Comentarios
a una esquela del amigo Marcelo Grecco, remitida al blog “Nacionalismo Católico
San Juan Bautista”, con ocasión de que dicho blog publicara mi nota “Bergoglio,
la abuela, los protestantes y el padre Julio Meinvielle”.
Muy
querido Marcelo:
Gracias por tus recuerdos que bien
completan los míos. Es cierto lo que dices, de que Bergoglio pudo haber sentido
la presión de su predecesor y que ello posiblemente lo haya decidido a
asistir al homenaje a Meinvielle. Y es
cierto asimismo que, excepto cuando leyó un fragmento de los vibrantes versos
del padre Néstor Sato, el resto de su homilía procuró ser anodina y
circunstancial. Tengo presente la rabieta que tal conducta le causo al
inolvidable Humberto Reale, y que con temple de caballero prefirió ofrecer como
sacrificio, sin reaccionar.
Las coacciones al párroco, que traes a
la memoria, fueron ciertas. No sólo lo fastidiaba a Bergoglio que se difundiera
el opúsculo “Una antorcha encendida”,al que aludes, sino que algunos
sobrevivientes meinvielleanos de “La Salud”, leyeran el Boletín “En Versailles”
o el notable libro de Fabián González Arbas, “Los scouts de Meinvielle”.
Mentas a Outeda Blanco y es bueno su
testimonio al respecto. Si se atreviera(que no parece ser su fuerte), podría
darnos más detalles de las veces en las cuales –en los muchos diálogos privados
que tuvo con Bergoglio- éste habló pestes de los judíos, de los que ahora se ha
convertido en un vergonzante lambebotas. Algún día yo contaré algo similar
sucedido en los pasillos de la parroquia Nuestra Señora de Luján de los Patriotas, en el barrio de Mataderos, con los padres Isidro y Jon Gárate como interlocutores. Fue en 1991,
con ocasión de la confirmación de mi hijo, alumno del colegio parroquial y a
quien él confirmó.
Dos años después, el 26 de marzo de 1993,
falleció el hermano sacerdote del padre Isidro y Vicario de la precitada
parroquia, el padre Jon Gárate, Capellán de la Policía Federal, y hombre
absoluta y rubicundamente “propia tropa”(Hay una semblanza mía en el n° 27 de
Gladius, 15-8-1993, p. 167 y ss). Bergoglio presidió la solemne misa
concelebrada, de cuerpo presente. Estaba la parroquia de bote en bote. El padre
Isidro, su hermano párroco, me pidió que lo despidiera en nombre de sus amigos
y camaradas de lucha. Eso hice y a fuer de ser franco, a la par de encomiar al
ilustre difunto y de resaltar sus enfrentamientos –aún físicos- con los zurdos
que quisieron intimidarlo, pegué merecidos palos a los obispos que lo habían
perseguido por ser católico y nacionalista.
Al terminar la Santa Misa –y tras
despedir joseantonianamente al querido padre Jon- varios vinieron a felicitarme
por mis palabras. Recuerdo a dos. A Monseñor Bergoglio que me agradeció
efusivamente que los laicos fustigaran públicamente a los obispos y los
obligaran a ser mejores. Y al General Videla –que entonces estaba en libertad-
y que me estaba particularmente agradecido, según me manifestó, por haber
recordado en mis palabras el carácter de guerra justa que tuvo la lucha de las
Fuerzas Armadas y de Seguridad contra el marxismo. Los dos estaban en la misma
fila, en el mismo templo, en el mismo homenaje.
Sobre la famosa quema de la carpa a los
herejes, Bergoglio lo cuenta como un episodio despreciable de un cura
fanático, que aún no había descubierto
las bondades de ser protestante, pachamámico, maricón y cobarde. En rigor, fue
un acto de legítima defensa, ante las provocaciones y las amenazas constantes
de esos infelices que, cuando colocaron adrede la carpa al lado de la
parroquia, para molestar a los feligreses, no sabían que el párroco era un
soldado de Cristo Rey.
Fue famoso el diálogo entre el
Comisario que vino a averiguar por lo
sucedido, y el padre Julio. Averigüe bien,
le dijo el cura, parece que el fuego no
vino de abajo sino de Arriba...
O tempora en que se creía en los
castigos divinos. Y los curas no predicaban la sinodalidad sino la obligación
de vivir y de morir por Dios y por la Patria.
Antonio
Caponnetto
Buenos Aires, 14-3-2023.
Estimado Profesor: Maravillosa definición de la Iglesia actual. Protestante, pachamámica,maricona y cobarde
ResponderBorrarDios lo bendiga.
Es que si la Iglesia actual no fuera así, no existiría, pero los rígidos no lo entienden.
BorrarNo hay cristianismo "flexible"
BorrarSi hay, el de Francisco.
BorrarEstimado Profesor: Maravillosa definición de la Iglesia actual. Protestante, pachamámica, maricona y cobarde. Dios lo bendiga.
ResponderBorrarGracias Antonio por su siempre certera palabra y mantener la memoria. El padre Julio como muchos pastores de su tiempo tenian el celo por las almas que salvo excepciones casi siempre de presbíteros, hoy no se encuentra. Abrazo en Cristo Rey.
ResponderBorrarExcelente relato y documento probatorio de quien hoy ocupa la Silla de Pedro. Gracias Profesor Caponnetto.
ResponderBorrarHistorias de otra época donde la gente todavía creía en algo. Aunque Bergoglio era un adelantado ya que seguramente entonces no creía en nada.
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