EL VACUNADOR
Por Antonio Caponnetto
Apenas pudo la
Joya del Cielo liberarse de las estrofas de Estanislao del Campo, para que los
argentos insulanos todos pudieran decir: “cuando a gatas la puntita del sol
comienza a asomar”, asomóse nomás y tiñó de amarillo el paisaje, excepto para
nuestros hermanos mayores que ya tienen girasoles propios.
Andaba Sancho
sobrevolando la Costa Atlántica a grupas de Clavileño –pues le habían asegurado
que las sombrillas de los turistas eran tan peligrosas como los vendedores
senegaleses deambulatorios- cuando recibió una llamada urgente del PIS
(Programa Integral de Salud), conminándolo a que arribara cuanto antes a la
sede de la Comandancia.
-“¡Brevitatis causae!”, le había dicho el Director del
mentado PIS; y aunque Sancho venía flojo de latines, nada le costó asociar la
sigla demandante a ciertas urgencias, como las que él mismo había padecido con
su señor en ciertas ocasiones, tras yantar manjares lenitivos. Y ordenó el
aterrizaje, más súbitamente que canonización posconciliar.
Fue llegar al Fuerte y verse rodeado de una comitiva
variopinta y surtida, cual el tinglado de la antigua farsa del que le hablara
su cuasi paisano Benavente. Dado que a nadie distinguiera entre el aluvión y el
cúmulo, sobrevínole uno de sus habituales ataques de refraneritis asintomática,
de cuyas muestras este cronista, dado a cierta inverecundia, apenas si registra
dos y estotro más, o sea un triduo: masa
mal compuesta/ a sufragio apesta; el que nace p’al piquete/te robará hasta el
retrete; en casa de herrero/coima de Cafiero. Y se hubiera pasado la mañana
enhebrando adagios, si no le saliera al cruce Maese Nicolás, bisnieto del
celebérrimo barbero, que acercándosele a la oreja diestra, hasta donde
permitían los carrillos ajamonados del Gobernador, le susurró sin más trámites:
-Su Ostentosidad, perdone usted que lo hayamos hecho
aterrizar sobre el pucho, pero está pasando algo serio en el Hospital Principal
Insulano, y necesitamos que lo vean sus ojos; quiero decir los suyos propios,
no los del Jefe del Hospicio, pues aunque se autopercibe monóculo, le hemos
prohibido que lo declare por terror a la similicadencia de la que es capaz la
chusma, ¿me entiende?
-¿Qué clase de auto es ese Auto Percibe?, inquirió Sancho, que sólo montaba rucio los más días
y carroza enguirnalada las fiestas de guardar.
-No quiera saber, Su Rimbombancia, que ya me confesé
para las Navidades y me tiene que durar hasta la Pascua. ¡Vamos pronto al
Dispensario! Y quedando en ascuas el Soberano, quedaron los demás con él, según
mandaban los protocolos.
Atento estaba Sancho a lo que pudiera encontrarse en
la Policlínica, cuando a metros de ingresar vio a un mocetón que no frisaría la
cincuentena, voceando (con la mano derecha convexa sobre la comisura
izquierda), al modo de los lejanos canillitas porteños: “¡Hay Pfizer, Moderna,
Sputnik. Astrazéneca, Johnson, sextaaaaaa! ¡Hay contagios, pandemias, muertes
en masa, apocalipsis geriátricos...salió la Pfizer dosis veinticuatro, gratis
la Yooooonnnnsooonnn, señores ! ¡Aproveche señora, vacunamo’ yernos, nueras,
parientes políticos, suegras, gratiiiisssss, la sextaaaa, dosissss! ¡Compro
termómetros, oxímetros, supositorios hipotérmicos, comproooo!”
Oyólo al voceador compulsivo el Edecán de Turno,
famoso por su lubridez, y le preguntó al Dr. Wikipedia en voz queda: “Pinacoteca
de la Ciencia, tú que lo sabes todo, ¿en cuál sentido de la palabra vacuna el
Jeringo? Y otrosí Versado Almotacén, los muchachos quieren saber si ya salió la
cepa theta. Ojo, es por prevenciones que se pregunta...
No pudo satisfacer la demanda polisémica el alto
dependiente, porque apartando Sancho al Dr. Wikipedia con su gracilidad
corpórea habitual, lo llevó hasta un ángulo oscuro –do no había ningún arpa
becqueriana sino una charcutería clandestina- y sin disimular su ignorancia, lo
que era natural en él, intercambió estos laconismos con el Gran Ministro.
-Escuchá Wiki, ¿me parece a mí o este vacunador
chamuya?
-Su Fulgidez, recuerde usted que en tiempos de Rosas,
el Ilustre Restaurador inoculó a las tribus indígenas, salvándolas de la
viruela.
-Tengo presente tamaño gesto, pues me lo ha contado el
Beato Saldías; pero una cosa es meter cánulas a huarpes, ranqueles y borogas,
veramente apestados, y otra andar inyectando a diestra y a siniestra, a niños y
adultos y ancianos de cualquier edad, estado salutífero normal, y de prepo,
mezclando pócimas, dosis y marcas sin consultar al Sabio Esquife y a la docta
Urganda, en quienes confiaba la sanación de sus calenturas Mi Señor Don
Quijote. Y una cosa es que mande la orden El Señor de las Pampas y otra el Patán
de las Pompis.
-Interpele al Jeringo directamente, Su Estruendencia,
y saldremos del intríngulis. Cualquier duda me llama por la Aplicación Aghataura Atiende, Triple A,
punto com...
-¿Triple A, inquirió Sancho?, ¿no había otro
algoritmo?, interrumpió el Gobernador, fingiendo saber lo que significaba el
neovocablo. Pero ya era tarde para rectificaciones, pues un grupo inadaptado
extremo-derechoso de la Guardia Regia hacía sonar sus tambores en señal de
aprobación por la sigla salida del magín de tan Alto Funcionario.
Fue toda una y expeditiva la decisión de Sancho de
confrontar con su habitual guapeza al Jeringo, valiéndose esta vez de una
cachiporra que había pertenecido al prete Alberto Cejas Tupidas, cuando oyó
clamores, rugidos y abroncadas que venían de un grupo compacto, desfilando
disciplinadamente, con varias pancartas en ristre. Decía una: ¡Saquen su
jeringa /es cosa de Mandinga!”. Y la otra “Se va a acabar, se va acabar/ esa
costumbre de inocular!”. Y una más osada en la retaguardia, casi a hurtadillas:
“Lo juro/ lo juro/ el pase sanitario/ se lo meten en cianuro!”
-Estos son otra vez Los Miseros??? -acertó Sancho- con su caudillo Anacleto al frente.
Seguro que vienen para pedirme que derogue la Traditionis Custodes de Georgius
Iscariote. Tendré que hacer un curso acelerado de regalismo, ¡pardiez!
Tomó nomás la palabra el ínclito Anacleto, ya otras
veces protagonista de proezas y admirador del tronío de Sancho, y fabló de este
modo:
-Su Ingeniosidad. Aunque entre nosotros hay médicos
que no le van a la saga ni a Galeno ni a Hipócrates, y muchos de ellos han
ganado el Bálsamo de Fierabrás de Oro que entrega anualmente la Academia
Diamantina de Bochos, quien por la gracia de Dios le dirige ahora la palabra,
en nombre de la gimiente polis, ni siquiera sabe poner una curita...
-(Arrancó mal, pensó Sancho, ya se metió con los
curas, seguro que aparece algún abusador, malhaya...)
-...ni tiene otros títulos para hablarle que el
sentido común, el sentido de lo obvio y el principio de identidad; dones todos
que heredé de mis antepasados, fundadores de esta Ínsula. Es que no es
especialidad de médicos la rogativa que vengo a pediros, sino de fijosdalgos,
rubro en el que Su Magna Refulgencia tiene sobrados kilates...
No comprendiendo Sancho si lo de los kilates era
dicterio o remilgo, la dejó pasar con el gesto universal de “non la fare
lunga”.
-...Remítase Vuesa Merced a las evidencias. Vacunados
abundan que mueren, que contagian, que quedan mitad pasmarotes, malquistos o
gaznápiros, que contraen repetidas veces las pestilencias mortíferas, como el
finado que viera VE con su Amo, trasladado de Segovia a Baeza, cuando la
aventura de los encamisados o enlutados. Vacunados dosipedendientes con más
pinchaduras que techumbre de pobre, con más lutos que la viuda de Mambrú, más
dolores que un ecce homo y menos
lozanía que Lázaro con sus tres días de tumba. Y mientras males sin cuento se
suceden simétricamente, entre jeringueados y no jeringueados, pingües negocios
hacen las multinacionales de barberos, sanadores, medicastros y matasanos, sin
contar las libertades legítimas y concretas que nos despojan, ni las
neonormalidades aborrecibles que nos imponen, ni los pasaportes que nos exigen
para empinar el codo en las fiestas del pueblo, abrazar a nuestros nietos o
adorar al Dios Uno y Trino en las capillas de la aldea...
Debió cesar abruptamente su arenga Anacleto, pues vino
el Controlador de Aforos de Mitines
Disidentes a exigirle que se dejara escanear el Código QR que por ley debía
tener grabado en la frente.
No se aguantó Sancho que le copara la parada el
Aforólogo, y desenfundó las boleadoras con tanta prontitud y veteranía, que dos
de las tres bolas fueron a parar a las anatomías homónimas, cayendo la tercera
en la mala testa, a la que dejó averiada.
Ipsofacto mandó capturar al Jeringo que seguía
voceando sus enemas a grito pelado, y teniéndolo frente a frente y brazo a
brazo le dijo:
-Óyeme, vacuno zurumbático y trapisondista, ya que
llamas en griego a las distintas cepas del Covid que se esparcen en mi ínsula
con ardides de hechicería y nigromancia, dime antes de que se agote mi
paciencia ya mil veces agotada, cuál es la cepa Iota Unum Mateo 5, 18 y cuál la
Cepa Alfa y Omega, Apocalipsis 1, 8.
-¿No
hay múltiple choice?, preguntó el Jeringo, con tantos temblores a cuestas como
Caucete; ¿allow me to send a twitter, Mr. Panza?. Le puedo ofrecer un combo de
rusa más placebo más inglesa más...
Con las manazas
todavía prendidas al cogote del pobre Jeringo, que lentamente trataban de
despegar del objeto de su ira El Edecán de Turno y el Dr.Wikipedia, el
Gobernador, en uso de sus Facultades Higiénicas Extraordinarias, concedidas por
la Legislatura, dictó la siguiente:
SENTENCIA
*Ningún
ciudadano de esta ínsula, ni ebrio ni dormido, ni con resaca, quebraduras,
ventosidades, febrículas o mal de Fernández, podrá ser obligado a dejarse
inyectar ningún elixir o potingue ad experimentum, o hablando con propiedad, al
voleo.
*Se exigirá a
los súbditos cuatro clases de Pasaportes, el San Pantaleónico, el San
Cosmedamiano, el Sanroquense y el Lourdesiano. No vale hacer mula con el
Gauchito Gil, la Difunta Correa, el Tucho u Ojea Quintana.
*Será castigado
con pena justa y sanción acorde todo aquél que sea sorprendido saludando con el
puñito aputinado, negándose a abrazar a sus seres queridos, embarbijando a sus
hijos o restregándose con alcohol en gel después de cada bostezo o escapándose
de una ronda de cimarrones.
*Se pone en
vigencia la Agenda 2033, en celebración de los 2000 años de nuestra Redención y
la Agenda 2031, con motivo del Quinto Centenario de la aparición de la
Guadalupana. Ambas iniciativas quedarán a cargo de la Orden Redentora de
Covidianos (O.R.C). Inútil presentarse sin hisopado de testosterona.
* Se llama a
concurso de graffitis en los baños termales públicos, para hacer rimas obscenas
con los nombres de Soros, Bill Gates, Klaus Schwab, Xi Jinping y Rockefeller.
*Será justicia
y antídoto.
Dada la cual,
se impartió la señal de los festejos, los cuales consistieron ese día, en un
apagón de celulares, un diccionario español-kicillof, una terapia de ventosas,
tres tiradas de cuerito contra el empacho y un pote de aceite de ricino a los
vacunadores seriales, acompañada la ingesta de la inigualable versión de
Giovinezza a cargo de Beniamino Gigli.