“Milicia es la vida
del hombre sobre la tierra”
Job 7,1
Nos reunimos alrededor del Altar para rezar a Dios
Nuestro Señor en estos momentos tan particulares de la Patria y por la paz. Y
vamos a reflexionar un poco como cristianos sobre esas dos realidades: sobre la
Patria y sobre la paz.
En primer lugar, ¿qué es la Patria? La Patria no son
solamente los símbolos de la Patria: la Bandera, el Himno, el Escudo. Aquellos
representan la Patria, expresan un momento, pero no es todavía la Patria. La
Patria no es solamente el territorio ni las fronteras físicas de la Patria. La
Patria ¿qué es? La Patria son también los argentinos que viven sobre ese
territorio, los argentinos que han muerto por ese territorio y aquellos que un
día vendrán.
Por eso la Patria es una familia grande. San Agustín
decía: “Ama a tus padres y más que a tus padres, a tu Patria y más que a tu
Patria, sólo a Dios”.
Y algunas veces he encontrado católicos que me dicen: “No,
la cosa es al revés, hay que amar más a la familia que a la Patria que es lo
que tenemos más cerca”. No. La Patria es mi familia y son todas las otras familias
que están unidas porque habitamos el mismo territorio, porque hablamos la misma
lengua, porque compartimos una tradición común, una historia común si miramos
hacia el pasado, y compartimos un mismo destino si miramos hacia el presente y
si miramos hacia el futuro.
La Patria es mi familia y son todas aquellas familias,
por eso es la familia grande.
Decíamos que el territorio no es por sí solo la
Patria, pero el territorio es para la Patria, lo que viene a ser la casa para
la familia. Actualmente, en este mundo moderno de los edificios de
departamentos y de las torres, la casa se ha transformado en algo así como una
máquina de vivir: un lugar donde se vive o se duerme, se come y después vivimos
muchas veces en el desarraigo.
Cuando pensamos en la Patria, en el territorio físico
de la Patria como en la casa de nuestra familia grande, podemos pensar más bien
en aquella casa solariega, en aquella casa en la cual la familia se
aquerenciaba y que tenía historia en sus paredes, en sus árboles, en sus
muebles; en aquella casa que había sido habitada durante generaciones, en la
cual se arraigaban de una manera profunda el corazón de una familia.
Así también debemos pensar cuando hablamos del
territorio de la Patria. Es decir, de la base material en la cual se sustenta
esta gran familia que todos nosotros constituimos.
Y decíamos que esta familia no la constituimos
solamente los que estamos viviendo. Decía el poeta francés que la patria son
los hombres y los muertos. La Patria no somos solamente los argentinos que hoy
habitamos este territorio de la Patria. La Patria son aquellos que hicieron
esta Patria, desde el conquistador que vino desde España, con la espada y con
la Cruz para fundar una nación, para fundar un mundo nuevo para el Rey y para
Cristo, hasta aquellos hombres que en los primeros ejércitos de la Patria,
salieron a conquistar la Independencia, salieron a ganar naciones. Y aquellos
gauchos que en algún momento detuvieron la lanza para tender cadenas sobre el
río Paraná y detener las escuadras invasoras en la Vuelta de Obligado. Los
hombres que con su sangre hicieron patria y libertad. Ellos también son la
Patria. Y luego, aquellos que vinieron para arraigarse en esta tierra y con su
trabajo fueron conquistando el desierto y abriendo surcos con esfuerzo, con el sudor,
con el sacrificio. También ellos son la Patria. Y no solamente aquellos muertos
que con su sacrificio, nos dieron esta Nación que hoy tenemos, son Patria, sino
también todos aquellos que van a venir el día de mañana.
Por eso, la Patria es algo que nosotros, los
argentinos que hoy vivimos sobre este territorio que hemos recibido, y que
debemos custodiar celosamente y es algo que tenemos que engrandecer porque el
día de mañana tendremos que dejarla como una herencia para nuestros hijos.
Patria, cuando miramos hacia el pasado es la tierra de
los padres, cuando la llamamos Nación, miramos al heredero, al que va a venir.
Y la Patria es toda esa sucesión de generaciones, los que pasaron desde el
principio y los que vendrán el día de mañana. Nosotros en el día de hoy somos
herederos, somos custodios, somos administradores de una herencia que no nos pertenecer,
de una herencia que tenemos que transmitir íntegra. Y aun cuando en algún
momento de la Historia, por una coincidencia desgraciada, resultara por ejemplo
que el noventa por ciento de los argentinos que en ese momento vive sobre el
territorio de la Patria, decidieran malversar esa herencia, decidieran que la
Argentina que ha heredado no debería ser una Nación sino una estrella en la
bandera de los Estados Unidos o un satélite más en la órbita del imperialismo
soviético o una factoría a rebajarse de cualquier manera, o perder el honor, aun
cuando el noventa por ciento de los argentinos en un momento dado – hablamos hipotéticamente,
Dios quiera que nunca sea así – decidiera que la Argentina debe dejar de ser
Nación, aquella minoría que resta, tendría el derecho de oponerse a esa venta,
a esa transacción, a ese fraccionamiento, a esa traición, e incluso con las
armas en la mano.
¿Por qué? Porque la Patria no nos pertenece. Porque detrás
de ese puñado de argentinos que defendiera lo nuestro en esas circunstancias,
estaría aquello que llamaba Chesterton “la inmensa democracia de los muertos” y
estaría aquellas generaciones por venir, a las cuales no podemos dejarles una
colonia, una Patria dividida, sino que tenemos que transmitirles una herencia
íntegra y engrandecida.
La Patria es algo que trasciende la familia, la Patria
es algo que en la historia trasciende las generaciones del pasado y del futuro.
Esa herencia que se recibe y de la cual somos responsables, somos responsables
delante de los muertos, somos responsables delante de aquellos que van a venir,
lo cual quiere decir que somos responsables también delante de Dios, de nuestra
fidelidad a aquello que hemos recibido y que es parte de nuestra misión en la
vida.
P. Alberto Ignacio Ezcurra
“Sermones Patrióticos”
Cruz y Fierro Editores. Bs. As. Pags. 37-41
Bellísimo, Muchas Gracias!!!Dios quiera que entendamos la inmensa responsabilidad de preservar la patria que tenemos todos y cada uno de nosotros. Que asumamos la batalla cultural en la que estamos inmersos y honrando a quienes nos precedieron trabajemos en el legado que debemos dejar. Recordando el "Decubrimiento de la Patria" de Marechal “No solo hay que forjar el riñón de la Patria,
ResponderBorrarsus costillas de barro, su frente de hormigón:
es de urgencia poblar su costado de Arriba,
soplarle en la nariz el ciclón de los dioses.
La Patria debe ser una provincia
de la tierra y del cielo”.
Gracias nuevamente por tan valioso material compartido.
Gracias por la cita de Marechal, pocas palabras que dicen mucho.
Borrar