En capitulo
anterior dedicamos un espacio a la ofensiva victoriosa de la Coalición Anti
bolchevique. Consideramos necesario ofrecer nuevamente alguna carilla a esas
operaciones bélicas que estuvieron muy cercanas a destruir la Torre de Babel
levantada con el terror leninista entre 1917 y 1923. Allá vamos con el
historiador Bochaca.
“A pesar del
recrudecimiento de la resistencia bolchevique las tropas del Mariscal Rundstedt
ocupan Kiev y continúan su avance hacia Kharkov, mientras los bolcheviques de
Budienny resistencia coherente, tratando de replegarse siendo cercadas en Gomel.
El balance de las maniobras conjuntas de las tropas de Rundstedt con los
blindados de Guderian es brillante: y mil tanques destruidos 700.000
prisioneros… Mientras tanto en el frente Norte las unidades de Von Leeb llegan
a los arrabales de Leningrado (San Petersburgo) y al cabo de 48 horas la
cercan. La flota comunista queda rodeada y no saldrá del puerto durante ese
período de la guerra. La marcha hacia Moscú sigue implacable. Los bolcheviques de Timoshenko son envueltos con
un formidable abrazo de acero en Viasma y Briansk; en el sudeste de Moscú. El
frente se estabiliza a unos 180 kilómetros del Kremlin. El Führer, ordena
entonces, girar hacia el Sur a Guderian y Manstein quienes, en tres semanas,
ocupan la fortaleza de Sebastopol con la península de Crimea. Kharkov es tomada
por asalto, prosiguiendo las divisiones blindadas hacia Rostov y el Cáucaso. La
Wermacht reinicia sus ataques en el sector central con lo que Zhukov se
repliega. Las avanzadillas de los blindados de Guderian y de Von Hoth llegan a
los suburbios de Moscú.”
La capital
comunista es rápidamente abandonada por los mafiosos comunistas los que, con su
camarada jefe (Stalin) ponen pies en polvorosa.
Todo parece llegar al final. Moscú, como Sodoma, tiembla. Pero… desde
Washignton el pacifista-no sonreír-Roosevelt acudirá presuroso para salvar al
comunismo.
El accionar
del Fariseo Marrano estuvo trabajando durante años para un momento como el que se
vivía en los finales de noviembre de 1941. Su primer movimiento data de 1935
cuando fue votada por el Parlamento yanqui el “Acta de Neutralidad”. Por ella,
nos informa el historiador Bochaca, se prohibía toda exportación de materiales
bélicos a países envueltos en una guerra. En 1937 se amplió el Acta disponiendo
lo que en inglés se llamó “Cash and Carry” y que establecía que todo artículo
de interés no militar que adquirieran los beligerantes debía ser pagado contado
y transportado en barcos de la nación compradora. La famosa “Ley de
Neutralidad” fue puesta por el presidente y su “Trust de Cerebros” (Brian
Trust) en la línea de sus ataques. Todo comenzó con un violento discurso contra
Alemania e Italia que dio pie a que se lanzara contra el “Acta de Neutralidad”.
En noviembre
de 1938, recrudeció su fobia contra el Fascismo y el Nacional-Socialismo que lo
llevó a romper Relaciones con Alemania tomando como pretexto la “Noche de los
Cristales”.
Expliquemos
en pocos reglones el suceso acaecido en Alemania el 9 de noviembre de1938.
Todo comenzó
en Paris cuando, un hebreo de apellido Grysnpan llegó hasta la Embajada del
Reich y solicitó audiencia con quien se encargaba de las relaciones culturales
con Francia. En momentos en que el citado representante diplomático abría las
puertas de su despacho para atender al visitante, éste le disparó varios
balazos que, le dieron muerte en el acto. El incalificable suceso fue conocido
de inmediato en Alemania. La reacción popular fue romper las vidrieras de
comercios propiedad de judíos. El hecho ha pasado a la historia judía con el
nombre de “Kristallnacht”. Se lo recuerda anualmente con reuniones especiales
de las comunidades en cada país donde habitan.
Roosevelt,
tomó esa noticia con evidente indignación y, como señalamos líneas arriba, en
discurso radial, anunció el rompimiento de relaciones diplomáticas con Berlín. El
ministro Goebels contestó por las radios del Reich: “Si el señor Roosevelt
decide retirar su embajador en Berlín, esto le concierne a él exclusivamente. Si
Norteamérica, decide no mantener relaciones diplomáticas con nosotros, no
tenemos nada que objetar. Pero, nos molesta profundamente que se ocupen en la
Casa Blanca, de nuestras diferencias con los judíos. Los alemanes nunca han
pedido cuentas a los Estados Unidos, sobre la manera como tratan a sus negros o
como exterminaron a sus indios…”.
Cabe también
señalar, a cuenta de comparaciones, que, en esos mismos días, en la zona de
España dominada por los comunistas, se torturaba y asesinaba a miles y miles de
católicos. Pero esas realidades de martirio y sangre no inmutaban al Fariseo, que
solo lloraba por vidrios rotos. Pero sigamos con el relato histórico.
En las
primeras semanas de 1939, en Panamá se reunía una conferencia en la que
participaba toda América. El histrión de la Blanca Casa no podía faltar para
señalar el “peligro” del Fascismo. El “señor” presidente, insistió una y otra vez
en preparar un frente internacional, contra Roma y Berlín. Pero el belicismo de
Roosevelt –señala el historiador Bochaca –“no fue acompañado, al contrario, Argentina
y México se manifestaron resueltamente en contra de la política de la Casa
Blanca”. La dignidad de Hispanoamérica estaba representada por Argentina y
México, cuyos límites geográficos, muestran y dibujan por siempre la Espada y
la Cruz. Una al Sur y la otra al Norte.
Delano no
cesaba de buscar pertinazmente la guerra. El “Acta de Neutralidad” fue
desapareciendo con la “Ley de Préstamos y Arriendos”. Roosevelt “vendió” como
chatarra millones de fusiles a Gran Bretaña. De esa manera sorteaba el problema
de la hipócrita prescindencia en el conflicto.
En paralelo, comenzó,
en los EEUU, una campaña feroz contra los que se oponían a la política del Tirano
demócrata. Vamos a dar algunos ejemplos,
los que encontramos en estudios de Bochaca. Allí aparecen, asesinatos con misteriosas
muertes, y campañas de difamación a través de la prensa libre…de principios
morales.
Citemos el primer
caso, cuyo protagonista Es, por su inmortalidad, Charles Lindbergh. Este hombre
valiente y noble fue conocido en la década de los Años 20 como uno de los ASES de
la aviación mundial pues, en un pequeño avión bautizado: “El Espíritu de San
Luis” unió la capital de los EEUU con Paris (1926). Hazaña que no tenía
precedentes y que abría nuevos rumbos. En los años que nos ocupan, este Grande,
se había convertido en en el mayor opositor del Roosevelt Iscariote. Por eso el
“trust” decidió eliminarlo.
Como nos dice
Bochaca: “mostrando claramente que responden a una voz de mando, las Grandes
Rotativas, las Radios y Hollywood atacaron al entonces Senador, desde todos los
ángulos, se desenterraron viejos asuntos que concernían a la familia de su
esposa. Fue acusado falsamente de tráfico de influencias. A ello, se agregaron frases
de años atrás, alteradas convenientemente”, amén de mil puestas en escena para
lincharlo y que no pudiera enfrentar al Tirano demócrata. Ello se consiguió
plenamente. Lindbergh con su gloria y caballerosidad, fue víctima de crápulas
mafiosos del rojismo internacional.
Otro caso a
tener en cuenta, fue el del Senador por Luisiana, Huey P. Long quien, desde su
banca, presentó batalla al bien llamado Delano. Las intervenciones de Long, se
centraban en la política procomunista y belicista del “presidente”. En agosto
de 1935, habló ante el Senado, denunciando que tenía pruebas de su próximo
asesinato. Las burlas fueron generales en la simiesca asamblea. Sin embargo, antes
de finalizar ese mes, Long caía asesinado en el Building State por un sicario “apellidado”
Weis que le disparó varios tiros a quemarropa. Toda investigación fue
paralizada por órdenes que se perdieron en los resortes de un poder esotérico. Lo
escrito, se reitera en los EEUU.
Veamos como
este mismo caso, continuó en el sucesor de la banca que ocupara Long y que lo
fue Oswald Allen. Éste, mantenía la misma línea política de su antecesor, es
decir anticomunista y contrario a la política mafiosa y pro bolchevique de
Roosevelt. De todas maneras, en sus primeras intervenciones, senatoriales
apuntó a poner en marcha una investigación, respecto al asesinato de Long. Lo
que “conmueve, decía Allen, e importa y mucho es que nuestro amigo muerto, ha
dejado datos” sobre quienes participaban en la conspiración. Sus reclamaciones
conmocionaron. Se ocupaba, con vocación de justicia, de reunir pruebas. De
pronto, apareció muerto, al parecer envenenado. (Gerald L k Smith “Suicidio” Pág
28).
Otro caso
patético de la “gran democracia del Norte” se produce, como ya era costumbre,
durante la ejemplar era roosveltiana. El
doctor Williams Wirth, activo Senador,
por Indiana quien, desde su banca, acusó al klan comunista “gobernante”,
(encabezado por el Vicepresidente Henry Wallace que, junto a Félix Frankfurters, Sam Rosenthal y Rex Tugweil) de preparar una alianza con la Tiranía estalinista.
Los hechos darían la razón al Dr. Wirth. Pero éste, murió repentinamente. “La
autopsia solicitada por la familia, no fue aceptada por las autoridades”. Con
su silencio eterno habló para la historia el Gran Señor que fue el Senador
Wirth.
En esta
especie de tren fantasma, (cada vuelta un nuevo horror) que es la era de las
grandes mentiras de Roosevelt nos encontramos con otro caso que nos revela el
ya mencionado historiador español don Joaquín Bochaca. Con nuestro guía, encontramos
otra perla negra que pasamos a resumir por razones de espacio.
El nuevo escándalo
comenzó así. Un alto funcionario de la Embajada de EEUU, en Londres,
(concretamente jefe del Gabinete de Cifra) cuyo nombre era Tyler Kent tomó
conciencia que, muchos de los documentos de Roosevelt a Churchill y viceversa,
que pasaban por sus manos, mostraban que ambos jerarcas conspiraban para
desacreditar a Chamberlain, entonces Primer Ministro del Reino Unido. De todas
maneras, con el correr de los días, al descifrar Kent, otros telegramas, encontró
y ya no dudó que, lo que se pretendía hacer contra Chamberlain, “era remover el
obstáculo para la guerra total”. El joven Kent decidió, entonces, cortar el
nudo gordiano y dar a conocer al mundo, cuales era las intenciones del
presidente falaz. No pudo ser. La policía británica alertada por agente del
espionaje interno, lo detuvo (pese a su condición de diplomático) siendo
sometido, a un tribunal inglés, que lo condenó a siete años de cárcel. Pero el
atropello no quedó allí. John Owen, amigo personal de Kent e hijo del Cónsul
americano en Copenhague (Dinamarca) quiso dar a conocer a los norteamericanos lo
sucedido y viajó a los EEUU. El intento de arrancar la careta al Tirano fracasó.
La víspera de su conferencia por Radio para decir verdades, fue encontrado
muerto por una pócima de letal veneno. (“Ann HP Kent Appeal presented to Democratic
National Convention”). Podríamos presentar nuevos misterios sin castigo.
De todas maneras,
creemos que, por el momento, sobran para mostrar la catadura del “personaje”
que hoy, como escarnio a la Verdad y a la Decencia, posee un gran monumento en
los EEUU. Un recorrido por ese sitio lo haremos con el lector en otra
oportunidad. En este momento tenemos que volver al camino electoral de la
época.
Corre 1940 y la
tortuosa senda hacia el sillón, del esclavista y primer presidente
norteamericano Gral. George Washington, ha sido desbrozada por el “presidente” con
sangre y mentiras. Roosevelt, posee como
receta para permanecer en la Casa Blanca los escritos de “aquel hombre nefasto que,
como dijera José Antonio, en 1762 publicó el Contrato Social”.
El plumífero
ginebrino “vino a decirnos-continúa el Grande de España- que la Verdad y la
Justicia no eran categorías permanentes, sino que eran en cada instante
categorías de voluntad”. “Y como esa voluntad es infalible y solo se expresa
por medio del sufragio, esa farsa de las papeletas entradas en una urna tenía
la facultad de decirnos en cada instante si Dios existía, o no existía, si la
verdad era la verdad o no era la verdad, si la patria debía permanecer, o si
era mejor que, en un momento se suicidase”. El relativismo democrático, una
verdadera estafa, fue manejado por el “veraz” Delano para hacer alianzas con
los comunistas y con los liberales que se inclinaban hacia la dictadura de
Stalin. Amén de ser candidato de estos esos grupos y del Partido Demócrata, cualquier
pacto venía bien para derrotar a Dewey el opositor nacionalista y republicano.
Lo consiguió por escaso margen. Esos
pocos puntos fueron, los que arrimó el comunismo y los liberales pro
bolcheviques. Con la satisfacción de su egolatría el Fariseo se puso en marcha,
ahora SÍ, hacia la guerra total.
Comenzaba
1941 y la primera ley que hace aprobar por la mayoría de un voto, es la de llamar
bajo banderas a un millón seiscientos mil hombres… Proseguiremos, Dios mediante,
en cercana edición.
Luis Alfredo
Andregnette Capurro
Desde El Real
de la Muy Fiel y Reconquistadora
Ciudad de San
Felipe y Santiago de Montevideo.
Nacionalismo Católico San Juan Bautista
Muy buen articulo
ResponderBorrarSobre esa muerte de Tyler Kent no me la sabía, felicidades al prod Luis por este artículo!!!
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