arquitecto del Universo. Dicho Sistema -es uno de esos
falsos remedios universalmente empleados- nos dice el notable pensador francés
Charles Maurras. Poco más adelante estampa: “Quien dice república (por poco que
quiera decir) excluye democracia.
Organizaciones de este tipo, con dirección
colectiva no pueden depender nunca de la limitada capacidad del Número, ni
siquiera sobre un plano, puramente económico; este asunto de la Cualidad es
requerido por la burguesía que, en vez de dar a las categorías de los
productores indispensables a la comunidad, el puesto que les corresponde, la
Democracia, los sumerge en un caos de muchedumbres amorfas, que ella hace
solidarias, es su ventaja aparente, pero es también, su seguro empobrecimiento
y su ruina cierta, en medio de la lucha que saquea y devora” Completando su
discurso escribe: “Hay que enseñar a
distinguir, el movimiento obrero, que tiende a asegurar las condiciones de
vida, de las agitaciones de los partidos, ligadas a las convulsiones del
régimen electivo”. Pero dejamos de lado por poco de tiempo, nuestro planteo
del MAL llamado “Democracia”, que está llevando al mundo al caos del cual, esta
pandemia, bolchevique es maldición y secuencia de la lucha entre los sucesores
de los “dioses” satánicos, vencedores en 1945.
Para nadie que haya repasado por unas horas nada
más, los papeles de Yalta, no es un secreto que, China fue el regalo más
valioso, que hicieron al “buen tío Joe”, los histriónicos canallas, Churchill y
Delano Roosevelt. Todo fue montado, en tal forma que, el Movimiento
Nacionalista que acaudillaba Chiang Kai Sheck, fue abandonado por las demoniocracias.
Entre 1946 y 1949 se le negaron todo tipo de apoyos para seguir la lucha contra
Mao Set Dong, el siniestro súcubo estalinista. Por eso el tirano amarillo, pudo
llevar a cabo los horrores más perversos, desde la “ingeniería social”, que
costó millones y millones de víctimas hasta las oprobiosas pruebas de la
“Comunas Populares”.
Hoy, China es una mezcla de sociedad esclava con
una cadena de hierro donde se entrecruzan Marxismo con Capitalismo. El “gobierno”
de Ji Ping es una feroz oligarquía dominante sostenida con ejércitos integrados
por millones de hombres con alto entrenamiento y armas atómicas.
Tal vez sea más fácil comprender todo lo dicho si volvemos
a los días en los que la guerra contra el bolchevismo adquirió el carácter de
defensa de la civilización. Sin embargo, se desconoció ese elemento esencial.
Por ello analizando esta situación dramática nos daremos cuenta del insano
frenesí antifascista del cripto comunista Roosevelt y del “trust de cerebros” zurdos
que rodeaban al personaje tan proclive al incienso por su doble personalidad de
hombre y dios. En estos sentidos su cómplice, Winston Churchill, no le iba en zaga
por eso el británico pudo ser su ventrílocuo, aquel día 22 de junio de 1941, cuando
hablando al mundo se levantó la careta y dijo: “Solo tenemos un único
propósito: destruir a Hitler. Esta es nuestra política y así lo declaramos. Como
consecuencia habremos de prestar TODA LA AYUDA POSIBLE A RUSIA…” A este respecto
el brillante historiador inglés General J.E.C. Fuller dice en el tomo tercero
de “Batallas Decisivas del Mundo
Occidental”: “Declaraciones como estas o similares demuestran que Mr. Churchill
no tenía idea de la tarea que se le exigía como Primer Ministro.
En primer ligar sus esfuerzos debieron haberse
dirigido a ganar una paz provechosa para la nación” … Gran verdad. “Si hay algo
evidente en la política europea-dice el historiador revisionista Joaquin Bochaca-
era el deseo de la Alemania Nacional Socialista de luchar sola contra el
bolchevismo”. Por nuestra parte en nota anterior y utilizando las propias
Memorias de Churchill extrajimos de ellas, la entrevista, que el embajador de Berlín, Barón Joaquín Von
Ribentrop, en la que este recibe la siguiente respuesta del jerarca inglés en
la que le espeta, con animosidad evidente:
“No daremos las manos libres a Alemania en el Este de Europa …Si lo
intentan, pondremos otra vez como en
1914, al mundo contra ustedes…”
Pero volvamos al general Sir Fuller que nos dice de
Roosevelt lo que sigue: “Su colega de esta carencia de cualidades de estadista,
fue el presidente norteamericano, quien, obsesionado por la obtención de votos,
se apresuró a captarse la voluntad de los comunistas y de sus compañeros de
viaje, de los que dependía el equilibrio del, poder en el Estado de Nueva York.
Como dice un escritor norteamericano, cuando Hitler invadió Rusia poniendo en
marcha la “Operación Barbarroja”, el resultado fue que las oficinas del New
Deal (grupo selecto del partido de Roosevelt) se convirtieron en lugar de
proliferación para las oleadas de termitas comunistas. Aunque parezca increíble,
esta infiltración tuvo tal éxito que, los comunistas americanos, agentes del
Kremlin, consiguieron, incluso posiciones claves en muchos Departamentos de
Gobierno. Y el trabajo de estos agentes engañó al presidente hasta el punto de
influir en su política respecto a Rusia”. Lo de ENGAÑO, palabra que utiliza el
señor General Fuller no nos parece correcta. ¿Por qué? Pues, porque que era
evidente que la sicología de Mr. Delano no daba lugar para ubicar en esa cabeza
a un cerebro de fácil de engaño.
En nota al pie de página el General Fuller dice
algo muy importante respecto a los agentes soviéticos. En primer lugar, con un
autoritario “véase” recomienda leer un libro titulado “Veinte años de
Revolución desde Roosevelt a Eisenhower” e indica las páginas importantes desde
la 99 a la 104. Una de sus citas principales es la evidente siguiente presentada
ante el Sub Comité del Senado el 14 d agosto de 1951: “Yo diría que los mejores
de entre los nuestros (agentes comunistas) fueron Henry Dexter White y Lauchlin
Currie. El primero llegó a Secretario ayudante de la Tesorería y el segundo a
Ayudante administrativo del Presidente ara los asuntos de Oriente”.
Otro punto a destacar que nos regala el General Sir
Fuller expresa: “Ante el peligro que corría la URSS con la ofensiva alemana de 1941,
Roosevelt no pensó siquiera en fijar un precio para la ayuda americana en forma
de garantías específica contra la anexión soviética de territorios extranjeros,
sino que al igual que Churchill, se adhirió ciegamente a la causa soviética
ordenando el envío de mercancías a Rusia”. Ante la repugnante alianza
Roosevelt-Churchill- Stalin sólo cabe recordar el viejo dicho popular: Luzbel
lo creo y ellos se juntaron.
Luis Alfredo Andregnette Capurro
Desde el Real de la Muy Fiel y Reconquistadora
Ciudad de
San Felipe y Santiago de Montevideo.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista