A siete años de un artículo sobre
Bergoglio
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Miles Christi - 13/09/2020
“La necedad es alegría para el insensato” (Pr. 15, 21)
Adjunto seguidamente enlace al artículo
“El extraño pontificado del Papa
Francisco”, publicado el 13/09/2013 en lengua francesa y posteriormente, el
13/03/2014, en cinco idiomas -castellano, inglés, francés, italiano y portugués-,
en una nueva edición ampliada: https://gloria.tv/post/7Ri4pYLQEkmeD8fBvJ9iP9eAT.
Como la historia de este artículo tal vez pueda interesar a alguien, brindo
a continuación una sucinta cronología del mismo, acompañada de algunos
comentarios.
Transcurría el año 2013 y yo vivía en
Francia. Consternado por las incontables aberraciones perpetradas por Bergoglio[1]
desde su muy humilde instalación en la Casa
Santa Marta como simple “Obispo de Roma”, me puse a recabar información al
respecto durante el verano septentrional de ese año, que fui apuntando en un
cuaderno. Habiendo reunido suficiente material sobre el tema, durante el mes de
agosto compuse un artículo en francés, que difundí el 13 de septiembre, para
hacerlo coincidir con el sexto mes desde su elección. Luego, en enero de 2014,
lo traduje al castellano, añadiéndole el sexto y último capítulo -“Otros dichos y hechos”-, y lo publiqué
en varios blogs argentinos y españoles el 13 de marzo de 2014, con motivo del
primer aniversario de Bergoglio en el Vaticano. Poco tiempo después contaría con
las versiones inglesa, italiana y portuguesa, gracias a la colaboración de
gente amiga, inmediatamente publicadas en diversas bitácoras en dichos idiomas.
Desde entonces, como algunos de ustedes
sabrán, me he visto moralmente constreñido a escribir varios más, en reacción
al desenfrenado afán destructor que anima al formidable blasfemador porteño. No
obstante, estimo que con lo consignado en esa reseña, hace ya siete años, hay sobrado
material para comprender quién es este hombre, los principios en los que se
inspira y los objetivos que persigue. En definitiva, este viejo escrito, en el
que, por razones obvias, falta la inmensa mayoría de las aberraciones
bergoglianas, me parece ampliamente suficiente para percatarse de que nos
encontramos en presencia de un impío notorio, de un enemigo jurado de Dios y de
la Iglesia, y de que tenemos que habérnoslas con un perfecto modernista, según
la minuciosa caracterización que de esta corrosiva herejía hiciera San Pío X en
su encíclica Pascendi.
Los hechos referidos son todos del año
2013, y la gran mayoría se circunscriben a los primeros seis meses de su
“pontificado”. Todo lo que vino después no añadió nada esencialmente novedoso a
sus primigenios desvaríos: se trata simplemente de desarrollos o
explicitaciones de lo que había puesto de manifiesto desde el inicio:
ecumenismo, humanismo, naturalismo, mundialismo, ecologismo, etc.
Desgraciadamente, los escandalizados
por Amoris Laetitia, por el Sínodo
Amazónico y el culto a la “Pachamama”, o por el cuestionamiento del celibato
sacerdotal, en general, no perciben esto. No logran comprender que, desde el
vamos, Bergoglio dio muestras indiscutibles de su modernismo visceral,
evidenciado por herejías y blasfemias tan numerosas como incesantes,
prácticamente todas ignoradas, o minimizadas, dicho sea de paso. Lamento mucho
tener que decirlo, pero esto es algo muy grave, dado que, desde esta
perspectiva, aparentemente bastaría con que se eliminara una nota al pie de página
de Amoris Laetitia -la que deja la
puerta abierta para la comunión de los “recasados”-, o con que se preservara la
disciplina del celibato sacerdotal, para que la situación retornara a la “normalidad”,
o cuando menos, para que se hubiera “evitado lo peor”.
Esta mirada es tan ingenua como
irresponsable, puesto que soslaya lo esencial del asunto, que reside en el
ecumenismo y el naturalismo modernista de Bergoglio y de todos sus predecesores
conciliares -con la sola diferencia de que éstos últimos solían cuidar más las
“formas”, de manera análoga al proceder de Napoleón, quien consolidó los
principios revolucionarios de 1789 camuflándolos bajo las “formas” del “Antiguo
Régimen”-. Las múltiples reuniones interreligiosas de Asís son una prueba
irrefragable de ello.
Pero aquí me apresuro a hacer una
observación que considero capital, destinada a quienes “suspiran” al recordar
los “buenos viejos tiempos” ratzingerianos. Me permito recordarles que
Ratzinger fue cómplice y/o activo promotor nada menos que de los cinco grandes aquelarres
idolátricos y apóstatas de Asís, mucho antes del lamentable episodio
bergogliano de la “Pachamama”, que parece una “minucia”, podríamos decir, en
relación al abominable invento wojtyliano. Primero lo hizo como Prefecto del
Santo Oficio durante el pontificado del “Magno” polaco, en tres ocasiones; una
cuarta vez, convocándolo él mismo, en pleno uso de su prerrogativa pontificia, en
2011; y por quinta y última vez, en su calidad de “Papa Emérito”, en 2016.
Si traigo a colación esas célebres
“Jornadas de oración por la Paz” de Asís es solamente porque constituyen el
ejemplo más flagrante del modernismo imperante en Roma desde el CVII, y también
por concisión, ya que se podrían citar sobre el tema infinidad de textos del “magisterio”
conciliar y post conciliar que demuestran fehacientemente este hecho. Imposible
dejar de mencionar los documentos conciliares Nostra Aetate, Unitatis
Redintegratio y Dignitatis humanae
-pero no exclusivamente-, en los que, en ruptura con casi 2000 años de
magisterio eclesiástico, se adoptó una innovadora eclesiología “ecuménica” e “interreligiosa”,
de fundamento gnóstico-panteísta, cuya meta es extender paulatinamente los
límites de la Iglesia a la humanidad en su conjunto. Combatir los errores
actuales sin remontar a sus causas profundas es una actitud incoherente y, huelga
decirlo, un callejón sin salida…
Y, precisamente, la gnosis panteísta es
el substrato mismo del modernismo, con su doctrina evolucionista de la
“inmanencia vital”. Y es el modernismo el que hace posible el ecumenismo
conciliar y las susodichas “Jornadas de Asís”. ¿Por qué? Porque el modernismo sostiene
que la divinidad yace en las profundidades del psiquismo humano, del cual
surgen todas las manifestaciones religiosas, todas ellas instrumentos válidos
para vincularse con esa misma “divinidad”. La cual se encuentra en las
antípodas del Dios Creador, Redentor y Remunerador, que trasciende
infinitamente a sus creaturas. A quien pensara que exagero, lo invitaría a que
leyera atentamente la encíclica Pascendi
y podrá comprobar esto por sí mismo.
En definitiva, el “pontificado” de Bergoglio
encarna la continuidad del proyecto conciliar de desnaturalizar a la Iglesia desde
el interior, adaptándola a las ideas revolucionarias, naturalistas, liberales y
“progresistas”, -el famoso “aggiornamento” o “puesta al día” de la Iglesia con
los tiempos “modernos”-, las cuales fueron difundiéndose gradualmente en Europa
desde el “Renacimiento”, seguido por la “Reforma” Protestante y el “Iluminismo”
racionalista, y que terminaron imponiéndose a nivel político con la Revolución “Francesa”.
Recordemos que la
finalidad del modernismo, profesado por Bergoglio y por sus predecesores
conciliares, es la de introducir en la Iglesia la gnosis panteísta,
disimulándola bajo un lenguaje cristiano, para poder engañar mejor a los fieles
desprevenidos, a la manera de un Rahner o un Teilhard de Chardin. Esta doctrina
“iluminista” -naturalista y evolucionista, disolvente de la verdad absoluta y
de una revelación divina objetiva y exterior al ser humano-, fue progresivamente
ganando terreno dentro de la jerarquía eclesiástica desde mediados del siglo
XVIII, merced a la obra propagandística efectuada por los “filósofos ilustrados”,
sobre todo a partir de la Revolución de 1789; fue luego momentáneamente neutralizada
por San Pío X, a comienzos del siglo pasado, para finalmente imponerse en el CVII,
con la adopción de la libertad religiosa, la colegialidad episcopal, el
ecumenismo, el “diálogo interreligioso” y la nueva eclesiología del “subsistit
in”.
Así pues, el secular y
tenaz esfuerzo de infiltración llevado a cabo por los enemigos de la Iglesia
dio finalmente sus frutos envenenados de manera oficial al ser adoptados sus
falsos principios en los documentos conciliares, gracias a la activa y esmerada
complicidad de los neo “santos” Roncalli y Montini, de los cuales el hereje
notorio y blasfemador empedernido Jorge Mario Bergoglio es el legítimo y
funesto heredero...
Para descargar “El extraño
pontificado del Papa Francisco” en cinco idiomas:
Castellano:
https://drive.google.com/file/d/1V8hcY9UrEs8Yt5Frhv0cY6LzwrDcXO3w/view
Inglés:
https://drive.google.com/file/d/1a-rN_2Z31RYns-ONN0gyFzO0Y99RFplz/view
Francés:
https://drive.google.com/file/d/1N_Uc1ZGxxe-rWtCmOKC9AvHKKnjecNLp/view
Italiano:
https://drive.google.com/file/d/1g7HmHgf5nvfgPgz-kpxDpiuk0eYKaEzo/view
Portugués:
https://drive.google.com/file/d/14PkQR9ES_QajUVd-Q0iU0nznVsEM24Bm/view
PDF del artículo sobre “El
extraño pontificado del Papa Francisco”:
https://drive.google.com/file/d/1KG6vhcQxlH-yFitDTW4AgZRqXOLnWNo6/view
[1]
Para mayor información sobre las innumerables herejías y blasfemias de
Bergoglio, se pueden consultar los libros Tres años con Francisco: la impostura
bergogliana y Cuatro años con Francisco: la medida está
colmada, publicados por Éditions
Saint-Remi, en cuatro idiomas (castellano, inglés, francés e italiano):
www.amazon.fr/Boutique-Kindle-Miles-Christi/s
http://saint-remi.fr/fr/35-livres#/filtre_auteur-miles_christi
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