EL
VATICANO BENDICE LA SODOMÍA[1]
Alejandro Sosa Laprida - 28/12/2023
Con la declaración Fiducia Supplicans[2] del Dicasterio para la Doctrina de la
Fe del 18/12/2023 el Vaticano ha autorizado las bendiciones a “parejas irregulares
y parejas del mismo sexo”, lo que implica legitimar implícitamente el
concubinato, el adulterio y la sodomía. Esto es un escándalo inimaginable y una
abominación moral sin nombre, amén de ser un hecho de un nítido sesgo
diabólico.
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Pero cabe precisar que
los pecados contra la fe y contra Dios -como por ejemplo los protagonizados por
los dos predecesores de Bergoglio[3] en
los aquelarres apostáticos de Asís, convocando a las falsas religiones a “orar
por la paz en el mundo”, en una explícita aplicación “pastoral” de los
heréticos documentos conciliares sobre el ecumenismo, la libertad religiosa y
el diálogo interreligioso-, revisten mayor gravedad: las faltas contra el
primer mandamiento son mucho peores que las que vulneran el sexto. Y es
precisamente ese tipo de crimen el que se viene perpetrando activamente desde
el CVII, bajo la conducción decidida y entusiasta de todos y cada uno de los
“papas conciliares”.
Lo que está sucediendo
actualmente no debería asombrar a nadie: una vez que se ha atacado y demolido
la fe católica, y se ha blasfemado contra Dios y despreciado la revelación
divina y el magisterio eclesial, es solo una cuestión de tiempo para que se
produzca el derrumbe en el plano moral. Por eso considero indispensable hablar
con claridad al respecto: en las dramáticas circunstancias en que nos hallamos,
limitarse a criticar a Bergoglio sin remontar a la raíz de los males presentes[4],
exonerando de responsabilidad a los “papas conciliares” que concibieron,
promulgaron y aplicaron el subversivo y modernista CVII es una actitud
incoherente e inconducente -cuando no también deshonesta intelectualmente-,
pues hace creer a los fieles que bastaría con que desapareciera el blasfemador
argentino para que la vida de la Iglesia retornara a su cauce normal. Quienes
así proceden -y son muchos, por desgracia-, se engañan y engañan a los fieles.
Seguidamente transcribo
una antigua publicación en la cual paso revista a diversos incidentes
relacionados con el tema -y que dista de ser exhaustiva-, ocurridos desde el
inicio del “pontificado” de Bergoglio, para mostrar que lo sucedido no reviste
novedad alguna y que sólo puede sorprender a los desprevenidos…
Francisco
promueve la agenda LGBT -
28/08/2020[5]
El primer complejo de viviendas
para mujeres trans a nivel mundial fue inaugurado esta semana en la ciudad de
Neuquén por iniciativa de una monja en un terreno cedido a su monasterio por el
municipio y con fondos aportados por el Gobierno provincial, una experiencia
que mereció palabras de felicitación hasta del papa Francisco. Este “Condominio
Social Tutelado para mujeres trans” cuenta con 12 monoambientes que representan
una solución habitacional permanente para una docena de personas trans de entre
40 y 70 años en situación de vulnerabilidad, que las recibieron en formato de
comodato y serán transferidas a otras compañeras en caso de fallecimiento.[6]
La Hermana Mónica Astorga sostiene
al colectivo de “mujeres trans”
Francisco
escribió un mail a la religiosa carmelita para felicitarla: “Querida Mónica, Dios, que no fue al
seminario ni estudió teología, te pagará abundantemente. Rezo por vos y por tus
chicas.” [7] Antes de
instalarse en Roma, Bergoglio ya había alentado a la Hermana en su “apostolado”
con los travestis de Neuquén: “Te pido
que las acompañes, que no las dejes. Este es un trabajo de frontera que te puso
el Señor y para lo que necesites, contá conmigo”.[8]
Que Bergoglio se refiera a estos
hombres disfrazados de mujeres como a “chicas”, es algo que deja boquiabierto,
por emplear un eufemismo. Con respecto a la obra desarrollada por la Hermana
Mónica, digamos simplemente que está muy bien ayudar a la gente que padece
necesidades sociales y materiales, la Iglesia siempre ha alentado la práctica
de las obras de misericordia corporal. Pero no se puede olvidar que las obras
de misericordia espiritual son más importantes, pues se refieren a la salvación
eterna, mientras que aquellas, por necesarias y meritorias que sean, persiguen
bienes temporales y transitorios.
El problema con esta religiosa es
que ella no cuestiona la transexualidad de “sus chicas”[9].
En vez de invitar a esos pobres hombres a respetar los mandamientos y a vivir
en conformidad con la identidad sexual que Dios les dio, ella los mantiene
prisioneros de su perversión. Y Bergoglio, nada menos que el supuesto “Vicario
de Cristo” en la tierra, anima a esta “carmelita” extraviada a perseverar en su
mal camino…
El carácter aberrante de esto es
algo que incluso el clero conciliar “conservador” lo tiene muy en claro. Cito a
este respecto una de sus últimas “declaraciones”, a través de las cuales
pretenden, muy ilusamente, “corregir” los despropósitos del “Santo Padre”:
“Los sexos masculino y femenino, hombre y mujer, son realidades
biológicas, creadas por la sabia voluntad de Dios (cf. Gn 1, 27; CIC, 369). Es,
por tanto, una rebelión contra la ley natural y Divina y un pecado grave que un
hombre intente convertirse en mujer mutilándose, o que simplemente se declare
mujer, o que del mismo modo una mujer trate de convertirse en hombre, o bien
afirmar que las autoridades civiles tengan el deber o el derecho de proceder
como si tales cosas fuesen o pudieran ser posibles y legítimas.”[10]
Lamentablemente, este
tipo de actitud no es algo novedoso en Bergoglio. Recordemos lo que le dijo a
Juan Carlos Cruz, un homosexual chileno, en el Vaticano en mayo de 2018:
“[Francisco] me dijo: “Juan Carlos, que
tú seas gay no importa. Dios te hizo así y te quiere así y a mí no me importa.
El Papa te quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres”.[11]
Lo dicho por Bergoglio no solo es algo totalmente falso, sino sobre todo,
blasfematorio, pues de ese modo constituye a Dios como causa del pecado contra
natura, que está claramente condenado en la Sagrada Escritura. Para convencerse
del carácter falaz que revisten las palabras de Francisco basta con leer a San
Pablo:
“Por
lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus
corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que
cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las
criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Por esto
Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso
natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres,
dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con
otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí
mismos la retribución debida a su extravío. Y como ellos no aprobaron tener en
cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no
convienen” (Rm. 1, 24-28).
A continuación, traigo a
colación dos pasajes extraídos de viejos artículos, en los que podrá
comprobarse que este nuevo desatino bergogliano no es sino una enésima muestra
de la abyecta y vergonzosa actitud pro-homosexualista asumida por Francisco
desde que resultara electo hace ya más de siete años.
I.
Según Francisco, el homosexualismo no es condenado sino «integrado»[12]
Francisco
me dijo “Juan Carlos, que tú seas gay no
importa. Dios te hizo así y te quiere así y a mí no me importa. El Papa te
quiere así, tú tienes que estar feliz con quien tú eres”.[13]
En una época en la que la
tiranía del lobby homosexual se
ejerce casi sin restricción en todo el planeta, Francisco ha hecho
declaraciones y ha realizado gestos que refuerzan claramente la ideología
homosexualista. Veamos algunos ejemplos. Todo el mundo recuerda la explosiva
frase que pronunció en su conferencia en pleno vuelo al volver de las JMJ de
Río de Janeiro en julio de 2013: « ¿Quién
soy yo para juzgar? », en alusión a los homosexuales. Esta breve frase dio
inmediatamente la vuelta al mundo y le valió a Francisco ser elegido Hombre del Año 2013 por la revista
americana LGTB The Advocate.
Poco después sobrevino la
llamada telefónica a un transexual español, una mujer devenida en « hombre »,
Diego Neria, a quien invitó a Roma para recibirlo en audiencia privada junto a
su « novia », a expensas del Vaticano, encuentro que tuvo lugar el 24 de enero
de 2014. Francisco se hizo fotografiar en el Vaticano con la dupla lésbica y la
foto dio la vuelta al mundo. Según « Diego », Francisco le habría dicho, al
momento de llamarlo, que:
« Dios quiere a todos sus hijos, estén como estén, y tú
eres hijo de Dios y por eso la Iglesia te quiere y te acepta como eres[14]. »
El 21 de marzo de 2014
Francisco se paseaba de la mano con el sacerdote homosexualista italiano Luigi
Ciotti, hecho oportunamente efectuado bajo las cámaras de la televisión
italiana[15].
El 6 de mayo de 2014 concelebró en el Vaticano con otro sacerdote
homosexualista, Michele de Paolis, a quien besó las manos después de la Misa
delante de los periodistas encargados de inmortalizar la escena[16]. El
Jueves Santo de 2015 lavó los pies de un transexual en una prisión, el cual, a
continuación, recibió la comunión[17].
Todas estas imágenes conocieron una difusión planetaria inmediata.
En el curso de una entrevista
con el padre Antonio Spadaro, director de la revista jesuita La Civiltà
Cattolica, en agosto de 2013, declaró:
« Una vez una persona, para provocarme, me
preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra
pregunta: “Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su
existencia con afecto o la rechaza y la condena’’?[18] »
Francisco, entonces, se
rehúsa a afirmar que él condena la homosexualidad y, en el colmo de la mala fe,
pretende hacer creer que el amor que Dios tiene a los homosexuales comportaría
la aprobación de su pecado.
Durante su viaje a Estados
Unidos, en setiembre de 2015, acordó una única audiencia, de carácter privado[19], y
fue a una pareja de homosexuales, uno de los cuales era un viejo conocido de Francisco
en la Argentina. La escena -e insisto en que se trataba de una audiencia «
privada »- fue filmada y difundida inmediatamente por la prensa, mostrando a
Francisco a los besos y a los abrazos con el dúo sodomita[20].
Luego, cuando Francisco se
dirigió al Congreso de Estados Unidos, no dijo ni una palabra a propósito del «
matrimonio » gay, que acababa de ser impuesto por vía judicial en todo el país.
Ni tampoco lo hizo a propósito del crimen del aborto, que cada año se cobra
innumerables víctimas en aquel país; y esto cuando, poco tiempo antes, había
estallado el escándalo del tráfico de órganos de bebés abortados, a instancias
del Planned Parenthood[21],
en aras de la « investigación médica ».
Empero, en el mismo recinto,
Francisco encontró oportuno abogar en favor de la abolición de la pena de
muerte, condenándola como intrínsecamente injusta y atentatoria contra la «
dignidad inalienable de la persona humana », lo que resulta falso, pues tal
aseveración contradice la revelación divina y el magisterio de la Iglesia. De
este modo, durante su resonante alocución ante la principal asamblea
« democrática » del orbe, Francisco se declaró en favor de la
preservación de la vida de los asesinos, pero no de dignó a decir ni tan
siquiera una palabra sobre la de los inocentes masacrados en el vientre
materno.
He aquí una cifra que
ilustra perfectamente la mala fe de Francisco: el año pasado hubo 1.200.000
abortos
en los Estados Unidos por sólo 28 penas capitales. Pero es contra la pena de
muerte que él se pronuncia ante el Congreso, y no acerca del genocidio de los
niños por nacer ni sobre los crímenes abominables perpetrados por el Planned Parenthood. Otro dato muy
significativo: en su discurso al Congreso estadounidense, sobre 3500 palabras
empleadas, ni una sola estuvo reservada a Nuestro Señor Jesucristo. Por el
contrario, nombres de subversivos notorios, como los de Martin Luther King o
Dorothy Day, ocuparon un sitial de honor.
Para concluir este
apartado, he aquí lo que dijo Francisco el 16 de junio pasado durante su
conferencia de prensa en el vuelo de regreso de Armenia. Un periodista le había
preguntado lo que pensaba de la declaración del cardenal Marx, según el cual la
Iglesia católica debería pedir perdón a los « gays » por haberlos «
discriminado ». Ésta fue su respuesta:
« Creo que la Iglesia no sólo tiene que pedir
disculpas[22]
-como dijo el cardenal «marxista» [cardenal Marx]- a esta persona gay, a la que
ha ofendido, sino también a los pobres, a las mujeres y a los niños explotados
en el trabajo. Tiene que pedir disculpas por haber bendecido muchas armas. […]
Los cristianos deben pedir disculpas por no haber apoyado muchas opciones, a
muchas familias: por ejemplo, recuerdo que de niño, según la cultura de Buenos
Aires, una cultura católica cerrada -yo vengo de allí-, no se podía entrar en
casa de una familia divorciada. Estoy hablando de hace ochenta años. Gracias a
Dios, la cultura ha cambiado[23]. »
Francisco se convierte así,
abiertamente, en el portavoz de los enemigos de la Iglesia, de los
homosexualistas y feministas que se dedican a atacarla y a difamarla sin cesar,
exponiendo su complicidad con ellos a plena luz del día y sin ningún embozo.
II. Francisco y la ideología homosexualista[24]
Con motivo
de una conferencia de prensa dada el 29 de julio de 2013 en el vuelo entre Río
de Janeiro y Roma, de regreso de las JMJ,
Francisco pronunció la frase siguiente: « Si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad, ¿quién soy
yo para juzgar? » Frase extremadamente ambigua y perturbadora, ya que
el término gay no designa genéricamente a los homosexuales, sino especialmente
a aquellos que reivindican públicamente la « cultura » y el estilo de
vida de la impureza contra-natura. ¿Por qué haber utilizado una palabra
generadora de confusión, totalmente extranjera al vocabulario católico y tomada
justamente de la jerga del lobby « gay », avalando de este modo
indirectamente su lenguaje subversivo y manipulador? ¿Por qué no haberse apresurado
a añadir, para evitar malentendidos, que si bien no se juzga moralmente a la
persona que padece esta tendencia, el pasaje al acto, en cambio, constituye un
comportamiento gravemente desordenado en el plano moral?
Sorprendentemente,
no lo hizo, y naturalmente, al día siguiente, la abrumadora mayoría de la
prensa mundial intituló el artículo dedicado a la atípica conferencia de prensa
pontifical retomando textualmente la pregunta formulada por Francisco. ¿Podrá
hablarse de impericia de parte de alguien que domina a la perfección el arte de
la comunicación mediática? Resulta
difícil creerlo… Y aun cuando así fuera, el contexto exigía eliminar todo
riesgo de ambigüedad efectuando inmediatamente las precisiones del caso. Mas las
precisiones jamás llegaron. Ni durante la conferencia de prensa ni después. Ni
de su boca, ni de la del servicio de prensa del Vaticano. Mientras tanto, la
prensa mundial se regodeaba impúdicamente con la consternante salida
bergogliana…
En la
extensa entrevista concedida por Francisco a las revistas culturales jesuitas
los días 19, 23 y 29 de agosto y publicada en l’Osservatore Romano del 21 de septiembre, habría podido suponerse
que Francisco no dejaría pasar la oportunidad para dar muestras de claridad
acerca de esta espinosa cuestión, cortando por lo sano las polémicas que sus
desafortunadas declaraciones habían suscitado y disipando drásticamente la
confusión y la inquietud generalizada que habían provocado.
Veamos si
aprovechó la ocasión para hacerlo: « En
Buenos Aires recibí cartas de personas homosexuales heridas socialmente porque
se sienten desde siempre condenados por la Iglesia. Pero eso no es lo que la
Iglesia quiere. Durante el vuelo de regreso desde Río de Janeiro dije que si
una persona homosexual tiene buena voluntad y está buscando a Dios, yo no soy
quien para juzgar. Al decir eso, dije lo que indica el Catecismo [de la
Iglesia Católica]. La
religión tiene derecho a expresar su opinión al servicio de las personas, pero
Dios nos ha creado libres: la injerencia espiritual en la vida de la gente no
es posible. Un día alguien me preguntó de manera provocante si yo aprobaba la
homosexualidad. Yo le respondí con otra pregunta: ‘‘Dime: Dios, cuando mira a
una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza
condenándola ?’’ Siempre hay que considerar a la persona. Entramos aquí en
el misterio del hombre. En la vida cotidiana, Dios acompaña a la gente y
nosotros debemos acompañarla tomando en cuenta su condición. Hay que acompañar
con misericordia. Cuando esto sucede, el Espíritu Santo inspira al sacerdote
para que diga la palabra más adecuada. »
Habría mucho para decir respecto a estas declaraciones. Mucho, para
utilizar un eufemismo, excepto que destaquen por su claridad. En aras de la
concisión, sólo haré algunas observaciones someras:
1. Contrariamente a lo que afirma, sus dichos brillan
por su ausencia en el Catecismo. En
éste se encuentra claramente expuesta la doctrina de la Iglesia (§ 2357 a
2359), precisamente la que Francisco no expresó en la entrevista, durante la
cual cultivó la ambigüedad, usó un lenguaje demagógico y añadió aún más
confusión.
2. Resulta inconcebible escucharlo decir que « la religión tiene derecho a expresar su
opinión al servicio de las personas. » Perdón: ¿La religión? ¿Cuál? ¿O acaso
se tratará de las religiones en general, es decir, de « las grandes tradiciones religiosas que
ejercen un papel fecundo de levadura en la vida social y de animación de la
democracia. » (cf. III)?
Lenguaje sorprendente en la boca de quien se encuentra sentado en el
trono de San Pedro… ¿Por qué no decir simplemente « la Iglesia »? Y
sobre todo, corresponde proclamar sin ambages que la Iglesia no expresa de
ninguna manera « su opinión », Ella instruye a las naciones,
en conformidad con el mandato que recibiera de su Divino Maestro: « Id y enseñad a todas las naciones,
bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñandoles a observar todo cuanto os he mandado. » (Mt. 28,
19-20)
3. Y a renglón seguido añadió: « pero Dios nos ha creado libres: la injerencia
espiritual en la vida de la gente no es posible. » Ambigüedad
sibilina, característica detestable de parte de quien ha recibido la misión de
« enseñar a las naciones »,
pero rasgo clásico ya en labios de Francisco… Porque si el hombre puede, en
virtud de su libre arbitrio, negarse a obedecer a la Iglesia, no es en cambio moralmente
libre de hacerlo: la Iglesia ha recibido de Jesucristo el poder de obligar las
conciencias de sus fieles (Mt. 18, 15-18).
Pretender
que « la injerencia espiritual en la
vida de la gente no es posible » equivale a divinizar la conciencia
individual y a hacer de ella un absoluto: estamos ante el principio fundamental
de la religión humanista y masónica de 1789: « Nadie debe ser inquietado por sus opiniones, incluso religiosas. »
(Declaración de los derechos del hombre y
del ciudadano, artículo X) Esta libertad de conciencia falaz y
revolucionaria fue condenada por el magisterio de la Iglesia: Gregorio XVI afirmó que
pretender « garantizar a cada uno la
libertad de conciencia » no solo es absurdo sino además « un delirio. » (Mirari Vos, 1832)
4. Finalmente, el hecho de
responder a una pregunta -¿aprueba la
homosexualidad?- con otra pregunta, que es, para colmo, de un hermetismo
poco común, es indigno de aquel a quien fue confiada la tarea de enseñar a la
universalidad de los fieles. Respuesta en la que se halla nuevamente esta
ambigüedad exasperante que lo caracteriza, aquí al no distinguir entre la
condenación del pecado y la del pecador, y dando a entender que el hecho de
« aprobar la existencia »
(¡sic!) del pecador volvería inútil la reprobación que su acto pecaminoso
exige. Sin embargo Nuestro Señor
nos enseñó a hablar de otro modo: « Que vuestro lenguaje sea sí, sí; no, no; todo el resto proviene del
Maligno. » (Mt. 5, 37)
Pero
retornemos a nuestra conferencia de prensa aérea, tras la celebración de las JMJ de Río de Janeiro. Francisco agregó que esas personas « no deben ser discriminadas, sino integradas
en la sociedad. » Perdón, pero ¿a qué personas hace alusión? ¿A
aquellas que sin pudor alguno se proclaman « gay » o a las que,
padeciendo sin culpa de su parte la mortificante inclinación contra-natura se
esfuerzan meritoriamente por vivir decentemente? Una ambigüedad suplementaria
que naturalmente permanecerá sin aclaración vaticana, pero cuya interpretación
« progresista » abandonada a los « medios de información
masiva » será la que se impondrá masivamente en el imaginario colectivo.
Pero a
decir verdad, hay algo peor que la recurrente ambigüedad bergogliana presente
en esta afirmación y que se manifiesta en esa disyuntiva irresuelta que he
señalado. Me refiero a que sus palabras no sólo cultivan la ambigüedad,
elemento suficiente para cuestionarlas, sino que son pura y simplemente falsas.
Ellas se inscriben en el marco de la ideología igualitarista de la lucha
« contra las discriminaciones » que promueven los partidarios del
feminismo y del homosexualismo, genuina maquinaria de combate al servicio de la
legitimación de cuanta aberración el partido del « progreso » se
esmera en pergeñar, principalmente el infame « matrimonio »
homosexual.
¿En dónde
reside la falsedad? En el hecho de que, inclusive en el segundo caso de la
disyuntiva, es perfectamente legítimo y razonable efectuar ciertas
discriminaciones que, atendiendo al bien común social, marginalizan a esas
personas en determinados contextos. Y eso es, por ejemplo, lo que la Iglesia
siempre ha hecho en lo tocante al sacerdocio, a la vida religiosa y a la educación
de los niños. Ni que decir tiene que dichas discriminaciones son más legítimas
aun cuando se trata de gente que, además de padecer esa tendencia desordenada,
lleva una vida homosexual activa, aunque fuese de manera discreta, y, a fortiori, si hay que vérselas con
quienes exhiben pública y desvergonzadamente sus malas costumbres,
reivindicando orgullosamente sus fantásticos derechos : me refiero a los
« gay », para emplear el atípico vocabulario bergogliano, ciertamente
inusitado en el lenguaje de un sucesor de San Pedro.
Retomando
el hilo de la conferencia pontifical en pleno vuelo, asistimos pasmados a la
prosecución del extraño discurso de Francisco ante un auditorio cautivado por
su desarmante espontaneidad y por el tenor altamente mediático de sus palabras:
« El problema no es el de tener esta
tendencia, sino de hacer lobbying, eso es lo grave, porque todos los lobbies
son malos. » Desafortunadamente, esta aseveración es perfectamente
gratuita y no resiste el menor análisis : que el hecho de poseer esa
tendencia constituya un grave problema de orden psicológico y moral para la
persona afectada, así como también un serio motivo de inquietud para su
entorno, es algo indiscutible. Y pretender que la homosexualidad no sea algo
problemático, sino solamente el hacer « lobbying », es una falacia
notoria que contribuye a trivializar la homosexualidad y a volverla aceptable.
Por
último, es menester afirmar que, contrariamente a lo que sostiene Francisco,
ningún lobby es intrínsecamente perverso. Efectivamente, dado que un lobby es
« un colectivo que realiza acciones
dirigidas a influir ante la administración pública para promover decisiones
favorables a los intereses de ese sector concreto de la sociedad » (Wikipedia), un lobby será bueno en la
medida en que combata por causas justas y será malo cuando lo haga por causas
inicuas. Para dar un ejemplo, las acciones conducidas por los grupos feministas
en favor del aborto son reprobables, mientras que las realizadas por los grupos
pro-vida en su lucha contra la legalización de dicho crimen son encomiables.
Todas
estas declaraciones de Francisco se ven particularmente agravadas por el
contexto internacional en el que se producen, a saber, en medio de una violenta
batalla cultural entre partidarios y opositores del « matrimonio »
homosexual, el cual se extiende como reguero de pólvora a escala planetaria.
Resulta difícil atribuirlas solamente a eventuales imprecisiones de lenguaje,
así como tampoco parece posible negar la complicidad objetiva de sus palabras
con los propósitos manifiestos del lobby « gay »: la normalización de
la homosexualidad y la legitimación de sus insostenibles reivindicaciones
sociales.
Esas
declaraciones han sembrado confusión entre los católicos y han favorecido
objetivamente a los enemigos de Dios, quienes combaten encarnizadamente para
que se acepten los supuestos « derechos » de los homosexuales en el
interior de la Iglesia y en la sociedad civil. Prueba irrefutable de ello es
que la más influyente publicación de la comunidad LGBT de los Estados Unidos, The
Advocate, eligió a Francisco como la « Persona del año 2013 », deshaciéndose en alabanzas hacia él
por su actitud de apertura y de tolerancia hacia los homosexuales.
He aquí,
a modo de ilustración, tres casos que permiten tomar conciencia de la gravedad
del contexto en el cual se sitúan esas desafortunadas declaraciones. Ellas se
produjeron apenas dos meses después de que el cardenal Angelo Bagnasco,
presidente de la Conferencia Episcopal
Italiana, celebrara en Génova las exequias de Don Gallo, famoso sacerdote
comunista y anarquista, adepto al aborto e incondicional de la causa
homosexual, durante las cuales hizo un panegírico suyo y autorizó que dos
transexuales hicieran la apología de la ideología LGBT en la lectura de la « plegaria universal », durante
la cual agradecieron al clérigo apóstata por haberlos ayudado a « sentirse creaturas trans-gender (sic) deseadas y amadas por Dios », y a
los que distribuyó luego la comunión, profanando así las santas especies
eucarísticas, escandalizando gravemente a los fieles y sembrando la confusión
en las almas.
Más inquietante todavía: no hubo ninguna reacción oficial del Vaticano
reprobando los hechos. Corresponde destacar que Don Gallo ejercía su
« ministerio pastoral » con total impunidad, sin jamás haber sido
importunado ni sancionado por la jerarquía eclesiástica. Y cabe añadir que los
funerales fueron oficiales, celebrados con gran pompa, nada menos que por la
figura más destacada del episcopado italiano, con homilía ditirámbica incluida.
Otro
hecho sintomático, seleccionado entre muchos otros: la Universidad Pontifical San Francisco Javier de Bogotá, en Colombia,
fundada y dirigida por jesuitas, desde hace doce años organiza anualmente un
« Ciclo Académico Rosa »,
que fomenta desembozadamente el estilo de vida « gay ». En 2013, por
primera vez, iba a tener lugar en los locales de la universidad, del 28 al 30
de agosto. Eso provocó una importante reacción de laicos escandalizados
quienes, gracias a un accionar digno de un auténtico « lobby » católico,
forzaron la universidad a buscar otro sitio para organizar su inmundo coloquio
de degenerados. Huelga decir que no se registró sanción alguna hacia los
organizadores del infame evento de parte de las autoridades universitarias.
Algo que va de suyo, en la era del culto al « diálogo » con el error
y en tiempos de exaltación del « pluralismo » ideológico… Y esta
impunidad dura desde hace ya doce largos años. Ninguna sanción tampoco por el
lado de la Conferencia Episcopal
Colombiana. Ni falta hace precisar el silencio absoluto del Vaticano.
Cabe
destacar la reacción del director de la universidad, el Padre Joaquín Emilio
Sánchez: ella fue inmediata y sumamente edificante. En efecto, en un áspero
comunicado de prensa dirigido a la « comunidad educativa », hizo
constar su indignación ante la « violación
de la legítima autonomía universitaria », declaró que « ninguna discriminación sería tolerada »
y advirtió amenazante a sus adversarios: « Actualmente efectuamos las gestiones necesarias ante las instancias
competentes para que una situación tan irregular y dolorosa como la que vivimos
con motivo del ‘‘Ciclo Rosa’’ no se repita nunca más. »
Por su
lado, el Padre Carlos Novoa, antiguo rector de la universidad, profesor titular
de teología moral y titular de un doctorado en « ética sexual »,
promotor desvergonzado del aborto, sostuvo que la medida « testimonia de un retorno de la Inquisición
en un sector de la Iglesia católica y es la resultante de grupos obscurantistas
y fanáticos. » Su pública posición contraria a la enseñanza del
magisterio eclesial no le ha acarreado ninguna sanción de parte de la jerarquía
de su país y menos aun de las autoridades de la citada universidad
« pontificia ». Este edificante sacerdote continúa ejerciendo afanosamente
su « ministerio pastoral » y dispensando con ahínco su
« enseñanza universitaria » a estudiantes que, imaginando recibir una
instrucción católica, son objeto de una perversión sistemática de sus
inteligencias.
Tercer y
último ejemplo: el de la Universidad
Católica de Córdoba, en Argentina, que también está dirigida por jesuitas.
En una entrevista publicada el 12 de agosto de 2013 a quien es su rector desde
2005, el Padre Rafael Velasco, gran especialista en « Derechos Humanos », en medio de una letanía de sentencias
heterodoxas, nos hizo el honor de participarnos su profunda visión
teológica:
« Si la Iglesia quiere ser un signo del hecho
que Dios está cerca de todos, lo que debe hacer, antes que nada, es no excluir
a nadie. Debe encarar reformas muy importantes: los divorciados tienen que ser
admitidos a la comunión, los homosexuales, cuando viven de manera estable con
sus compañeros, también deberían poder comulgar. Decimos que la mujer es
importante, pero la excluimos del ministerio sacerdotal. Esos son signos que
serían más comprensibles. »
Estos tres casos que he citado,
tomados de un interminable listado de situaciones similares, ilustran
acabadamente el progreso continuo, consentido y alentado, de la ideología
homosexualista y de la « teoría de género » en el interior de la
Iglesia. Y es justamente en ese contexto alarmante de avance permanente e
incontenible de las ideas LGBT, tanto
en la sociedad civil como en el seno del clero, que se inscriben esas palabras
inauditas de Francisco en una conferencia de prensa internacional en pleno
vuelo, a modo de broche de oro de las archimediáticas JMJ de Río de Janeiro: « ¿Quién soy yo para juzgar a una persona ‘‘gay’’ ? »
Francamente, debo admitir que esto se asemeja a un mal sueño, a una pesadilla
indescriptible de la cual desearía despertarme cuanto antes…
Para más
información:
“Diez años con Francisco”
https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM
Novedad
editorial:
“Apostasía vaticana”
https://gloria.tv/post/7ynAG7ZfxBvK1MBD4MqN3aMxn
[1] Publicado acá: “El Vaticano
bendice la sodomía”: https://gloria.tv/post/BgvkYWfSKY3n4NRxHpivtTcpq
[2] https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2023-12/declaracion-doctrinal-se-abre-a-endiciones-para-las-parejas.html -
“Comunicado de prensa del Superior General de la FSSPX sobre la
declaración Fiducia Supplicans”: https://gloria.tv/post/MF8PnBaR4FPC3A8nhkMFCqKDo - “El Vaticano bendice las uniones
contranatura”: https://gloria.tv/post/FZay6BtKRY9R6zZ4feajLD73V
[3] “Diez años con Francisco”: https://gloria.tv/post/UEqqVjZCCVLQ6g89ps67irXSM
[4] “Crisis de la Iglesia y punto de
no retorno”: https://gloria.tv/post/PfSfqK47y4GD1BSRMsbgyP719 - “El Concilio Vaticano II inició
la Pasión de la Iglesia”: https://gloria.tv/post/h9BNFYZP1fZX3ch72xV8np9nd
[5] Publicado acá: https://gloria.tv/post/nqyayAVXeZTu2VqT3V4GXZ37q
[6] https://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/inauguraron-en-neuquen-primer-barrio-trans-del-mundo-y-por-iniciativa-de-una-monja
[7] https://www.vidanuevadigital.com/2020/08/17/el-papa-francisco-respalda-a-la-monja-argentina-que-rescata-a-las-transexuales/
[9] “Me siento mujer, ¿Dios me
va a castigar?”, le preguntó un docente de 23 años a la hermana. Mónica
respondió: “Dios no te va a castigar. Dios busca nuestra felicidad, Dios no nos
creó infelices y si vos no sos feliz así, sé lo que quieras ser”. - https://www.buzzfeed.com/lucasfauno/la-hermana-monica
[10] Declaración del 31 de mayo de
2019: https://adelantelafe.com/declaracion-de-las-verdades-relacionadas-con-algunos-de-los-errores-mas-comunes-en-la-vida-de-la-iglesia-de-nuestro-tiempo/
[11] https://elpais.com/internacional/2018/05/19/actualidad/1526687428_156217.html https://novusordowatch.org/2018/05/francis-tells-homosexual-god-made-you-like-that/
[12] Tomado de un artículo publicado el
15/08/2016.
[13] Eso fue lo que dijo Francisco a
Juan Carlos Cruz, un laico chileno que fue objeto de abusos por parte de un
sacerdote. Lo dicho por Bergoglio no sólo es algo totalmente falso, sino
eminentemente blasfematorio, pues constituye a Dios como causa del pecado de
sodomía.
https://elpais.com/internacional/2018/05/19/actualidad/1526687428_156217.html https://novusordowatch.org/2018/05/francis-tells-homosexual-god-made-you-like-that/
[16] https://intuajustitia.blogspot.com.ar/2014/05/vatican-two-days-ago-salesians-of-don.html - http://www.ncsanjuanbautista.com.ar/2014/05/cuando-la-maldad-se-disfraza-de.html
[17] https://www.youtube.com/watch?v=2_igxE9f8Oo -
http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1351258?sp=y - http://www.traditioninaction.org/RevolutionPhotos/A621-Trans.htm
[19] https://www.theguardian.com/world/2015/oct/02/pope-francis-kim-davis-audience-gay-student:
« The Vatican has confirmed that the only “real audience” Pope Francis had
while he was in Washington last month was with a gay former student and his
longtime partner -a day before the pontiff met Kim Davis, the Kentucky clerk
who was jailed for refusing to grant same sex couples marriage licenses for
religious reasons. On Friday, the Vatican sought to distance itself from Davis,
saying in a statement that her encounter with the pope did not represent an
endorsement of her opinions or actions. »
[21] La mundialmente famosa
organización criminal que promueve la fornicación, la contracepción y el aborto
como estilo de vida: « El aborto es
seguro y legal. Conocer más acerca de las opciones y métodos existentes para
realizarte un aborto probablemente te ayude a decidir si ésta es la opción
adecuada para ti. […] Planned Parenthood trabaja con organizaciones asociadas
en todo el mundo para mejorar la salud y el bienestar sexual de personas y
familias de todo el planeta. » https://www.plannedparenthood.org/esp
[22] La pregunta que me viene a la
mente es la de saber si algún día Francisco se atreverá a exigir a Dios mismo
que pida disculpas por haber destruido Sodoma y Gomorra… « En cuanto a los ángeles que no supieron conservar su
preeminencia y abandonaron su propia morada, el Señor los tiene encadenados
eternamente en las tinieblas para el Juicio del gran Día. También Sodoma y
Gomorra y las ciudades vecinas, que se prostituyeron de un modo semejante a
ellos, dejándose arrastrar por relaciones contrarias a la naturaleza, han
quedado como ejemplo, sometidas a la pena de un fuego eterno. » (Judas
6-7)