Miles Christi - 09/06/2021
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"La
normalidad solo volverá cuando hayamos vacunado a toda la población mundial” Bill
Gates[1],
02/04/2020, entrevista con el Financial
Times: https://gloria.tv/post/LKFbpfnE8Pvs4bEUa1vNWBXov
La
mayoría de los gobiernos han seguido servilmente las instrucciones de este
“filántropo” iluminado, destruyendo la economía y la salud física y psíquica de
la gente, a la que aseguran querer “proteger del virus”. Esto es no solo
completamente absurdo y surrealista, sino, sobre todo, falso[2]
y, peor aun, lisa y llanamente criminal. Gates y sus secuaces (Schwab, Fauci,
Tedros, etc.) han decretado que no podremos volver a vivir normalmente hasta
que los casi ocho mil millones de habitantes del mundo hayamos recibido la
“vacuna” genética experimental que ellos han hecho fabricar en tiempo record,
con el pretendido objetivo de “salvarnos” de un supuesto virus cuya letalidad
es insignificante. Los cuales, por otra parte, son partidarios declarados del
programa eugenésico de reducción de la población mundial.
A
quien no lograra percibir que todo este circo macabro, esta comedia grotesca,
esta farsa colosal, de principio a fin, en su conjunto, sin matices ni
circunstancias atenuantes de ningún tipo, es una locura absoluta, un descomunal
atropello a la razón, un engendro jurídico de una perversidad a toda prueba, un
lavado de cerebro permanente, una manipulación emocional descarada, una
gigantesca maniobra de ingeniería social, una agresión caracterizada contra el
ser humano, un ataque alevoso del mundialismo tecnocrático contra las naciones
soberanas, un acto de un despotismo tan hipócrita como brutal y malévolo, la
instauración en toda regla de una tiranía sanitaria mundial sin precedentes y
un auténtico crimen contra la humanidad, solo tengo una cosa para decirle: con
gente como tú, decididamente, la humanidad está perdida.
Espero
que nadie vaya a sentirse ofendido por mis palabras, que no buscan sino
suscitar una indispensable toma de conciencia y una necesaria reacción, por
tardía que pudiera ser. La realidad es que, si todavía quedara alguna
posibilidad de poner un término a esta tiranía sanitaria, ella solo podría
venir de la disidencia, es decir, de aquellos que, viendo el problema, lo
denuncian y advierten del peligro -a riesgo de sufrir la incomprensión y el
repudio de sus semejantes-, y no de quienes aceptan sumisamente y sin
cuestionamiento el discurso oficial y se someten sin rechistar al abuso
cotidiano y al maltrato sistemático que nos infligen desde más de un año los
gurús del confinamiento, del enmascaramiento, de la “neo-vida-virtual” y de la
“vacunación-experimental-para-todos”.
Pero,
aparentemente, a la mayoría de la gente, quince meses de vejaciones continuas
no les han sido suficientes ni tan siquiera para comenzar a comprender de qué
se trata todo esto. Lo cual, debo confesarlo, constituye para mí un
impenetrable misterio. Las distopías imaginadas por Huxley y Orwell el siglo
pasado, sobre el control mental totalitario y la manipulación psicológica de
las masas, se están verificando delante de nuestras narices día tras día, pero,
curiosamente, casi nadie parecería darse por enterado.
Para
colmo, ante el estrés y la angustia que genera la incertidumbre de esta
situación inédita, prolongada indefinidamente y con un desenlace imprevisible,
se activa en el inconsciente colectivo un mecanismo reflejo de auto
preservación -completamente ilusorio- que conduce a la justificación de la
situación y a la defensa de quienes la han provocado, algo análogo a lo que
ocurre con el síndrome de Estocolmo entre las víctimas y sus secuestradores,
por el cual estos son percibidos como benefactores a quienes se debe lealtad.
Entonces,
a quien se atreva a cuestionar la versión oficial -señalando sus numerosas
incoherencias-, a dar la señal de alarma y a acusar a quienes dicen querer
“confinarnos”, “enmascararnos” y “vacunarnos” mirando solo por nuestra salud y
por el bienestar de la población, automáticamente se lo considera peligroso, se
lo ignora, se lo censura y se lo ridiculiza, acusándolo con un desdén palpable
de ser “conspiracionista” y de difundir “fake news”, cuando no directamente de
sufrir de alguna patología mental.
Como
si las conspiraciones no existiesen y como si las explicaciones oficiales
fuesen siempre necesariamente verdaderas -pensemos, por ejemplo, entre muchos
otros casos, en las famosas “armas de destrucción masiva” que sirvieron de pretexto
a la guerra contra Irak en 2003-. Como si los “fact checkers” no estuviesen
financiados -directa o indirectamente-, por “Big Pharma” y “Big Tech”, los
únicos que se han beneficiado -y de manera exponencial- con la “pandemia”. Y,
sobre todo, como si fuese imposible que un engaño de tal magnitud pudiese
acontecer, olvidando que el demonio es el “padre de la mentira” y nada menos
que el “príncipe de este mundo”…
Por
último, al cristiano que no atinara a vislumbrar el carácter claramente
diabólico e inequívocamente anticrístico que reviste absolutamente todo lo que
viene ocurriendo desde hace más de un año, no puedo sino compadecerlo
profundamente por la ceguera espiritual[3]
de que adolece, por su inquietante miopía profética y por su incapacidad
teológica radical para discernir los signos de los tiempos escatológicos en los
que esta “crisis sanitaria global” nos ha hecho ingresar.
La
cuenta regresiva ha comenzado y ella conduce de manera ineluctable al cada vez
más próximo reino universal del Anticristo, secundado por el Falso Profeta -que
tal vez vaya a ser Bergoglio, o algún sucesor suyo incluso peor que él-, quien
hará que toda la humanidad reciba la marca de la bestia “en la mano derecha o
en la frente”, sin la cual no se podrá “comprar ni vender”, y de la cual no me
cabe la menor duda de que esta minuciosamente orquestada y mundialmente ejecutada “vacunación mundial” -junto con el “pasaporte
sanitario”-, es un siniestro preludio y un ensayo a gran escala…
[1] Eso fue lo que dijo
este diabólico personaje apenas tres semanas después del inicio de la supuesta
“pandemia”, declarada por su “ONG” favorita -de la cual él es el principal
contribuyente-, la OMS, dirigida por Tedros Adhanom, su servil marioneta y portavoz
oficioso. Cabe aclarar que ninguno de los dos es médico, a pesar de lo cual sus
decisiones de “confinamiento” y de “vacunación universal” son impuestas a todos
los habitantes de la tierra, como si fuesen designios divinos, cuando no son
sino manifestaciones de una megalomanía perversa y criminal sin equivalente
alguno en la historia de la humanidad. Recordemos que Bill Gates tiene el
objetivo de reducir la población mundial con sus vacunas, así lo ha dicho
públicamente en varias ocasiones: https://gloria.tv/post/hJGMsNPzgzhs4UTwerc9v6W2n
[2] Leer al respecto “La
triple mentira plandémica”: https://gloria.tv/post/g94jxmrimetD2qo9SkiZBN7a2
[3] Es,
desgraciadamente, el caso de un porcentaje muy importante de intelectuales
católicos de corte “tradicional” y “conservador”, quienes han suscripto
convencidos, acrítica e incondicionalmente -me atrevería a decir de manera casi
“entusiasta”-, a la narrativa oficial respecto a la existencia de la “pandemia”
y a la “necesidad” de recibir la “vacuna” preconizada por Bill Gates y la OMS
para “salvarse”. En este enlace se podrá ver un ejemplo -entre tantísimos
otros- en el mundo de habla hispana. Y ni hablar de la jerarquía eclesiástica,
ni del clero en general, sometidos vergonzosamente y al unísono al relato falaz
impuesto por el poder mundialista a los gobiernos locales, y a sus directivas,
tan absurdas como aberrantes: “Mirar sin
ver: dos casos llamativos de ceguera espiritual” - https://gloria.tv/post/gv2LWogq8M3z1NRT142aMYe9d
SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO
INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS
Para mayor información:
Un año de Tiranía Sanitaria Mundial
Digamos NO a la tiranía sanitaria mundial
Miles Christi 2020-2021: Una selección temática
Le agradezco mucho la publicación. Un cordial saludo en Cristo y María.
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