CARTA PÚBLICA AL SR.
PRESIDENTE DE LA NACIÓN ARGENTINA
Dr. Alberto Ángel
Fernández
Excelentísimo Señor
Presidente de la República Argentina:
Nos dirigimos a Usted
como Ciudadanos y como miembros de la agrupación Epidemiólogos Argentinos
Metadisciplinarios, ocupados en estudiar la problemática sanitaria de la
pandemia y en comprender las políticas en Salud Pública instrumentadas por el Poder Ejecutivo
Nacional.
Es nuestro deseo y
voluntad acompañar al Gobierno que Usted preside y al conjunto de nuestros
representantes, aportando experiencias y conocimientos genuinos en las
difíciles circunstancias imperantes y ponernos a su disposición en carácter
íntegramente ad honorem, a fin de asistirlo en salvaguardar la salud pública en
las complejas circunstancias que deberemos superar en procura del más alto
ideal de salud para toda la población.
No obstante, nos
sentimos en la obligación de hacerle conocer nuestras inquietudes respecto de
algunas medidas tomadas.
Desde el 19 de marzo de
2020 conocimos las distintas disposiciones inicialmente contenidas en los
DNU297/20, concordantes y consiguientes.
En casi cuatro meses de
aplicación de las medidas de excepción, advertimos con notorio desconcierto la
continuidad de decisiones sanitarias que se habían tomado solamente en función de una
emergencia.
Por una parte esas
decisiones apuntaban a proteger de la infección y de la enfermedad subsecuente
a la comunidad en su conjunto, pero a su vez implicaban el potencial de generar
efectos perjudiciales para la salud comunitaria, ya sea en la convivencia, en
el trabajo, en la educación, en los deportes, en la atención de la propia
salud, en la economía doméstica, en la actividad artística o en los ritos
religiosos, por solo citar algunas condiciones afectadas
del quehacer ciudadano.
Si bien sólo había
acceso a datos dispersos y alguna información de la pandemia que se anticipó en
el Hemisferio Norte, existía un saber epidemiológico suficiente acerca del abordaje
y tratamiento de las epidemias en las enfermedades transmisibles. Sin embargo, se
insinuaba oficialmente que carecíamos de discernimiento para proceder
positivamente frente a una situación sanitaria desconocida. Se eximió así a la Función
Pública de aplicar las experiencias y saberes establecidos en la epidemiología,
la demografía, la antropología, el derecho, la sociología, la psicología
social, la gerontología y muchas otras ciencias de la sociedad y del ambiente,
en complementación con la infectología, la clínica médica, la psicología, la
geriatría, la bioquímica, la microbiología, y la farmacología, entre otras.
En este transcurrir de
los hechos, nos hacemos presentes una vez más acorde a nuestros plenos derechos
constitucionales y convencionales, para hacerle conocer los interrogantes que
no sólo permanecen en la incertidumbre sino que se amplifican en la percepción pública.
Así es como le transmitimos las siguientes preguntas:
1. ¿Por qué se
instrumentó una cuarentena para individuos sanos cuando no hay registro de tal
restricción en la historia de la humanidad?
2. ¿Qué criterios
científicos y particularmente epidemiológicos se aplicaron para extender la
cuarentena total a cinco provincias sin casos y a otras seis con uno o dos
casos?
3. ¿Cuál fue el
argumento para que la cuarentena y las restricciones comenzaran en el mismo
momento para toda la población en las veinticuatro jurisdicciones del país, si
hay circunstancias incomparables para cada lugar, zona, región, población y
actividad?
4. ¿Cuál fue el
argumento científico para que la cuarentena se estableciera el 19 de marzo con
perentorio cumplimiento desde el día siguiente, cuando en todo el país se
habían detectado únicamente 128 individuos afectados con escasamente 3
defunciones atribuibles
provisoriamente al SARS CoV 2?
5. ¿Por qué no se
tomaron oportunamente providencias de inspección de las fronteras y se
aprovecharon las dos o tres semanas del fin del verano con muy baja
contagiosidad, a fin de que la población y las instituciones, - particularmente
las de salud – asumieran disposiciones cruciales para su preservación,
preparación y mejor actuación ante la decisión gubernamental de un aislamiento
que fue significativamente restrictivo?
6. ¿Por qué no se le
reconoció un valor a la inmunidad innata que protege asiduamente de todas las
enfermedades transmisibles incluyendo cepas de coronavirus familiares del SARS
CoV 2?
7. ¿Por qué no se tuvo
debidamente en cuenta la inmunidad natural celular que preserva la salud sin
requerir todavía la producción de anticuerpos propia de la inmunidad humoral?
8. ¿Por qué no se le
dio suficiente importancia a la producción natural de anticuerpos por vía del
contagio en población no vulnerable, privilegiando la inmunidad adquirida
mediante vacunas?
9. ¿Por qué se
desalentó a la población en prácticas que probadamente optimizan las defensas
del individuo y de la comunidad, como la actividad física, permanencia al aire
libre, los paseos saludables recreativos, etc., pudiéndose llevar a término
todas ellas con adecuado distanciamiento social?
10. Si la experiencia
proveniente de los países avanzados demostraba la baja susceptibilidad de la
población menor de 65 años sin patologías pre-existentes o factores de riesgo,
¿por qué se impidió a este grupo poblacional su libre circulación y trabajo,
con las debidas normas de responsabilidad social comunitaria y el
respeto a los hábitos de higiene y circulación recomendados?
11. ¿Evalúa el Gobierno
Nacional la menor validez de la cuarentena estricta cuando en tasas de muertes
por millón de habitantes ocupa a la fecha el lugar 13 entre 33 países de América Latina y el
lugar 75 entre 215 Estados del Mundo, donde el 1er- lugar en ambos casos
corresponde a países con la mayor tasa?
12. ¿Por qué se dejó de
realizar la vigilancia tradicional de virosis respiratorias en personas con
síntomas reemplazándola por testeos masivos incluyendo personas sin síntomas,
incrementando así los casos confirmados con los resultados positivos de personas
sin COVID 19?
13. ¿Se ha reparado en
su entera dimensión los eventos adversos o indeseables de la política pública y
particularmente de la cuarentena adoptada frente a la virosis pandémica,
estableciendo un registro fehaciente de todos y cada uno de ellos?
14. ¿Se podría pensar
en la existencia de presiones y conflictos de intereses por los cuales el aislamiento
beneficia a la vacunación – que suele ser más tardía en su desarrollo y
aplicación – que otorga menores beneficios, así como mayores riesgos y costos
en relación a la inmunidad innata, natural celular y humoral?
15. ¿Podría haber otros
fines detrás de la suspensión de los derechos y de las garantías
constitucionales, con grave afectación de la Carta Magna y el bloque constitucional
en su conjunto?
16. ¿Por qué se sometió
a la penuria económica a familias y empresas que quedaron sin ingresos, aunque
conservaron sus obligaciones impositivas y contractuales, hasta el punto de
quedar a merced del asistencialismo, la devaluación de sus bienes y el quebranto?
Ante la situación de
excepción que se ha extendido en excesivas ocasiones, nos complacerá muy gratamente
poder asistirlo para despejar los interrogantes que hemos expresado y que la
ciencia tiene respecto de la política sanitaria instrumentada en esta pandemia.
Saludamos a Usted con
la consideración más distinguida
FIRMANTES:
Ramiro Salazar
Médico Epidemiólogo. Ex
Profesor. Medicina y Sociedad UNR
Mario Borini
Profesor Titular Salud
Pública UBA 2003-2008. Epidemiólogo
Edgardo Schinder
Infectólogo.
Epidemiólogo
Master en Salud Pública
Internacional. Medicina Ambiental
Roxana Bruno
Bioquímica Dra. en Inmunología
Claudio Guemberena
Abogado
Mariana Salmerón
Bioquímica Microbióloga
Francisco Javier
Cisneros
Médico Sanitarista Ex
Ministro de Salud de Santiago del Estero
Mariana Colombres
Garmendia.
Médica.
Luis Marcelo Martínez
Médico Genetista
Luis Mario Fernandez
Risso
Médico Geriatra y
Sanitarista
Tomás Torres Aliaga
Médico Especialista en
Salud Publica.
A. Javier Kajihara
Médico Neonatólogo.
Sanitarista
Alicia Torres
Lic. Psicología. Mgter
Políticas Sociales.
María Alejandra Silva
Politóloga. Dra en
Ciencias Sociales UBA.
Prof. Adjunta Medicina
y Sociedad. UNR.
Marcelo Peretta
Dr. en Farmacia y
Bioquímica.
Sindicalista.
Alfredo Limbaun
Abogado
Jaime Fiol
Odontólogo. Licenciado
en Criminalística UBA.
Gastón Cornu Labat
Médico Cirujano.
Alfredo Pais
Lic. Psicología
Especialista en Discapacidad Infantil.
Graciela Varela
Médica Integrativa.
Marcela Arrigazzi
Médica Especialista en
Medicina Interna.
Humberto David Vinante
Ingeniero Industrial y
Especialista en Aplicaciones Tecnológicas de la Energía Nuclear.
Pedro Moreno
Comunicador Social.
Sandra M. Malla
Lic. en Filosofía. UNT.
Moira Lozza Muñoz
Médica Generalista
Especialista en Medicina General y Geriatría.
Eduardo Ángel Yahbes
Medico Pedíatra.
Oscar Valdez
Médico
Andrés Peralta
Médico Cirujano.
Terapia Neural UNC.
Armando Alvarez Mamani
Comunicador Social.
Fabian Volpe
Médico Especialista en
Medicina Integrativa
Liliana Szabo
Médica Pediatra
Carola Caro
Médica
Jorge Kaczewer
Médico Neuralterapeuta
Marcela Witt
Bioquímica con
orientación en Microbióloga e Inmunologia y Maestría en Microbiología Avanzada
en la Universidad de la
Plata. Bs. As
Alejandro G Cortiglia
Médico de Familia con
orientación Antroposófica
Javier Olivera
Médico
Adhieren Epidemiólogos
Argentinos Transdisciplinarios
Nacionalismo
Católico San Juan Bautista
¡¿excelentísimo queeeeee?!! ya empezamos MAL. Leo eso y pocas ganas me quedan de seguir leyendo.
ResponderBorrar¿Y vos que harías, fastidiar al presidente para que no te lea la carta? A los de arriba a veces hay que pasarles una mano de barniz, para conseguir lo que uno quiere, son las reglas de la diplomacia.
BorrarLos FF trabajan para Soros y el pcch. Las palabras de los exclavos les resbalan. Esto se arregla con la espada ¿o qué se creen que es el comunismo??? se nota la ignorancia en la mayoría que durante años no se puso a estudiar lo que fue y es el comunismo.
ResponderBorrarPero los que mandaron la carta no son hombres de armas, son médicos, abogados etc.
BorrarClaro que para arreglar la argentina se necesitan un profeta y un general, igual que en el caso de la reina Jezabel en la Biblia.