Homenaje de un trinitario a
Don Martín Miguel de Güemes
en el Bicentenario de su muerte.
Por el día que, en el Buenos Aires invadido por los
ingleses, rindió el buque Justina.
No hay cebiles ni churquis.
Este viento
no huele a tunas ni a mistol florido,
la nostalgia me aprieta
como un tiento.
Ni corzuelas corriendo, ni
el balido
de unas cabras de monte
entre las tolas
o el molle amarillento y
colorido.
No es mi Salta, soldados,
pero a solas
sé que es el mismo patrio
paisanaje
contra el filibustero y sus
cabriolas.
Sé que es una esta tierra,
uno el coraje
de custodiar la fe de los
mayores
aunque cambien los rostros
o el paisaje.
Aquí estoy Buenos Aires,
sin temores
con veinte años y alférez
en el Fijo
para que hociquen los
usurpadores.
Desde el buque Justina el inglés dijo
que habría de ensañar su
puntería.
Miro el río bajar y no me
aflijo.
Ordeno carga de caballería,
meto los pingos en el agua
prieta
la nave rindo y su
marinería.
El osado abordaje abre una
grieta
de fracaso y de asombro en
los piratas.
Una bandera blanca se alza
inquieta.
Me vuelvo a Salta,
galopando matas,
Dios me quiere en el norte
fronterizo,
con destino de guerra y
cabalgatas.
ANTONIO CAPONNETTO
Muy bien compuesto.
ResponderBorrar¡ Quien nos diera festejar
ResponderBorrarnueva contienda gauchuna,
capaz de poder domar
con un jinetazo ahijuna
la pior yegua argentina,
o mejor dicho pingüina!.
Si juzmamos, en un punto
los ingleses son gauchazos,
pues con ellos viene adjunto
un par de grandes tipazos,
Belloc, Chesterton y Moro
y alguno más que hace coro.
Pero en la hacienda baguala
de la jauría sureña,
todas las aves son malas,
y la pior es la Dueña.
Ansí que sería güeno
quitar la bosta y el cieno.
Vengan gauchos milagrosos
y acudan en nuestra ayuda,
ya no hay tiempo pa miedosos,
ya no hay tiempo pa la duda,
que nos comande un Saavedra,
pa mandarlos a la miedra.
Estanislao Hernández o Marín Laguna
Gracias
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