Sucedió en un cierto tiempo que la ciencia había
alcanzado tal grado de complejidad y avance que se podía prescindir
completamente de las religiones y hasta de la historia, que hasta esos momentos se
usaban para tratar de mantener a la gente dentro de ciertos límites para conseguir una sana
convivencia y orden social.
Es por eso que las escuelas dejaron de enseñar lo que tanto tiempo había servido para lograr tales fines, ya que ahora, el simple avance científico demostró dar las respuestas a todos los cuestionamientos y problemas de la humanidad, dejando a los especialistas el conocimiento y el resto simplemente gozando de los beneficios, sin necesidad de corroboraciones ni esfuerzos intelectuales de ningún tipo.
Ningún sentido tenía en estos momentos de progreso, inútiles
saberes como la filosofía. Cuestiones que se devenían abstractas demostraron
distraer a las personas de problemas concretos, por lo que el siglo de
la iluminación había llegado finalmente, otorgándole a la Ciencia la importancia que
realmente merecía. Incluso los más destacados científicos, que pertenecían a un
grupo que se consideraba elegidos por Dios para salvar al mundo, en un acto de
inmensa humildad reconocieron que los nuevos descubrimientos indicaban claramente
la inexistencia de tal entidad, aunque seguían reconociéndose como los
salvadores para así mejor ayudar.
Así fue que se acabaron los gobiernos corruptos y se
establecieron comités científicos internacionales en un principio, y
supranacionales después, logrando terminar con las fronteras y todo lo que
dividía al hombre, terminando con costumbres y tradiciones que solo servían
para que los nostálgicos tengan motivos para justificar su fracaso y su
tristeza, generando no pocas veces una inusitada violencia fruto de la
intolerancia e ignorancia.
Con gran beneficio para la humanidad, cayeron los
condicionamientos que tanto tiempo sirvieron para oprimir y dividir, estableciéndose
finalmente una estandarización cultural en donde la gente no era distinta por
sus supuestos sexos determinados por la biología, sino de que estaban igualados
por su carácter de hijos de la Madre Tierra como bien enseñaron los iluminados
comités científicos. Ya se había logrado emancipar a la Madre Tierra del
erróneo concepto de “naturaleza”, lo que otorgaba libertad incluso a ella misma
para crear nuevas leyes y reglas que los científicos iban oportunamente
descubriendo y regían con las mismas a la humanidad.
De igual manera, para terminar con las diferencias que
surgían por las desigualdades materiales, se estableció un sistema de ingresos
no basados en beneficios conseguidos por el solo hecho de haber nacido en una
familia con recursos innecesariamente excesivos, o en supuestos esfuerzos o
virtudes que lo único que hacían era generar rencores y aumentar las "grietas"
sociales. Esto se pudo lograr, reemplazando
las vetustas concepciones de lo bueno y justo por un sistema en el cual la
distribución igualitaria de los recursos se asignaba otorgando simplemente el
usufructo y no la posesión de los bienes, logrando que la gente "no
tenga nada y sea feliz". Y así como se terminaron las falsas
diferencias entre los sexos impuestos caprichosamente en nombre de la “naturaleza”, desapareció igualmente la diferencia entre viejos, jóvenes o infantes,
otorgándole a todos el mismo status en la sociedad, para lo cual se tuvo
primero que terminar con el primer y más terrible núcleo de dominación y diferenciación,
la familia.
Otro inmenso progreso que trajo equilibrio al plantea,
fue el considerar a los animales en igualdad de condiciones y dignidad que el
hombre, por lo que pasaron a tener iguales derechos.
Todo era libertad, igualdad y fraternidad cuando la
armonía se vio sacudida por la situación más azarosa. Un hermano buitre, en una
de las salvajadas que los científicos todavía tratan de evitar, se comió a un
hermano ratón, el cual estaba infectado al haber ingerido desechos químicos (por su
reticencia a aceptar el alimento balanceado y gratuito a su disposición en
todas las esquinas otorgado por la gobernanza científica). Dicho hermano buitre
al defecar en vuelo (cuestión próximamente a ser solucionada por los científicos
adaptando los baños igualitarios para evitar la incomodidad de las pobres aves
al tener que perder su pudor en vuelo por tradiciones anacrónicas), terminó
arrojando sus deposiciones sobre un mercado local de comidas, en donde, quienes
comieron la mercadería contaminada, esparcieron la más atroz peste de la
historia.
Lo más terrible de esta nueva enfermedad, es, que
además de ser indetectable para los microscopios y demás instrumentos científicos, infectaba a las personas que
estaban en una condición terriblemente crítica, sin que ellos mismos lo
notaran. Gracias a la Ciencia, se descubrió un método de detección que permitió
a tanta gente que se creía sana, enterarse de la mortal condición que padecían, pudiéndose
hospitalizar inmediatamente. Lamentablemente la enfermedad era tan terrible que
casi todos los internados terminaban muertos a pesar del inmenso esfuerzo de
los heroicos trabajadores sanitarios, que aplicaban los más estrictos protocolos
dictados por los científicos.
La enfermedad era tan terrible que casi toda la
humanidad estaba infectada o lo había estado sin haberse enterado. Ante esa
situación, la gobernanza científica decidió que tenía que salvar a la humanidad,
y dejando de lado los lujos que se les habían concedido en agradecimiento a los
inmensos avances logrados, se dedicaron sin descanso a generar un medicamento
eficaz que terminara con este gran flagelo.
En otra muestra de la infalibilidad científica, en
tiempo récord se encontró una cura.
Increíblemente, en este camino de progreso ilimitado,
aparecieron los que caprichosamente y sin ninguna justificación, se resistieron
a ser salvos por la Ciencia. Ese ínfimo porcentaje de pobres seres con su luz
opacada por antiguos genes con nostalgia por los tiempos de oscuridad; "no
estando inmunizados" hicieron que "los inmunizados sigan
enfermando", a la vez que generando nuevas variantes de la enfermedad cada vez más
irreconocibles e indetectables que siguieron afectando a la humanidad.
La gobernanza científica, contra sus más altas
aspiraciones de igualdad y libertad, tuvo que tomar con mucho dolor la decisión
de asilar primero a los no inmunizados contaminantes y después a forzarlos a
inmunizarse.
A pesar de esas tan poco agradables medidas tomadas
por los grandes benefactores de la humanidad, ya era demasiado tarde. La
inmensa bondad de los científicos los hizo ser demasiado tolerantes y no
obligar a sus protegidos a cuidarse en contra de su voluntad a tiempo, lo que
llevó a que la enfermedad mutara de la forma más increíble e inesperada.
Si antes la peste enfermaba a quienes requerían de los
testeos de la gobernanza para enterarse de su terrible condición, en estos
momentos directamente los mataba sin
que los pobres e incautos ciudadanos se enteraran, hasta que el nuevo test les
confirmaba su deceso.
Fue así que los que descubrían su nuevo estado, se
dirigían resignados y se arrojaban a fosas comunes (debido a la inmensa
cantidad de test "negativos de vida") en donde los "muertos asintomáticos" eran sepultados con
gran dolor por la gobernanza.
Resultó entonces, que lo que fue una tragedia con las
dos terceras partes de la humanidad exterminada, permitió sin embargo a la
gobernanza dedicarse a cuidar de esta porción de ciudadanos que trabajaban
arduamente y sin descanso para agradecer la bondad de sus salvadores.
Augusto Espíndola
No hay ciencia más acabada
que el hombre bien acabe,
porque al final de la jornada
el que se salva sabe,
y el que no, no sabe nada.
Muy fidedigno retrato del panorama de locura global y diabólica que se ha apoderado de la humanidad. Que Dios nos pille confesados...
ResponderBorrarSi no bebes vino de Noe, no entrarás al reino de los cielos.
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