Breve crónica de un viaje a los Estados Unidos en tiempos de “pandemia” - Luis Alvarez Primo

   Por amable solicitud del director del blog NCSB, deseo compartir con sus amigos y lectores algunas notas del viaje que por gracia de Dios tuve ocasión de realizar a dos ciudades de los Estados Unidos la semana del 18 de octubre pp.

    El viaje tuvo dos objetivos principales: visitar al Dr. E. Michael Jones en la ciudad de South Bend, Indiana, y luego, participar del encuentro  más importante del tradicionalismo católico estadounidense, en la ciudad de Pittsburg, Pensilvania,  denominado Catholic Identity Conference, organizado y coordinado por Michael Matt,  Editor del diario católico “The Remnant”. (Fundado en 1967, sus orígenes están en el diario “The Wanderer”  fundado en 1867 por su familia)

    Como es de muchos conocido,  el Dr.  E. Michael  Jones es un prolífico, agudo y valiente  historiador católico, Editor desde hace cuarenta años de la potente revista “Culture Wars”, con suscriptores y lectores muy calificados en todo el mundo. (De hecho, una de las secciones interesantes de la revista son las cartas de los lectores). La larga lista de importantes y sorprendentes obras del Dr Jones se pueden ubicar en el catálogo de “Fidelity Press” en la internet. Las documentadas investigaciones históricas y culturales del Dr Jones impactan duramente en la ideología dominante de la corrección política contemporánea,  por lo cual no sorprende que Amazon, el poderoso sitio electrónico de venta minorista de libros, en un en un acto de censura que lo degrada,  haya dado de baja a todos sus libros—apropiándose aun de las reseñas de los mismos—excepto, curiosamente, Barren Metal: historia del capitalismo como conflicto entre la usura y el trabajo     

    Con el Dr. Jones hemos forjado una hermosa amistad en torno a ideales y proyectos compartidos.  Concretamente, uno de los objetivos de mi viaje fue llevarle el libro de prueba de imprenta con mi traducción de El Espíritu Revolucionario de los Judíos y su Impacto en la Historia Mundial (1304 páginas) a fin de coordinar su próxima publicación para diversos países hispano parlantes.

    South Bend es una hermosa ciudad con frondosas arboledas de robles y arces que en otoño regalan al transeúnte una impresionante paleta de rojos, ocres, amarillos y verdes. Está surcada por el ancho y manso río Saint Joseph, a donde llegan a desovar los salmones. Jones (1948) , alto, delgado, espigado y fibroso sale a remar 5 kms a diario después de ir temprano a misa. 

    Me hospedé en la hermosa casa frente de la suya, en donde funciona su Editorial Fidelity Press, y cruzaba para las exquisitas comidas que preparó Ruth, la mujer de Jones con quien está casado desde hace 50 años y con quien tuvo 5 hijos y hoy 20 nietos. Recién casados, muy jovencitos, Jones y Ruth vivieron en Alemania, donde Jones daba clases de inglés y lideraba una banda de música junto a 5 alemanes ( tres hombres y dos mujeres). Aquellos años están cargados de recuerdos que ellos compartieron gratamente conmigo durante las comidas, cuando no hablábamos de los innumerables temas vinculados a sus libros, que yo le proponía para comentar o ilustrar con algún detalle.

     Durante mi estadía fuimos a misa todos los días a la capilla de la Iglesia Saint Patrick donde se turnaban para celebrar dos sacerdotes de la India. La ciudad está salpicada de Iglesias de los diversos grupos étnicos originarios—alemanes, polacos, irlandeses, etc—que poblaron South Bend. Por supuesto, también hay un enorme templo masónico en el centro de la ciudad. A la vera del río, de noche, durante una caminata con Jones, pude ver al otro lado del río los carteles luminosos de algunas disco-gay, especialmente promovidas por el patético ex alcalde, Pete Buttigieg, homosexual que no tuvo empacho en protagonizar escandalosas escenas durante su casamiento gay.

    South Bend fue sede de una potente industria automotriz, Studebaker Automobile  Company, pero esta no pudo soportar el estrangulamiento que le provocaron Ford y General Motors. De manera que en la ciudad la única industria que queda es la de la Universidad de Notre Dame, cuyo enorme campus en estos meses de seudo pandemia Covid-19 ha quedado casi desierto. La gran expansión de Notre Dame, otrora prestigiosa universidad católica, se dio a impulsos del genio recaudador de su presidente durante 35 años, entre 1952 y 1987, el sacerdote Theodore Hesberg (1917-2015) quien, al parecer, a cambio de cuantiosos fondos aportados por miembros del establishment americanista fue entregando la ortodoxia católica. Se cuenta que Hesberg se jactaba de tener más poder que la comisión episcopal norteamericana.  Tan respaldado se sentía por su amistad con el Papa Paulo VI, que llegó a presentarle en Roma a Nelson Rockefeller III, quien, sin escrúpulos, se ofreció en la ocasión para escribir al Papa una encíclica sobre anticoncepción. Tales eran los vientos que soplaban en los años 1960, y como hoy todos podemos constatar, de aquellos vientos tenemos ahora las actuales tempestades del Nuevo Orden Mundial, cuya agenda global  judeo-masónica ha abrazado Bergoglio en la Santa Sede  (Frattelli tutti).

   En nuestra larga caminata hacia el campus de Notre Dame pasamos frente a la casa de Amy Coney Barrett, la recientemente designada miembro de la Corte suprema de Justicia, ex académica de Notre Dame.

    Incorporado al campus se halla el enorme estadio del equipo de football de la Universidad con capacidad para 35.0000 espectadores, rodeado de las estatuas de bronce de los “coach“ históricos  del equipo, a quienes Jones con ironía me fue presentando como los “dioses” de la Universidad.

   Sin duda, uno de los edificios más bellos en el campus es la Iglesia gótica con todas sus características típicas del arte medieval, vitrales y frescos impactantes.

   Con Jones nunca usamos el ridículo barbijo, excepto en aquellos lugares donde fue estrictamente necesario, tan solo para entrar, ya que, traspuesto el umbral era posible sacárselo. Tal es el valor simbólico del adminículo que allí muchos llaman “the stupid mask”.

   El paseo al Lago Michigan, uno de los más grandes del mundo, que separa a Estados Unidos de Canadá, me planteó un desafío inesperado: acompañar a Jones a subir un altísimo médano. Creí que me infartaba. Pero llegué a la cima salvando mi honor y el de mis hijos, quienes son grandes deportistas. Sin agitarse, Jones me relató durante la caminata conmovedoras historias de la gran epopeya cumplida por los abnegados sacerdotes jesuitas franceses – muchos de ellos mártires de la Fe--que evangelizaron a los nativos de la región. Abierto el apetito, nos reunimos con Ruth, la mujer Jones, con quien fuimos a un bar cercano, “Greenbush Brewery”, donde cerramos la jornada con ensaladas, sopas y carne de cerdo y de pavo, todo acompañado de buena cerveza.

  Tuve ocasión de conocer al muy agradable hijo mayor de Jones quien vive con su mujer rusa y ocho hijos en Detroit. Después de 22 años en la Ford Motor Co, la empresa  le dio de baja y ahora una vez cada15 días viaja a South Bend a ayudar en la Editorial de su padre, en particular en el estudio de video grabación. En la compacta editorial colaboran dos jóvenes, Alyssa, norteamericana de origen mejicano y Catherine. Y una venerable anciana que ayudó a criar a los hijos de Jones también colabora atendiendo el teléfono.

   Concluidos los arreglos editoriales pertinentes para la publicación de mi traducción, y con algún atraso involuntario, partí en un auto alquilado con destino a Pittsburg, Pensilvania, a la “Catholic Identity Conference” (CIC).  Había solicitado un automóvil pequeño, pero por el mismo precio me dieron un poderoso “Toyota Camry” que fue un placer conducir durante 620 kms. (Debo confesar un pecadillo: con las debidas precauciones—es decir, anticipando que no había ningún patrullero escondido--- en pocos segundos puse al Toyota Camry a más de 200 kms por hora en un tramo corto.

   Las autopistas son fantásticas. Los camiones enormes, muchos con tres acoplados. Todo es grande. Parquizado. Perfectamente señalizado.  Las ciudades son silenciosas. Sólo se ven autos silenciosos, último modelo. En las zonas rurales todos los caminos están asfaltados. La gente es amable, y los prestadores de servicios, muy profesionales.  Se ven casos de mucho sobrepeso, particularmente en la población negra. La televisión—Jones no tiene televisor—es un bombardeo continuo incitando al consumo. Y, por supuesto, a “usar barbijo, y guardar distancia social”.

    Ya caída la noche, al llegar al Hotel Double Tree by Hilton ubicado en una colina sobre la Avenida Mansfield en Pittsburg, la primera persona con quien me topé fue Michael Matt, su hija Cecilia y otra joven, quienes tomaban un poco de aire después del azaroso primer día de conferencias, las cuales yo ciertamente me perdí ese viernes.  La más importante—la de Monseñor Carlo María Viganó – fue transmitida online y dio el tono al Encuentro. 

“I guess you are the great Michael Matt”, le dije. Y me respondió: “¡sé que soy Michael Matt. No sé si soy grande!”. Y nos reímos.

    Ahí nomás le dije que era portador de una carta de parte de los organizadores de la Marcha de la Cristiandad en la Argentina con una invitación para que en agosto del 2021 venga a la Argentina con un grupete de jóvenes norteamericanos, sus banderas y sus pancartas. 

    La organización del encuentro fue perfecta. Todos los días misa tridentina en impecable latín a las 7 a. m celebrada por el muy piadoso y agradable Padre Gregory Pendergraft, FSSP. Los Cantos en Gregoriano estaban dirigidos por el liturgista y filósofo Peter Kwasnieski.  La concurrencia fue de unas 650 personas. Varias editoriales del tradicionalismo católico aportaban materiales interesantísimos, imposibles de traducir a pesos argentinos.

El programa de conferencias sintéticamente expuesto fue el siguiente:

Viernes 23/10

Padre Huhes Beaugrand, IBP: Contrarrevolución, La guerra de Occidente: Desafío o respuesta al Sagrado Corazón.

Arzobispo Carlo María Vigano: Francisco, chivo expiatorio: Cómo la Revolución del Vaticano II sirve al Nuevo Orden Mundial.

Pátrick Archbold: En el jardín de las bestias: Identidad católica en nuestro Nuevo Orden Mundial.

Dr. John Rao: El abrazo inevitable de un Infierno vivo por parte de un mundo decadente.

 Padre John Echert: Francisco y el nuevo desorden de la Iglesia: Los pastores en la playa de estacionamiento.

Obispo Melquita Anthony Spinosa: La Reina del Cielo: El papel esencial de Nuestra Señora en la unidad de los clanes.

Sábado 24/10

Expositores sorpresa: Resultó ser Steve Bannon.

Diane Montagna: El Nuevo Orden Mundial y como el Vaticano se compromete con la ideología globalista.

Padre Gregory Pendergraft: Encerrona espiritual: El papel de los pastores fieles en la nueva Dictadura Sanitaria.

Elizabeth Yore: El ataque a la fe y como salvar la Iglesia. (La traición a los católicos chinos)

Christopher Ferrara: Histeria embarbijada: COVID  1984 & La dictadura sanitaria global.

Dr. Steven Mosher: Sino-Politk vaticana: Como el pacto del Vaticano con el Diablo impacta en el mundo post COVID.

Domingo 25/10

Zoom: Preguntas y respuestas con el Obispo Athanasius Schneider desde Kazajistan.

Obispo Athanasius Schneider: El Reinado de Cristo frente al Nuevo Orden Mundial.

Padre James Altman: Tyburn (*) repetido: El castigo de permanecer católicos. (*)  Tyburn: Lugar en Londres donde muchos mártires fueron ejecutados.

Remnant-TV Mesa Redonda en vivo para Remnante-TV con los panelistas de la CIC.

CIC 2020: Palabras de clausura y bendición.

 

    A fin de que esta crónica no se alargue, pasaré a señalar algunas conclusiones sobre las ideas que prevalecieron en el discurso de los expositores con alguna acotación mía:

1.      Hubo una fuerte y documentada crítica al Papado de Bergoglio y su alianza con los Poderes Globales.

2.      Típicamente se habló mucho de Comunismo, pero nunca se dijo quiénes fueron los promotores del Comunismo. Se habló de guerra, y de guerra cultural, pero nunca se definió con claridad al enemigo. También se habló mucho de Nuevo Orden Mundial pero no se habló con claridad de sus verdaderos personeros. 

3.      Por cierto, y no sin cierto exagerado dramatismo, y aun ingenuidad, hubo entre los organizadores y la mayoría de los participantes un rotundo apoyo a Trump. Es evidente que solo quien se reúse a ver que la democracia es un sistema esencialmente tramposo y amañado, puede creer que un candidato tan malo como Joe Biden pudo haber sido elegido para otra cosa que la garantía del triunfo de Trump, el cual ha estado garantizado desde el principio por el sistema.

4.      En la CIC se puso de manifiesto que, frente a la profunda crisis y la enorme corrupción que afecta a la más alta jerarquía de la Iglesia, el tradicionalismo católico y la Misa Tradicional ganan fieles y vocaciones entre los jóvenes y familias estadounidenses que desean preservar su identidad católica.

5.      El Arzobispo Viganó hizo un profundo análisis y descarnado de la crisis que afecta a la Iglesia (aunque omitió una cuestión central).

6.      El Obispo Schneider -desde su durísimo pasado en la Unión Soviética- retempló los espíritus con un mensaje profundo para contribuir a fortalecer la fe y la esperanza de los fieles católicos dentro de la Iglesia, por cierto, alejados de todo aventurismo sedevacantista.

    Por gracia de Dios, el domingo, al final de la mesa redonda, Michael Matt anunció que quedaba tiempo para una última pregunta a los expositores. En ese momento yo me hallaba sentado a un metro de distancia de Michael Matt, levanté la mano, tomé el micrófono que él me alcanzó y dije:

“Soy de Argentina, conozco bien al Cardenal Bergoglio. Bergoglio nunca, nunca podría haber sido elegido Papa sin la ayuda y colaboración de los judíos, en particular de los rabinos Skorka y Bergman, del Rabinato internacional y de los elementos judaizantes dentro de la Iglesia como el Cardenal Kasper. Bergoglio en la Argentina fue el gran promotor de judeo-cristiana, cediendo iglesias y la mismísima Catedral de Buenos Aires a los judíos para que celebraran sus blasfemas ceremonias. Todo está documentado en el libro “La Iglesia traicionada” de un gran historiador católico, el Dr. Antonio Caponnetto. Ahora bien, aquí se ha hablado mucho de guerra, y aun de guerra cultural, pero no se ha hablado de la cuestión judía. Quisiera saber qué piensan los panelistas de la cuestión judía”.  

    Siguió un pesado silencio y algunos soterrados aplausos.

    Entre los panelistas tomó la palabra el abogado Chris Ferrar quien comenzó a hacer rodeos diciendo, en síntesis, que el problema no era étnico, que el problema era el liberalismo, el Comunismo y la Masonería. Con tan pobre respuesta, John Rao se sintió obligado a intervenir, pero tampoco abordó el tema.

    Terminada la conferencia me acerqué a Michael Matt y le pedí un minuto para preguntarle, para TLV1 de Argentina, sobre los fines de la conferencia y un saludo para la gente de la Marcha de la Cristiandad en la Argentina, a lo cual accedió muy amablemente y nos despedimos con un abrazo.

    Habiéndole transmitido al Dr. E. Michael Jones la pregunta que formulé al final de la mesa redonda, me respondió:

“Me alegra saber que planteaste la cuestión judía con tanta firmeza y tacto en la Conferencia sobre Identidad Católica.  La respuesta de Chris Ferrara y de John Rao muestran que tocaste un asunto que ellos no quieren abordar. También dejaste claro que esta cuestión es demasiado grande para ser ignorada. Así, en efecto, lanzaste una granada de mano en el corazón del movimiento tradicionalista y estalló.  Felicitaciones. Alguien tenía que hacerlo, porque ese movimiento no iba a ninguna parte. El discurso de Viganó fue prueba de que él ha sido absorbido por un movimiento que está decidido a evitar la verdadera cuestión y a concentrarse en temas seguros como el Vaticano II y la Francmasonería”. (* )

Luis Alvarez Primo

Bella Vista, 2 de Noviembre de 2020

(*) I'm  glad to hear that you raised the Jewish question as forcefully and as tactfully as you did at the Identity Conference. The response of Chris Ferrara and John Rao show that you touched on a topic which they do not want to address. You also made it clear that this question is too big to ignore. So in effect you lobbed a hand grenade into the heart of the traditionalist movement and blew it up. Congratulations. Someone had to do it, because that movement was going nowhere. Vigano's speech was proof that he had been absorbed into a movement that was determined to avoid the real issue and concentrate on safe issues like Vatican II and Freemasonry.

 

Nacionalismo Católico San Juan Bautista